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ROJO
de los Ecosistemas
Terrestres
de Venezuela
U N A P R O D U C C I O N C O N J U N TA D E :
Provita, Compaas Shell en Venezuela y Lenovo Venezuela,
en el marco de la Ley Orgnica de Ciencia, Tecnologa
e Innovacin (LOCTI)
C O N L A C O L A B O R AC I N D E :
RIF: J-00110574-3
Equipo de trabajo:
Ana Luca Dvalos
Bibiana Sucre
Carlos Portillo-Quintero
Diego Giraldo Hernndez
Fabin Carrasquel
Franklin Rojas-Surez
Giuseppe Colonnello
Irene Zager
Jon Paul Rodrguez
Kathryn M. Rodrguez-Clark
Mara A. Oliveira-Miranda
Mara Idal Tachack-Garca
Mariana Hernndez-Montilla
Marianne Assmssen
Otto Huber
Pablo Lacabana
Rosa De Oliveira-Miranda
Sergio Zambrano-Martnez
Fotgrafas:
Alexis Bermdez
Ana Luca Dvalos
Andreas Grger
ngela Martino
Csar Molina
Christian Ceccarelli Navarro
David Southall
Fernando Rojas-Runjaic
Franklin Rojas-Surez
Gilson Rivas
Giuseppe Colonnello
Gustavo Romero
Jos Antonio Gonzlez-Carcaca
Karl Weidmann ()
Kenyer Domnguez
Laurie Fajardo
Leonardo Ruz-Daz
Luca Pizzani
Mara Gabriela Montiel-Villalobos
Mara Jos Chvez
Mariana Hernndez-Montilla
Mario Farias
Natalia Ceballos
Oscar Lasso-Alcal
Otto Huber
Pedro Uviedo
Rebecca Miller
Roderic Mast
Rodrigo Lazo
Romn Rangel ()
Rosa De Oliveira-Miranda
Sergio Zambrano-Martnez
Susanne Renner
Thea Segall ()
Coordinacin:
Jeanette Rojas Surez (Provita)
Jaime Mazzei (Shell Venezuela, S.A.)
Derechos Reservados
Cita recomendada:
De la edicin:
PROVITA Caracas (Venezuela)
Diseo Grfico:
Chvez & Lpez Diseo Grfico, C.A.
chavezylopez@gmail.com
De las figuras:
Los autores
Correccin:
Cristina Raffalli
Jeanette Rojas Surez
De las fotografas:
Los autores
Elaboracin de figuras:
Sergio Zambrano-Martnez
Mara A. Oliveira-Miranda
Portada:
Parque Nacional Mochima y Parque Nacional
Canaima. Romn Rangel ()
Contraportada:
Morichal llanero. Rebecca Miller
Bucare, Parque Nacional El vila. David Southall
PROVITA
RIF: J-00247777-6
Shell Venezuela, S.A.
RIF: J-00092492-9
LENOVO
RIF: J-31324999-8
Impresin:
La Galaxia (Venezuela)
Tiraje: 1.200 ejemplares
Libro
ROJO
de los Ecosistemas
Terrestres
de Venezuela
Provita
Franklin Rojas-Surez
Presidente
Marcelo Arancibia
Vicepresidente
Armando Hernndez
Csar Molina
Cristina Raffalli
Isaac Goldstein
Jon Paul Rodrguez
Directivos de Junta
Durante el Congreso Mundial de Conservacin del ao 2000 celebrado en Jordania, el siempre amigo y Directivo de
Provita, Armando Hernndez, nos preguntaba a Jon Paul y a m, porqu no desarrollbamos un libro rojo de los ambientes
venezolanos, como una consecuencia natural de los libros rojos de fauna y flora. A medida que las ideas fueron emergiendo,
la propuesta se hizo cada vez ms concreta y su pertinencia ms evidente.
Si bien reconocamos la importancia de cuantificar el riesgo de extincin de especies individuales, siempre estuvo
presente la certeza de que sta es apenas una de las formas en que se expresa el estatus de la biodiversidad. La rapidez que
caracteriza a la destruccin de la cual son objeto las especies, haba de impulsarnos hacia la bsqueda de alternativas en un
nivel de organizacin superior: el ecosistema.
Los avances tecnolgicos asociados a sistemas de informacin geogrfica y sensores remotos, nos brindaban
adems una valiosa oportunidad, ya que mediante estos recursos sera posible el acceso a informacin imprescindible para
emprender una tarea de esta magnitud.
Provita asumi el reto. Contbamos, para ello, con una vasta experiencia en elaboracin de listas rojas de especies,
la cual, sumada a iniciativas previas de clasificacin de ecosistemas amenazados, nos permiti generar una propuesta inicial.
Se trataba, en primer lugar, de crear un sistema de categoras y criterios para las listas rojas de ecosistemas, y en segundo
lugar, de aplicar dicho rgimen al caso venezolano. Claro est que en el camino aparecieron varios escollos: la existencia o
no de una escala ideal de aplicacin de las categoras, la correcta eleccin de los trminos ambiente y ecosistema, si las
formaciones vegetales ofrecan una alternativa viable y si era posible comparar anlisis realizados en diferentes momentos y
localidades, entre muchas otras discusiones.
Definitivamente no se trataba de un reto sencillo, pero a medida que el proyecto evolucionaba, se reafirmaba la
certeza de que era una accin necesaria y prioritaria. As, al impulso inicial de Provita se sumaron la Fundacin Empresas
Polar y el Fondo Nacional para la Ciencia, Tecnologa e Innovacin, del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnologa
e Industrias Intermedias. Con el pasar de los aos, se incorporaron tambin la Unin Internacional para la Conservacin de
la Naturaleza y sus comisiones de Manejo Ecosistmico y de Sobrevivencia de Especies, el Centro de Ecologa del Instituto
Venezolano de Investigaciones Cientficas, Lenovo (Venezuela) y las Compaas Shell en Venezuela.
Han sido 10 aos de apasionantes discusiones e investigaciones. Gracias a la tenacidad de los investigadores y a la
confianza de las instituciones aliadas, hoy tenemos en las manos el Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres de Venezuela.
Al igual que la fauna y la flora amenazadas, los ecosistemas tambin tienen un rostro. Me refiero, por ejemplo, a la
devastacin de los bosques del lago de Maracaibo, hbitat de chicagires y manates. Al grave deterioro de los ecosistemas
del cerro Turimiquire, donde sobreviven con dificultad algunas de las ms fascinantes especies endmicas de Venezuela. A
las zonas ridas de la costa venezolana, frecuentemente ignoradas, y a las islas donde especies adaptadas a condiciones
ambientales extremas, aguardan por las medidas de conservacin que necesitan para sobrevivir.
Es preciso sealar que el trmino extincin, que se confiere a especies de flora y fauna, no califica a los ecosistemas,
ya que aun cuando estos hayan sido severamente modificados, se observa en ellos la persistencia de vestigios biolgicos de
su pasado. Se habla, s, de eliminacin, en referencia a un ecosistema que ha perdido sus especies animales y vegetales,
y otros atributos ecolgicos. La extincin de especies y la eliminacin de ecosistemas tienen consecuencias directas sobre
el bienestar humano. Es en la naturaleza, en sus comunidades vegetales y animales, donde se guarda la cura para muchas
de las enfermedades an no superadas por la humanidad. Es en el planeta donde yacen materias an no identificadas y
otras vastamente conocidas, que utilizadas por la industria se convierten en tecnologa para el desarrollo y en calidad de
vida para la gente. El aire que respiramos, los alimentos que nutren a nuestras familias, los paisajes que nos rodean, es slo
un prstamo que hemos tomado y es nuestra responsabilidad. Si dejramos que se perdiera, estaramos despojando de su
principal patrimonio a las generaciones que nos siguen.
Esperamos que este nuevo Libro Rojo logre movilizar a los tomadores de decisiones, hacia la necesidad urgente
de implementar medidas efectivas de conservacin. Deseamos que sirva de inspiracin para impulsar a la empresa privada
a asumir su responsabilidad con el ambiente de donde obtienen sus recursos. Que estimule a los investigadores a continuar
generando los datos necesarios para garantizar que las acciones estn basadas en ciencia. Y muy especialmente, que
contribuya a despertar la conciencia de cada uno de los venezolanos, para que hagan de la conservacin de la naturaleza una
actividad habitual y espontnea.
Franklin Rojas-Surez
Presidente de Provita
La presentacin del Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres de Venezuela constituye un motivo de orgullo
para las Compaas Shell en Venezuela, que desde hace ms de cinco aos apoyan los esfuerzos de conservacin
para favorecer la sobrevivencia de especies y ecosistemas terrestres en peligro, a travs de la Iniciativa Especies
Amenazadas (IEA).
Con esta obra, la primera en su tipo a escala mundial, una vez ms las Compaas Shell en Venezuela en
alianza con Provita y Lenovo Venezuela, en el marco de la legislacin en Ciencia, Tecnologa e Innovacin, componente
estratgico del desarrollo a largo plazo del pas, queremos difundir a travs de descripciones cientficas sencillas,
acompaadas por magnficas fotografas, mapas y diseos armoniosos, los estudios realizados por investigadores
de los ecosistemas terrestres de nuestro pas. El mejor momento para hacerlo es precisamente 2010, Ao Mundial
de la Biodiversidad.
Nuestro propsito fundamental es divulgar informacin cientfica y estratgica acerca del estado de los
ecosistemas terrestres de la nacin, como los Andes, los Llanos, la Guayana, la cordillera de la Costa, entre otras
biorregiones, y brindar recomendaciones para evitar que se siga deteriorando y afectando el entorno natural que nos
rodea, sugiriendo medidas para su conservacin y defensa, en medio de la preocupacin que nos causan los efectos
del cambio climtico en el planeta.
Esperamos que disfruten la lectura de esta obra y que sus acciones individuales y de equipo, contribuyan a
frenar la amenaza de extincin que se cierne sobre los ecosistemas y especies venezolanas; y algo imprescindible,
que se constituya en un aporte efectivo para mejorar la calidad de vida de quienes somos habitantes de Venezuela,
uno de los pases con la mayor biodiversidad del mundo.
Como en anteriores oportunidades cuando editamos en conjunto el Libro Rojo de la Fauna Venezolana y
la obra Una Mano a la Naturaleza, agradecemos a los equipos de Provita, de Lenovo Venezuela, de Chvez y Lpez
Diseo Grfico y de las Compaas Shell en Venezuela, por hacer realidad este proyecto, producto de la dedicacin,
el profesionalismo y el inquebrantable compromiso con la sociedad y el ambiente.
Luis Prado
Presidente de las Compaas Shell en Venezuela
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Lenovo Venezuela
Alberto Paiva
Presidente & Director Ejecutivo
Anabel Fernndez nsua
Directora
Ricardo Gil Merin
Director
Lorenzo Rubin
Director
Rita Di Ilio
Directora
Valentina Contreras
Directora
Carlos Brown
Gerente de Operaciones
Mara de los ngeles Ortiz
Coordinadora de Mercadeo
y Comunicaciones
Alberto Paiva
Presidente de Lenovo Venezuela
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A G RADECIMIE N TOS
En memoria de Karl Weidmann, Romn Rangel y Thea Segall, tres grandes amigos de Provita,
gigantes artistas y excepcionales seres humanos, que con gran pasin dedicaron su vida a
obtener las ms hermosas y sublimes imgenes de los paisajes y ambientes venezolanos.
Con la esperanza, an pendiente, de que tanta belleza y tanto bosque germine en nuestra
alma y despierte la necesidad de salvar al mayor patrimonio que tenemos los venezolanos.
Innegablemente, el Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres de Venezuela es el mayor reto que Provita ha enfrentado
en su bsqueda de herramientas innovadoras para la conservacin de la naturaleza. Si bien es casi un lugar comn iniciar los
agradecimientos mencionando que esta publicacin no habra sido posible sin la participacin de muchos talentos, en este
caso es una verdad absoluta e incuestionable. Un proyecto de estas dimensiones y ambiciones, fue posible porque muchos
creyeron en l, y porque muchos ms aportaron sus talentos y esfuerzos para que se convirtiera en una realidad.
Nuestro primer agradecimiento es para los investigadores que a lo largo de la ltima dcada participaron directamente
en los proyectos que sirven de base a la presente publicacin. De igual manera agradecemos a los autores que se unieron
al trabajo con entusiasmo y aplicaron las categoras y criterios a sus reas de estudio. Su participacin complementa en
forma especial al Libro Rojo, al cual han legado su aplicacin a diferentes escalas y el uso efectivo de diversas metodologas.
En especial reconocemos como un honor y un privilegio el haber contado con la participacin del Dr. Otto Huber, uno de los
cientficos que ms conoce este pas y sus ambientes. Tambin imprescindible fue la colaboracin, apoyo y asesora de Hugh
Eva del Joint Research Centre de la Comisin Europea; de Rodrigo Lazo, asesor de Sistemas de Informacin Geogrfica, y
del Centro de Procesamiento y Digitalizacin de Imgenes de la Fundacin del Instituto de Ingeniera, quienes donaron las
imgenes del satlite SPOT.
El talento y las ideas de los investigadores se hacen realidad gracias al generoso aporte y la colaboracin de empresas
e instituciones comprometidas con las generaciones venideras, ante la responsabilidad de legarles un mejor pas, libre de
deudas con su patrimonio ambiental y social. El financiamiento y apoyo de las investigaciones bases fue generosamente
provisto por el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnologa (FONACIT), Fundacin Empresas Polar, Fundacin Instituto Botnico
de Venezuela Dr. Tobias Lasser, Conservacin Internacional, Centro Internacional de Ecologa Tropical (CIET-UNESCO), Joint
Research Centre, The Nature Conservancy y Wildlife Trust. Por su parte, la Unin Internacional para la Conservacin de la
Naturaleza (UICN) y sus comisiones de Supervivencia de Especies y Manejo Ecosistmico, ofrecieron su plataforma tcnica y
cientfica para la discusin y anlisis de un sistema de categoras y criterios para la lista roja de ecosistemas a escala global,
con la participacin activa de los especialistas ms destacados del mundo.
Las Compaas Shell en Venezuela y Lenovo (Venezuela) aportaron los fondos para la investigacin final y la
publicacin del libro, en el marco de la Ley Orgnica de Ciencia, Tecnologa e Innovacin (LOCTI). La colaboracin de Jess LealLobo y Jaime Mazzei, fue esencial en todo momento. El apoyo y entusiasmo de Luis Prado, Presidente de las Compaas Shell
en Venezuela, fue un estmulo adicional para concretar esta iniciativa.
En cuanto al diseo grfico, hemos tenido la suerte de contar nuevamente con el talento del equipo de Chvez
& Lpez Diseo Grfico, quienes en esta oportunidad tuvieron que realizar un esfuerzo mayor en virtud de la complejidad
de la informacin y de la obra. Los amigos de La Galera de Artes Grficas demostraron el entusiasmo y la comprensin
imprescindibles para lograr una impresin impecable y de gran belleza. Las fotografas fueron gentilmente cedidas por los
autores de los captulos y otras colaboraciones.
De la coordinacin editorial, en representacin de las Compaas Shell en Venezuela, asumi la responsabilidad
Jaime Mazzei. Por Lenovo (Venezuela) Mara de los ngeles Ortiz, y en representacin de Provita, Jeanette Rojas Surez, quien
trabaj en la correccin de textos y estilo junto a Cristina Raffalli.
Por ltimo, un especial agradecimiento a la Directiva y al equipo que hace vivir a Provita, siempre presente en las
carreras y sobresaltos que hoy hacen posible que el Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres de Venezuela sea una realidad.
A todos, nuestra eterna gratitud.
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CO N TE N IDO
A modo de introduccin
II
III
IV
VI
Anexos
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A MODO DE INTRODUCCION
La crisis global de prdida de biodiversidad exige el desarrollo de tcnicas, tanto de investigacin como de
planificacin, que permitan la identificacin de especies y ambientes prioritarios para la conservacin (Dinerstein et al.
1995, Miller & Lanou 1995, Myers et al. 2000, Boyla & Estrada 2005, Wilson et al. 2009, Funk & Fa 2010). El Convenio sobre
la Diversidad Biolgica, ratificado por el gobierno venezolano en 1994, establece que cada nacin proceder, mediante
muestreo y otras tcnicas, al seguimiento de los componentes de la diversidad () prestando especial atencin a los que
requieran la adopcin de medidas urgentes de conservacin (CDB 1992).
Entre las herramientas ms efectivas para determinar la situacin de conservacin de la biodiversidad estn los
llamados Libros y Listas Rojas, una serie de catlogos de especies amenazadas del mundo, donde se resume la situacin
actual de cada una y se le asigna una categora que refleja su riesgo de extincin. Las categoras de los libros rojos fueron
usadas por primera vez a mediados de los aos sesenta y desde entonces se han aplicado a las especies amenazadas no
slo en un mbito global, sino tambin en numerosos pases y regiones (Scott et al. 1987, Collar 1996, Smith & Darwall 2006,
Rodrguez & Rojas-Surez 2008, Zamin et al. 2010).
Los Libros y Listas Rojas son una iniciativa que hace ms de 40 aos se origin en la Unin Internacional para la
Conservacin de la Naturaleza (UICN). La asignacin de categoras de riesgo de extincin est fundamentada en un conjunto
de criterios cuantitativos, mediante los cuales un evaluador puede clasificar cualquier especie o poblacin de plantas o
animales de manera objetiva, repetible y transparente (UICN 2001, Mace et al. 2008).
Sin embargo, el enfoque en el nivel de especies presenta varias limitaciones. Primero, brinda una visin restringida
sobre el estatus de la biodiversidad, ya que las especies individuales pueden estar ms o menos amenazadas que los
hbitats que utilizan (Bodmer & Robinson 2004, Brashares et al. 2004, Blom et al. 2005, Nijman 2005). Segundo, dada la
elevada tasa de prdida de biodiversidad actual, es posible que las evaluaciones de especies individuales no se realicen a
la misma velocidad con que suceden los cambios globales (May et al. 1995, Baillie et al. 2004, Vi et al. 2009). Tercero, los
anlisis individuales frecuentemente requieren informacin detallada de distribucin y abundancia que no est disponible
para la gran mayora de las especies (Stuart et al. 2010). Finalmente, el enfoque en el nivel de especies no se traduce
necesariamente en estrategias de conservacin en el nivel de paisaje, que podran resultar ms eficientes y efectivas, en
especial en las regiones del mundo para las cuales los datos son escasos (Noss 1996, Ward et al. 1999, Ferrier 2002, Cowling
et al. 2004).
Para superar estas limitaciones, una alternativa es establecer criterios de conservacin en un nivel biolgico
superior, como el de los ecosistemas, que podra complementar las evaluaciones de riesgo de especies, o proveer una
alternativa til cuando slo se dispone de datos en el nivel de paisaje. As mismo, las evaluaciones en el nivel de ecosistema,
en principio, requeriran menor tiempo de anlisis, permitiendo la implementacin de estrategias de conservacin
preventivas en lugar de medidas correctivas (como la restauracin), las cuales suelen ser mucho ms costosas (Orians
1993, Scott et al. 1993, Noss 1996).
Durante las ltimas dcadas, alrededor del mundo se han realizado diferentes propuestas para la clasificacin del
riesgo de eliminacin de ecosistemas (Nicholson et al. 2009). Destacan las ecorregiones prioritarias del Fondo Mundial para
la Naturaleza, los puntos calientes y reas silvestres promovidas por Conservacin Internacional, el enfoque en reas
de conservacin funcionales y en los rangos de estatus de conservacin de NatureServe y The Nature Conservancy, el
esfuerzo conjunto de TNC-WWF para cuantificar el nivel de amenaza a los biomas del mundo, la propuesta de Blab y otros
autores para un libro rojo nacional de biotopos en Alemania, y ms recientemente, el trabajo en menor escala pero muy
detallado, realizado por Benson y sus colaboradores en New South Wales, Australia (Dinerstein et al. 1995, Blab et al. 1995,
Mittermeier et al. 1998, TNC 2001, Olson & Dinerstein 2002, Hoekstra et al. 2005, Benson 2006, Benson et al. 2006, Master
et al. 2009).
Si bien estos esfuerzos representan avances importantes, todos comparten una limitacin similar (que
originalmente tambin presentaran las categoras de UICN hace dos dcadas) y esta limitacin es que entre los criterios
se incluyen factores que a pesar de ser importantes para establecer prioridades, no son directamente relevantes para la
cuantificacin del riesgo, como por ejemplo, el grado de proteccin legal o la importancia biolgica (Mace & Lande 1991,
Dinerstein et al. 1995, Mittermeier et al. 1998).
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En respuesta a esta situacin, el equipo de PROVITA, que haba trabajado en los libros rojos de
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Venezuela desde la dcada de los noventa, se propuso como meta disear un sistema de criterios y categoras
para ecosistemas que se enfocara slo en el riesgo de eliminacin (Rodrguez & Rojas-Surez 1995, Rodrguez &
Rojas-Surez 1999, Llamozas et al. 2003, Rodrguez & Rojas-Surez 2008). Este sistema, expresado en funcin
de los cambios observados o proyectados en una extensin geogrfica, permitira una interpretacin ms clara
de la probabilidad de que un ensamblaje biolgico particular pudiera desaparecer. Luego de haber determinado
este riesgo en un contexto cientfico, correspondera tomar la decisin de invertir o no los limitados recursos de
conservacin en algn ecosistema amenazado en particular, lo cual se decidira con la participacin amplia de
la sociedad, considerando factores biolgicos, sociales, econmicos, legales, logsticos o culturales (UICN 2001,
Miller et al. 2006, Miller et al. 2007, Rodrguez & Rojas-Surez 2008).
Esta propuesta tuvo inmediato respaldo por parte del Programa de Apoyo a la Investigacin Cientfica,
Tecnolgica y de Innovacin (Agenda Biodiversidad II) promovido por FONACIT (actual Fondo Nacional para la
Ciencia, Tecnologa e Innovacin, adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnologa e Industrias
Intermedias) y Fundacin Polar (actual Fundacin Empresas Polar).
El proyecto Diseo y aplicacin de mtodos cuantitativos para estimar el riesgo de amenaza de
los hbitats terrestres de la zona centro-norte de Venezuela, tuvo como objetivo sistematizar y actualizar el
conocimiento sobre el estado de conservacin de los ecosistemas naturales terrestres al norte de Venezuela, con
el propsito de identificar los ambientes que enfrentaban amenazas y as desarrollar las bases tcnicas necesarias
para la toma de decisiones en materia de conservacin de ecosistemas y biodiversidad en esta regin. Sus objetivos
especficos fueron: 1) crear un sistema para la asignacin de categoras de riesgo de eliminacin de un ecosistema,
2) sistematizar y actualizar el conocimiento sobre la degradacin de los ecosistemas terrestres de la zona centronorte de Venezuela, y 3) divulgar el conocimiento sobre el estado actual de los ecosistemas amenazados, entre las
autoridades polticas, la comunidad cientfica y el pblico en general.
Este proyecto se desarroll entre 2002 y 2007, y fue seguido por una iniciativa similar en 2008, esta vez
dirigida a evaluar y aplicar las categoras en el estado Zulia, con el apoyo de las Compaas Shell en Venezuela,
en el marco de la Ley Orgnica de Ciencia, Tecnologa e Innovacin (LOCTI). El alcance del proyecto se continu
expandiendo con la publicacin de las categoras y criterios para ecosistemas amenazados (Rodrguez et al. 2007).
Esta propuesta sera reconocida en 2007 con el Premio Nacional al Mejor Trabajo Cientfico, Tecnolgico y de
Innovacin, mencin Ciencias Naturales, otorgado por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnologa e
Industrias Intermedias de la Repblica Bolivariana de Venezuela. La consolidacin del sistema promueve un nuevo
escenario con la aplicacin de sus mtodos en varias tesis de grado realizadas en el Centro de Ecologa del Instituto
Venezolano de Investigaciones Cientficas (Portillo 2004, Rodrguez et al. 2007, De Oliveira-Miranda 2008, Dvalos
2010, Hernndez-Montilla 2010).
A nivel internacional, se conform un grupo de trabajo ad hoc para el desarrollo de categoras y criterios
de las listas rojas de ecosistemas. Reunidos por primera vez en Londres, en marzo de 2008, el grupo elabor
una resolucin a ser considerada por el IV Congreso Mundial para la Naturaleza de UICN, realizado en Barcelona,
Espaa, en octubre de ese mismo ao. Al ser adoptada la resolucin se inici un proceso de consultas para el
desarrollo, implementacin y monitoreo de un estndar mundial para la evaluacin del estado de los ecosistemas,
aplicable a nivel local, regional y mundial, con la perspectiva de que sea presentado en una futura sesin del
Congreso Mundial de la Naturaleza para su aprobacin (IV Congreso Mundial de la Naturaleza 2008).
Bajo el auspicio de la Comisin de Manejo Ecosistmico de UICN (CEM/IUCN) y con la participacin
activa de la Comisin para la Sobrevivencia de Especies de UICN (SSC/IUCN), se conform un grupo de trabajo
ms amplio, que identific los principales retos cientficos que habra que resolver, a la vez que present una
propuesta actualizada de categoras de UICN para ecosistemas amenazados, actualmente bajo consideracin de la
comunidad cientfica internacional a travs de un artculo publicado en la revista Conservation Biology (Rodrguez
et al. 2011). Paralelamente, con la conceptualizacin de las categoras y criterios de UICN para ecosistemas, se
dio inicio a un proceso de aplicacin de la metodologa en Venezuela a varias escalas, desde local hasta nacional.
Uno de los principales retos a resolver, para la aplicacin efectiva de las categoras propuestas, era la
definicin de la unidad bsica de anlisis. Las definiciones clsicas de ecosistema proponen que se trata de
un complejo dinmico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que
interactan como una unidad funcional (CDB 1992). Desde el punto de vista de la conservacin de la diversidad
biolgica, la atencin de los gestores tiende a centrarse principalmente en sus componentes biticos. Por lo
tanto, y por razones prcticas, en este libro se utiliza ecosistema como un trmino equivalente a comunidad
o formacin vegetal, o incluso a tipo de cobertura terrestre. Esto es una simplificacin extrema, pero permite un
enfoque especfico en los cambios de las coberturas vegetales originales, en la misma medida en que stas son
reemplazadas por los diferentes usos de la tierra dados por los humanos. As mismo, este tipo de enfoque tambin
permite aprovechar la abundante informacin disponible en series temporales de imgenes de satlite.
A nivel de todo el pas, la escala del anlisis requiere el uso de mapas relativamente generales, que expresen
los cambios de cobertura de las principales formaciones vegetales. Sin embargo, para hacer comparaciones, es
necesario que las leyendas de los mapas sean las mismas o al menos exista una equivalencia entre ellas. Al
no disponer de mapas (dos o ms) de perodos diferentes que emplearan la misma leyenda, el anlisis a nivel
nacional se bas en una nueva representacin actualizada de las formaciones vegetales de Venezuela durante la
ltima dcada. Este invalorable aporte, desarrollado por Huber y Oliveira-Miranda (vid. infra, cap. I), est basado
parcialmente en los mapas disponibles para Venezuela, en especial los elaborados por el MARNR (1982), y Huber y
Alarcn (1988), as como en la experiencia de campo e investigaciones especficas realizadas por los autores. ste
es el producto de un esfuerzo de varios aos patrocinado por The Nature Conservancy y Conservation International,
con apoyo reciente de PROVITA y las Compaas Shell en Venezuela, bajo la Ley Orgnica de Ciencia, Tecnologa e
Innovacin (LOCTI). Este trabajo es de especial inters y de gran relevancia para el conocimiento y la conservacin
de la biodiversidad venezolana, y es publicado por primera vez aqu, en el Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres
de Venezuela.
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Valle del ro Chama, sector Lagunillas, estado Mrida. Jos Antonio Gonzlez-Carcaca
Para realizar anlisis comparativos se gener una representacin de la vegetacin original, elaborada a
partir de la integracin de varios productos cartogrficos disponibles y de fuentes documentales histricas, cuya
leyenda fue homologada con la del mapa actual, aunque con las coberturas simplificadas debido a lo general de
la informacin existente. Luego de un importante esfuerzo, esta representacin logra ofrecer un panorama de las
grandes formaciones vegetales de Venezuela antes de la expansin industrial asociada a la explotacin petrolera.
Ciertamente, la transformacin del paisaje por actividades humanas ya era detectable en algunas regiones el pas,
pero su extensin e intensidad eran relativamente moderadas. El plan de obra de la presente publicacin recoge e
integra las investigaciones mencionadas en los prrafos anteriores.
La primera parte es desarrollada por Otto Huber y Mara Oliveira-Miranda, quienes sintetizan siglos
de investigaciones botnicas del pas. Partiendo de una extensa revisin y anlisis histrico de la cartografa
sistemtica de la vegetacin venezolana, logran una nueva representacin de las formaciones vegetales, as como
la actualizacin de los paisajes vegetales de Venezuela y sus subdivisiones fitoecolgicas.
La segunda parte del libro resume la historia y alcances de los libros rojos, a la vez que presenta las
motivaciones y estructura de las categoras y criterios empleados para evaluar el riesgo de eliminacin de
ecosistemas. Se expone cmo los conceptos de las listas rojas de especies sirvieron para sustentar la propuesta
ecosistmica, destacando adems los retos particulares que representa la evaluacin de prdida de funcionalidad
ecolgica. Las categoras y criterios esbozados en la segunda parte corresponden a la propuesta ms reciente,
actualmente en consideracin de la comunidad cientfica internacional para su eventual aprobacin por parte de
UICN (Rodrguez et al. 2011).
Ya establecidas las formaciones vegetales a evaluar, as como el sistema de categoras y criterios a ser
empleado, la tercera parte del libro examina en detalle el estado de los ecosistemas terrestres de Venezuela.
Siguiendo una metodologa objetiva, transparente y replicable, se clasifica el riesgo de amenaza de las principales
formaciones vegetales venezolanas. Esta seccin equivale a las fichas del Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres
de Venezuela.
La tercera parte del libro tiende a simplificar los detalles de los cambios de estructura del paisaje
que ocurren a la escala de las actividades humanas. Es all donde la metodologa desarrollada ofrece su mayor
potencial: ser aplicable a escalas regionales, estatales, municipales, de reas protegidas, cuencas y microcuencas,
o prcticamente a cualquier escala que se desee explorar. La cuarta parte del libro refuerza el conocimiento
ms preciso sobre la situacin de riesgo de los ecosistemas en Venezuela, y valida la aplicacin del mtodo a
mltiples escalas. Los casos de estudio incluyen desde el anlisis a escala nacional de la conversin de bosques,
hasta la evaluacin de la situacin de los ecosistemas terrestres de la isla de Margarita. Diversos autores, con
algunas variaciones metodolgicas, brindan informacin especialmente valiosa que permite ampliar la visin sobre
la situacin ambiental nacional. Estos casos de estudio primordialmente hacen uso de secuencias temporales
de imgenes de satlite, por lo que ofrecen un acercamiento metodolgico relativamente sencillo y accesible a
cualquiera con un entrenamiento bsico en el uso de sistemas de informacin geogrfica e informacin percibida
remotamente.
Por ltimo, en la quinta parte de la publicacin, se enfatiza que la evaluacin de riesgo de amenaza es slo
uno de los componentes de la determinacin de prioridades de conservacin. Mediante una propuesta ilustrativa
que integra cuatro variables, se ofrece un marco conceptual flexible y aplicable a la sistematizacin de la definicin
de prioridades de conservacin de ecosistemas.
La implementacin ideal del sistema de categoras aqu propuesto sera de manera constante e iterativa,
llevndose a cabo antes, durante o despus de una intervencin en una regin geogrfica determinada, o a
intervalos de tiempo regulares (e.g. cada 10 aos). A medida que las condiciones cambien, el riesgo y las prioridades
lo harn tambin, especialmente en un pas como Venezuela, que adems de destacarse por sus altos valores de
biodiversidad se caracteriza por una economa petrolera dinmica, con una gran capacidad de transformacin del
ambiente. Al ser potencialmente aplicable en cualquier regin del mundo, el sistema representa un aporte original
para la conservacin de la biodiversidad de la Tierra.
23
Bibliografa
24
Baillie, J.E.M., C. Hilton-Taylor & S.N. Stuart (2004). 2004 IUCN Red List of Threatened Species. A Global Species
Assessment. IUCN: Gland, Switzerland and Cambridge, UK. xxiv + 191 pp.
Benson, J.S. (2006). New South Wales Vegetation Classification and Assessment: Introduction - the classification, database,
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28
Portadilla I. Bosque de manglar, Parque Nacional Laguna de La Restinga, estado Nueva Esparta. Romn Rangel
La caracterizacin y representacin grfica de los paisajes de una determinada regin puede llevarse
a cabo mediante el uso de diversos criterios temticos. Segn el criterio que se elija, se obtendr un mapa
geolgico, un mapa fisiogrfico, un mapa de suelos (edafolgico) o un mapa climtico. Sin embargo, cada uno de
estos enfoques ofrece una visin parcial del paisaje y esta visin lo hace, casi siempre, difcil de diferenciar, bien
porque parte del paisaje es cubierto por la vegetacin o bien porque se reflejan caractersticas abstractas, como
es el caso de un mapa climtico. Por esta razn, los mapas de vegetacin (mapas de cobertura de la tierra o land
cover map) son los ms adecuados para ofrecer una visin de conjunto de la diversidad de elementos visibles
en el paisaje y de su distribucin espacial en un determinado momento.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Mientras que la pintura cumple con la finalidad de representar un paisaje o cierta visin personal del
mismo, un mapa pretende dar una idea precisa y objetiva de la distribucin espacial de los diferentes tipos de
paisajes vegetales reconocidos por un observador botnico. Por esta razn, los mapas se encuentran referidos
a una extensin de terreno determinada y es importante emplear una misma escala horizontal que permita la
comparacin entre las diferentes unidades all presentes.
La ciencia de la cartografa vegetal es relativamente reciente. Los primeros mapas de vegetacin a escala
global, cientficamente elaborados, fueron publicados por Schouw (1823), Grisebach (1872) y Drude (1887), con
base en los criterios fitogeogrficos y ecolgicos presentados por Alexander von Humboldt en 1807 y 1815. A
partir de entonces, prcticamente toda la cobertura vegetal del mundo ha sido cartografiada, y desde el inicio de
la era de los sensores remotos, a principios de los aos setenta, los mtodos, criterios y leyendas desarrollados
han sido cada vez ms sofisticados y detallados, y aplicables a todas las escalas geogrficas.
La cobertura vegetal o vegetacin de una regin determinada est constituida, a manera de mosaico,
por las comunidades de plantas instaladas en cada uno de los ecosistemas presentes. Mientras el producto
de un botnico sistemtico consiste en una lista detallada de cada especie de planta que crece en el rea de
referencia (lista florstica, flora), el fitogegrafo o eclogo vegetal debe analizar la distribucin geogrfica de
las comunidades de plantas (fitocenosis), y plasmar esa distribucin sobre un mapa donde el primer nivel de
informacin consiste en la fisionoma de la comunidad (bosque, sabana, pramo, etc.), y en cuyo segundo nivel
se expresa la composicin florstica.
La fisionoma de una comunidad vegetal se reconoce por el tipo de plantas predominantes que
crecen en un lugar, de tal forma que un conjunto de rboles conforman un bosque, un conjunto de gramneas
constituyen una sabana, etc. El resultado al aplicar este enfoque es un mapa temtico de vegetacin, en el cual
se representan las diferentes categoras ordenadas mediante un sistema de clasificacin que se expresa en la
leyenda correspondiente.
Generalmente se admite que la historia de la exploracin botnica cientfica en Venezuela comenz en
1754, con la llegada de Pehr Lfling como miembro de la Expedicin de Lmites de la Corona Espaola. Lfling,
discpulo de Carl von Linn, realiz las primeras colecciones botnicas en Venezuela en los alrededores de Cuman
y luego en la regin del bajo ro Caron, donde sucumbi a las fiebres malricas con apenas 27 aos de edad.
A lo largo de todo el siglo XIX en Venezuela no se produjeron mapas de vegetacin cientficos. Sin
embargo, en el Atlas publicado por Humboldt entre 1814 y 1838, se encuentran numerosos mapas geogrficos
de reas exploradas por este gran investigador y Aim Bonpland, los cuales incluyen indicaciones generales
sobre la vegetacin observada en ese largo itinerario. Tambin cabe mencionar la existencia de un pequeo
mapa de vegetacin muy general, que fue incluido en la famosa obra de geografa de Venezuela de Agustn
Codazzi, publicada entre 1840 y 1841.
La cartografa vegetal con carcter cientfico se inicia mucho ms tarde, en 1920, con la publicacin
del Mapa ecolgico de Venezuela por parte del botnico suizo Henri Pittier, residenciado en Venezuela desde
29
30
1918. En esta labor cartogrfica, a escala 1:2.000.000, Pittier revela por primera vez las principales formaciones
vegetales conocidas hasta esa fecha para todo el territorio nacional. Lo complementaba un folleto titulado
Esbozo de las formaciones vegetales de Venezuela con una breve resea de los productos naturales y agrcolas.
En el mapa se representan seis (6) unidades de formaciones vegetales naturales, referidas a cuatro (4) tipos
de selvas (xerfilas, veraneras, pluviales y templadas), a las sabanas y a los pramos, adems de dos unidades
adicionales correspondientes a cultivos, peridicos y permanentes (Figura 1).
En esa poca los conocimientos sobre la vegetacin de Venezuela eran muy escasos, por esta razn la
representacin cartogrfica de las diferentes unidades fue totalmente esquemtica, es decir, que no reflejaba
la extensin real del tipo de vegetacin en el terreno. Sin embargo, el mapa indica con sorprendente detalle
la distribucin de los grandes tipos de vegetacin al norte del pas. Hay que considerar que para el momento
de la publicacin de esta obra, Pittier tena apenas unos pocos aos trabajando en Venezuela y sus viajes de
campo mayormente estaban restringidos a las inmediaciones de Caracas hasta Maracay (estado Aragua) y al
lmite norte de los llanos. Por lo tanto, este mapa se basa esencialmente en un acucioso estudio de la literatura
botnica disponible sobre Venezuela y sus pases vecinos en aquellos aos.
Pasaran ms de treinta aos, desde la publicacin del mapa de vegetacin de Pittier, para que comenzara
un perodo intenso de investigacin de la naturaleza en Venezuela. Esto se debi, por una parte, al vigoroso
surgimiento de las universidades, a la progresiva insercin de investigadores en el mundo cientfico y acadmico
del pas, y a la creacin de organizaciones gubernamentales dotadas de personal y medios calificados para
adelantar un proceso intenso y dinmico de inventarios de los recursos naturales. Destacan los procesos de
En 1955, Francisco Tamayo, destacado discpulo de Pittier, presenta el Mapa fitogeogrfico preliminar de
la Repblica de Venezuela (Figura 2), con caractersticas muy distintas al predecesor. Este trabajo cartogrfico
traza los nuevos conocimientos sobre la cordillera de la Costa, los llanos centrales del Gurico y la regin de
Santa Elena de Uairn, la cual hasta ese entonces era un remoto y casi desconocido rincn en el sureste de
la Gran Sabana del estado Bolvar. Este mapa representa un gran avance con respecto al publicado por Pittier,
y en l se reconocen veintiocho (28) unidades, desglosadas de la siguiente manera: doce (12) tipos diferentes
de bosques y selvas, cuatro (4) tipos de matorrales, un (1) tipo de pramo y, nada menos que, once (11) tipos
de sabanas. El inters de Tamayo por las sabanas, bioma ampliamente distribuido en Venezuela, lo convirti
en el primer botnico y eclogo experto de este ecosistema. Adicionalmente, en 1958, en el primer nmero
de la Revista Forestal Venezolana, Tamayo publica un texto intitulado Notas explicativas del ensayo del mapa
fitogeogrfico de Venezuela (1955), en el que define con mayor detalle las caractersticas del mapa.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
En el Atlas Oficial de Venezuela publicado en 1969, aparece otra versin del mapa fitogeogrfico
reelaborado por Tamayo en 1975. A diferencia del mapa original, esta versin contiene una leyenda simplificada
de 24 unidades y no incluye cultivos. En ambos mapas las unidades de vegetacin se representan de una manera
grfica esquemtica.
El ao 1960 marca una fecha importante para la historia de la cartografa vegetal en Venezuela,
cuando el Ministerio de Agricultura y Cra (MAC) presenta al pblico el primer Atlas agrcola de Venezuela,
31
Figura 2. Representacin del Mapa fitogeogrfico preliminar de la Repblica de Venezuela. Fuente: Tamayo (1955)
32
al cual le sigue en 1961 el primer Atlas forestal de Venezuela. Ambas publicaciones contienen una serie de
mapas a escala 1:4.000.000, adems de numerosos mapas temticos con menor nivel de detalle (escala
1:8.000.000), acompaados por tablas y grficos interpretativos, y en ambos casos se hace uso sistemtico
de la aerofotogrametra, sistema ya consolidado en Venezuela en las dos dcadas anteriores. La informacin
fotogrfica obtenida durante los vuelos de reconocimiento sobre amplias regiones del pas y su posterior anlisis
e interpretacin estereoscpica hizo posible, por primera vez, una visin precisa de la extensin de los grandes
tipos de vegetacin gracias a lo cual se logr una representacin cartogrfica mucho ms real y detallada.
En 1960 tambin aparece impreso el tercer mapa de vegetacin a escala de 1:2.000.000, titulado
Mapa de la vegetacin de la Repblica de Venezuela, cuyo autor es Kurt Hueck, Ingeniero Forestal del Instituto
Forestal Latinoamericano (IFLA) de Mrida. Esta publicacin tambin present una versin a escala reducida de
1:4.000.000, contenida en el Atlas agrcola de Venezuela del mismo ao (1960). El mapa de Hueck viene a ser el
primer trabajo de vegetacin semiesquemtico de Venezuela, y contiene un total de veinticuatro (24) unidades
de vegetacin, que comprenden selvas y bosques, chaparrales, estepas y praderas, manglares, pramos y otras
unidades de vegetacin especial (Figura 3).
El mapa de Hueck indica, con notable precisin, la extensin de las unidades de vegetacin ubicadas
al norte del ro Orinoco. Sin embargo, en la mitad sur del pas (estados Bolvar y Amazonas) prevalece, para
entonces, la representacin esquemtica debido a la falta de informacin aerofotogrfica para estas regiones.
Figura 3. Representacin del Mapa de la vegetacin de la Repblica de Venezuela. Fuente: Hueck (1960)
En 1968, el Ministerio de Agricultura y Cra (MAC), a travs del Fondo Nacional de Investigaciones
Agropecuarias (FONAIAP), publica un novedoso mapa titulado Mapa ecolgico segn la clasificacin de zonas
de vida del mundo de L.R. Holdridge. Este mapa indica, a la misma escala 1:2.000.000, las zonas de vida del
pas, elaboradas mediante una frmula bioclimtica, basada en la relacin entre los parmetros temperatura y
precipitacin media anuales con la evapotranspiracin potencial (Ewel & Madriz 1968).
El Mapa ecolgico segn Holdridge, como se le conoce usualmente, tuvo una amplia difusin en
Venezuela y en la mayora de los pases latinoamericanos donde este sistema fue adoptado para la representacin
de la cobertura vegetal. A pesar de estar basado en una frmula bioclimtica, segn la interpretacin de los
autores, la leyenda emplea exclusivamente nombres de categoras de vegetacin que corresponden a cada
intervalo calculado con la frmula bioclimtica. En 1976 se public una nueva edicin del mapa y del texto
explicativo titulado Zonas de Vida de Venezuela. Memoria Explicativa sobre el Mapa Ecolgico. Como es de
suponer, tratndose de un mapa basado en criterios bioclimticos, las unidades estn representadas en forma
esquemtica para todo el pas, apoyndose en los niveles altitudinales del relieve (Ewel, Madriz & Tosi 1976)
(Figura 4).
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Esta situacin es resuelta en 1971, cuando se dispone de los levantamientos de radar efectuados para estos
estados entre los aos 1960 y 1970, por la empresa Aeroservice en el marco del Programa Conquista del Sur
(CODESUR), promovido por el MOP.
33
Figura 4. Representacin del Mapa ecolgico segn la clasificacin de zonas de vida del mundo de L.R. Holdridge.
Fuente: Ewel et al. (1976)
34
Con la llegada de las primeras imgenes de sensores remotos generadas desde satlites artificiales, la
cartografa vegetal experimenta cambios sustanciales. Las imgenes en blanco y negro de los primeros satlites
LANDSAT (1976-1978) por primera vez permitieron contar con una visin de conjunto de toda la cobertura de
la Tierra. En Venezuela se implementaron rpidamente estas herramientas para producir nuevas generaciones
de mapas temticos. En 1977, con el recin creado Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales
Renovables (MARNR), comenz la elaboracin de un detallado inventario de los recursos naturales de todo el
pas, similar al Projeto RADAM de Brasil iniciado en la misma dcada. El proyecto nacional, apoyado por agencias
internacionales como la FAO de las Naciones Unidas, recibi el nombre de Sistemas Ambientales Venezolanos
-Proyecto VEN/79/001, y fue ejecutado en cuatro aos por un equipo de profesionales altamente calificados,
bajo la coordinacin de Deud Dumith.
En el marco de este proyecto se produjo el Mapa de la vegetacin actual de Venezuela, publicado
en 1982, que consisti en un informe tcnico acompaado por un atlas, con setenta y cinco (75) cartas en
blanco y negro, a escala 1:250.000 (MARNR 1982). Luego, en 1983, a travs del Programa Agroforestal el MARNR
public una sntesis con un atlas de las 75 cartas reducidas a la escala de 1:500.000. En estos mapas se utiliz
una leyenda totalmente novedosa, que incorpora tanto los criterios estrictamente vegetales, como otros
relacionados: geomorfologa, clima, piso altitudinal, grado de inundacin, etc. De esta forma, la leyenda permite
conocer con mayor propiedad y detalle el tipo de vegetacin y las variables ambientales asociadas para cada
regin del pas. Por mucho tiempo este grupo de cartas constituy la informacin cartogrfica vegetal ms
detallada disponible. En la figura 5 se presenta a manera referencial los resultados del reprocesamiento de
esta informacin, en formato digital, realizado por Madi y colaboradores (2008), como parte de un proyecto del
Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (MinAmb).
Figura 5. Representacin del Mapa de la vegetacin actual de Venezuela (1979-1982). Fuente: Madi et al. (2008)
En 1985, la Direccin de Vegetacin del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables
(MARNR) public un voluminoso Atlas de la vegetacin de Venezuela. Este documento, coordinado por Edward
Ara, rene numerosos mapas, diagramas y tablas sobre diferentes aspectos de la vegetacin venezolana, as
como textos ilustrados explicativos sobre los principales paisajes vegetales del pas preparados por varios
cientficos de la poca, incluyendo a J.A. Steyermark, V. Vareschi y J.P. Veilln. En el anexo de ese atlas se inserta
una lista detallada de especies arbreas encontradas hasta la fecha en el territorio nacional, as como una
exhaustiva bibliografa temtica.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
En 1998, Otto Huber y Clara Alarcn publican el Mapa de vegetacin de Venezuela, a escala 1:2.000.000
(Figura 6). Consta de dos caras, la principal con la figura del mapa y sus leyendas, y la cara posterior dividida
en tres columnas: la seccin central con una explicacin sobre la estructura, alcance y definiciones del mapa,
y las dos secciones laterales con caracterizaciones breves de cada una de las ciento cincuenta (150) unidades
de vegetacin. La base de informacin proviene del Mapa de la vegetacin actual de Venezuela publicado por
35
Figura 6. Representacin del Mapa de Vegetacin de Venezuela. Fuente: Huber y Alarcn (1988)
36
el proyecto Sistemas Ambientales Venezolanos (MARNR 1982), de nuevas imgenes satelitales obtenidas hasta
1985, y de la experiencia de campo acumulada por los autores.
La representacin de la vegetacin se estructur en cuatro niveles jerrquicos: regiones, subregiones,
sectores y unidades, de menor a mayor detalle. La leyenda, por su parte, se elabor siguiendo un esquema
simplificado de parmetros ambientales y de vegetacin. Igualmente, incluye una leyenda por grandes biomas
vegetales, mediante una escala de colores.
A partir del ao 1993, la Direccin de Vegetacin del MARNR emprendi la elaboracin de un nuevo
mapa de vegetacin del norte de Venezuela a escala 1:250.000, utilizando como base la informacin de imgenes
LANDSAT TM y empleando una leyenda compatible con la del mapa de Huber y Alarcn (1988). Este proyecto,
coordinado por Delfina Rodrguez (MARNR 1993-1996), gener inicialmente ocho mapas impresos que cubren
mayormente la regin de los Llanos suroccidentales y parte de los Andes surorientales. El resto de los mapas
fueron elaborados en formato electrnico, pero la distribucin pblica de este material es limitada.
En el ao 2003, el MARN publica un Mapa de vegetacin de Venezuela, a escala 1:2.000.000, el cual
cubre la Zona en Reclamacin o Guayana Esequiba (Figura 7). Este mapa, elaborado por el Instituto Geogrfico
de Venezuela Simn Bolvar (IGVSB) y distribuido en forma impresa y electrnica, se basa esencialmente en la
informacin contenida en el mapa de vegetacin de Huber y Alarcn (1988), con modificaciones menores en las
zonas limtrofes a la lnea de demarcacin entre Venezuela y Guyana.
Una de las iniciativas ms recientes a escala nacional en la cartografa vegetal es el Proyecto MARNOT
(Manejo de Recursos Naturales y Ordenamiento de Tierras) del MARN. Este proyecto, concluido en 2007, tuvo
como objetivo la actualizacin de los datos contenidos en los Sistemas Ambientales Venezolanos, a partir de
la interpretacin de imgenes de satlite recientes. La informacin resultante fue incluida en bases de datos
geogrficas, disponible en forma electrnica y distribuida a travs del Instituto Geogrfico de Venezuela Simn
Bolvar (IGVSB), adscrito actualmente al MinAmb.
En el futuro ser posible la produccin de una nueva generacin perfeccionada de mapas de vegetacin
para Venezuela, gracias a la disponibilidad de imgenes satelitales cada vez con mayor resolucin espacial,
as como de datos de relieve obtenidos en forma sistemtica y precisa para todo el pas a partir de sensores
remotos y otras herramientas geoespaciales, junto con el uso de los Sistemas de Informacin Geogrfica. El
uso de estas herramientas de la geomtica permite incorporar tanto parmetros ambientales como aspectos
sociales complementarios, todos susceptibles de actualizarse en intervalos cortos de tiempo, incorporndose
la condicin dinmica de los datos, lo que facilita el proceso de planificacin y de ordenamiento territorial.
Adicionalmente, al formar parte de una base de datos, cada variable puede ser actualizada independientemente
sin afectar la funcionalidad de las restantes; y la escala de representacin puede variar, quedando limitada slo
por la escala del levantamiento y la calidad de la informacin.
En este sentido, para garantizar la generacin de informacin confiable y de alto nivel, es imprescindible
que los datos empleados para la elaboracin de estos futuros mapas sean de una calidad igualmente elevada y
confiable. Cada comunidad vegetal y cada tipo de vegetacin presente en un lugar son el producto de numerosos
procesos de adaptacin y de evolucin histrica que deben ser reconocidos, clasificados e interpretados
mediante estudios de ndole florstica, ecolgica y geogrfica. En muchas regiones del trpico americano estos
estudios todava no se han realizado en forma sistemtica ni con el mismo nivel de detalle, lo cual implica que
an existen importantes extensiones de territorio que carecen de informacin fiable.
En cuanto a la velocidad de produccin de estos nuevos inventarios florsticos y estudios fitoecolgicos
de campo, lamentablemente es probable que no se cuente con el tiempo necesario para su desarrollo,
considerando el acelerado y cada vez ms intenso proceso de sustitucin de la vegetacin natural con altos
niveles de biodiversidad, por vegetacin secundaria, florstica y ecolgicamente empobrecida. Es necesario
enfatizar que, una vez destruida la vegetacin natural, es muy difcil y hasta imposible su restablecimiento en
trminos de dimensiones temporales humanas, ya sea en lustros (50 aos) o en siglos (100 aos).
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38
Por su ubicacin en la regin tropical, todo el territorio venezolano recibe una elevada cantidad diaria
de radiacin solar, con pocas variaciones a lo largo del ao. De esta manera se obtiene un balance trmico
altamente positivo que favorece el crecimiento sostenido de una gran masa vegetal. Por otra parte, a esta
constancia trmica latitudinal se contrapone un gradiente trmico altitudinal, generado por la presencia de un
terreno fisiogrfico muy variado que va desde 0 a 5.000 metros de elevacin.
En Venezuela la temperatura disminuye aproximadamente a 0,67C por cada 100 metros de elevacin
sobre el nivel del mar (Jahn 1934, Rhl 1951). En trminos geobotnicos, Pittier (1935) distingue en Venezuela
los pisos altitudinales tierra caliente, tierra templada, tierra fra y tierra glida. Cada uno de ellos est
caracterizado por un intervalo trmico altitudinal propio llamado macrotrmico (o megatrmico), mesotrmico
o microtrmico, en sentido decreciente. A lo largo de este gradiente trmico altitudinal se desarrollaron pisos
con vegetacin especfica.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Para establecer con exactitud las formaciones y paisajes vegetales, fue preciso realizar una correlacin
entre los dos gradientes dinmicos principales (trmico e hdrico), y su influencia sobre la cobertura vegetal
natural de Venezuela.
A diferencia del rgimen trmico de la Tierra (causado y condicionado por la radiacin solar que es un
fenmeno csmico), el rgimen hdrico es el resultado de fenmenos telricos, es decir, procesos generados
directamente en la superficie terrestre y que son el producto de la interaccin de mares y continentes con los
vientos. En el caso de Venezuela, el balance hdrico atmosfrico es controlado principalmente por el rgimen
de los vientos alisios que soplan de direccin noreste a suroeste, desplazando masas de aire hmedo desde el
ocano Atlntico hacia el continente y sobre todo el pas. Durante el perodo de abril a noviembre de cada ao,
los vientos alisios se ven reforzados o hasta reemplazados por fenmenos climticos regionales del trpico
americano, llamados Zona de Convergencia InterTropical (ZCIT, o ITCZ por sus iniciales en ingls). Por esta razn
en Venezuela existe un rgimen pluviomtrico marcadamente biestacional, caracterizado por una alternancia de
un perodo de menor pluviosidad (verano o estacin de sequa, usualmente entre noviembre y abril) con otro
de mayor pluviosidad (invierno o estacin de lluvias, usualmente entre mayo y noviembre).
Las caractersticas fisiogrficas del pas, con tres grandes sistemas de montaas y amplias llanuras,
producen efectos importantes sobre la distribucin no slo estacional, sino tambin geogrfica (regional y local)
de las lluvias en todo el territorio. En lneas muy generales se observan, tambin en este caso, por lo menos dos
gradientes pluviomtricos, uno desde el noreste atlntico hasta la cordillera de los Andes y otro desde la costa
del Caribe hasta la planicie amaznica, en el extremo sur del pas. En la Venezuela continental, la cantidad de
lluvia que cae en un promedio anual oscila entre 360 y 4.300 mm, abarcando desde un rgimen semidesrtico
hasta el perhmedo (Andressen 2007). No obstante, la cantidad absoluta de agua que cae en un determinado
lugar es de importancia relativa para la cobertura vegetal, siendo ms importante la distribucin de la cantidad
de lluvia durante los diferentes meses del ao. De esta forma, se distingue entre meses secos (usualmente con
< 50 mm lluvia promedio), meses hmedos (entre 50 y 100 mm) y meses perhmedos (con > 100 mm). A su vez
el rgimen pluvial anual se expresa en tres niveles climticos:
a) Seco, con 6 o ms meses secos. A este nivel tambin se le denomina xerfilo o rido, y corresponde
con el clima desrtico y semidesrtico segn Kppen (1948),
b) Estacional, con 2-6 meses secos. Denominado tropfilo o alisio, o clima de sabana segn Kppen
(1936),
c) Hmedo, con < 2 meses secos al ao. Denominado pluvial u ombrfilo o clima del bosque lluvioso
segn Kppen (1936).
En atencin a todas estas consideraciones, as como a la interpretacin visual y al anlisis de las
imgenes mencionadas, y a la comparacin con la cartogrfica y literatura especializada, se logr reconocer
para Venezuela nueve grandes tipos de formaciones vegetales naturales (algunas de las cuales cuentan con
subtipos), una cobertura de reas eminentemente intervenidas, adems de los cuerpos de agua (Figura 8).
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Formaciones
LEYENDA
Bosques siempreverdes per se
Bosques nublados
Bosques de palmas
Bosques de pantano
Bosques de manglares
Bosques semideciduos
Bosques deciduos
Bosques ribereos
Herbazales de pantano
Herbazales arbustivos sobre arena
Herbazales tepuyanos
Herbazales litorales
Vegetacin saxcola
reas intervenidas
Cuerpos de agua
Lmite internacional
Rebecca Miller
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Cada formacin de vegetacin est conformada por unidades de vegetacin o fitocenosis, cuya
composicin florstica difiere a lo largo y ancho de la extensin de la formacin vegetal a la que pertenece,
lo cual le proporciona caractersticas nicas. Tales distinciones corresponden a las diferencias en la historia
fitogeogrfica (ecolgica y evolutiva) de cada fitocenosis:
1. Bosques siempreverdes
Son aquellos en los cuales la sustitucin de la masa foliar se realiza paulatinamente a lo largo del ao.
Los rboles dominantes nunca se presentan desprovistos de hojas y, menos de 25% de los individuos pierde su
follaje durante la estacin de sequa (Foto 1 ) [Huber & Alarcn 1988]. En Venezuela estn asociados a ambientes
desde macrotrmico a mesotrmicos, con temperaturas medias anuales que van de ms de 24C hasta 12C,
abarcando diferentes pisos altitudinales. Es la formacin boscosa de mayor superficie en el pas y, en especial,
en la Guayana venezolana. Desde el punto de vista climtico, los bosques siempreverdes son hmedos u
ombrfilos, ya que durante la mayor parte del ao tienen exceso de agua, proveniente de lluvia o por saturacin
del suelo, con una precipitacin media anual superior a 1.400 mm y con 1 a 2 meses ecolgicamente secos.
Bajo esta categora se incluye los bosques sub-siempreverdes o semi-siempreverdes. Dentro de los bosques
siempreverdes pueden distinguirse subtipos especficos, en funcin de caractersticas distintivas, tales como su
ubicacin en determinados pisos altitudinales, la condicin de anegacin del terreno, la predominancia de una
determinada especie, entre otros. De este modo, adems de los llamados en general bosques siempreverdes,
estn cinco subtipos:
Foto 1. Bosque siempreverde per se, Guayaraca, Canaima, estado Bolvar. Giuseppe Colonnello
a) Bosques siempreverdes per se: se caracterizan porque los rboles dominantes pierden su
follaje gradualmente, pero mantienen siempre un gran porcentaje, incluso durante los meses ms secos. Son
bosques de tierras bajas que se desarrollan entre 0 y 400 msnm, aunque pueden llegar a ser basimontanos y
submontanos. La temperatura media anual oscila entre 26C y 28C (macrotrmicos), y reciben una precipitacin
anual entre 1.700 y 3.800 mm. Tambin se les denomina bosques hmedos, higrfilos, pluviales, basimontanos,
submontanos, esclerfilos, macrotrmicos, entre otras. En algunos casos incluyen los llamados bosques subsiempreverdes o semi-siempreverdes. Se diferencian de los bosques nublados por su ubicacin altitudinal y
por fuertes variaciones en su constitucin florstica, mientras que se separa de otros bosques siempreverdes
de zonas bajas (manglares, de palmas y bosques de pantano) por su mayor diversidad florstica, entre otras
caractersticas (Foto 1).
b) Bosques nublados: es una comunidad con vegetacin arbrea que forma por lo menos un estrato
de copas (dosel) ms o menos continua, generalmente de ms de 5 metros de altura, de vertientes montaosas
envueltas en nieblas o nubes durante la mayor parte del ao, y con alta presencia de epfitas. Se desarrolla por
encima de 800 m de altitud y en algunas clasificaciones equivale a bosques montanos. No obstante, no existe
una cota o elevacin que determine su aparicin, por el contrario, vara entre las formaciones montaosas,
dependiendo de la altitud y extensin de stas (efecto de masa), de su ubicacin geogrfica relativa y su
exposicin a los vientos. De este modo surgen bosques nublados andinos y bosques nublados de la cordillera
de la Costa. Adicionalmente, aparecen formaciones con caractersticas de bosques nublados en el cerro Santa
Ana, en el estado Falcn, y en el cerro Copey, en la isla Margarita, a elevaciones ms bajas que en otros macizos
montaosos de mayor extensin. Una caracterstica visual que resalta es la presencia de nubes durante ms de
la mitad del ao (Foto 2).
c) Bosques de palmas: se refiere a una agregacin natural y vistosa de palmas cuya forma de vida se
considera arbrea (porte alto), y que se encuentra asociada a ambientes macrotrmicos cuyo rgimen climtico
se considera hmedo (ombrfilo). Su desarrollo se produce sobre terrenos temporal o permanentemente
inundados. Cuando la palma predominante es el moriche (Mauritia flexuosa) se les denomina morichal,
mientras que cuando domina la palma mapora o chaguaramo (Roystonea oleracea) se le conoce como maporal
o chaguaramal. Puede estar acompaado de otras especies arbreas, pero hay predominio evidente de palmas.
Esta formacin es diferente de las sabanas con palmas, tpica de los llanos y presente en la Gran Sabana. En
Venezuela, los bosques de palmas se encuentran como remanentes en los estados Falcn, Yaracuy y Miranda, y
como extensiones ms importantes en los estados Delta Amacuro, Amazonas y Bolvar (Foto 3).
d) Bosques de pantano: se caracterizan por presentar suelos con una lmina de agua o bajo condi
ciones permanentes de saturacin, an al final de la poca de sequa. Tienen un estrato arbreo superior
constituido por individuos de gran porte que alcanza hasta 25 metros. Entre las especies arbreas dominantes
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se encuentran sangre de drago (Pterocarpus officinalis), varillo (Symphonia globulifera) y varias palmas. Pueden
ser de dos tipos, los asociados a suelos minerales, con inundacin temporal, tambin conocidos como bosques
de cinagas, y aquellos sobre suelos orgnicos o turbas, permanentemente inundados o anegados. En Venezuela
los bosques de pantano se encuentran principalmente en los estados Sucre y Delta Amacuro (Foto 4).
e) Bosques de manglares: son comunidades arbreas que van de 3 a 30 metros de alto, restringidas
principalmente a zonas costeras y estuarios, y a reas bajo efecto de las mareas cuando estn presentes en ros
(Foto 5). Por su asociacin a suelos planos y fangosos influenciados por las mareas, soportan condiciones relativas
de alta salinidad o salobres. Los manglares de mayor porte son los ubicados al oriente de Venezuela, desde el sur del
estado Sucre hasta el delta del Orinoco, en el estado Delta Amacuro (MARNR 1986). Pueden ser monoespecficos,
o presentarse en combinaciones de dos o tres especies de los gneros Rhizophora, Avicennia y Laguncularia. Las
siete especies de manglar reportadas para Venezuela no se presentan simultneamente en la misma rea. Es
posible encontrar otras especies tolerantes a cierto grado de salinidad como Pterocarpus officinalis, Montrichardia
arborescens, Acrostichium aureum y Crinum spp. (Colonnello et al. 2009).
2. Bosques semideciduos
Se caracterizan porque entre 25% y 75% de los individuos pertenecientes a las especies arbreas
dominantes pierde el follaje durante la poca de sequa (Huber & Alarcn 1988). Estn restringidos a las regiones
macrotrmicas y submesotrmicas del pas. De acuerdo con la disponibilidad de agua pueden ser tropfilos
(estacionales) u ombrfilos (hmedos). Desde el punto de vista altitudinal, pueden ir desde tierras bajas en la
Depresin del lago de Maracaibo y en los Llanos occidentales, hasta 1.200 metros de elevacin en las cordilleras
de los Andes y de la Costa, por lo que pueden considerarse basimontanos y montanos (Foto 6).
3. Bosques deciduos
Se caracterizan porque al menos 75% de los individuos arbreos pierden su follaje durante la poca de
sequa. Estn restringidos a zonas macrotrmicas y climticamente son tropfilos. Se ubican principalmente
en tierras bajas, al norte de Venezuela, sin embargo, en algunas zonas colinosas alcanzan de 500 a 600 metros
de elevacin. Probablemente, junto con los bosques semideciduos, se trata de la formacin boscosa menos
representada en Venezuela (Foto 7).
Foto 8. Bosque ribereo, afluente del ro Capanaparo, estado Apure. Giuseppe Colonnello
4. Bosques ribereos
Se extienden a lo largo de las orillas de los ros, normalmente sobre bancos y
albardones fluviales (Foto 8). De tipo macrotrmico, el rgimen de precipitacin puede ser
hmedo (ombrfilos), estacional (tropfilos) e incluso seco (xerfilo).
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5. Arbustales siempreverdes
Son comunidades vegetales arbustivas (usualmente plantas leosas de menos de 5 metros de altura),
asociadas a ambientes hmedos (ombrfilos). Estn presentes en reas que van desde lo macrotrmico, en todo
el pas, hasta lo microtrmico, en los Andes y en la Guayana. En las tierras bajas y medias de la Guayana son
comunidades conformadas por especies con hojas mayormente de consistencia coricea, que suelen crecer en
las orillas de ros de aguas negras. Entre los arbustales siempreverdes destacan tres subtipos bien diferenciados
por sus especies constitutivas y su ubicacin geogrfica.
a) Arbustales siempreverdes per se: comunidad vegetal con predominio de plantas arbustivas que
no exceden los 5 metros de altura, asociadas a ambientes hmedos y frecuentemente macrotrmicos. Sus
elementos arbustivos se caracterizan porque la sustitucin de la masa foliar se realiza paulatinamente a lo largo
del ao, de manera que los arbustos nunca se presentan desprovistos de follaje, y slo una fraccin lo pierde
durante los meses ms secos. Se encuentran principalmente en los estados Bolvar y Amazonas. En las tierras
bajas y medias de Guayana son comunidades conformadas por especies con hojas mayormente de consistencia
coricea, que suelen crecer en las orillas de ros de aguas negras.
b) Arbustales parameros: son comunidades que van desde rosetales puros a arbustales puros, depen
diendo de la altitud, el drenaje y otros factores, siendo el rosetal-arbustal la formacin ms tpica (Foto 9). Consta
de varios estratos, alcanzando ms de 1,5 m de alto. Entre otros gneros caractersticos, resalta Espeletia spp.
conocido como frailejn (Ataroff & Sarmiento 2004). Pese a que es una formacin caracterstica de la cordillera
andina, ubicada por encima de 2.500 msnm, existen algunos parches en las zonas ms altas de la cordillera de
la Costa que son reconocidos como arbustales paramoides (Huber & Alarcn 1988).
6. Arbustales espinosos
Son comunidades vegetales cuya composicin florstica est conformada por arbustos y arbolitos bajos
(usualmente <5 m de alto), la mayora provistos con espinas, y cactceas (Foto 11). Cuando predominan los
arbustos espinosos se le denomina espinar, mientras que si la dominancia es de las cactceas se le llama
cardonal. La condicin ms frecuente de estas comunidades vegetales es encontrar una mezcla entre espinares
y cardonales. La composicin de especies de cada unidad est influenciada por la disponibilidad de agua, tipos
de suelo, salinidad, entre otros aspectos ambientales. Un subtipo de arbustales espinosos, de porte ms bajo,
son los arbustales espinosos litorales, donde las especies tienden a ser las mismas, pero hay un predominio de
aquellas con mayor resistencia a la salinidad. Los arbustales espinosos se distribuyen en las zonas secas del
norte de Venezuela y, en el caso de los litorales, siguiendo la franja costera continental e insular.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
c) Arbustales tepuyanos: son comunidades formadas por arbustos de 0,5 a 2 metros de alto, con
ramificaciones en la base y hojas coriceas mayormente aglomeradas al final de las ramas. La mayora de los
arbustos tepuyanos tiene flores o inflorescencias vistosas (Foto 10). Se desarrollan en la cima de los tepuyes y
tienen un alto nivel de endemismo (Huber 1995b).
7. Arbustales ribereos
Se trata de comunidades vegetales integradas por arbustos altos. Se encuentran restringidos a las
tierras bajas del estado Amazonas, especficamente por debajo de 400 m de elevacin, y asociados a cursos de
aguas negras naturales (Foto 12). En la penillanura del Casiquiare, en zonas totalmente planas, con perodos de
inundacin de ms de seis meses por ao, se encuentra un tipo particular de estos arbustales, dominado por
agrupaciones de palo de boya (Malouetia spp.), comnmente llamadas boyales (Huber 1995a, 1995b).
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Foto 12. Arbustal ribereo (boyal) formado por Malouetia glandulifera (palo de boya), cuenca del Casiquiare, estado Amazonas.
Gustavo Romero
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8. Herbazales
Son comunidades conformadas por una capa de especies no leosas relativamente continuas, que
puede contener elementos leosos (arbustos o rboles) en forma aislada o en grupos, formando pequeas
islas de bosques. Las especies predominantes comnmente son hierbas (graminosas o no), pero en el Escudo
Guayans puede tratarse de especies con una apariencia fisionmica completamente diferente a las hierbas
(Huber 1995a). Atendiendo a su composicin florstica, sus restricciones ecolgicas y ubicacin geogrfica, en
Venezuela pueden diferenciarse siete tipos de herbazales:
a) Sabanas abiertas: comunidad herbcea con predominio de gramneas, esencialmente sin elementos
leosos. Pueden ser inundables, y con escasa presencia de bosques de galera y morichales (MARNR 1982, Huber
& Alarcn 1988, Huber & Riina 1997). Su distribucin incluye los Llanos y algunos sectores de la Guayana (Foto 13).
b) Sabanas arbustivas y/o arboladas: comunidad herbcea donde abundan las gramneas, con
individuos arbustivos o arbreos frecuentes y dispersos sobre pequeos montculos, regularmente sobre suelos
minerales. Su distribucin incluye los Llanos y algunos sectores de la Guayana (Foto 14).
c) Herbazales parameros: son comunidades herbceas sobre los 3.000 msnm, presentes en reas muy
hmedas, permanente o estacionalmente anegadas. En ellos predominan las gramneas de los gneros Agrostis,
Bromus, Calamagrostis y Poa, la cipercea Carex amicta, las iridceas Sysyrinchium y Luzula, y la astercea
Espeletia schultzii (Azcar 1981, Azcar & Farias 2003). Esta formacin tiene diferencias con los arbustales
parameros, pero dado los complejos mosaicos que conforman (Foto 15), es casi imposible diferenciarlos en las
imgenes de satlite. Por ello, en la figura 8 se les agrupa como una sola unidad.
d) Herbazales de pantano: son comunidades vegetales herbceas, principalmente no graminosas,
asociadas a ambientes con inundacin temporal o permanente. Su mayor extensin se encuentra hacia el delta
del Orinoco (Foto 16).
e) Herbazales arbustivos sobre arena: son comunidades vegetales herbceas peculiares del estado
Amazonas, que crecen sobre arenas cuarzosas blancas, dominadas por hierbas de hoja ancha. Se trata de
ecosistemas muy ricos en endemismos vegetales.
f) Herbazales tepuyanos: son comunidades vegetales herbceas peculiares de las cumbres tepuyanas
y de la Gran Sabana, que crecen preferiblemente sobre suelos orgnicos profundos (turbas). Estos ecosistemas
son muy ricos en endemismos (Foto 17).
g) Herbazales litorales: son comunidades herbceas bajas cuya cobertura vara desde abierta hasta
densa. En algunos casos estn presentes en depresiones salinas de la costa (herbazal litoral halfito), y en otros
cubren dunas arenosas de las playas, normalmente no inundadas por el agua marina (herbazal litoral psamfilo).
Estas dos comunidades son pobres en especies (Huber & Alarcn 1988, Huber & Riina 1997) [Foto 18].
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Foto 16. Herbazal de pantano, cinagas de Juan Manuel, estado Zulia. Giuseppe Colonnello
Son pequeas comunidades vegetales que crecen sobre los numerosos afloramientos rocosos de tierras
bajas y sobre las cimas de los tepuyes. Una de sus caractersticas resaltantes es su alta riqueza en endemismos
(Foto 19).
10. Matorrales
Se ha referido como vegetacin arbustiva o arbrea baja (entre 3 y 8 m de alto), con dosel irregular,
producto de la degradacin de bosques naturales por actividad humana, (Huber & Alarcn 1988, MARNR 1993).
En la figura 8 se ha prescindido de este tipo de formacin y se ha identificado la original, indicando su grado de
intervencin. En aquellos casos donde esto no fue posible se design como rea intervenida.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
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Foto 20. Paisaje vegetal de la costa, litoral central, estado Vargas. Giuseppe Colonnello.
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Unidades
LEYENDA
Regin A. Costas e islas. Paisajes vegetales
de las montaas
Rebecca Miller
Esta regin se encuentra caracterizada por un relieve plano o casi plano, una isotermia climtica, un
nico piso climtico y presenta, adems, una extensin considerable de terrenos inundables. En su conjunto,
las llanuras bajas cubren casi la mitad del territorio nacional tanto al norte como al sur del pas. La casi absoluta
homogeneidad trmica anual, que apenas oscila alrededor de 25C y 27C, contrasta marcadamente con la
serie de gradientes pluviomtricos locales, los cuales van desde 500 hasta 4.000 mm/ao. Las condiciones
edficas de una regin tan grande, como es usual, varan marcadamente no slo en los tipos de suelo, sino
tambin en los regmenes hdricos del sustrato. En consecuencia, la cobertura vegetal refleja en igual grado una
enorme diversidad florstica y fisionmica a lo largo y ancho de estas planicies, que errneamente todava son
consideradas como ambientes montonos y poco atractivos debido al aspecto uniforme del paisaje sabanero
comparado con el de las montaas o el de los bosques pluviales.
Dentro de la regin de las llanuras bajas pueden distinguirse cinco grandes subregiones, tres ubicadas
al norte y dos al sur del ro Orinoco:
Subregin B.1 Depresin de Maracaibo
Subregin B.2 Llanos
Subregin B.3 Delta del Orinoco
Subregin B.4 Penillanura del ro Caura
Subregin B.5 Penillanura del Ventuari y Casiquiare
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Exceptuando algunas zonas inundables, como las cinagas de Juan Manuel de Aguas Claras y de Aguas
Negras, actualmente protegidas por un parque nacional y una reserva de fauna silvestre, el estado Zulia no
cuenta con un rea de proteccin en la antigua rea silvestre, de manera que la prdida de estos ecosistemas
debe considerarse absoluta e irreversible.
En todas las zonas llaneras no inundadas predomina la sabana de Trachypogon spp. (paja saeta), con o
sin elementos leosos adjuntos. En contraposicin, en reas con 6 7 meses de inundacin al ao, como en el
estado Apure, predominan gramneas distintas pertenecientes a los gneros Leersia, Hymenachne, Panicum y
Mesosetum, y en estos casos se trata siempre de sabanas abiertas, es decir, sin elementos leosos presentes.
Las tres especies de arbustos ms notables, no slo de las sabanas llaneras, sino de toda Amrica del Sur, son el
chaparro (Curatella americana), el manteco (Byrsonima crassifolia) y el alcornoque (Bowdichia virgilioides). Entre
las palmas, otro elemento sobresaliente de la vegetacin del Llano, en primer lugar se encuentra la palma llanera
Copernicia tectorum, ya encontrada en la Depresin de Maracaibo, el corozo (Acrocomia aculeata) y el moriche
(Mauritia flexuosa). Una exhaustiva revisin bibliogrfica sobre toda la ecorregin de los Llanos venezolanos
puede ser consultada en Duno de Stefano y colaboradores (2007).
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Se extienden a todo lo largo del piedemonte oriental de la cordillera andina, por las llanuras coluvioaluviales de los estados Tchira, Apure, Barinas, Portuguesa y Cojedes. En la subunidad estn presentes extensos
bosques ribereos (bosques de galera), sabanas arbustivas de cerro con Curatella americana (chaparro) y
Trachypogon spicatus (paja saeta), sobre el piedemonte andino, as como sabanas peridicamente inundables en
las planicies de inundacin interfluviales premontanas. Uno de los tipos de vegetacin ms tpicos de este sector,
por las especies que le componen, son los bosques semideciduos, tambin llamados bosques premontanos de
los Llanos forestales. Desarrollados sobre los suelos frtiles y parcialmente inundables, cuentan con grandes
rboles de mijao (Anacardium excelsum), caoba (Swietenia macrophylla), saqui saqui (Bombacopsis quinata),
coco de mono (Couroupita guianensis) y palma de agua (Attalea butyracea). Sin embargo, la representacin de
este tipo de vegetacin en el sector se encuentra bastante reducida en comparacin con lo sealado por Veillon
(1977) para la zona.
En el centro-norte del estado Anzotegui se ubican las Mesas orientales, de origen sedimentario, cuya
cobertura vegetal original se caracteriza por amplias sabanas ralas, sin rboles, sobre las superficies planas.
Densos morichales y bosques deciduos crecen a lo largo del piedemonte meridional del macizo del Turimiquire,
mientras que grandes y variados bosques ribereos y morichales se esconden en los amplios valles encajonados
a lo largo de todos los ros que drenan hacia el ocano Atlntico (ros Amana, Guanipa y Morichal Largo). Si bien
la flora de las sabanas ralas de las mesas es de una pobreza extrema ya notada por Pittier (1947), el conjunto
florstico en las depresiones de los valles de la mesa de Guanipa (farallones) cuenta con hallazgos recientes de
especies de arbustos (por ejemplo, Humiria balsamifera) que anteriormente slo se conocan como parte de la
flora guayanesa, ubicada mucho ms al sur.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Subregin B.3. Planicie deltaica del ro Orinoco y cenagosa costera del ro San Juan
La inmensa desembocadura del ro Orinoco en el ocano Atlntico ha creado, a lo largo de miles de
milenios, un amplio abanico de planicies aluviales recientes (e.g. el delta del Orinoco), a las cuales se asocian
las desembocaduras menores de los ros Amacuro, al sur, Guanipa, San Juan, Turupano y Ajes hacia el norte,
formando una serie de deltas fluviales coalescentes (Foto 23). Solamente en la mitad meridional del estado
Delta Amacuro, al sur del Ro Grande, aflora el basamento continental del Escudo Guayans con una fisiografa e
hidrologa no deltaica, pero an sujeto al clima netamente hmedo de la franja costera atlntica.
63
Foto 23. Planicie cenagosa costera del ro San Juan, cao Guariqun, Turupano, estado Sucre.
Giuseppe Colonnello
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Toda esta subregin se distingue de las otras llanuras bajas macrotrmicas del pas por su carcter
fluvio-marino, en el cual los procesos de transporte y deposicin temporal de sedimentos, acarreados por el
Orinoco y los otros ros de la regin, y trasladados hacia el Atlntico, determinan poderosamente el paisaje. Su
extensin abarca desde las vertientes basimontanas de la pennsula de Paria y las planicies cenagosas costeras
de la isla Turupano y ro San Juan, en el norte, hasta ms all de la ribera derecha de los ros Ro Grande y
Amacuro en el sur. Comprende la casi totalidad del estado Delta Amacuro y partes de Monagas y Sucre.
Todos los ecosistemas caractersticos de este sector estn bajo la influencia de aguas saladas en la
planicie deltaica, o de aguas ms o menos salobres en las planicies cenagosas costeras adyacentes. Segn
Canales (1985), en el delta del Orinoco se distinguen varios paisajes locales tomando en consideracin el grado
y tipo de inundacin: Delta Superior (peridicamente inundado), Delta Medio (inundacin temporal prolongada)
y Delta Inferior (inundacin permanente). Esta ltima unidad, caracterizada por manglares extensos, forma parte
mayormente de la Regin costera A.2. Hacia el norte se continan las grandes planicies cenagosas y costeras
del ro San Juan, con rgimen de inundacin de estacional a permanente, mientras que al sur se extiende
la penillanura parcialmente inundable del ro Amacuro hasta Sacupana, bordeando una franja poco ancha de
la ribera sur del Ro Grande. El rgimen climtico de toda esta subregin es decididamente macrotrmico y
hmedo (ombrfilo), pero con un gradiente de pluviosidad decreciente de este a oeste, donde se manifiesta la
transicin hacia el rgimen estacional (tropfilo) tpico de los Llanos adyacentes.
Durante las ltimas tres dcadas la vegetacin deltana y sus caractersticas ecolgicas han sido
estudiadas con gran detalle, principalmente debido a la posible presencia de importantes yacimientos petrolferos
en el subsuelo de toda esta regin (Canales 1985, Colonnello 1995, Colonnello 2004, Gonzlez 2004, Colonnello
et al. 2009, Gonzlez 2010). En resumen, se puede observar que los principales tipos de vegetacin deltanos son
los bosques y palmares inundables, llamados tambin bosques y palmares de pantano (inundacin permanente)
o de lodazal (inundacin temporal). Adems, se presentan los herbazales inundables localizados en el centro
y norte del delta. Los bosques del delta son generalmente densos y estn frecuentemente mezclados con
palmas, entre las cuales destacan la manaca (Euterpe oleracea), de donde se obtiene el palmito comestible, y
el temiche (Manicaria saccifera) con sus hojas de hasta 6 ms metros de largo. El moriche (Mauritia flexuosa)
se encuentra tanto en los bosques pantanosos, como en las sabanas hmedas, donde forma grandes rodales
propios llamados morichales o bosque de palmar.
Un rbol muy caracterstico de los bosques inundables, debido a sus vistosos contrafuertes bandeados y
ondulados que sobresalen de las aguas del pantano, es el sangrito o sangre de Drago, que corresponde a varias
especies de la leguminosa Pterocarpus spp. (principalmente P. officinalis). Entre los tipos de vegetacin herbcea
se distinguen las sabanas estacionalmente inundables y de sustratos minerales, dominadas por gramneas, como
la paja de agua (Hymenachne amplexicaulis) y la lambedora (Leersia hexandra), unos herbazales latifoliados casi
permanentemente inundados, como los tifales, dominados por la tifa (Typha dominguensis) y varias especies
de carrizo (Cyperus spp.), o los rabanales, que son comunidades muy densas formadas por la arcea erecta
Montrichardia arborescens o rbano. Por ltimo, los herbazales sobre suelos orgnicos o turbas dominados por
cyperceas (Lagenocarpus guianensis) y helechos (Blechnum serrulatum).
En forma casi absoluta, la vegetacin predominante en esta gran penillanura es el bosque siempreverde
sobre tierra firme. Adicionalmente, en el Caura medio existen reas inundables con predominancia de la palma
seje (Oenocarpus bacaba), as como bosques ribereos inundables y no inundables a lo largo de los principales
ros. Todos estos bosques presentan una gran diversidad de especies arbreas, arbustivas y epfitas que todava
no ha sido explorada en detalle. Se ha encontrado que una gran parte de los rboles altos pertenece a las familias
Lecythidaceae, Fabaceae, Euphorbiaceae, Sapindaceae, Annonaceae, Burseraceae y otras. En el sotobosque
abundan helechos, y especies de las familias Marantaceae, Rubiaceae, Piperaceae, entre otras (Rosales & Huber
1996, Huber & Rosales 1997, Bevilacqua 2002, Vispo & Knab-Vispo 2003).
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Una caracterstica sobresaliente de esta subregin son sus grandes reas con arenas cuarzosas blancas,
especialmente en el bajo Ventuari y hacia la cuenca del ro Atabapo. Sobre estos suelos, extremadamente
pobres en nutrientes (oligotrficos) y con un rgimen hdrico marcadamente variable, crece una amplia gama de
herbazales y arbustales enanos con numerosas especies de plantas endmicas adaptadas a estas condiciones
peculiares.
Por otra parte, sobre suelos con un contenido de arcilla apreciable se identifica una gran variedad de
diferentes tipos de bosques siempreverdes, altos y con un dosel usualmente muy cerrado. Tambin existen
formaciones arbreas sobre suelos oligotrficos de arena blanca, especialmente en la mitad suroccidental de la
subregin, que reciben el nombre de caatinga amaznica. En estos bosques abiertos, cuyos rboles presentan
tpicamente copas pequeas y con hojitas igualmente menudas y muy coriceas, predominan las familias
Euphorbiaceae, Fabaceae, Combretaceae, Asteraceae y Clusiaceae.
El sotobosque es de densidad variable, dominado por arbustos de Rubiaceae, Bombacaceae y Sapota
ceae. A lo largo de los ros con aguas negras naturales, como en la cuenca superior del ro Atabapo o en la del
bajo Casiquiare, se encuentra otro tipo muy extrao de vegetacin riberea, pero altamente endmico: los
boyales, que son comunidades arbustivas densas, con tallos ms bien delgados, pertenecientes a la familia
Apocynaceae. Su madera es tan extremadamente liviana que la poblacin local indgena la usa como madera
flotante en sus faenas de pesca, denominndole palo de boya.
Regin C. Colinas
Esta regin ocupa una posicin de transicin entre los ecosistemas de tierra baja y los montanos.
Cuenta con un relieve suave con menos de 1.000 m de elevacin, y cumbres usualmente convexas y laderas
poco inclinadas. En ella predomina el piso basal con clima clido, sin embargo, cuando alcanza elevaciones
mayores de 500-600 msnm hay una transicin climtica dbil hacia el piso subtemplado.
En esta regin se distinguen tres subregiones, de las cuales una se ubica al norte y las otras dos al sur
del ro Orinoco:
I
Ambientes terrestres de Venezuela
En Venezuela el paisaje fisiogrfico colinar no es muy extendido. Este trmino incluye zonas con
topografa ondulada ms fuerte que en la penillanura, es decir, una topografa colinar o de lomero, la cual va
desde 200 hasta 800-1.000 m de altitud aproximadamente. Se encuentra principalmente en la zona macrotrmica,
con una temperatura media anual mayor de 24C, pero alcanza marginalmente la zona submesotrmica con
una temperatura media anual entre 20C y 24C. La ausencia de una clara existencia de pisos altitudinales
constituye uno de los criterios principales para separar el paisaje colinar del paisaje montano. La pluviosidad es
generalmente baja en las colinas del noroeste del pas (aproximadamente 500-1.000 mm/ao) y de media a alta
en las colinas al sur del Orinoco, con una precipitacin media anual entre 1.000 y 3.000 mm.
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Foto 26. Sistema de colinas y sierras bajas Lara-Falcn, estado Lara. Giuseppe Colonnello
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pennsula de Paraguan, cuya vegetacin pertenece ms a la regin de montaas (D). Toda la subregin est
sujeta a un rgimen principalmente macrotrmico, con transiciones hacia el submesotrmico en las zonas ms
elevadas. El rgimen pluviomtrico es de tipo rido a semirido (PMA entre 300 y 1.000 mm), con una excepcin
hacia el este (en la zona de los valles martimos) y el oeste de la subregin, donde se registra una precipitacin
media anual mayor, entre 1.200 y 1.800 mm, distribuida entre 8 meses del ao.
La vegetacin predominante est constituida por bosques deciduos y arbustales espinosos, citados en
la bibliografa como bosques secos y arbustales xerfilos, parcialmente espinosos (Smith 1972, Matteucci et al.
1979). Entre Barquisimeto y Carora se observan extensos cardonales, es decir, arbustales espinosos mezclados
con cactceas columnares arborescentes, como el cardn Stenocereus griseus, cactceas fruticosas, las tunas
(Opuntia spp.) y los caractersticos buches (Melocactus curvispinus, Mammillaria spp.). Entre los elementos
arbustivos o arbreos bajos predominan las leguminosas, con las especies Prosopis juliflora (cuj), Cercidium
praecox (yabo), Acacia angustissima, junto con otros elementos leosos caractersticos tales como el olivo
(Capparis spp.) o el trompillo (Jacquinia frutescens).
Los bosques alisios semicaducifolios, que caracterizaban el paisaje de los valles martimos ubicados
en la mitad oriental de este sector, han sido sustituidos casi totalmente por fincas ganaderas y agrcolas.
Originalmente dominaban all rboles como el puy o araguaney (Tabebuia billbergii), la vera (Bulnesia arborea) o
el membrillo (Phyllostylon rhamnoides), junto con un sotobosque bastante variado y denso.
Donde la vegetacin natural boscosa haya sido degradada a consecuencia de una fuerte y persistente
intervencin humana, se forman extensos matorrales, en los cuales se observa un conjunto florstico diferente
del existente previamente en el bosque original. En estos casos, la as llamada flora adventicia e invasora ha
desplazado a las especies originales hasta constituir nuevas comunidades vegetales, que en este caso reciben
el adjetivo de secundarias.
Subregin C.2. Sistema de colinas y sierras bajas piemontanas del Escudo Guayans
Debido a su considerable extensin, esta subregin es heterognea en su vegetacin y flora (Foto 27).
Cubre la franja entre el borde noroccidental del Escudo Guayans y el ro Orinoco, desde la desembocadura
del ro Sipapo en el estado Amazonas hasta la boca del ro Caura. Desde all hacia el este, comprende la parte
inferior de las cuencas de los ros Caura y Paragua, del bajo ro Caron y del ro Cuyun. Adems, incluye la sierra
de Imataca y la altiplanicie de Nuria en la lnea divisoria entre el estado Bolvar y el estado Delta Amacuro. Toda
la subregin se desarrolla sobre el basamento gneo-metamrfico del Escudo Guayans, cuyos afloramientos
granticos, en forma de lajas (inselbergs) o serranas bajas, constituyen uno de los rasgos ms significativos no
slo del paisaje sino tambin de la vegetacin.
Las caractersticas climticas de esta rea son muy variadas. En lneas generales, el clima de la zona
ms al norte, que bordea el ro Orinoco entre los Castillos de Guayana y Caicara, es biestacional, con una
pronunciada alternancia entre la poca seca y la poca lluviosa, con temperaturas medias anuales mayores a
24C y precipitaciones medias anuales entre 800 y 1.500 mm. Por su parte, las zonas del Cuyun-bajo Caron
y Caicara-Boca Sipapo, en el estado Amazonas, tienen un clima ms equilibrado, con una pluviosidad media
anual que vara entre 1.200 y 2.000 mm. Dentro de la subregin, las nicas reas que no pertenecen al clima
macrotrmico son las cumbres de las colinas que tienen un clima submesotrmico, y que alcanzan entre 800 y
1.000 msnm.
Desde el punto de vista florstico, casi toda la subregin constituye una zona de transicin entre la
biorregin de los Llanos, hacia el norte, y la biorregin de la Guayana, hacia el sur. Entre Caicara del Orinoco y
Puerto Ordaz se extiende un bolsn, hacia el sur, de sabanas tpicamente llaneras, las cuales casi alcanzan el
pie de las montaas del Escudo Guayans en los alrededores de Tumeremo. Por otra parte, a lo largo de la ribera
meridional del ro Orinoco, hasta ms al sur de Puerto Ayacucho, aparecen manchas ms o menos extensas de
sabanas, en las cuales domina ntidamente el elemento llanero. Sin embargo, all ya comienzan a presentarse
especies de genuina afinidad florstica guayanesa.
Foto 27. Sistema de colinas y sierras bajas piemontanas del Escudo Guayans, Canaima, estado Bolvar. Rebecca Miller
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Esta zona abarca la porcin centro-norte del estado Bolvar y la franja de piedemonte septentrional del
macizo Guayans, desde la boca del ro Caura, en el oeste, hasta la boca del ro Caron, en el este. Este sector
incluye las cuencas bajas de estos dos ros y la del ro Aro. Es heterognea, florstica y fisionmicamente, de
manera que su cobertura vegetal vara desde bosques siempreverdes hmedos (ombrfilos) hasta bosques
ribereos deciduos (caducifolios), alternando con sabanas muy ralas y vegetacin saxcola sobre afloramientos
rocosos. Sin embargo, las especies encontradas en cada uno de estos ecosistemas difieren en grado ms o
menos notable de ecosistemas similares, ubicados en el sector occidental. Estas diferencias se deben, en primer
lugar, al rgimen climtico generalmente ms seco de esta zona y, en segundo lugar, a las diferentes condiciones
edficas, ya que las rocas del grupo Imataca, predominantes en este sector, estn entre las ms antiguas de todo
el Escudo Guayans.
Subregin C.3. Sistema de sierras bajas y colinas Imataca-Cuyun del Escudo Guayans
nororiental
Esta subregin pertenece a la provincia fitogeogrfica Guayana oriental que se extiende a todo lo largo
de las tres Guayanas, es decir, entre el ro Amacuro bajo, en Venezuela, y el lmite entre la Guayana Francesa y
el Estado de Amap, en el Brasil nororiental (Huber 1994, Berry et al. 1995). En Venezuela abarca, en forma de
tringulo invertido, toda la mitad sur del estado Amacuro, las sierras Piacoa e Imataca, y la gran zona boscosa
Foto 28. Sistema de sierras bajas y colinas Imataca-Cuyun, Imataca, estado Bolvar. Giuseppe Colonnello
Esta subregin ocupa principalmente terrenos de tierra firme no inundables, desde el piedemonte
nororiental de la sierra de Imataca, drenados por el ro homnimo, hasta el ro Cuyubini, ms al este.
Adicionalmente, incluye las colinas y las sierras bajas de Imataca y de la altiplanicie de Nuria (hasta 450 msnm),
as como los bosques de la penillanura que se extiende entre la sierra de Imataca y el piedemonte oriental de
la sierra de Lema. Gran parte de este paisaje est dominado por una forma de relieve muy peculiar llamado de
media naranja, que consiste en una aglomeracin densa de colinas semiesfricas, con alturas que oscilan entre
50 y 100-150 m, pero separadas por pequeos valles que drenan sus bases con un patrn de drenaje circular.
Este paisaje es el resultado tpico de los procesos de meteorizacin y alteracin de rocas gneas-metamrficas
antiguas (el granito de Imataca o el de Supamo, ambos de edad proterozoica) bajo condiciones de clima lluvioso
tropical.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
delimitada, en el oeste, por una lnea imaginaria entre el poblado de Tumeremo y las cabeceras del ro Yurun.
El lmite sur podra trazarse siguiendo la cota de 200 msnm a lo largo del piedemonte de la sierra de Lema, en
direccin oriental hasta caer en el ro Venamo, aproximadamente en su confluencia con el ro Cuyun (Foto 28).
Prcticamente toda la subregin est cubierta por diferentes tipos de bosques pluviales muy densos,
cuya fisionoma y composicin florstica difieren notablemente de los bosques inundables del delta, adyacentes
por el norte, descritos en el sector B.3, y ms an de los bosques del sector C.2.2, colindantes por el oeste.
Esta distincin es producto del rgimen climtico marcadamente ms hmedo. En esta formacin de bosques
ombrfilos destacan aquellos dominados localmente por especies arbreas indicadoras, tales como Erisma
uncinatum (mureillo, en la Altiplanicie de Nuria y en Imataca) y Mora gonggrijpii (mora), que forma bosques
densos y altos, particularmente en zonas hmedas de interfluvios, desde el ro Cuyun alto, en Venezuela, hasta
su confluencia con el ro Esequibo, en Guyana.
Regin D. Montaas
La regin de montaas muestra un relieve generalmente pronunciado, con una alternancia abrupta
entre valles y laderas, lo que le imprime las caractersticas ms conspicuas a esta unidad. Adicionalmente,
esta condicin genera un patrn ecolgico para las formas vegetales debido a su exposicin al viento y al sol,
as como a la inclinacin de las vertientes. En esta unidad hay una clara separacin de los pisos climticos
altitudinales, desde el clido basal hasta el templado y el fro (nival).
Tres grandes sistemas montaosos1, distintos en su origen y en su configuracin orogrfica actual,
caracterizan el paisaje fisiogrfico del territorio venezolano, no slo por su aspecto fisionmico variado y sus
moles a veces verdaderamente impresionantes, sino tambin por la extraordinaria complejidad y belleza de la
cubierta vegetal asociada a cada uno de ellos. Son stos: a) el macizo Guayans con sus famosas, imponentes y
antiqusimas mesetas rocosas de origen proterozoico y precmbrico, ubicadas en el sur del pas, b) la alargada
y esbelta cordillera de la Costa, de edades principalmente paleozoicas y mesozoicas, que acompaa casi toda
la ribera del mar Caribe en Venezuela, y c) la majestuosa cordillera de los Andes, que pasa a formar parte del
paisaje de Venezuela a partir del Terciario, cuando sus dos ramales, es decir, la sierra de Perij y la cordillera
de Mrida, comienzan sus vigorosas fases de plegamiento y de levantamiento, hasta alcanzar las mayores
elevaciones actualmente registradas para todo el pas.
De este modo, la extensa regin llamada aqu simplemente de montaas, incluye todas las reas
montaosas del pas, entre 100 y 5.000 msnm aproximadamente. En ella estn representados los pisos climticos:
a) macrotrmico, con una temperatura media anual superior a 24C, b) mesotrmicos, con temperaturas entre
24C y 12C, y c) microtrmico, donde la temperatura media es inferior a 12C y llega al lmite nival en las
cumbres alto-andinas. La pluviosidad es extremadamente variable, por lo que se encuentra desde reas con
apenas 500-700 mm de precipitacin media anual hasta otras con ms de 4.000 mm de pluviosidad.
1 Para la caracterizacin del nivel jerrquico de las diferentes masas montaosas se emplean, en orden creciente de complejidad
orogrfica, los trminos cerro, sierra, serrana, macizo y cordillera.
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En general la pluviosidad es elevada, especialmente en las vertientes orientales, a baja y media altitud,
especficamente en los pisos submontano y montano. En el piso altimontano o altiandino, la disponibilidad
hdrica es mucho ms limitada. Esto es consecuencia de una precipitacin marcadamente menor, as como, por
el fenmeno de las heladas nocturnas que en Venezuela se observa nicamente en esta subregin.
La vegetacin de la cordillera de Mrida se caracteriza por los numerosos tipos boscosos que ocupan
sus laderas orientales (hacia los Llanos) y noroccidentales (hacia el lago de Maracaibo), as como por los
pramos alto-andinos que van desde la lnea boscosa hacia las cumbres. En ambos casos existe un elevado
grado de endemismo florstico. Entre los bosques basimontanos, submontanos y montanos, destaca el bosque
nublado andino dentro de los bosques montanos, con el predominio de majestuosos rboles de gimnospermas
provenientes de la regin austral (Podocarpaceae). En el Bosque Experimental de la ULA, en La Carbonera,
a casi 3.000 msnm, puede observarse grandes colonias de pino aparrado (Podocarpus oleifolius) y pino laso
(Decussocarpus rospigliosii), con 40 o ms metros de alto. Los otros tipos de bosque que crecen en los pisos
altitudinales inferiores tambin presentan una flora rica y variada, entre la cual destacan las colonias de yagrumos
con hojas blancas (Cecropia telenitida).
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Barquisimeto, en el estado Lara (Foto 30). En esta unidad se encuentran las mayores elevaciones fisiogrficas de
Venezuela, llegando hasta casi 5.000 m de altitud en el pico Bolvar. Igualmente, aqu se registran los puntos ms
altos en el pas con vegetacin natural, lo cual ocurre a 4.700 msnm. El rgimen climtico vara con la altitud y la
exposicin, pero presenta variaciones locales. Ejemplos de ellas son los ambientes secos o xerfilos en algunos
valles intra-andinos, como los valles de los ros Chama y Motatn, o la zona de Lobatera.
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Foto 30. Cordillera de los Andes, pramos andinos, estado Mrida. David Southall
I
Ambientes terrestres de Venezuela
opuestas, dirigidas hacia el sur, presentan una inclinacin menos pronunciada hasta desembocar en el
largo valle transversal de Aragua. Desde all, la vertiente sur de esta serrana se encuentra emplazada
sobre la gran falla geolgica de La Victoria, desarrollndose, inicialmente, a 400 y 450 msnm para luego
subir hasta ms de 1.000 metros en el valle de Caracas. Las cumbres ms altas de la serrana estn
alineadas en sentido oeste-este y varias de ellas superan la cota de 2.000 msnm.
Por su parte, las zonas abiertas que se desarrollan por encima del lmite superior de los
bosques, en el caso de la cordillera de la Costa comienzan a 2.200 y 2.300 msnm. Se trata de un
tipo de subpramo arbustivo, en el cual crecen algunas especies parameras como el incienso
(Libanothamnus neriifolius) o la hierba arrosetada (Acaena cylindristachya), que demuestran las
afinidades fitogeogrficas de estos ecosistemas con los pramos andinos.
La cordillera de la Costa Central, con sus valles transversales de Caracas y Aragua, hasta
ms all del lago de Valencia, desde hace varios siglos es la regin con la mayor concentracin de
poblacin en Venezuela. Obviamente, la vegetacin natural de los valles y de los pisos inferiores y
medios de la zona ha sido fuertemente modificada para darle paso a las reas agropecuarias.
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Foto 32. Cordillera de la Costa Central, cerro El vila, Distrito Capital. David Southall
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Foto 33. Cordillera de la Costa Oriental, Turimiquire, estado Anzotegu. Gilson Rivas
Steyermark (1966), quien explor el macizo del Turimiquire durante dos meses en 1945, report que las
laderas inferiores de este complejo montaoso estaban mayormente deforestadas. En 1975 fue declarada la
Zona Protectora del Macizo Montaoso del Turimiquire, pero desde entonces se ha construido la gran represa del
Turimiquire a media montaa y la figura de proteccin no ha sido del todo eficiente. Hoy en da probablemente
slo el piso superior montano (> 2.000 msnm), con remanentes de bosques nublados costeros y con arbustales
mesotrmicos, representa parte de la vegetacin natural original de este imponente sistema montaoso.
I
Ambientes terrestres de Venezuela
y los bosques nublados por su gran nmero de especies endmicas (Steyermark 1966). En las cumbres tambin
se han encontrado arbustales abiertos, praderas y pequeas reas pantanosas con musgos (Sphagnum spp.).
Una gran parte de la vegetacin original de esta subregin en el noreste del pas ha sido sometida a una
intensa ocupacin humana desde hace varios siglos, de manera que su actual cubierta vegetal incluye terrenos
deforestados con matorrales o sabanas secundarias, as como bosques basimontanos y submontanos con alto
grado de intervencin debido a la tala selectiva de las especies maderables (Silva 1999).
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Foto 34. Cerro El Copey, isla de Margarita, estado Nueva Esparta. Natalia Ceballos
El macizo Guayans, ubicado enteramente al sur del Orinoco, es la subregin montaosa de mayor
extensin en Venezuela (Foto 35). Se emplaza directamente sobre el basamento del Escudo de Guayana y
tiene una edad geolgica precmbrica estimada en ms de 1.000 millones de aos. A lo largo de su proceso
de formacin se han sucedido diferentes fases y eventos orognicos, plutnicos, volcnicos, sedimentarios e
intrusivos. Por esta razn, en el paisaje montano guayans se encuentran mezclados, a gran escala, numerosas
elevaciones sedimentarias con su tpica forma de mesa, al lado de extensas cordilleras empinadas de origen
magmtico y otras de origen volcnico. Sin embargo, las mesetas sedimentarias de areniscas y cuarcitas del
grupo Roraima son las que representan ms genuinamente el paisaje montano guayans. El nmero de estas
mesetas es de aproximadamente 50, y su presencia define el aspecto fisiogrfico actual de esta subregin.
La mayora de estas mesetas son llamadas tepui2 por los Amerindios Pemn de la zona. Se elevan
abruptamente desde los bosques o las sabanas de las planicies clidas y terminan en cumbres aplanadas entre
1.500 y 3.000 msnm, las cuales lucen inaccesibles por estar rodeadas de paredes verticales de hasta 1.000
metros de alto. Por otra parte, tambin existen montaas granticas de gran altitud y desarrollo, como la serrana
de Maigualida o la serrana Tapirapec.
Las condiciones climticas de esta subregin son muy variadas, aun cuando el clima hmedo lluvioso
predomina en toda su extensin, con una precipitacin media anual mayor a 2.500 mm. En las cumbres
tepuyanas ms elevadas se han observado cortos perodos de sequa (pocos das a 1-2 semanas, usualmente
durante los primeros meses del ao), durante los cuales el sustrato turboso, ampliamente distribuido, se puede
secar considerablemente.
2 La palabra tepui de la lengua indgena pemn se escribe con i latina cuando forma parte de un nombre autctono, mientras que se escribe
con y (i griega) cuando es utilizada en forma castellanizada (Notificacin de la Academia de Letras de Venezuela de 1984).
Debido al aislamiento geogrfico de cada tepuy, en la perspectiva horizontal con respecto a los diferentes
sistemas tepuyanos y en la vertical, por la separacin entre las tierras bajas basales y las cumbres, al menos
1.500 metros ms arriba, el Pantepui es una especie de archipilago ecolgico, con una historia evolutiva en el
espacio y en el tiempo muy peculiar y que ha dado origen a una gran variedad de ecosistemas localizados en las
diferentes secciones de la regin biogeogrfica guayanesa (Berry & Riina 2005, Huber 2005).
I
Ambientes terrestres de Venezuela
Los pisos altitudinales de las montaas guayanesas comprenden una zona piemontana macrotrmica
seguida por una zona submontana con rgimen submesotrmico, ambas desarrolladas sobre las laderas
inferiores y medias de los tepuyes cubiertos por bosques densos. A continuacin aparece una zona montana que
generalmente comprende las paredes superiores y las cumbres altotepuyanas con un rgimen mesotrmico, a
excepcin de las mesas con una altura superior a 2.800 m, donde se puede encontrar un rgimen submicrotrmico.
Desde el punto de vista biogeogrfico, todos los ecosistemas altotepuyanos, mayormente localizados por encima
de 1.500-1.800 msnm, son incluidos en una provincia vegetal propia llamada Pantepui (Huber 1987, 1994).
La vegetacin del macizo Guayans est constituida en primer lugar por los bosques hmedos de ladera
en los pisos basimontanos, submontanos y montanos. Estos bosques son muy variados en su composicin, tanto
desde el punto de vista estructural como florstico. En conjunto, representan ms de 80% de la cobertura vegetal
de esta provincia biogeogrfica llamada Guayana central de la regin Guayana (Huber 1994). Tambin pertenecen
a esta provincia los densos bosques de las altiplanicies de la sierra Parima y del macizo Cuao-Sipapo, que se
desarrollan entre 700 y 1.200 msnm, en los pisos submontano y montano. El restante 20% de esta subregin
incluye: a) las sabanas graminosas submesotrmicas y los morichales de la Gran Sabana, entre 700 y 1.400 msnm,
b) los herbazales latifoliados, dominados por Stegolepis, que se desarrollan sobre sustratos como turberas, arenas
blancas o afloramientos rocosos y c) arbustales de diferente fisionoma y composicin florstica esparcidos por
toda la subregin (Huber 1989).
En cambio, en la provincia Pantepui predominan los ecosistemas no boscosos, encontrndose numerosos
tipos de herbazales latifoliados y arbustales tepuyanos que crecen mayormente sobre espesos sustratos de
turba o directamente sobre la roca descubierta, esto ltimo menos frecuente. A lo largo de los cursos de agua,
en las depresiones y en las grietas, se desarrollan verdaderos bosques tepuyanos. Esta provincia se desarrolla
en el piso montano alto, localizado a partir de 1.500-1.800 msnm, el cual incluye las cumbres de los tepuyes de
arenisca y las montaas no sedimentarias superiores, tales como la serrana de Maigualida. Un detalle interesante
es que sobre las rocas expuestas de estos ambientes crece una vegetacin pionera bien desarrollada, la cual
est compuesta por cianobacterias, criptgamas y fanergamas especializadas, constituyendo un verdadero
litobioma, un rea todava muy poco estudiada.
La diversidad de comunidades vegetales encontrada en el macizo Guayans con sus dos provincias,
Guayana Central y Pantepui, est basada sobre un patrimonio florstico muy rico y diversificado. Segn la
recientemente concluida Flora de la Guayana Venezolana (Berry et al. 1995a, 1995c, 1997, 1998, 1999, 2001,
2003, 2004, 2005), se han registrado 2.322 especies en Pantepui sensu stricto (> 1.500 msnm) y de stas, 766
especies son consideradas endmicas a esta provincia fitogeogrfica (Berry et al. 1995b).
Los mayores centros de endemismo se encuentran en el cerro de la Neblina y los macizos de Chimant
y Duida-Marahuaca. Todas ellas con altiplanicies por encima de 1.800 m, llegando a 2.800 m en el Marahuaca,
y a 3.000 m en el cerro de la Neblina. Aparentemente la altitud no es el principal factor para el desarrollo de
endemismos, sino tambin el grado de aislamiento de cada una de estas montaas. Por esta razn probablemente
el cerro de la Neblina es la montaa con la mayor fitodiversidad y el mayor porcentaje de especies endmicas en
el trpico americano, ya que es el cerro tepuyano ms aislado hacia el sur en todo el rea del Escudo Guayans.
La subregin del macizo Guayans presenta caractersticas prcticamente nicas en el trpico americano:
a) Es el mayor reservorio de aguas no contaminadas y todava potables,
b) Los aprovechamientos hidroelctricos del bajo Caron producen recursos energticos vitales para
toda la nacin en el presente y, posiblemente, para un futuro a mediano y hasta largo plazo,
c) Tiene una densidad poblacional muy baja, integrada principalmente por indgenas originarios de la
regin con derechos histricos inalienables,
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d) Casi toda la extensin de la subregin est incluida en un sistema de proteccin legal reconocido
nacional e internacionalmente,
e) Presenta un ncleo de biodiversidad de importancia continental y en condiciones naturales
virtualmente intactas,
f) Presenta un conjunto de paisajes y escenarios naturales nicos en el trpico americano.
En consecuencia, es necesario proponer nuevas perspectivas de desarrollo que conlleven oportunidades
reales de subsistencia y de trabajo para los habitantes locales de la regin. La administracin de las reas
protegidas y un ecoturismo balanceado y sustentable podran constituir una alternativa en esa direccin.
Se distinguen nueve sectores fitoecolgicos, que conforman esta compleja y extensa subregin de
paisajes vegetales del sur de Venezuela3.
3 Para mayores detalles se recomienda consultar a Huber (1995b). Adicionalmente, una recopilacin bibliogrfica exhaustiva sobre la flora
y vegetacin de los tepuyes guayaneses se encuentra en Berry et al. (1995a).
Foto 38. Macizo Guayans, zona Caron medio, Auyn-tepui, estado Bolivar. Rebecca Miller
81
Esta pequea unidad comprende al cerro Guaiquinima, que alcanza escasamente 1.700 msnm, en el
extremo noreste de la meseta. Su cumbre es mayormente boscosa y presenta reas reducidas de vegetacin
tpicamente tepuyana con herbazales y arbustales. Este sector incluye la serie de cuestas inclinadas que rodea el
Guaiquinima, las cuales, aun siendo de menor altitud (500-1.200 msnm), presentan vegetacin caracterstica de
este sector, especialmente extensos arbustales sobre afloramientos rocosos. Todo el complejo del Guaiquinima
es de edad precmbrica y est constituido por areniscas y cuarcitas del grupo Roraima.
83
Foto 40. Macizo Guayans, zona noroccidental, Autana, estado Amazonas. Rebecca Miller
Este sector incluye los dos grandes macizos tepuyanos: el Par (Asisa), en las cabeceras del ro Ventuari,
y el Duida-Marahuaca y Huachamacari, en el alto Orinoco, al norte de La Esmeralda. Ambos macizos son de
tipo sedimentario, con areniscas y cuarcitas del grupo Roraima. La impresionante mole del cerro Marahuaca,
con sus ms de 2.800 m de elevacin, es el tepuy ms alto de este sector, mientras que el cerro Par, el cerro
Huachamacari y el cerro Duida varan entre 1.600 y 2.400 msnm, con una extensin mucho mayor. A este sector
pertenecen tambin dos montaas aisladas ubicadas ms hacia el oeste, que son el cerro Yapacana (1.200
msnm) y la sierra Tigre. En ambos casos la cobertura vegetal es de bosques siempreverdes submontanos. El
cerro Yapacana es de areniscas pertenecientes al grupo Roraima y su aspecto es tpicamente tepuyano a pesar
de su baja altitud, mientras la sierra Tigre es de un origen geolgico diferente y no tiene la forma tabular de los
tepuyes.
El llamativo macizo tepuyano del Duida fue descrito por Humboldt inicialmente en mayo de 1800,
durante su corta estada en La Esmeralda. Fue slo despus de 128 aos cuando el cerro Duida fue explorado
hasta su cumbre, durante una gran expedicin cientfica realizada entre 1928-29. La vegetacin de los macizos
del Par y del Duida-Marahauca-Huachamacari es muy variada y con altos niveles de endemismo en cada uno de
los tepuyes que le constituyen. Por encima de los densos bosques siempreverdes basimontanos y submontanos
que cubren todas las laderas y gran parte de la altiplanicie interna del Duida, en las regiones superiores y en las
cimas, se encuentra toda la gama de ecosistemas tepuyanos y altotepuyanos herbceos, arbustivos y pioneros
tpicos de Pantepui, con varios gneros endmicos como Phelpsiella en el Par, y Marahuacaea y Amphiphyllum
en el Duida-Marahuaca, entre las herbceas, y Duidaea, Duidania y Tateanthus entre las arbustivas (Foto 41).
Foto 41. Macizo Guayans, zona Centro Sur, Cerro Duida, estado Amazonas. Leonardo Ruz-Daz
La sierra Parima se extiende del norte al sureste, a lo largo de toda la frontera oriental del estado Amazonas
y en ella se encuentran tambin las fuentes del ro Orinoco. Es una cadena de montaas granticas proterozoicas
de altitud media, cuyas cumbres de 1.000 a 1.500 m de elevacin dominan una altiplanicie que se extiende
hacia el oeste a una altitud entre 700-1.200 msnm. Casi toda la sierra est cubierta por bosques siempreverdes
submontanos, con excepcin del borde suroccidental, donde se encuentran unas superficies aisladas bajas de
arenisca de tipo tepuyano, con arbustales subtepuyanos. En una seccin limitada del piedemonte suroccidental
de la sierra Parima y cerca del curso inferior del ro Ocamo, se ha observado un tipo de bosque deciduo. En la
altiplanicie han sido estudiadas algunas pequeas sabanas arbustivas naturales (o naturalizadas) con un estrato
herbceo muy diversificado. Por otra parte, actualmente en el sur de la sierra Parima persiste un acelerado
proceso de sabanizacin causado por intervencin antrpica (Smole 1976, Huber et al. 1984).
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89
92
Portadilla II. Atardecer en el Llano, estado Apure. Rebecca Miller
La publicacin de libros y listas rojas volmenes dedicados a resumir la informacin acumulada sobre
especies amenazadas a escala mundial se inici en 1996 con la edicin de los primeros libros rojos de aves
y mamferos (Scott et al. 1987). Con el pasar del tiempo, estas publicaciones se expandieron a muchos otros
grupos de animales y plantas, abarcando tambin una gran variedad de mbitos geogrficos. La Lista Roja de
Especies Amenazadas de la Unin Internacional para la Conservacin de la Naturaleza (UICN), que incluye a
todas las especies del mundo, se publica anualmente en formato electrnico. La informacin recopilada durante
ms de 40 aos ha puesto en evidencia la magnitud de la crisis de extincin. En su versin ms reciente rene
17.315 especies amenazadas: 6.142 vertebrados, 2.669 invertebrados, 8.495 plantas y 9 hongos y protistas (IUCN
2010a). As mismo, slo en Europa se conoce de la existencia de 3.562 listas de especies amenazadas actuales
e histricas, mientras que ms de 100 pases (casi 50% de los pases del mundo) han publicado listas rojas para
al menos un grupo taxonmico en su territorio (Kppel et al. 2003, Miller et al. 2007, Zamin et al. 2010).
II
Categoras y criterios
de las listas rojas de ecosistemas
Las listas rojas de especies amenazadas de extincin han sido fundamentales para documentar el estatus
de animales y plantas, informar al pblico, impulsar propuestas de conservacin y catalizar polticas pblicas
sobre biodiversidad. Histricamente, sus principales usos han sido: 1) aumentar el grado de conocimiento del
pblico en general acerca de la situacin de las especies amenazadas; 2) servir como punto de referencia para
evaluar los cambios en el estado de conservacin de la biodiversidad; 3) identificar las reas que podran ser
incorporadas a los sistemas nacionales de reas protegidas; 4) dar seguimiento a las actividades humanas
que amenazan a la biodiversidad, y 5) definir prioridades para la inversin de recursos en conservacin (Collar
1996, Possingham et al. 2002, Lamoreux et al. 2003, Rodrguez et al. 2004, Stuart et al. 2010). Las listas rojas son
documentos muy influyentes, como es expuesto en la decisin del Convenio sobre la Diversidad Biolgica. Entre
muchas otras funciones, sirven para cuantificar cambios en el estatus de las especies mediante la aplicacin
del ndice de las Listas Rojas, una medida promedio del riesgo de extincin de un grupo de organismos en un
momento dado (Butchart et al. 2007).
Despus que una especie es incluida en las listas rojas, generalmente aumenta la atencin de los
gobiernos, de la sociedad civil organizada, de la academia, del sector privado y del pblico en general. El resultado
es que las acciones en favor de su conservacin se incrementan o se acentan, segn sea el caso. Por ejemplo,
la extincin de al menos 16 especies de aves fue prevenida como resultado de las actividades de conservacin
implementadas en todo el mundo entre 1994 y 2004 (Butchart et al. 2006). As mismo, la conservacin de
especies amenazadas es el foco principal de una nueva iniciativa global promovida por la UICN, el Fondo para
el Medio Ambiente Mundial y el Banco Mundial, iniciada en 2010 en conmemoracin del Ao Internacional de la
Diversidad Biolgica. Salvemos Nuestras Especies es una respuesta al reto de la prdida de biodiversidad, que
busca combinar esfuerzos humanos con capital financiero y la colaboracin del sector pblico y privado, a una
escala acorde con la magnitud de la crisis. Para 2014, se espera haber creado un fondo global de decenas de
millones de dlares, que apoye propuestas de la sociedad civil para la implementacin directa de acciones de
conservacin enfocadas en especies amenazadas y sus hbitats.
El diseo y puesta en prctica de planes de accin en beneficio de las especies amenazadas tambin
son instrumentos idneos para catalizar numerosas acciones de conservacin. Un anlisis de los planes de
accin impulsados por varios grupos de especialistas de aves de la Comisin para Sobrevivencia de las Especies
de UICN demuestra que en el caso de las perdices, faisanes y otras aves relacionadas, de los 54 proyectos
prioritarios propuestos en los planes de accin respectivos, 33 se iniciaron dentro de los 5 aos siguientes
a su publicacin. Se observ adems la puesta en marcha de 35 acciones de conservacin especficas. El
conocimiento cientfico sobre las especies tambin aument, y esto es reflejado por los 45 artculos publicados
en revistas cientficas arbitradas y al menos 88 productos expuestos en presentaciones, conferencias, afiches
y artculos divulgativos (Fuller et al. 2003). La planificacin estratgica se ha convertido en una herramienta
fundamental para la conservacin de especies amenazadas (IUCN/Species Survival Commission 2008).
93
94
En Venezuela, el primer Libro Rojo de la Fauna Venezolana fue publicado en 1995, un esfuerzo conjunto
que cont con la participacin de ms de 130 investigadores de Venezuela y el exterior (Rodrguez & RojasSurez 1995). Al ao siguiente, la informacin contenida en el Libro Rojo fue empleada por el Ministerio del
Ambiente y de los Recursos Naturales para crear dos decretos: el Decreto N 1485 Animales Vedados para la
Caza (Venezuela 1996a) y el Decreto N 1486 Especies en Peligro de Extincin (Venezuela 1996b). Las listas
oficiales y la propuesta del Libro Rojo revelaron una gran coincidencia, demostrando la aplicacin directa de
los conocimientos tcnicos aportados por la academia y la sociedad civil a la definicin de polticas pblicas
nacionales para la conservacin de especies amenazadas. Luego de agotarse la primera edicin del Libro Rojo,
la segunda, corregida y ampliada, fue impresa en 1999 y reimpresa en 2003, fecha en la que tambin se public
la primera edicin del Libro Rojo de la Flora Venezolana (Llamozas et al. 2003). En el ao 2008, luego de una
extensiva investigacin, de la integracin de equipos de expertos a los anlisis, de la redaccin de nuevos textos
y la expansin significativa de la cobertura taxonmica de la obra, se public la tercera edicin del Libro Rojo de
la Fauna Venezolana (Rodrguez & Rojas-Surez 2008). Ese mismo ao se logra lo que quizs haya sido el mayor
impacto divulgativo de los libros rojos, cuando sus ilustraciones fueron usadas en la nueva familia de billetes
de Venezuela, un reconocimiento concreto del Estado venezolano a la fauna amenazada y a la necesidad de su
conservacin.
Durante la dcada de 1990, la UICN, organizacin que tradicionalmente ha impulsado y facilitado las
discusiones tcnicas acerca de la clasificacin de las especies amenazadas, revis en profundidad sus mtodos
para asignar las categoras de riesgo en un intento de hacer la clasificacin ms objetiva, repetible y transparente,
y para separar la determinacin del riesgo de extincin de la definicin de prioridades de conservacin (Mace &
Lande 1991, UICN 2001). En el presente, las categoras de las listas rojas estn diseadas para reflejar nicamente
el riesgo de extincin de un taxn, mientras que la priorizacin de la accin de conservacin es considerada un
segundo paso en el proceso, y en el cual deberan tomarse en cuenta muchos factores adicionales (UICN 2001,
Miller et al. 2006, Miller et al. 2007, Zamin et al. 2010).
Es indudable que el sistema de categoras y criterios de las listas rojas de la UICN ha fortalecido los
esfuerzos de conservacin de especies en todo el mundo, y ello queda demostrado en numerosos planes de
accin (e.g. Thorbjarnarson et al. 1992, Servheen et al. 1999, Brooks & Strahl 2000, Snyder et al. 2000), sin
embargo, por diversas razones se necesitan herramientas complementarias para evaluar el estado actual de la
diversidad biolgica. Primero, porque las especies pueden estar ms o menos amenazadas que los hbitats que
utilizan; por ejemplo, en un ecosistema aparentemente intacto algunas de sus especies clave podran haberse
Una contribucin que podra complementar las evaluaciones centradas en especies es el desarrollo de
criterios para evaluar el riesgo de extincin en un nivel de organizacin biolgica superior: el ecosistema. Esta
aproximacin aprovechara los avances recientes en los sistemas de informacin geogrfica (SIG) as como los
nuevos alcances, de computadoras ms poderosas, programas a precios ms bajos, y una cantidad creciente
de datos satelitales disponibles libremente, que abarcan de dos a cuatro dcadas y que permiten tanto medir
cambios recientes de cobertura terrestre como predecir cambios futuros.
II
Categoras y criterios
de las listas rojas de ecosistemas
extinguido por la cacera, o un ambiente degradado probablemente sea un refugio adecuado para especies
capaces de subsistir en ecosistemas profundamente modificados por actividades humanas (e.g. Bodmer
& Robinson 2004, Brashares et al. 2004, Blom et al. 2005, Nijman 2005). Segundo, porque es imposible que
las evaluaciones de especie por especie se igualen con la velocidad de los actuales niveles de prdida de la
biodiversidad (May et al. 1995, Baillie et al. 2004, Vi et al. 2009). El sistema ha funcionado para grupos de
especies que cuentan con especialistas capaces de producir los datos requeridos en las evaluaciones, pero
el avance para otros grupos menos estudiados ha sido lento. Esto se evidencia en la Lista Roja de la UICN,
donde se incluyen aproximadamente la mitad de los vertebrados, y segn la cual slo 4% de las plantas, 0,6%
de los invertebrados y 0,03% de los hongos y protistas han sido evaluados (IUCN 2010a, Stuart et al. 2010).
Hasta la fecha, la UICN ha publicado 75 planes de accin para especies, pero la cobertura taxonmica de estos
es muy desbalanceada: 47 referentes a mamferos, 12 sobre aves, 7 sobre plantas, 6 sobre reptiles, 2 sobre
invertebrados y 1 sobre peces (IUCN 2010b). Por ltimo, en el enfoque a nivel de especies las evaluaciones de
riesgo de la UICN no se traducen necesariamente en estrategias de conservacin en el mbito del paisaje, que
resultaran ms eficientes y efectivas especialmente en las regiones del mundo para las cuales los datos son
escasos (Noss 1996, Ward et al. 1999, Ferrier 2002, Cowling et al. 2004).
No se trata de reemplazar las listas rojas de especies, sino de contar con un sistema para la evaluacin
del riesgo de eliminacin de ecosistemas, el cual complementara las listas o resultara una alternativa cuando
slo se disponga de informacin a nivel del paisaje. Adems, ofrecera al menos otras cuatro ventajas, entre otros
beneficios. Primero, las evaluaciones a nivel de ecosistema seran ms eficientes para monitorizar el estatus de
la biodiversidad que las evaluaciones de especie por especie: a pesar de los esfuerzos, de las 1.740.330 especies
descritas en el mundo hasta 2010, slo 47.978 (menos que 3%) han sido evaluadas para la Lista Roja de la
UICN (IUCN 2010a). Segundo, efectuar evaluaciones ms rpidas permitira la implementacin de estrategias
de conservacin preventivas, que en cuanto a costos, tienden a ser ms efectivas que la rehabilitacin o la
restauracin (Orians 1993, Scott et al. 1993, Noss 1996). Tercero, con el rpido crecimiento de los SIG y los
anlisis de cambio de la cobertura terrestre basados en sensores remotos e imgenes satelitales, el enfoque en
el riesgo de eliminacin de ecosistemas aportara informacin para sintetizar la disparidad de estudios locales en
una evaluacin global coherente. Cuarto, la degradacin de ecosistemas sera ms evidente que la desaparicin
de especies individuales, ya que la sociedad frecuentemente percibe la prdida de biodiversidad en trminos de
la escasez de servicios ecosistmicos como agua limpia, comida, madera y combustible (Millennium Ecosystem
Assessment 2005).
Sobre la base del impacto que han tenido las Listas Rojas de UICN en las prcticas y polticas de
conservacin de especies amenazadas, y apoyados en cuatro dcadas de experiencias sobre el tema, en 2008
la UICN emprendi un proceso de consultas para el desarrollo, implementacin y monitoreo de un estndar
mundial para la evaluacin del estado de los ecosistemas, aplicable a nivel local, regional y mundial, con la
perspectiva de que sea presentado a una futura sesin del Congreso Mundial de la Naturaleza para su aprobacin
(IV Congreso Mundial de la Naturaleza 2008).
Hasta los momentos han sido desarrollados y puestos a prueba varios protocolos para la evaluacin
del estatus de ecosistemas, y esto brinda un buen punto de partida para el desarrollo de un estndar global
(Nicholson et al. 2009). Un sistema ideal debera contar con las siguientes caractersticas: 1) de fcil comprensin
para los responsables de la implementacin de polticas pblicas y para el pblico en general; 2) consistente
en forma lgica con el enfoque basado en especies; 3) transparente, objetivo y fundamentado en principios
cientficos slidos; 4) aplicable a ambientes terrestres, marinos y dulceacucolas; 5) aplicable a mltiples escalas
espaciales (de local a global) y resoluciones (de gruesa a fina); 6) con posibilidades de emplear tanto datos
95
histricos como actuales; 7) explcito sobre cmo las evaluaciones de riesgo de eliminacin pueden apoyar en la
definicin de prioridades de conservacin; y 8) definido por criterios con umbrales que reflejen niveles variables
de riesgo de eliminacin y prdida de funcin ecolgica, que sean fciles de cuantificar y monitorizar, y faciliten
las comparaciones entre ecosistemas (Rodrguez et al. 2011).
96
Esta publicacin representa la primera prueba a gran escala de la propuesta ms reciente de categoras
y criterios para las listas rojas de ecosistemas, actualmente sometida a la consideracin de la Comisin de
Manejo Ecosistmico de la UICN y la comunidad cientfica global (Rodrguez et al. 2011). Es el resultado del
trabajo de un grupo de personas reunidas en diferentes encuentros internacionales desde 2007, donde se
utilizaron varias propuestas previas como referencias iniciales (Benson 2006, Rodrguez et al. 2007, Nicholson et
al. 2009). Los detalles de las categoras y criterios empleados son expuestos en la siguiente seccin, pero aqu
es importante enfatizar que el sistema propuesto tiene por objeto la clasificacin de los ecosistemas segn
su riesgo de eliminacin, pues se trata de un proceso cientfico basado en la mejor informacin disponible
al momento de la evaluacin y que intenta ser transparente, objetivo y repetible. La definicin de prioridades
de conservacin generalmente ocurre despus de la asignacin de las categoras de riesgo y es un proceso
social, participativo, que adems de considerar el riesgo de eliminacin toma en cuenta otras variables como
la singularidad del hbitat, la proporcin del ecosistema incluido en las reas protegidas y las preferencias del
pblico (Tachack-Garca 2009). Una propuesta concreta sobre la aplicacin de los resultados del Libro Rojo de
los Ecosistemas Terrestres de Venezuela a la conservacin de la biodiversidad del pas se presenta en la ltima
seccin de esta publicacin.
Por ejemplo, la tala total de un bosque representa la prdida de funciones ecolgicas en tiempo
inmediato, de modo amplio y en forma severa, adems de las prdidas irreversibles en la composicin, estructura
y funcin, incluyendo cambios abruptos y reducciones permanentes en la distribucin geogrfica del ecosistema
(Scheffer et al. 2001). En cambio, en un bosque sujeto a tala selectiva de especies maderables de mayor valor,
es posible que se preserven algunas de sus funciones ecolgicas originales. El grado de disminucin funcional
dependera de la intensidad (severidad) y extensin (alcance) de la perturbacin. Los indicadores de prdida
funcional de ecosistemas pueden estar basados en medidas asociadas a amenazas especficas (e.g. aumento en
la proporcin de especies exticas invasivas o en los niveles de contaminacin), a medidas de estructura (e.g.
cambios en riqueza de especies, estructura trfica, o estatus de especies clave particulares como dispersores
de semillas o polinizadores), o a medidas de funcin (e.g. cambios en el ciclaje de nutrientes, complejidad trfica,
flujos energticos, acumulacin de biomasa o patrones de flujo de agua), entre otras medidas (Nel et al. 2007,
Nicholson et al. 2009).
II
Categoras y criterios
de las listas rojas de ecosistemas
Dado que la medicin directa del nivel de amenaza de los ecosistemas y las especies es costosa y
difcil, las evaluaciones dependen de medidas indirectas de riesgo o criterios (Mace et al. 2008). Para las
especies los criterios fueron derivados a partir de los estimados de la distribucin y su abundancia, incluyendo
las tendencias temporales (UICN 2001, Mace et al. 2008). Sin embargo, los criterios basados en las tendencias
de distribucin y abundancia de especies podran ser insuficientes en el contexto de los ecosistemas (son
ms que individuos), donde los cambios en extensin espacial representan el punto final de otros procesos
(transformacin estructural o declinacin funcional). Por lo tanto, la evaluacin de ecosistemas requiere la
formulacin de criterios adicionales, que consideren medidas de su funcin ecolgica y tomen en cuenta al
menos tres caractersticas de las causas de amenazas: inmediatez, alcance y severidad (Master et al. 2009).
Como en las listas rojas de especies (IUCN 2010a), y en concordancia con el principio precautorio del
Convenio sobre la Diversidad Biolgica (CDB 1992, Cooney 2005), la evaluacin de los ecosistemas debera
efectuarse con todos los criterios disponibles, pero slo tendra que satisfacer los umbrales de uno de los
criterios para que se incluya en una de las categoras de amenaza. La Lista Roja de Especies Amenazadas de
UICN (2010) es un punto de partida lgico para definir los valores umbrales de los criterios para ecosistemas, y
que ya han sido incorporados a muchos de los protocolos de evaluacin ecosistmica (Nicholson et al. 2009). Un
elemento fundamental en la composicin de los ecosistemas son las especies que lo conforman, por lo tanto,
los criterios que se aplican a las especies podran aplicarse a los ecosistemas.
El sistema diseado combina medidas de distribucin geogrfica, funcin ecolgica y sus tendencias
temporales en perodos cortos y largos, y est conformado por cuatro criterios (Figura 1 y Tabla 1). Para evaluar
el riesgo de los ecosistemas el primer paso es definir el rea de estudio y recopilar toda la informacin posible
sobre los cambios de extensin y calidad ecolgica de sus ecosistemas. Las definiciones clsicas de ecosistema
(e.g. Whittaker 1975) y las empleadas en el Convenio sobre la Diversidad Biolgica incluyen componentes biticos
y abiticos que interactan como una unidad funcional (CDB 1992). Sin embargo, dado que tpicamente los
esfuerzos de conservacin se enfocan en los componentes biticos de los ecosistemas, en esta ocasin ecosistema
es utilizado como un trmino genrico para comunidades ecolgicas o conjuntos de especies relativamente
diferentes que coexisten en espacio, en tiempo y en asociacin con rasgos biticos particulares (Huber & Alarcn
1988, Christensen et al. 1996, Jennings et al. 2009, Josse et al. 2009, Sayre et al. 2010). Para muchos ecosistemas
terrestres, al igual que para algunos acuticos, las clasificaciones de cobertura del terreno podran ofrecer el
mtodo ms prctico para delinear las unidades de evaluacin (Benson 2006, Rodrguez et al. 2007).
Una vez definida el rea de estudio, el siguiente paso es cuantificar la extensin actual y pasada de
los ecosistemas y su tasa de cambio, para luego proyectar estos datos hacia el futuro. Las principales fuentes
de informacin empleadas aqu para documentar los cambios de cobertura son mapas actuales y pasados,
series temporales de imgenes de satlite, fotografas areas y relatos histricos. Esta informacin luego es
97
contrastada con los umbrales correspondientes a cada criterio y se toma la decisin sobre cul categora es la
adecuada (Figura 1 y Tabla 1).
98
Existen ocho categoras posibles para la clasificacin de los ecosistemas (Figura 2). Para facilitar las
comparaciones entre listas rojas de diferentes partes del mundo, la UICN acord estandarizar a las siglas en ingls
la abreviacin empleada para indicar cada categora. La primera, Eliminado (EL), se refiere a ecosistemas que
han experimentado una transformacin tan pronunciada que no es posible distinguir elementos fundamentales
de su composicin o estructura. La eliminacin puede ocurrir por sustitucin absoluta de la cobertura o por la
prdida de una o ms funciones ecolgicas clave en la totalidad de su distribucin conocida. Las tres categoras
siguientes, En Peligro Crtico (CR), En Peligro (EN) y Vulnerable (VU), se asignan sobre la base de criterios
cuantitativos diseados para reflejar diferentes grados de riesgo de eliminacin (Tabla 1). Los ecosistemas
clasificados en estas tres categoras conforman el grupo de los ecosistemas amenazados. La categora Casi
Amenazado (NT) se aplica a casos que no califiquen como amenazados en el presente, pero que estn muy
cerca de los valores umbrales y podran calificar en el futuro cercano. Preocupacin Menor (LC) se debe
asignar a ecosistemas que no califiquen (ni estn cerca de calificar) como amenazados o casi amenazados.
La categora Datos Insuficientes (DD) es asignada en casos donde no se dispone de suficiente informacin
como para hacer una evaluacin confiable del riesgo de eliminacin. Antes de clasificar un ecosistema como
Datos Insuficientes, se recomienda agotar todas las fuentes de informacin existentes y aprovechar cualquier
dato del que se disponga, esto para evitar que ecosistemas realmente amenazados sean eliminados, ignorados
o subestimados al momento de definir acciones de conservacin. La categora No Evaluado (NE) se refiere a
ecosistemas cuya valoracin no ha sido contrastada con los criterios. Las categoras LC y NE no reflejan riesgo
de eliminacin (Figura 2).
Disminucin
en corto plazo
Disminucin
histrica total
Distribucin pequea
y en disminucin
Distribucin
muy pequea
Criterios
Umbrales
Categoras
Ms alta
CR
Muy alta
Alta
EN
VU
Figura 1. Esquema de la aplicacin de los criterios para la clasificacin de ecosistemas amenazados de eliminacin.
Fuente: Rodrguez et al. (2011)
Estatus
80%
50%
30%
CR
EN
VU
80%
50%
30%
CR
EN
VU
CR
EN
VU
90%
70%
50%
CR
EN
VU
90%
70%
50%
CR
EN
VU
CR
EN
EN
VU
VU
VU
Subcriterio
II
Categoras y criterios
de las listas rojas de ecosistemas
Criterio
10 km2
CR
500 km2
EN
2.000 km2 VU
5 km2
50 km2
100 km2
CR
EN
VU
CR
EN
VU
99
100
ELIMINADO
(Extinct)
Se refiere a ecosistemas
que han experimentado
una transformacin
tan pronunciada
que no es posible
distinguir elementos
fundamentales de
su composicin o
estructura. Puede
ocurrir por sustitucin
absoluta de la cobertura
o por la prdida de
una o ms funciones
ecolgicas clave en
la totalidad de su
distribucin conocida.
EN PELIGRO CRTICO
EN PELIGRO
(Critically Endangered)
(Endangered)
VULNERABLE
(Vulnerable)
Un ecosistema es Vulnerable (VU),
por ejemplo si ha experimentado
una prdida muy severa de su
funcin ecolgica o eliminacin
total de su cobertura sobre una
gran proporcin moderada de
su distribucin (> 30%), y con
amenazas actuando en el presente
o que hayan actuado en el pasado
reciente o que se espera acten en
el futuro ( 50 aos). Esta categora
es asignada sobre la base de
criterios cuantitativos.
CASI
AMENAZADO
PREOCUPACIN
MENOR
DATOS
INSUFICIENTES
NO EVALUADO
(Near Threatened)
(Least Concern)
(Data Deficient)
(Not Evaluated)
Un ecosistema est
Casi Amenazado
(NT) en caso de que
no califique como
amenazado en el
presente, pero que
est muy cerca de los
valores umbrales y
podra calificar en el
futuro cercano.
Un ecosistema
se considera
bajo la categora
Preocupacin Menor
(LC) si no califica (ni
est cerca de calificar)
como amenazado
(CR, EN o VU) o casi
amenazado (NT).
101
La clasificacin de los ecosistemas se sustenta en cuatro criterios: A) disminucin del rea o prdida
de funcin recientes, B) disminucin histrica total, C) distribucin actual pequea y en disminucin, y D)
distribucin muy pequea sin disminuciones conocidas (Rodrguez et al. 2011). El Criterio A (Tabla 1) evala el
estatus de ecosistemas que hayan disminuido sustancialmente en su distribucin o en su funcin ecolgica en
el pasado cercano o se estime vayan a hacerlo en el futuro prximo. Este criterio se enfoca en amenazas cuyo
impacto sea perceptible en la actualidad y que sean susceptibles a intervenciones de conservacin capaces de
mitigarlas. Este lapso tambin representa la escala temporal sobre la que a su vez podran tomarse decisiones
e implementar polticas pblicas de conservacin. Los subcriterios A1, A2 y A3 se refieren a cambios absolutos
en la distribucin de un ecosistema y se diferencian entre s por la fecha de inicio y cierre de la ventana de 50
aos: A1 se usa para clasificar cambios pasados, A2 para cambios futuros y A3 para combinar cambios pasados
con proyecciones futuras. El lapso que abarque la informacin disponible para hacer la evaluacin, determinara
cul de los tres criterios es el ms adecuado.
102
Una vez hecha la evaluacin de un ecosistema, se asigna la categora correspondiente. Como fue
mencionado, aunque se haga lo posible por aplicar todos los criterios, slo hace falta que se cumpla un solo
criterio para atribuirle una categora de ecosistema amenazado, y en el caso de que exista informacin para ms
de un criterio, se escoge el que refleje el mayor riesgo. Al reportar la categora seleccionada, se debe tambin
indicar en un superndice los criterios empleados para la designacin.
de extensin de la presencia, mientras que el uso de un formato raster (nmero de pxeles de una cobertura
particular) correspondera al rea de ocupacin.
Categoras y criterios
de las listas rojas de ecosistemas
II
C
103
Figura 3. Diferencia entre extensin de la presencia y rea de ocupacin. (A) es la distribucin espacial de lugares de presencia
conocidos, inferidos o proyectados. (B) muestra una delimitacin posible de la extensin de la presencia, la cual es el rea
medida dentro de este lmite. (C) muestra una medida del rea de ocupacin la cual puede ser obtenida por la suma
de cuadros ocupados (UICN 2001)
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II
Categoras y criterios
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105
108
Portadilla III. Vista panormica de Lagunillas, estado Mrida. Leonardo Ruz-Daz
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
En las siguientes secciones se analizan las caractersticas de cada tipo de formacin vegetal, los
cambios en su distribucin en los ltimos 20 aos y su proyeccin hacia las prximas tres dcadas, suponiendo
que las condiciones permanecern constantes hasta el ao 2040. Este anlisis permitir identificar el riesgo
de eliminacin de estas formaciones vegetales y asignar la respectiva categora de amenaza a nivel nacional y
estadal (Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II). Los insumos bsicos son el Mapa de Vegetacin de Venezuela
(Huber & Alarcn 1988), y las Formaciones Vegetales de Venezuela para 2010 (vid. supra, cap. I: Figura 8).
No obstante, ha de tenerse en cuenta las grandes diferencias existentes entre las herramientas y mtodos
empleados para la elaboracin de ambas obras. En la representacin para 2010 de Huber y Oliveira-Miranda (vid.
supra, cap. I: Figura 8), el nivel de detalle y precisin de los datos (resolucin espacial) es bastante superior que
el disponible para 1988. A esta ventaja se suma el uso de sistemas de informacin geogrfica, que actualmente
permite la comparacin e integracin rpida y confiable de informacin proveniente de diferentes fuentes, as
como la deteccin de elementos espaciales que anteriormente no podan ser procesados. En consecuencia,
entre las dos representaciones de las formaciones vegetales utilizadas, existen variaciones que no slo podran
deberse a procesos naturales o a cambios antrpicos de expansin o retraccin en la superficie, sino a una
mejor identificacin de sus lmites, y a la posibilidad tcnica de detectar formaciones vegetales especficas
en nuevas reas geogrficas. Por ello, en cada caso, es necesario analizar las diferencias en los estimados de
superficie, a fin de comprender su significado y evaluar las posibles consecuencias.
109
A nivel nacional, las reas intervenidas aumentaron de 102.912 km2 a 189.147 km2, lo que representa un
incremento de 84% de la superficie original y la eliminacin de 9% de los ambientes vegetales del pas (Figuras
1a y b). Los ambientes con diferentes grados de intervencin pasaron de 149.493 km2 a 465.763 km2, de los
cuales 72.663 km2 se encuentran, en 2010, en condiciones de alteracin o modificacin muy alta. Este cambio
en la superficie nacional intervenida representa un aumento de 312%. Slo la extensin con muy alto grado de
intervencin representa 71% de las reas para 1988. Esto significa que 29% del territorio de Venezuela (261.810
km2) ha perdido las formaciones vegetales existentes en 1988 (Figura 1a y b). La superficie en condicin sin
informacin o con bajo grado de intervencin, en estos 20 aos ha pasado de 72% a 28%.
a) 1988
110
LEYENDA
Grado de intervencin
Intervenido
Con intervencin
Sin informacin o bajo
b) 2010
LEYENDA
Grado de intervencin
Intervenido
Muy alto
Medio alto
Sin informacin o bajo
Figura 1. reas intervenidas y grado de intervencin de las formaciones vegetales naturales de Venezuela para 1988 (a) y 2010 (b).
Fuente: Huber y Alarcn (1988), Huber y Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8).
Las causas de la intervencin de la vegetacin terrestre de Venezuela estn relacionadas con las
actividades econmicas caractersticas de cada regin. Al norte del pas se concentra ms de 70% de la poblacin,
y los principales cambios en el uso de la tierra han estado marcados por la urbanizacin y las actividades
agropecuarias, y en segundo trmino por actividades extractivas como la explotacin forestal, petrolera y
minera, entre otras (Bisbal 1988, PDVSA 1992, Franco & Sharpe 1996, Plonczak 1998). La construccin de presas
y embalses y la instalacin de poliductos y lneas de transmisin, tambin han generado modificaciones que
inicialmente tienen un impacto local, pero que motivan la sucesiva construccin de redes viales e infraestructura
necesaria para la penetracin humana, sentando as las bases para la fragmentacin y degradacin del hbitat.
En algunos casos, estas actividades han causado el inicio de procesos de desertificacin y degradacin que
afectan el funcionamiento y la permanencia de los ecosistemas (Riveros Caballero et al. 2007).
a) 1986
b) 2001
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
En lo que respecta a la extraccin minera, su impacto sobre la vegetacin puede ser directo si ocurre la
remocin de las capas superiores del suelo, o indirecto si es consecuencia de la contaminacin. Los mtodos del
presente anlisis son sensibles primordialmente a transformaciones del paisaje en mbitos geogrficos amplios,
detectables con sensores remotos, como la minera a cielo abierto de carbn (Figura 2), la minera de bauxita, la
actividad forestal industrial (Figuras 3 y 4), el desarrollo de camaroneras y la extraccin industrial de sal (Figura
5), la extraccin extensiva de arena y otros materiales de construccin (Foto 1). Es importante sealar que
existen cambios que tienden a ser subestimados en las imgenes satelitales, por ocupar menores extensiones
o impactar de manera menos abrupta la fisionoma vegetal. En esos casos, aunque se mantienen rboles con
copas altas y de gran tamao, los cambios son igualmente relevantes, y en este sentido se puede mencionar las
actividades petroleras, la actividad pecuaria en ambientes de sabanas (Foto 2), la tala para cultivos en laderas
de montaas (Foto 3), la sustitucin de bosques por siembras de palmas (Foto 4) o la minera ilegal de oro y
diamante (Foto 5). Esto quiere decir que los estimados de riesgo presentados en esta publicacin seguramente
sern conservadores, y por ello reflejen el nivel mnimo de riesgo al que estn expuestos los ecosistemas.
Figura 2. Extraccin de carbn en el noreste del estado Zulia como una actividad que elimina la cobertura vegetal.
Imgenes Landsat, aos 1986, sensor TM y 2001, sensor ETM+ (bandas 4,5,2). Para 2001 se aprecia la eliminacin
completa de cobertura vegetal y la intensificacin de las actividades agropecuarias.
111
a) 1988
b) 2001
112
Figura 3. Eliminacin de la cobertura vegetal en la Reserva Forestal de Caparo entre 1988 y 2001. Imgenes de satlite Landsat,
sensores TM y ETM+, respectivamente (bandas 4,5,2).
a) 1988
b) 2001
Figura 4. Eliminacin de la cobertura vegetal en la Reserva Forestal de Ticoporo entre 1988 y 2001. Imgenes de satlite Landsat,
sensores TM y ETM+, respectivamente (bandas 4,5,2).
a) 1986
b) 2001
Figura 5. La produccin de alimentos mediante la acuicultura y la extraccin industrial de sal pueden generar modificaciones
del espacio que inciden en la dinmica natural de diversos tipos de vegetacin, como se aprecia cerca de los linderos
del Refugio de Fauna Silvestre Cinaga Los Olivitos, al este de la boca del lago de Maracaibo, estado Zulia. Imgenes
de satlite Landsat, sensores TM y ETM+, respectivamente (bandas 4,5,2).
El ltimo elemento a considerar para el anlisis del riesgo de eliminacin de las formaciones vegetales
de Venezuela fue la cuantificacin del grado de proteccin a la biodiversidad que brindan las ABRAE de
conservacin (Figura 6) y las ABRAE reservadas para usos posteriores (Figura 7). Segn los clculos de superficie,
aproximadamente 24% del territorio venezolano est incluido en reas protegidas dedicadas principalmente a
la conservacin (se consideraron las reservas de biosfera), y cerca de 28% se encuentra en reas reservadas
para la explotacin, clculo resultante al excluir la superficie que se solapa o se superpone con las ABRAE de
conservacin.
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
El anlisis del riesgo de eliminacin de las formaciones vegetales de Venezuela inicia con los bosques y
finaliza con las formaciones de tipo herbceo.
113
114
reas de proteccin
Cdigo
Nombre
Ubicacin Geogrfica
Cdigo
Nombre
Ubicacin Geogrfica
PN-1
Henri Pittier
Aragua - Carabobo
PN-2
Sierra Nevada
Barinas - Mrida
MN-1
Alejandro de Humboldt
Cueva del Gucharo
Monagas
PN-3
Guatopo
Gurico - Miranda
PN-4
Guaraira Repano
MN-2
Arstides Rojas
Morros de San Juan
Gurico
PN-5
Yurub
Yaracuy
MN-3
Mara Lionza
Yaracuy
PN-6
Canaima
Bolvar
MN-4
Falcn
PN-7
Yacamb
Lara
MN-5
Nueva Esparta
PN-8
Falcn
MN-6
Nueva Esparta
PN-9
Dependencias Federales
MN-7
Nueva Esparta
PN-10
Macanao
MN-8
Piedra El Cocuy
Amazonas
PN-11
Mochima
Anzotegui - Sucre
MN-9
Cerro Autana
Amazonas
PN-12
Laguna de La Restinga
Nueva Esparta
MN-10
Morros de Macaira
Gurico
PN-13
Mdanos de Coro
Falcn
MN-11
Miranda
PN-14
Laguna de Tacarigua
Miranda
MN-12
Laguna de Urao
Mrida
PN-15
Cerro El Copey
Nueva Esparta
MN-13
Mrida
PN-16
Aguaro - Guariquito
Gurico
PN-17
Morrocoy
Falcn
MN-14
Cerro Platilln
Juan Germn Roscio
Gurico
PN-18
El Gucharo
Monagas - Sucre
MN-15
Loma de Len
Lara
PN-19
Terepaima
Lara - Portuguesa
MN-16.1
PN-20
Jaua - Sarisariama
Bolvar
MN-16.2
Cerro Guanay
Amazonas - Bolvar
PN-21
Serrana La Neblina
Amazonas
PN-22
Yapacana
Amazonas
MN-16.3
Cerro Tamacuari
Serrana Tapirapeco
Amazonas
PN-23
Duida Marahuaca
Amazonas
MN-16.4
Amazonas
PN-24
Pennsula de Paria
Sucre
MN-16.5
Cerro Yavi
Amazonas
PN-25
Sierra de Perij
Zulia
PN-26
El Tam
Tchira - Apure
MN-16.6
Amazonas
PN-27
MN-16.7
Amazonas
Carabobo
MN-16.8
Sierra Unturn
Amazonas
PN-28
MN-16.9
Serrana Yutaj/Coro-Coro
Amazonas - Bolvar
Falcn
MN-16.10
Bolvar
PN-29
Cinaruco - Capanaparo
(Santos Luzardo)
MN-16.11
Cerro Guaiquinima
Bolvar
Apure
MN-16.12
PN-30
MN-16.13
Sierra Maigualida
Amazonas - Bolvar
Portuguesa - Tujillo
MN-16.14
Sierra Marutan
Bolvar
PN-31
Dinira
Lara - Portuguesa
MN-16.15
Cerro Venamo
Bolvar
PN-32
MN-17
Pico Codazzi
Aragua
MN-18
Abra Ro Fro
Tchira
Mrida - Tchira
MN-19.1
Piedra La Tortuga
Amazonas
PN-33
Cerro Saroche
Lara
MN-19.2
Piedra Pintada
Amazonas
PN-34
Sierra de la Culata
Mrida - Tujillo
MN-20
Meseta La Galera
Mrida
PN-35
Chorro El Indio
(Dr. Amenodoro Rangel Lamus)
Tchira
MN-21
PN-36
Zulia
RFS-1
Cuare
Falcn
PN-37
Delta Amacuro
RFS-2
Estero de Chiriguare
Barinas - Portuguesa
PN-38
Turupano
Sucre
RFS-3
Zulia
PN-39
Parima Tapirapeco
Amazonas
RFS-4
Cao Guaritico
Apure
PN-40
Apure
RFS-5
De la Tortuga Arrau
Bolvar - Apure
PN-41
Cojedes - Yaracuy
RFS-6
Falcn
PN-42
El Guache
Lara - Portuguesa
RB-1
Delta Amacuro
PN-43
Tapo Caparo
RB-2
Alto Orinoco-Casiquiare
Amazonas
Rebecca Miller
118
reas de proteccin
Cdigo
Nombre
Ubicacin Geogrfica
Cdigo
Nombre
Ubicacin Geogrfica
AB-1
Tchira
ARDI-1
Valle de Qubor
Lara
AB-2
Anzotegui
AB-3
Anzotegui
ARDI-2
Piedemonte Andino
(Guanare - Masparro)
Portuguesa - Barinas
AB-4
Achaguas
Apure
ARDI-3
Monagas
AB-5
El Yagual
Apure
ARDI-4
AB-6
Ro Arichuna
Apure
ARDI-5
Valle de Atamo
Nueva Esparta
AB-7
San Fernando
Apure
RF-1
Isla Cubagua
Nueva Esparta
AB-8
Barbacas
Aragua - Gurico
RF-2
Turn
Portuguesa
AB-9
La Danta
Barinas
RF-3
Ticoporo
Barinas
AB-10
Ro Apure - Caparo
Barinas
RF-4
San Camilo
Apure
AB-11
Santo Domingo
Barinas
RF-5
Caparo
Barinas
AB-12
El Clavo
Barinas - Portuguesa
RF-6
Guarapiche
Monagas
AB-13
Piedemonte Portuguesa
Barinas - Portuguesa
RF-7
Imataca
AB-14
Chivapure - Cuchivero
Bolvar
RF-8
Sipapo
Amazonas
AB-15
El Choc
Bolvar
RF-9
El Caura
Bolvar
AB-16
Bolivar
RF-10
La Paragua
Bolvar
AB-17
El Amparo
Cojedes
RF-11
Ro Tocuyo
Falcn - Yaracuy
AB-18
El Bal - Corralito
Cojedes
RNH-1
Ro Icabar
Bolvar
AB-19
Libertad
Cojedes
RNH-2
Valle de Qubor
Lara
AB-20
Pueblito
Cojedes - Gurico
AB-21
Merejina
Delta Amacuro
RNH-3
Piedemonte Andino
(Guanare Masparro)
Barinas - Portuguesa
AB-22
Pedernales
Delta Amacuro
RNH-4
Burro Negro
Zulia
AB-23
Ro Los Remedios
Falcn
RNH-5
AB-24
Ro Maticora y Cocuiza
Falcn
AB-25
Ro Tucurere
Falcn
RNH-6
Monagas
AB-26
Cao Caballo
Gurico
RNH-7
Ro Pedregal
Falcn
AB-27
Gurico
RNH-8
Ro Sanchn
Carabobo
AB-28
Ro Orituco
Gurico
RNH-9
Ro Capravera
Anzotegui
AB-29
Tiznados
Gurico
RNH-10
Apure
AB-30
Nirgua - Aroa
Yaracuy - Lara
RNH-11
Tchira
AB-31
Ro Guanipa
Monagas
RNH-12
Aguas Calientes
Tchira- Zulia
AB-32
Botucal
Portuguesa
RNH-13
Tchira
AB-33
Delgadito
Portuguesa
RNH-14
Tchira
AB-34
Ro Guanare Viejo
Portuguesa
ZAA-1
Lara
AB-35
Ro Aricuaisa
Zulia
ZAA-2
La Peribeca
Tchira
AB-36
Ro Tarra
Zulia
ZAA-3
Distrito Mara
Zulia
AB-37
Ro Tucuco
Zulia
ZAA-4
Lara - Yaracuy
AB-38
Santa Rosa
Zulia
ZAA-5
Barlovento
Miranda
AB-39
Tchira
ZAA-6
Depresin de Qubor
Lara
ACPT-1
Mesa de Guanipa
Anzotegui - Monagas
ZRCE-1
Embalse La Corcovada
Anzotegui
ACPT-2
Acufero de Calabozo
Gurico
ZRCE-2
Represa Botaln
Anzotegui
ACPT-3
Ro Albarregas
Mrida
ZP-1
Mitar Nakichenovich
Portuguesa
ACPT-4
Aragua - Carabobo
ZP-2
ACPT-5
Zulia
ACPT-6
Pramo de Viriguaca
Mrida - Tchira
ACPT-7
APOP-1
Carabobo
APOP-2
Tchira
APRA-1
Pennsula de la Cabrera
Carabobo
APRA-2
Carabobo
APRA-3
ZP-3
Ro Albarregas
Mrida
ZP-4
Cuenca de la Quebrada
La Machiri
Tchira
ZP-5
Zulia
ZP-6
Ro Yacamb
Lara
ZP-7
Macizo Montaoso
del Turimiquire
Anzotegui
Monagas - Sucre
ZP-8
ZP-9
Falcn
Cdigo
Nombre
UbiCaCiN geogrfiCa
Cdigo
Nombre
UbiCaCiN geogrfiCa
ZP-10
Sierra de Bobare
ZP-38
Ciudad de Coro
Falcn
ZP-11
ZP-39
Falcn
Lara
ZP-12
Piedemonte Andino
Serrana Misoa Trujillo
Lara - Mrida
Trujillo - Zulia
ZP-40
rea Metropolitana
de la Ciudad de Barquisimeto
Lara
ZP-13
Sierra de Aroa
Lara - Yaracuy
ZP-41
Cuenca Hidrogr ca
del Embalse La Mariposa
Miranda
ZP-14
Mrida - Trujillo
ZP-42
Nueva Esparta
ZP-15
Ro Torbes y Alrededores
Tchira
ZP-43
Cao Guaritico
Apure
ZP-16
Carabobo - Cojedes
Yaracuy
ZP-44
Cuenca Hidrogr ca
del Ro Capaz
Mrida
ZP-45
La Tortuga Arrau
Apure - Bolvar
Cuenca Hidrogr ca
del Embalse El Cigarrn
Gurico
ZP-17
Zulia
ZP-18
Aragua - Gurico
ZP-46
ZP-19
Barinas
ZP-47
Zulia
ZP-20
Barinas - Lara
Portuguesa - Trujillo
ZP-48
Lara
ZP-21
Litoral Central
Vargas - Miranda
ZP-22
Burro Negro
Zulia
ZP-49
Gurico
ZP-23
Mrida
ZP-50
Cuenca Hidrogr ca
del Ro Cataniapo
Amazonas
ZP-24
Bolvar
ZP-51
Macizo de Nirgua
Lara - Yaracuy
ZP-25
Dtto. Capital
ZP-26
Cuenca Hidrogr ca
del Ro Pedregal
ZP-52
Cuenca Hidrogr ca
del Ro Castn
Trujillo
Falcn
ZP-53
Nueva Esparta
ZP-27
Miranda
ZP-28
Cuenca Hidrogr ca
del Ro Sanchn
ZP-54
Anzotegui
Carabobo
ZP-29
Cuenca Hidrogr ca
del Ro Capravera
ZP-55
Anzotegui
ZP-56
Embalse Mapara
Falcn
ZP-30
Ciudad de Rubio
Tchira
ZP-57
Trujillo
ZP-31
ZP-32
Cerro El Volcn
RS-1
Zulia
ZP-33
Subcuenca de la Quebrada
Las Gonzlez
RS-2
Sabanas de Anaro
Barinas
Mrida
RS-3
Esteros de Camagun
Gurico - Barinas
ZP-34
Tchira
RS-4
Cinaga de La Palmita
e Isla de Pjaros
Zulia
ZP-35
La Pereza
Miranda
RS-5
Gran Morichal
Monagas
ZP-36
Mrida
RS-6
Tucurere
Falcn
ZP-37
Miranda
122
Foto 5. Plantaciones de palma africana al sur Lago de Maracaibo, estado Zulia. Giuseppe Colonnello
Zonas Protectoras:
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
123
bosques siempreverdes
bosques siempreverdes per se
124
Foto 1. Bosque siempreverde per se, Sierra de Perij, estado Zulia. Mariana Hernndez-Montilla.
Descripcin
Distribucin
Es la formacin boscosa de mayor superficie en el pas,
abarcando aproximadamente 34% del territorio nacional, cerca
de 311.496 km2. Su principal extensin se alcanza en la Guayana
venezolana, en los estados Bolvar, Amazonas y el estado Delta
Amacuro, con 90% de los bosques siempreverdes per se y donde
son dominantes los bosques macrotrmicos siempreverdes de
tierras bajas. Al norte del pas, son abundantes en los estados
Zulia, Trujillo y Miranda, con ms de 2.000 km2 (Figura 1). El subtipo
especfico mejor representado en esta ltima regin es el bosque
siempreverde montano. Los bosques siempreverdes per se estn
presentes en 24 unidades de paisajes vegetales venezolanos,
distribuidas en 13 subregiones.
Situacin
Aproximadamente 51% de los 311.500 km2 de bosque
siempreverde per se est poco intervenido o no se dispone de
informacin sobre la magnitud en que este proceso ha tenido
lugar (Figura 1). Una proporcin similar (47%) presenta niveles
de intervencin de medios a altos y 2% tiene un rango de mo
dificacin tan alto que prcticamente pueden considerarse como
reas intervenidas. Es importante aclarar que en condiciones
de intervencin incipiente o cuando las actividades que en ellos
ocurren estn asociadas al sotobosque (e.g. la minera a pequea
escala), es muy difcil detectar las modificaciones del hbitat
mediante la interpretacin visual de las imgenes de satlite. Por lo
tanto, podra tratarse de ecosistemas con prdidas de funcionalidad
ecolgica, un elemento importante para identificar el grado de
intervencin, que escapa al mtodo empleado. Las condiciones de
mayor intervencin se encuentran al norte del pas.
Estado
Amazonas
Anzotegui
Apure
Aragua
Barinas
Bolvar
Carabobo
Cojedes
Delta Amacuro
Distrito Capital
Gurico
Lara
Miranda
Monagas
Mrida
Nueva Esparta
Portuguesa
Sucre
Trujillo
Tchira
Vargas
Yaracuy
Zulia
145.555
297
850
789
919
150.372
38
0
13.320
98
157
3.066
1.764
1.027
2.075
34
958
1.162
3.566
4.048
209
115
8.007
131.730
218
221
433
812
148.208
356
66
10.080
40
179
1.830
2.806
1.193
1.789
45
784
1.121
2.969
1.111
301
252
4.949
Total
338.426
311.496
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
125
a) Distribucin 19881
Cordillera Andina
b) Distribucin 20102
Cordillera Andina
126
Guayana
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Guayana
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Guayana
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
127
Para 1988, la extensin de esta formacin vegetal representaba alrededor de 37% del territorio del
pas. Como se observa, entre 1988 y 2010 hubo una reduccin de 26.930 km2 de la superficie de esta formacin
vegetal, lo que representa alrededor de 8% (Figura 1a y 1b). Si se extrapola a los prximos 30 aos, y se aplica el
criterio A3, esta formacin vegetal a nivel nacional califica en Preocupacin Menor (LC), por encontrarse en una
reduccin pasada y futura combinada menor a 30%. No obstante, aun cuando la comparacin en la extensin se
hace a partir de leyendas homologadas en trminos de las formaciones vegetales, la metodologa empleada para
la identificacin de las mismas no fue similar y, como ya se mencion, los insumos y las herramientas disponibles
en ambos momentos fueron de precisin sustancialmente diferentes. Por esta razn, la exactitud en los lmites
de las formaciones entre 1988 y 2010 difiere, y adems se reclasificaron algunas unidades de vegetacin. Por
ejemplo, en Guayana, ahora aparece una extensin importante de bosque que comunica la serrana de Imataca,
al noreste del estado Bolvar, con la sierra de Lema, ms al sur. Otro ejemplo de ello es que en algunos estados
ahora aparece este tipo de bosque, lo que slo es un reflejo de cambios en los mtodos (Tabla 1). Esto tiene
implicaciones importantes, ya que significa que la reduccin experimentada por los bosques siempreverdes per
se puede ser superior al 8% estimado. Por esta razn se requiere un nivel de anlisis ms detallado, empleando
otros criterios.
En 1988, la superficie con algn grado de intervencin para esta formacin boscosa alcanz 5%, mientras
que para 95% se careca de informacin o se consideraba que la intervencin era muy baja o inexistente (Figura
1a).En contraste, en 2010 se reconoce que practicamente 50% tiene una intervencin severa o muy severa
(media a alta o muy alta) [Figura 1b]. Por lo tanto, de acuerdo con el criterio A4(c2), a nivel nacional esta
formacin se encontrara bajo la categora Vulnerable (VU). Siguiendo el principio precautorio del Convenio Sobre
la Diversidad Biolgica, la categora que corresponde es la que refleje el mayor riesgo, por lo que se concluye que
a nivel nacional los bosques siempreverdes per se se consideran en estado Vulnerable (VU).
128
Si se profundiza en los anlisis por cada estado se encuentran importantes diferencias, aplicando el
mismo criterio A3 (Tabla 1). Los bosques siempreverdes per se en los estados Apure, Aragua, Distrito Capital,
Lara, Tchira y Zulia se encuentran En Peligro Crtico (CR) [Figura 1c], con la posible eliminacin total o casi total,
de mantenerse las tendencias de reduccin de superficie en los prximos 30 aos. Particular atencin merecen
los estados Apure, Aragua y el Distrito Capital donde adems la extensin del fragmento de bosque no alcanza
los 500 km2, por lo que podran considerarse En Peligro (EN), de acuerdo con el criterio C2(c) (Tabla 1).
Llama la atencin la situacin de los estados Amazonas, Bolvar y Delta Amacuro, donde por primera vez
se detectan reas intervenidas (Figura 1b), y sus bosques pasan a calificar como Casi amenazados (NT) [Figura
1c], lo que sugiere que las zonas de impacto humano se han expandido a pesar de la relativa baja densidad
poblacional de esa regin del pas.
Cuando se realizan comparaciones dentro de cada estado, tomando en cuenta el grado de intervencin,
se detecta que en la mayor parte de las entidades al norte del Orinoco y en todos los estados andinos, los
fragmentos de bosque tienen algn nivel de intervencin, lo que efectivamente refuerza su condicin de
amenaza segn el criterio A4, ya sealado en el anlisis a nivel de pas. Esto es particularmente relevante en
algunos estados como Sucre, donde no se detecta una reduccin apreciable del bosque, pero s un cambio casi
total en su condicin de intervencin. En la figura 1c se muestra la categora de amenaza por estados, luego de
aplicar los diferentes criterios de anlisis.
Es importante destacar que, en general, los riesgos no pueden ser identificados exclusivamente con
una comparacin entre 1988 y 2010. Por ejemplo, para 1959 (Atlas Forestal de Venezuela 1961) la superficie
de esta formacin de bosques era de aproximadamente 370.730 km2, lo que representa una reduccin de
62.753 km2 con respecto a 2010. Es decir, en aproximadamente 20 aos se perdi la misma superficie que
en los 30 aos previos, lo que sugiere una posible aceleracin del proceso. Si se considera, adems, que esa
prdida ha ocurrido principalmente al norte del ro Orinoco, se tiene que las categoras de amenaza identificadas
podran estar por debajo de los riesgos reales. Esto se ve reforzado por algunos casos con riesgo conocido.
Por ejemplo, los bosques siempreverdes del sur de la Depresin del lago de Maracaibo, a finales de los aos
setenta haban sido prcticamente eliminados por la extraccin forestal y sustituidos por cultivos (Hamilton
Amenazas
III
Foto 4. Cultivos de flores y asentamientos
humanos, Cordillera de la Costa,
estado Miranda. Giuseppe Colonnello
Conservacin
La disminucin y modificacin de los bosques siempre
verdes per se en el norte de Venezuela no ha podido mitigarse
por la presencia de reas protegidas (Foto 6). A pesar de que casi
43% de esta formacin se encuentra en reas con prioridad de
conservacin a escala nacional, apenas 4% est protegida al norte
del Orinoco. Por otro lado, en reas de proteccin no estrictas, que
permiten usos de aprovechamiento, se halla 8% de los bosques
siempreverdes per se del norte del pas y 36% a escala nacional.
Adicionalmente, an donde estos bosques se encuentran incluidos
en parques nacionales (Figura 1c), como en los casos de la sierra
de Perij, macizo de Turimiquire, cordillera de los Andes y Maca
rao, el proceso de intervencin se ha mantenido en el tiempo,
tanto dentro de sus linderos como en los alrededores (De OliveiraMiranda 2008, Hernndez-Montilla 2010).
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
129
Bosques nublados
Descripcin
La caracterstica visual ms llamativa de los bosques nublados es la presencia de niebla o nubes durante
ms de la mitad del ao. Se trata de de una comunidad boscosa siempreverde densa con rboles entre 10 y 20
m de altura, con 2 a 3 estratos arbreos y un sotobosque bien desarrollado (Huber & Riina 1997) [Foto 1]. Otro
de sus elementos caractersticos es la presencia de abundantes epfitas, las cuales pueden llegar a representar
entre 40% y 60% de su flora vascular, lo que le imprime rasgos particulares en la dinmica hdrica, de nutrientes
y hojarasca del ecosistema, por llegar a constituir ms de 50% de la biomasa fotosinttica (Walter & Ataroff 2002,
Ataroff 2003). Este tipo de formacin siempreverde tambin ha recibido el nombre de selva nublada, bosque
ombrfilo montano siempreverde y bosque montano. Estos ltimos, los bosques nublados, son realmente una de
sus variantes ecolgicas, ya que esas denominaciones incluyen bosques con otras caractersticas fisionmicas
y florsticas.
Se desarrollan en vertientes montaosas, generalmente por encima de 800 m, aunque el lmite altitudinal
en que se extienden vara sustancialmente entre las diferentes formaciones montaosas, dependiendo de la
ubicacin geogrfica, relieve, superficie (efecto de masa) y exposicin a los vientos. En Venezuela tradicionalmente
se han diferenciado los bosques o selvas nubladas andinas y los bosques o selvas nubladas costeras (Huber &
Alarcn 1988). Sin embargo, es posible identificar otras unidades de vegetacin con caractersticas de bosques
nublados, a elevaciones ms bajas y en montaas aisladas como el cerro Santa Ana en el estado Falcn, o como
el cerro El Copey en la isla de Margarita.
130
Foto 1. Bosque nublado entre Humocaro Alto y Campo Elias, Cordillera de los Andes. Giuseppe Colonnello
Estado
Anzotegui
100
Apure
Aragua
213
Barinas
767
Carabobo
45
Distrito Capital
31
Falcon
238
Gurico
Lara
221
Miranda
113
Monagas
12
Mrida
2.580
Portuguesa
1
Sucre
97
Trujillo
970
Tchira
591
Vargas
92
Yaracuy
1.069
Zulia
33
101
318
509
22
63
343
34
982
164
142
1.114
<1
178
794
507
61
1.018
796
Total
7.078
7.140
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Distribucin
Los bosques nublados tpicos de Venezuela se hallan
asociados a las zonas montaosas del norte (Figura 1). Su distribu
cin est estrechamente relacionada con el proceso de formacin
de nubes (Foto 3), que aun cuando sujeto a mltiples causas,
puede entenderse como la sinergia entre un fenmeno conocido en
biogeografa como efecto de masa (tamao y continentalidad de
las masas montaosas), la topografa y orientacin de las montaas
y la accin local del viento (Ataroff 2003). En las montaas aisladas
131
a) Distribucin 19881
Cordillera de Mrida, Sierra de Perij, Aroa,
San Luis y Cerro Santa Ana
b) Distribucin 20102
Cordillera de Mrida, Sierra de Perij, Aroa,
San Luis y Cerro Santa Ana
Situacin
132
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
LEYENDA
Eliminado
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
LEYENDA
Grado de intervencin
En Peligro Crtico
Cordillera de la Costa Central y Oriental
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
133
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
134
Criterios1
A4
C2
Anzotegui
CR
VU
CR
Apure
DD
VU
CR
Aragua
DD
VU
EN
Barinas
CR
VU
EN
Carabobo
CR
VU
CR
Distrito Capital
DD
VU
CR
Falcon
DD
VU
EN
Gurico
DD
VU
CR
Lara
DD
VU
EN
Mrida
CR
VU
EN
Miranda
DD
VU
CR
Monagas
DD
VU
CR
CR
Sucre
DD
VU
EN
Tchira
DD
VU
EN
Trujillo
DD
VU
EN
Vargas
CR
VU
CR
Yaracuy
LC
VU
EN
Zulia
DD
VU
VU
Portuguesa
Amenazas
Dentro de las principales amenazas destacan: la cons
truccin de carreteras y caminos, la cacera ilegal, la extraccin
de madera y de productos no maderables, las invasiones y los
incendios forestales, factores que frente a la fragilidad de estos
ecosistemas pueden tener efectos negativos considerables
(Foto 4).
En los Andes, los bosques nublados son ecosistemas que
enfrentan una intensa deforestacin y reemplazo por pastizales,
que en muchos casos son de Pennisetum clandestinum (pasto
kikuyo), gramnea de origen africano ampliamente utilizada
como pasto para la ganadera de altura. Esta prctica no slo
reduce la biodiversidad local sino que afecta la dinmica hdrica
de la zona (Ataroff 2003, Ataroff & Silva 2005). La agricultura de
altura, por ejemplo la siembra de ajo (Allium sativum) y papa (Solanum tuberosum), ha afectado la distribucin
de estos ecosistemas (Foto 5). El cultivo de caf, la agricultura migratoria y la ganadera extensiva han sido las
principales actividades econmicas en la zona de transicin entre los llanos y los Andes, y pueden sealarse
como causas primordiales de la sustitucin de los bosques premontanos, ya que han alterado considerablemente
las condiciones macroclimticas y ecolgicas y han tenido un impacto general en la biodiversidad de la zona
(Cuello 2002).
Los bosques nublados constituyen el ncleo de desarrollo de muchas ciudades en el pas, tal es el caso
del PN Guaramacal, que abastece de agua potable a Bocon (Trujillo), Biscocuy y Guanare (Portuguesa), y a cerca
de 12 poblados campesinos ubicados en el rea de incidencia del parque (Cuello 2002).
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Foto 5. Bosque nublado costero con fuerte intervencin, cerca del Monumento Natural Pico Codazzi,
Cordillera de la Costa Central. Giuseppe Colonnello
Conservacin
La superficie de los bosques nublados se encuentra enmarcada, principalmente, dentro de reas
protegidas cuyos fines son prioritariamente de conservacin (53%) o mixtos (36%), lo cual indica que 89% de
su extensin goza de alguna figura de proteccin. Sin embargo, la proporcin de superficie modificada de los
bosques nublados se ha incrementado en el tiempo. La construccin de infraestructura vial y la edificacin de
torres para telecomunicaciones no ha facilitado la conservacin de los bosques. Algunos autores sealan que
en ciertas localidades, probablemente en sectores a mayor altitud, se encuentran adecuadamente conservados
por las figuras de proteccin (Ataroff 2003).
La declaratoria de reas protegidas en el pas ha sido una estrategia amplia que ha buscado la proteccin
de estos ecosistemas a travs de la figura de los parques nacionales (PN). En la cordillera de la Costa, PN Henri
Pittier, PN Guatopo y PN El vila o Waraira Repano; en la regin andina, PN Guaramacal y PN Sierra Nevada.
135
136
Los morichales del delta del Orinoco pueden ocupar extensiones considerables, a lo largo de un gradiente
determinado por el nivel de salinidad de las aguas y el tipo de sustrato orgnico asociado. Presentan un estrato
arbreo superior que oscila entre 20 y 25 m donde, por debajo de los individuos adultos de Mauritia flexuosa,
se encuentran las copas de Symphonia globulifera (paramn) y Euterpe precatoria (palmito), que no sobrepasan
los 15 m de altura. En el segundo estrato arbreo, de 10 a 15 m, se encuentran Symphonia globulifera, Euterpe
precatoria y Virola surinamensis (cuajo). Se reconoce un tercer estrato leoso conformado por juveniles de las
especies arbreas ya mencionadas y una palma multicaule tpicamente de sotobosque, Bactris campestris,
adems de Montrichardia arborescens (boroboro o rbano) Gonzlez-Jimnez 2003.
Por su parte, los bosques de pantano se caracterizan por estar adaptados a inundaciones temporales o
permanentes (Foto 2). Los suelos presentan una lmina de agua, se mantienen permanentemente saturados, o al
Foto 3. Bosque de pantano con Pterocarpus sp., cinagas de Juan Manuel, estado Zulia. Giuseppe Colonnello
Distribucin
Los bosques de palmas estn mejor representados al sur
del ro Orinoco (Tabla 1, Figura 1). En las planicies del delta del
Orinoco, al sur de Paria y en la desembocadura del ro San Juan,
se encuentran entremezclados con el bosque de pantano, pueden
ser bosques prcticamente monoespecficos de Mauritia flexuosa
(Foto 4) o de Roystonea oleracea (Foto 5), o bosques ms diversos
III
Formacin Estado
Superficie (km2)
1988
2010
Bosques
Amazonas
4.508
de palmas Bolivar
Delta Amacuro
Falcn
Miranda
Monagas
Sucre
Yaracuy
Bosques
Delta Amacuro
de pantano Monagas
Sucre
Zulia
Bosques
Delta Amacuro 15.433
de pantano Monagas
1.874
y de palmas Sucre
481
1.412
1.301
2.489
<3
<1
45
367
<3
13.687
1.147
219
2.435
Total
23.102
22.296
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
137
a) Distribucin 19881
Norte y Delta del ro Orinoco
b) Distribucin 20102
Norte y Delta del ro Orinoco
138
LEYENDA
Grado de intervencin bosques de palmas
y de pantano
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
LEYENDA
Grado de intervencin bosques de pantano
Muy intervenido
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
Foto 4. Bosques de palmas con predominio de Mauritia flexuosa, afectado por quemas
recurrentes y sustituidos por herbazales, planicie deltaica al sur de Paria.
Giuseppe Colonnello
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Medio alto
139
140
Foto 5. Bosque de maporas (Roystonea oleracea) en fincas agropecuarias, estado Falcn. Giuseppe Colonnello
Situacin
Desde el sur de Paria hasta el delta del Orinoco, los bosques de palmas y de pantano se encuentran
entremezclados, conformando un verdadero mosaico. La superficie que ocupan en conjunto alcanza 2,5%
del territorio nacional, lo que representa una diferencia de 0,1% con respecto a 1988 (Tabla 1). Este cambio
es producto de la redefinicin de lmites de las formaciones, as como del reconocimiento de unidades no
incorporadas en 1988. Por ejemplo, para 2010 se identifican nuevas unidades de bosque de pantano en las
cinagas de Juan Manuel (estado Zulia), que ya haban sido sealadas por Steyermark (1977), y un bosque de
palmas en el estado Bolvar, previamente referido por Huber (1995a). Otro cambio interesante es el aumento en
la superficie de bosques de palmas y de pantano con intervencin, la cual pas de aproximadamente 690 km2
en 1988, a 1.420 km2 en 2010, lo que arroja un incremento de 100%.
A nivel nacional, estas dos formaciones se clasifican en Preocupacin Menor (LC). A nivel estadal,
aplicando el criterio C2, los bosques de palmas se encuentran En Peligro (EN) en Monagas y Sucre, Vulnerable
(VU) en Amazonas y Bolvar, y Casi Amenazado (NT) en Delta Amacuro. En Falcn, Yaracuy y Miranda el bosque
de palmas se encuentra En Peligro Crtico (CR). Es de destacar que los bosques de palmas en estos estados del
centro-norte se encuentran inmersos en una matriz de uso agropecuario y turstico (Figura 1c). Por su parte,
los bosques de pantano se clasifican como Vulnerable (VU) en Sucre y Monagas, Casi Amenazado (NT) en Zulia y
Preocupacin Menor (LC) en Delta Amacuro, todos segn el criterio C2 (Figura 1c).
Amenazas
Las principales amenazas para los bosques de palmas y de pantano al norte del Orinoco son las acti
vidades agropecuarias, la extraccin de especies para su comercializacin, la explotacin de la madera (Fotos 8 y
9) y la construccin de diques y obras de drenaje. Incluso para bosques como el de las cinagas de Juan Manuel,
mayormente incluido en un parque nacional, hay una presin de transformacin detectable.
Los bosques de palmas y de pantano en los estados Sucre, Monagas y Delta de Amacuro estn amenazados
principalmente por las actividades forestales, la extraccin de especies de flora como el palmito y el moriche, y
la quema para la cacera de fauna (Foto 4), as como por las actividades asociadas a la exploracin y explotacin
petrolera (Steyermark 1977, Gonzalez 2004, Colonnello et al. 2009). Adicionalmente, la construccin de diques
y represas pueden modificar su funcionamiento ecolgico, exponiendo los suelos a condiciones de oxidacin y
causando cambios ecolgicos extremos, como los observados en cao Mnamo (Garca Castro & Heinen 1999,
Colonnello 2004). Las actividades agrcolas han estado relativamente restringidas por las condiciones pobres de
las tierras, no obstante, a lo largo de los caos, por ejemplo en la isla Turupano del delta del ro San Juan, puede
apreciarse el impacto de la quema y deforestacin para la creacin de conucos (Colonnello 2004, Colonnello
et al. 2009). Los pastos naturales de Paspalum fasciculatum e Hymenachne spp. no crecen bien en suelos
empobrecidos por la agricultura, por lo que frecuentemente son sustituidos por especies poco palatables como
Cyperus giganteus y Eleocharis mutata (Monente & Colonnello 2004).
Los morichales han sido separados y fragmentados de la matriz original de vegetacin por la accin
del fuego. Los ubicados al sur de la isla Turupano y al norte de la Reserva Forestal de Guarapiche, presentan
una estructura ms simple que la original, con un menor nmero de especies y una altura reducida (Colonnello
et al. 2009) [Foto 4]. La etnia Warao utiliza la palma moriche (Mauritia flexuosa) y la palma temiche (Manicaria
saccifera) para la construccin de viviendas y como fuente de alimento (Gonzlez 2004). Aunque esta prctica
data de hace varios siglos y potencialmente podra ser manejada de manera sostenible en la actualidad, su
impacto ecolgico no ha sido cuantificado.
A principios del siglo XX hubo extracciones de petrleo en Pedernales y Tucupita, de hierro en minas de
Manoa y serrana de Imataca y de asfalto en el lago de Guanoco. Sin embargo, estas actividades decayeron al
descubrirse yacimientos en el estado Bolvar y el estado Zulia. Se han mantenido, aunque con irregularidad, las
extracciones de madera de cedro, mora, zapatero, zazafrs, cachicamo y apamate en Giniquina, as como de
palmito (Euterpe oleracea) en el delta medio e inferior del Orinoco (Monente & Colonnello 2004).
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
141
Conservacin
Aproximadamente la cuarta parte de los
bosques de palmas del pas se encuentran incluidos
en reas protegidas con fines de conservacin (Figura
1c), mientras que 56% (3.154 km2) se localiza dentro de reas de proteccin reservadas para aprovechamiento
futuro. Sin embargo, los bosques de palmas del norte de Venezuela estn predominantemente fuera de reas
protegidas, salvo por los del estado Miranda que se encuentran en la Zona Protectora Litoral Central (vid. supra,
cap. III: Figura 7).
Foto 9. Construccin de vivienda con mapora (Roystonea
oleracea), estado Falcn. Giuseppe Colonnello
142
Steyermark (1977) destac la importancia de proteger el bosque de chaguaramo o palma real (Roystonea
sp.) en la desembocadura del ro Aricagua, al este de Chuspa en el estado Miranda. En ese momento, el rea
no haba sido alterada y, al tratarse de una formacin poco comn al norte del pas pero sustancialmente
modificada por actividades agrcolas en otras regiones, mereca recibir atencin especial. La principal amenaza
era la transformacin del paisaje por desarrollos privados, actividad que no ha sido cuantificada recientemente.
En el caso de los bosques de pantano, 34% (5.957 km2) est en reas protegidas con fines de conservacin
y 49% en reas destinadas a usos posteriores, incluyendo reservas forestales. En conjunto, los bosques de
palmas y de pantano de la planicie deltaica del Orinoco estn asociados a 15 reas protegidas, incluyendo
parques nacionales como Delta del Orinoco y Turupano, la reserva de bisfera Delta del Orinoco y reservas
forestales como Guarapiche, entre otras (Colonnello 2004).
El bosque de pantano asociado al Catatumbo es considerado una de las ecorregiones ms amenazadas
del pas (Dinerstein et al. 1995) [Figura 1c]. Es el relicto de una superficie boscosa mayor eliminada antes de
1988. Se estima que entre 1975 y 1980 el sur del lago de Maracaibo perdi 90% de sus bosques, una situacin
especialmente preocupante ya que se trata de un refugio del Cuaternario con una alta riqueza vegetal y varias
especies endmicas, y que aporta 60% del agua dulce del lago de Maracaibo (Steyermark 1979, Bevilacqua et
al. 2002, Llamozas et al. 2003). La cuenca del ro Catatumbo es compartida con Colombia y es tambin afectada
por los conflictos armados que tienen lugar en el vecino pas, problemtica que se potencia con la explotacin
petrolera y la minera de carbn a cielo abierto. En tiempos recientes, los oleoductos en la zona han sufrido
atentados con consecuentes derrames de hidrocarburos. Entre las principales amenazas reconocidas para este
bosque, ya en 1977 figuraban la extraccin maderera y la construccin de obras de drenaje (Steyermark 1977).
No obstante, la mayor porcin de la extensin remanente est incluida en el Parque Nacional Cinagas de Juan
Manuel y en la Reserva de Fauna Cinagas de Juan Manuel, de Aguas Blancas y Aguas Negras, por lo que su
persistencia futura podra estar resguardada (Figura 1c).
Bosques de manglares
Foto 1. Bosque de manglares de Avicennia germinans y Rhizophora mangle, Parque Nacional Turupano, estado Sucre.
Giuseppe Colonnello
Estado
Anzotegui
Aragua
Carabobo
Delta Amacuro
Dependencias
Federales
Falcn
Miranda
Monagas
Nueva Esparta
Sucre
Trujillo
Yaracuy
Zulia
0
0
0
2.587
968-4.552
13
6
31
4.513
224
40-225
220
15-52
18
39
744
413-553
157
23-42
1.146
451-944
0
0
12
356
43-225
219
273
162
1.880
39
1.090
24
8
492
Total
5.453
2.004-6.644
8.530
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Descripcin
143
144
neumatforos que le permiten realizar intercambio de gases en suelos pobres. El mangle blanco (Laguncularia
racemosa) se sobrepone con las dos especies anteriores, especialmente en suelos ms estables. Por su parte,
el mangle botoncillo (Conocarpus erectus) est ms en contacto con la vegetacin terrestre y tiende a estar
presente en zonas ridas (Medina & Barboza 2006, Snchez-Arias et al. 2010). Los bosques de mangle alcanzan
alturas de 3-40 m (MARNR 1986) y pueden ser monoespecficos, o presentarse en combinaciones de ms de uno
de ellos (Fotos 1 y 2). Tambin hay otras especies frecuentemente asociadas a los bosques de manglar y con
cierta tolerancia a la salinidad, como Pterocarpus officinalis, Montrichardia arborescens, Acrostichum aureum
y Crinum spp. (Colonnelo et al. 2009). Al desarrollarse, las comunidades de manglar transforman el sustrato y
generan una sucesin entre el mar y la tierra firme.
En el dominio continental de Venezuela, las reas de manglar estn circunscritas a dos unidades
geomorfolgicas: lagunas costeras y planos aluviales expuestos a las mareas. En los planos aluviales pueden
distinguirse tres unidades: 1) las de deposicin sedimentaria marina, como en la cinaga de Los Olivitos, golfo
de Morrocoy y golfo de Paria; 2) pantanos deltaicos con deposicin marino-fluvial, como el ro San Juan y el golfo
de Paria; y 3) deltas pantanosos con deposicin predominante aluvial, como en el delta del Orinoco (Conde &
Alarcn 1993).
Los manglares proveen importantes servicios ecosistmicos a la sociedad, destacando su capacidad de
prevenir la erosin costera y su alta productividad biolgica que sustenta a peces, moluscos, crustceos y otros
invertebrados. Junto con los arrecifes de coral y las praderas marinas dominadas por la planta acutica Thalassia
testudinum, los manglares son los ecosistemas marinos de mayor importancia para la fauna costera del mundo.
Se considera que gran parte de las pesqueras dependen del manglar y de su capacidad para producir nutrientes
orgnicos y servir de criaderos (Aburto-Oropeza et al. 2008).
Distribucin
Los bosques de manglar se distribuyen a lo largo de las costas e islas de Venezuela en forma discontinua
(Figura 1). El bosque de manglar ms occidental es la Laguna de Cocinetas en la pennsula de la Guajira en el
estado Zulia (Foto 3), mientras que el ubicado ms al oriente est al sur de la boca del ro Orinoco en el estado
Delta Amacuro. Entre estos dos extremos, se observan bosques de manglar prcticamente en todos los estados
costeros (Tabla 1), resaltando las desembocaduras de los grandes ros que surten el Golfo Triste, el golfo de
Cariaco, las lagunas de Pritu, Unare, Tacarigua y Carenero (Fotos 4 y 5), la costa de los estados Carabobo y
Falcn, y la costa del lago de Maracaibo. En la regin insular se presentan bosques de manglar en la isla de
Margarita (Foto 2) y en el archipilago de Los Roques, as como pequeos parches en las islas de Aves, La
Orchila, La Tortuga, La Blanquilla, Los Hermanos y Los Testigos (MARNR 1986, Rodrguez 1994, Conde & CarmonaSurez 2003, Dvalos 2010).
Los bosques de manglar ms extensos, estructuralmente complejos y diversos de Venezuela son los
ubicados en la planicie deltaica del ro Orinoco y sur de Paria (Conde & Alarcn 1993). Pueden llegar a formar
cinturones continuos, interrumpidos slo por ros y pequeos cursos de agua, desde Yaguaraparo, en el estado
Sucre, hasta Guyana. Estos bosques son los ms altos del pas, con portes entre 25 y 35-40 m (Conde & Alarcn
1993, Colonnello et al. 2009), lo que puede observarse al contrastar las fotos 1-5.
En algunas reas se desarrollan bosques de manglares enanos, posiblemente asociados a factores
edficos (Huber y Riina 1997). Este parece ser al caso en la laguna Aguas Blancas al norte del parque nacional
Turupano, donde se cree existe una alta concentracin natural de aluminio (Colonnello et al. 2009).
Situacin
La superficie estimada de bosque de manglar en 2010 a la escala de trabajo de este libro es 8.530
lo que representa un poco menos de 1% del territorio continental venezolano. Esta cifra no puede ser
contrastada a nivel nacional con la extensin de manglares de 1988 (Tabla 1), ya que para algunas localidades
esta formacin fue representada, en aquel momento, de una forma esquemtica que no es cuantificable. No
obstante, las estimaciones de cobertura de manglar son difciles de comparar entre diferentes fuentes, por las
diferencias en criterios y metodologas que cada autor establece. En la tabla 1, se presentan los datos a partir
de Huber & Alarcn (1988), Conde & Alarcn (1993) y Huber & Oliveira-Miranda (vid supra. cap. I: figura 8), y como
se aprecia, no existen tendencias claras para los distintos estados, an teniendo en cuenta las limitaciones antes
mencionadas.
km2,
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
145
a) Distribucin 19881
Costa Occidental
Costa Central
b) Distribucin 20102
Costa Occidental
Costa Central
146
Costa Central
Costa Oriental
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Costa Oriental
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Costa Oriental
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
147
148
Extensin Condicin
de amenaza
(km2)1
criterio D2
468,0
LC
Golfo de Paria
451,5
LC
Ro San Juan
413,1
LC
90,3
VU
Baha Morrocoy
45,0
EN
40,0
EN
Laguna Tacarigua
39,0
EN
Isla de Margarita
23,4
EN
Pennsula de la Guajira
20,3
EN
Delta Yaracuy
15,0
EN
9,2
CR
Puerto Cabello
7,0
CR
Boca de Aroa
3,0
CR
Laguna Cocinetas
2,7
CR
2,6
CR
Amenazas
Los bosques de manglares en Venezuela estn sujetos a
presiones de diferente ndole, dependiendo de su ubicacin. Aquellos
en Miranda, Carabobo, Aragua, Zulia, Falcn y Anzotegui han sido
transformados por construcciones de urbanizaciones residenciales
tursticas, marinas, complejos industriales, extraccin de madera,
construccin de presas, instalacin de camaroneras, extraccin
industrial de sal y contaminacin asociada al uso de agroqumicos,
por actividades agropecuarias, manejo de instalaciones y derrames
petroleros (MARNR 1986, Lentino & Bruni 1994, Rodrguez 1994,
a) 1991, Landsat TM, combinacin de bandas 472
Nota: 1 Conde & Alarcn (1993), 2 Rodrguez et al. (vid. supra, cap. II)
LEYENDA
Manglar
Conservacin
Del total de la superficie de bosques de manglares cuantificados para Venezuela, 24% se encuentra en
reas de proteccin como parques nacionales y monumentos naturales y refugios de fauna silvestre (Figura 1c),
es decir, reas de proteccin con prioridades de conservacin estricta, mientras 39% est incluida en reas de
proteccin, que hemos llamado de manejo, porque permiten otros usos en el presente o constituyen reservas
de recursos para el futuro. Adicionalmente, los manglares estn protegidos por legislaciones especficas que
buscan garantizar su integridad, dado el reconocimiento a la importancia de estos ecosistemas como soporte
estructural para otras comunidades y en la productividad primaria del sitio donde se encuentra, adems de su
relacin con la pesquera (Sebastiani et al. 1994, Lentino et al. 2005, Aburto-Oropeza et al. 2008).
Como parte del marco legal que protege los ecosistemas de manglar en Venezuela se incluye un
instrumento especfico como lo es las Normas para la Proteccin de los Manglares y sus Espacios Vitales
Asociados (Venezuela 1991), y luego otros como la Ley de los Espacios Acuticos e Insulares (Venezuela 2001)
y la Ley de Zonas Costeras (Venezuela 2001). Igualmente, Venezuela es signataria de la Convencin de Ramsar
relativa a los humedales como hbitat de especial importancia para aves acuticas (Venezuela 1988). En ese
sentido, Venezuela cuenta con cinco Sitios Ramsar, adems de otros humedales costeros, de importancia para
la conservacin del manglar y de los ecosistemas marino-costeros, los cuales estn incluidos en figuras de
proteccin: Refugio de Fauna Silvestre (RFS) de Cuare, RFS Cinaga de Los Olivitos (tambin reserva de pesca),
RFS Hueque-Sauca y los parques nacionales Laguna de Tacarigua, Laguna de La Restinga, Archipilago de Los
Roques.
Adems de estas reas, los parques nacionales Turupano y Delta del Orinoco, as como la reserva
de biosfera Delta del Orinoco, en el oriente de Venezuela (Figura 1c), protegen un rea importante de este
ecosistema donde se encuentran los mangles de mayor porte del pas (Foto 1).
Como se puede apreciar, la existencia de un marco legal, de reas protegidas de conservacin y/o
de manejo, no es garanta para la conservacin ni de ste ni de otros ecosistemas del pas. No obstante, su
existencia permite el diseo de estrategias y facilita la consecucin de fondos con fines de conservacin y manejo.
Adicionalmente, permite que diferentes organismos gubernamentales tengan ingerencia para la vigilancia y
control de estas reas y garantizar que, al menos dentro de ellas, exista el nivel de proteccin adecuado para
garantizar la permanencia de las condiciones que posibilitan la subsistencia de estos ecosistemas.
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
149
Bosques semideciduos
150
Foto 1. Bosque semideciduo intervenido para uso agrcola, carretera desde San Cristbal (estado Zulia) hacia Piango
(estado Mrida). Giuseppe Colonnello
Descripcin
La caracterstica ms resaltante de los bosques semideciduos es que sus especies arbreas dominantes
pierden entre 25% y 75% del follaje durante la poca de sequa. En Venezuela estn restringidos a las regiones
macrotrmicas (>24C) y submesotrmicas (18-24C), aunque de acuerdo con la disponibilidad de agua pueden
ser desde estacionales (tropfilos) hasta hmedos (ombrfilos). En cuanto a su ubicacin altitudinal, es posible
encontrarlos tanto en tierras bajas en la depresin del lago de Maracaibo como en los Llanos occidentales, y
hasta a 1.200 m en las cordilleras de los Andes y de la Costa, por lo que se consideran basimontanos y montanos
(Huber & Alarcn 1988). Presentan dos o tres estratos arbreos y con individuos que pueden alcanzar hasta 35
m de altura, con abundancia de lianas y epfitas.
Al norte del ro Orinoco entre las familias ms comunes para esta formacin se encuentran Fabaceae,
Rutaceae, Boraginaceae y Bignoneaceae, y en bosques semideciduos del estado Bolvar especies de las familias
Leguminosae, Lecythidaceae y Sapotaceae, Burseraceae, Meliaceae y Chrysobalanaceae (Daz 2007).
Distribucin
Los bosques semideciduos en Venezuela se distribuyen en los principales sistemas montaosos del
norte del pas y en algunas reas del sur (Figura 1). Al norte del ro Orinoco se desarrollan en las vertientes y
valles hmedos de la cordillera de Mrida (Fotos 1 y 2), en el macizo de El Tam, en las laderas norte de la sierra
de Perij, en el sistema Lara-Falcn, en la cordillera de la Costa, en las serranas del Interior Central y Oriental,
en la cordillera Araya-Paria, y en cerro Copey (Ataroff 2003). En Guayana, los bosques semideciduos pueden
encontrarse a alturas entre 400 y 800 m en el cinturn submesotrmico (Huber 1995c).
Tienen una distribucin amplia en el mbito nacional con representacin en todos los estados, aunque
sus mayores extensiones se localizan en Bolvar, Amazonas, Falcn, Zulia, Barinas y Sucre (Tabla 1). Estn
Situacin
La superficie de los bosques semideciduos abarca 56.691
lo que representa 6% del rea continental venezolana (Tabla
1). Cerca de 83% enfrenta un nivel de intervencin medio o
superior, de los cuales 14% se ha perdido prcticamente, ya que
su grado de transformacin es de alto a muy alto. Al comparar la
superficie estimada en 2010 con la existente en 1988, para todo
el pas se muestra una reduccin de 19% (Figura 1a y 1b), que de
mantenerse hasta el ao 2040 generara un estimado de prdida
de 43% y calificara Vulnerable (VU) segn el criterio A3. Si se
contabiliza la degradacin de la vegetacin remanente el riesgo de
eliminacin aumenta. Entre 1988 y 2010 se pas de 45% a 82%
con intervencin media o superior. De mantenerse esta tendencia,
podra esperarse que para el ao 2040 la mayor parte de los bosques
semideciduos experimenten al menos una reduccin severa en su
funcin ecolgica, por lo cual calificaran en la categora En Peligro
(EN) de acuerdo al criterio A4(b2). Siguiendo el principio precautorio
del Convenio Sobre la Diversidad Biolgica, la categora que corres
ponde es la que refleje el mayor riesgo, por lo que se concluye que
a nivel nacional los bosques semideciduos se consideran bajo la
categora En Peligro (EN).
km2,
Amenazas
Este anlisis evidencia la alta tasa de transformacin
de los bosques semideciduos en Venezuela. En el pasado
ocupaban grandes extensiones, pero han sido reemplazados
por deforestacin y por degradacin, al igual que lo ocurrido
con otras formaciones boscosas del pas (Veillon 1977, Cataln
1993). Es difcil encontrarlos en su forma original no perturbada,
especialmente al norte del Orinoco. Entre las principales causas de
su situacin actual destacan las siembra de caf (Foto 2), caa de
azcar y otros cultivos de subsistencia, la ganadera extensiva, las
siembras de pastos, la conversin a reas urbanas y suburbanas,
la minera y la explotacin forestal (Ataroff 2003, Moreno-Urdaneta
2006, Bermdez et al. 2008, Rojas-Runjaic & Infante 2008, Sevilla &
Amazonas
Anzotegui
Apure
Aragua
Barinas
Bolvar
Carabobo
Cojedes
Delta Amacuro
Distrito Capital
Falcn
Gurico
Lara
Mrida
Miranda
Monagas
Nueva Esparta
Portuguesa
Sucre
Tchira
Trujillo
Vargas
Yaracuy
Zulia
7.940
1.068
1.845
2.013
5.207
23.534
1.097
189
1.853
45
2.653
3.117
438
343
2.472
1.171
85
2.122
3.210
268
87
272
2.210
6.445
10.412
1.162
2.042
306
3.302
15.499
693
174
1.363
14
5.975
385
1.866
466
2.141
11
111
1.124
2.803
530
206
360
1.165
4.580
Total
69.682
56.691
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Estado
151
a) Distribucin 19881
Norte del Orinoco
b) Distribucin 20102
Norte del Orinoco
152
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
153
154
Foto 2. Bosque semideciduo intervenido con cultivo de caf, Calderas, estado Barinas. Alexis Bermdez
Comerma 2009). Muy especialmente la deforestacin, que en ciertos lugares ha conducido a la sabanizacin
de los bosques semideciduos, se ha acelerado en las ltimas dcadas, por lo que en algunas reas slo se
encuentran relictos de este tipo de bosque (Jcome 2002, Espinoza & Castillo 2005).
Aunque en todo el territorio nacional las amenazas son similares, existen particularidades en algunas
regiones. Por ejemplo, en la zona andina los bosques han sido sustituidos primordialmente por siembras de
pastos para la cra del ganado lechero (Ataroff 2003). En el macizo de Turimiquire, la sierra de Perij y algunas
otras localidades de los Andes, la principal amenaza es el cultivo de caf y otros productos agrcolas comerciales
y de subsistencia (Foto 1) [Lentino et al. 2005, Bermdez et al. 2008, Rojas-Runjaic & Infante 2008]. Tambin en
Turimiquire resalta la construccin de presas y acueductos (MARNR 1992). En la zona central del pas la ganadera
extensiva se seala como la causa principal (Moreno-Urdaneta 2006). Una de las amenazas generalizadas a nivel
nacional es la expansin de reas urbanas y suburbanas (Moreno-Urdaneta 2006, Sevilla & Comerma 2009). En
Barinas y los llanos occidentales, la extraccin de productos forestales y la sustitucin de bosques por tierras
agropecuarias, era ya un proceso avanzado en la dcada de los setenta (Silva et al. 1971, Veillon 1977).
Al sur de Venezuela, en los estados Amazonas y Bolvar, los bosques semideciduos se encuentran,
relativamente, en mejores condiciones. En buena medida, los cambios ocurridos entre 1988 y 2010 (tanto
aumentos como reducciones) responden a mejoras en la clasificacin de algunas unidades de vegetacin,
ms que a las reducciones o a la regeneracin del bosque (Tabla 1). Sin embargo, aunque su extensin haya
permanecido relativamente constante en los ltimos 20 aos, la intervencin es notoria, principalmente por la
minera ilegal y los efectos que subyacen tras esta actividad. Dada la ausencia de indicios que hagan pensar en
la disminucin de la minera en las prximas dcadas, la clasificacin del riesgo de eliminacin se hizo bajo el
supuesto de que las perturbaciones continuarn (Tabla 2, Figura 1c).
Estado
A3
Criterios1
A4
C2
Amazonas
NT
LC
Anzotegui
CR
VU
Apure
CR
NT
Aragua
CR
CR
EN
Barinas
CR
CR
LC
Bolvar
VU
VU
LC
Carabobo
CR
CR
VU
CR
EN
Delta Amacuro
EN
CR
VU
Distrito Capital
CR
CR
EN
CR
LC
CR
CR
EN
Lara
CR
VU
Mrida
CR
EN
Miranda
VU
CR
NT
Monagas
CR
CR
CR
CR
EN
Portuguesa
CR
CR
VU
Sucre
VU
CR
NT
Tchira
CR
VU
Trujillo
CR
EN
Vargas
DD
EN
Yaracuy
CR
CR
VU
Zulia
EN
CR
LC
Cojedes
Falcn
Gurico
Nueva Esparta
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Conservacin
155
Bosques deciduos
Descripcin
156
Los bosques deciduos se caracterizan porque al menos 75% de los individuos arbreos pierden su follaje
durante la poca de sequa (Huber & Alarcn 1988, Huber 1995c). Estn restringidos a zonas macrotrmicas
(>24C) y de acuerdo al rgimen climtico que predomina son principalmente tropfilos (estacionales), con
precipitaciones promedio anual menores a 1.400 mm. Con frecuencia se les conoce como bosques secos
tropicales, aunque no son sinnimos, ya que entre stos se incluyen varias comunidades arbreas semideciduas
o con cierto grado de caducifolia, siempre que sean afectados por un perodo relativamente prolongado de
sequa (tpicamente de 3 a 6 meses). Los bosques deciduos son equivalentes al denominado bosque estacional
caducifolio por sequa (Murphy & Lugo 1986, Gonzlez 2003). En ocasiones, dada su asociacin con bosques
secos, y las diferentes clasificaciones y nomenclaturas existentes en la literatura, esta formacin es confundida
con los arbustales secos o espinosos, en especial cuando los conforman leguminosas y especies deciduas.
El perodo durante el cual los bosques deciduos se encuentran defoliados coincide con la estacin seca
de enero a abril (Fotos 1 a 4), que tambin coincide con la floracin de algunos de sus rboles tpicos (Foto 5).
La brotadura foliar comienza a mediados de abril, antes del comienzo de las lluvias (Gonzlez 2003).
Existe una gran variacin en cuanto a la riqueza florstica y en la complejidad estructural de este tipo de
bosque, asociada a la pluviosidad total anual y a su distribucin durante el ao. En ambientes ridos los bosques
deciduos tienden a estar dominados por una sola especie, como los constituidos por especies del gnero Prosopis
(Gentry 1995, Gonzlez 2003). Sin embargo, el patrn general es que presentan varios estratos: el superior con
rboles emergentes de copas redondeadas y en algunos casos aplanadas, un estrato arbreo inferior con copas
cnicas, piramidales o aplanadas, y un sotobosque con poca vegetacin y en algunas localidades con colonias
extensas de bromelias terrestres (Bromelia pinguin). Las lianas leosas son relativamente abundantes, y las
palmas y las epfitas muy escasas o ausentes, aunque donde se observan epfitas usualmente son bromelias
del gnero Tillandsia (Gonzlez 2003). El estrato inferior suele contener rboles de hasta 10 m de alto y en el
superior destacan individuos que alcanzan entre 10 m y 15 m (Foto 2), aun cuando los rboles emergentes
pueden tener hasta 25 m (Daz 2007).
Si bien los bosques deciduos son menos diversos que los bosques hmedos, algunas familias como
Zygophyllaceae, son exclusivas de estas formaciones (Gentry 1995). Tambin contienen una gran variedad de
rboles de las familias Capparidaceae y Erythroxylaceae, y en mayor proporcin que los bosques hmedos. Entre
los gneros exclusivos de las localidades de bosques deciduos ms secos se incluye Guaiacum (Zygophyllaceae),
Amazonas
Anzotegui
Aragua
Barinas
Bolvar
Carabobo
Cojedes
Delta Amacuro
Distrito Capital
Falcn
Gurico
Lara
Miranda
Monagas
Nueva Esparta
Portuguesa
Sucre
Trujillo
Vargas
Yaracuy
Zulia
Total
0
4.579
1.993
0
3.904
1.287
1.363
151
28
2.876
804
6.786
1.465
196
22
581
1.167
781
146
518
211
48.620
28.858
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Estado
157
158
Foto 2. Bosque seco en perodo de sequa con rboles
desprovistos de hojas. Jos Antonio Gonzlez-Carcaca
as como varias especies de los gneros Acacia, Cordia, Capparis, Bursera y Sapindus, como ocurre en otros
bosques deciduos (Steyermark 1994).
Entre las especies endmicas asociadas a los bosques deciduos se encuentran Lonchocarpus
dipteroneurus en los estados Miranda, Aragua y Distrito Capital, y la liana Arrabidaea grosourdyana en los
pequeos bosques deciduos del piedemonte norte de la sierra de Imataca, entre los estados Bolvar y Delta
Amacuro (Gonzlez 2003). En los bosques de Bolvar las familias predominantes son Leguminosae (s.l.),
Sapotaceae, Burseraceae y Verbenaceae, mientras las especies arbreas ms importantes desde el punto de
vista de su abundancia relativa son Spondias mombin, Tetragastris sp., Pouteria sp., Guazuma ulmifolia y Genipa
americana (Daz 2007).
Distribucin
Se ubican principalmente en tierras bajas al norte de Venezuela, pero en algunas zonas colinosas pueden
alcanzar de 500 m a 600 m de elevacin. Su extensin total (28.858 km2) representa 3,2% del pas. Los estados
con mayor rea de bosques deciduos son Lara, Anzotegui, Bolvar y Falcn (Figura 1, Tabla 1). En el estado
Amazonas, entre 1988 y 1995, fue reportada una pequea extensin de bosque asociada al valle del ro Ocamo
(Huber & Alarcn 1988, Huber 1995c). Para 2010 ese sector no pudo cuantificarse por la escala de anlisis de
esta investigacin. Por esta razn, es probable que la determinacin precisa de la distribucin de los bosques
deciduos del pas requiera anlisis ms detallados. En aquellos estados donde hay un aumento de la cobertura
de los bosques deciduos, se debe a mejoras en la clasificacin de las unidades de vegetacin y a los avances
metodolgicos (Tabla 1).
Los bosques deciduos estn presentes en las cuatro regiones del pas, en doce subregiones y diez
sectores (vid. supra, cap. I: Figura 9). En la subregin de los llanos se encuentran en prcticamente todos los
sectores, lo que posiblemente sea el remanente de una distribucin anterior ms extensa.
Situacin
Es una de las formaciones vegetales ms amenazadas de Venezuela y gran parte de su extensin ya ha
sido eliminada (Fajardo et al. 2005, Rodrguez et al. 2008). Entre 1988 y 2010 se perdi alrededor de 40% de su
superficie, pasando de 48.260 km2 a 28.858 km2 (Tabla 1, Figura 1a y 1b). Cerca de 96% de su rea actual tiene
algn nivel de intervencin y de sta, 43% una modificacin de alta a muy alta. El porcentaje de prdida neta
para esta formacin vegetal equivale a 65% de su cobertura en 1988, y de continuar esta tendencia, en el ao
2040 los bosques deciduos podran desaparecer. Por lo tanto, de acuerdo al criterio A3, en el mbito nacional los
bosques deciduos clasifican En Peligro Crtico (CR).
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Foto 4. Bosque seco en la estacin lluviosa con recuperacin de cobertura foliar. Jos Antonio Gonzlez-Carcaca
III
Se encuentran amenazados en todos los estados donde estn presentes: en uno Vulnerable (VU), en
9 En Peligro (EN) y en otros 9 En Peligro Crtico (CR) [Figura 1c y Tabla 2]. Los bosques deciduos del estado
Barinas se clasifican en la categora Eliminado (EL), ya que el rea que ocupaban en 1988 fue completamente
transformada por actividades agropecuarias.
Amenazas
Por sus condiciones climticas, sus suelos relativamente frtiles y su fcil acceso en tierras bajas,
los bosques deciduos han sido uno de los ecosistemas ms transformados por la agricultura, la ganadera
y los urbanismos (Fotos 6 y 7) [Murphy & Lugo 1986, Fajardo et al. 2005, Rodrguez et al. 2008]. Un ejemplo
representativo son los bosques deciduos de la costa occidental del lago de Maracaibo, entre Villa del Rosario y
Machiques, en su mayor parte deforestados para sembrar la gramnea africana Panicum maximum, quedando
del bosque original slo pequeos fragmentos dispersos y aislados. En los llanos centrales han ocurrido
transformaciones similares, por ejemplo, a lo largo de la carretera que une El Sombrero con Santa Mara de Ipire,
el bosque deciduo ha sido sustituido por cultivos de cereales, algodn y maz, este ltimo en menor grado. En la
regin centro norte, en los estados Aragua, Carabobo y Miranda, la conversin se atribuye principalmente a la
159
a) Distribucin 19881
Norte del Orinoco
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin 20102
Norte del Orinoco
160
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
Foto 5. Araguaney (Tabebuia chrysantha) en bosque deciduo durante el perodo seco. Giuseppe Colonnello
generacin de pastizales para el ganado y a la expansin de las zonas urbanas ms densamente pobladas del
pas (Gonzlez 2003, Rodrguez et al. 2008). Los bosques deciduos del macizo de Turimiquire han experimentado
el efecto combinado de la agricultura y la construccin de infraestructuras. En las zonas de baja y mediana
elevacin, la vegetacin natural ha sido intervenida y degradada, causando un proceso de sabanizacin (MARNR
1992, MARN 2000). Se han expandido rpidamente los cultivos de pia, caracterizados por la remocin total de
la vegetacin, el suelo desnudo expuesto a la erosin y el uso intenso de agroqumicos. Las obras hidrulicas
probablemente hayan afectado ms a los bosques deciduos que a otros ecosistemas de la regin, ya que la
mayora de los embalses coinciden con su distribucin histrica: Clavellinos (135 millones m3), El Guamo (94
millones m3), Alto Never (636 millones m3) y Mundo Nuevo (147 millones m3), tres acueductos regionales (NorOriental, Campanero y Maturn) y numerosos acueductos locales (MARNR 1992, Lentino et al. 2005).
A las amenazas anteriores, se suma la explotacin comercial y artesanal de la madera, incluyendo la
produccin de lea y carbn vegetal para uso domstico. Algunas de las especies comerciales ms preciadas en
el mercado maderero nacional son predominantemente de bosques deciduos: caoba (Swietenia macrophylla),
cedro (Cedrela odorata), pardillo negro (Cordia sp.), samn (Pithecellobium saman) y saqui saqui (Pachira
quinata). Una amenaza importante en el pasado fue el uso de lea en las regiones ocupadas por bosques
deciduos, prctica que en las ltimas dcadas se haba reducido debido a las alternativas de fuentes de energa
(gas y electricidad), sin embargo, en la actualidad los niveles de consumo sugieren que la extraccin de lea es
frecuente en el sector rural.
Entre las especies utilizadas para lea se incluyen: guatacaro (Bourreria cumanensis), yaque (Prosopis
juliflora), cuj blanco (Acacia macracantha), caimito (Sideroxylon obtusifolium) y ojo de zamuro (Machaerium
arboreum).
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
161
162
Foto 6. Bosque deciduo transformado para cultivos, con pastizales y cocotales en el piedemonte, entre Bejuma y Morn,
estado Carabobo. Giuseppe Colonnello
Conservacin
Slo 6% de los bosques deciduos remanentes en 2010
estn ubicados dentro de reas protegidas de conservacin,
mientras que 29% se encuentran en reas reservadas para usos
posteriores. La distribucin histrica de los bosques deciduos de
Venezuela abarc cerca de 40% del territorio nacional, pero en
la actualidad escasamente supera 3% (Fajardo et al. 2005). Un
agravante adicional es que el rea remanente est severamente
degradada. Es fundamental promover la creacin de al menos 3
4 reas protegidas grandes (> 5.000 ha) que contengan la variedad
y variabilidad de estos ecosistemas, con diferentes condiciones
climticas y orogrficas, en combinacin con la recuperacin de
especies amenazadas, la restauracin de sistemas degradados y la
implementacin de proyectos de desarrollo sostenible basados en
el manejo de los recursos naturales (Fajardo et al. 2005). As mismo,
se debera dar especial atencin a la creacin de corredores
ecolgicos para la interconexin de los parches remanentes de
esta formacin vegetal (Gonzlez 2003). Dada la resiliencia de
este ecosistema, con el manejo adecuado se podra restaurar y
mantener su integridad ecolgica (Fajardo et al. 2005).
A3
Anzotegui
C2
CR
EN
Aragua
EN
VU
Barinas
EL
CR
Bolvar
VU
LC
Carabobo
EN
EN
VU
Cojedes
EN
EN
VU
Delta Amacuro
EN
EN
Distrito Capital
EN
EN
Falcn
CR
EN
NT
Gurico
CR
EN
EN
Lara
NT
EN
LC
EN
VU
CR
EN
EN
Nueva Esparta
EN
Portuguesa
EN
VU
Sucre
CR
EN
VU
Trujillo
CR
EN
VU
Vargas
CR
EN
EN
Yaracuy
CR
EN
VU
Zulia
CR
EN
EN
Miranda
Foto 7. Bosque deciduo transformado para pastizales, con obras
de nivelacin (camellones) e inundacin artificial, estado Zulia.
Giuseppe Colonnello
Criterios1
A4 (b2)
Monagas
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Estado
163
Bosques riBereos
164
Descripcin
Los bosques ribereos se ubican en las orillas de ros, normalmente sobre bancos y albardones fluviales.
Estn asociados a climas macrotrmicos (>24 C), con un rgimen de precipitacin que puede ser hmedo
(ombrfilos), estacional (tropfilos) o incluso seco (xerfilo). Factor determinante de la presencia de un bosque
ribereo es una mayor humedad del suelo, regulada por la dinmica del cuerpo de agua que drena los terrenos
adyacentes. En algunos casos, generalmente debido a variaciones bioclimticas, este tipo de bosque traza
mosaicos con formaciones de sabanas, como ocurre a lo largo de los ros Caura, Cuchivero y Suapure (Rosales
2003).
Presentan diversidad en su estructura, pudiendo tener dos o tres estratos y un dosel que vara entre
3 y 40 m de altura (Huber & Alarcn 1988, Huber 1995c, Rosales et al. 1997, Rosales et al. 2003, CVG-Edelca
2004, Fernndez et al. 2007). Con frecuencia estn sometidos a regmenes de inundacin, en cuyo caso suelen
ser de menor heterogeneidad florstica y menor altura de dosel que los no inundables (Salamanca 1983, Huber
& Alarcn 1988, Huber & Riina 1997). Por ejemplo, al sur de Venezuela los bosques ribereos sometidos a
inundacin alcanzan de 15 a 20 m, mientras que los no inundables tienen desde 20 hasta 25 m de altura y rboles
emergentes de 30 a 40 m. En el caso de bosques ribereos inundables, el sotobosque es ralo o relativamente
poco denso (Rosales et al. 1997).
Estado
Amazonas
Anzotegui
Apure
Aragua
Barinas
Bolvar
Cojedes
Delta Amacuro
Falcn
Gurico
Monagas
Portuguesa
Trujillo
Zulia
5.708
8.904
18.001
0
8.782
8.505
2.287
0
0
12.022
1.448
5.273
0
0
3.622
12.747
17.842
27
5.024
8.560
1.222
639
65
10.839
2.189
2.423
118
1.390
Total
70.931
66.707
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
165
166
Foto 3. Bosques ribereos inundables, Orinoco medio, Reserva de Fauna Silvestre Tortuga Arrau. Csar Molina
Distribucin
La distribucin de los bosques ribereos est claramente asociada a
la red hidrogrfica nacional. De acuerdo al anlisis de imgenes de satlite,
su superficie en 2010 era aproximadamente de 66.707 km2, equivalente a 7%
del territorio continental de Venezuela (Figura 1, Tabla 1). En la subregin de
los Llanos (B2) los bosques ribereos resultan ms conspicuos. La vegetacin
que los rodea, ms seca y de menor porte, proporciona un mayor contraste
en las imgenes de satlite. Extensiones importantes de esta formacin se
encuentran tambin al sur del pas (Figura 1, Tabla 1).
a) Distribucin 19881
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin 20102
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los bosques ribereos
en Venezuela. Fuente: 1Huber & Alarcn (1988),
2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
167
Situacin
Entre 1988 y 2010, particularmente en Barinas y Portuguesa, la distribucin de los bosques ribereos se
redujo (Figura 1a y 1b, Tabla 1). Sin embargo, tanto la contraccin observada en Amazonas como la expansin
detectada en Anzotegui, Aragua, Delta Amacuro, Falcn, Monagas, Trujillo y Zulia, se debe a diferencias
metodolgicas en la delimitacin de las unidades en 1988 y 2010. Aunque no se pudo cuantificar de manera
inequvoca la disminucin de los bosques ribereos para todo el pas, fue posible determinar un aumento
significativo del grado de intervencin, que pas de 3% a 5% a nivel nacional, a un estimado de entre 85% y
90% para el total de su superficie. Adicionalmente, la intensidad de la intervencin de los bosques ribereos
remanentes fue muy alta (36%), es decir, ms de un tercio fue convertido a reas intervenidas. En consecuencia,
en el mbito nacional califican Vulnerable (VU), segn el criterio A4(c1).
Los bosques ribereos estn presentes en 14 estados, predominantemente en las cuencas del ro
Orinoco y el lago de Maracaibo. Barinas, Cojedes y Portuguesa son los estados con mayores niveles de riesgo,
aunque todos los bosques ribereos del norte del pas se encuentran En Peligro (EN) o En Peligro Crtico (CR)
[Tabla 2]. Si el anlisis considerase una serie histrica ms larga, probablemente se revelara un riesgo de
eliminacin an mayor. Por ejemplo, aunque Steyermark (1977) indic que los bosques de galera en los estados
Apure y Barinas, asociados a los ros Apure, Arauca, Capanaparo, Cinaruco, Meta y Sarare, originalmente cubran
millones de hectreas, ya para esa fecha se haban reducido sustancialmente. Los bosques de Amazonas, Bolvar
y Delta Amacuro se encuentran en mejor estado de conservacin, y se clasifican como Preocupacin Menor (LC),
Casi Amenazado (NT) y Vulnerable (VU), respectivamente.
Amenazas
168
Los bosques ribereos son afectados directamente por amenazas a los ambientes terrestres y a los
acuticos. Han sido transformados por incendios y sobrepastoreo en las sabanas adyacentes, tala para la
creacin de conucos y expansin de la frontera agrcola mecanizada. La contaminacin de los cuerpos de agua
modifica su carga de nutrientes y altera la composicin de especies de flora y fauna. La canalizacin de ros, la
construccin de represas y la minera alteran la dinmica hidrolgica de los ros, con el consecuente impacto
sobre la vegetacin riberea (Rosales 2003, Rosales et al. 2003).
Refirindose a Apure y Barinas, Steyermark (1977) alertaba sobre la construccin de obras de drenaje
de gran magnitud que podran destruir las comunidades a lo largo de los cursos de los ros, y secar las cinagas
y los esteros. Sealaba tambin que los bosques ribereos de las reservas forestales de San Camilo y Ticoporo
estaban amenazados, ya que una parte haba sido eliminada para la implantacin de conucos. Por su parte,
Calzadilla y Lrez (2008) identificaron como los principales causantes de la degradacin de los bosques en
Monagas, el fuego, la agricultura y la extraccin no sustentable de madera. De manera similar, los bosques
ribereos de Zulia han sido prcticamente eliminados por la expansin agropecuaria y la extraccin de madera
y el desarrollo de la industria petrolera. Un ejemplo representativo son los bosques asociados a los ros Palmar
y Socuy, severamente intervenidos por actividades humanas (Fernndez et al 2007, Guerra & Pietrangeli 2007)
[Foto 6].
Al sur de Venezuela, aunque a menor escala que en los estados del norte, las amenazas principales son
la deforestacin y la minera (Foto 7). Por ejemplo, en el Delta del Orinoco los indgenas warao y en el Caura
la etnia Yekwana, dependen del bosque ribereo y algunas de sus prcticas de subsistencia estn asociadas
a la deforestacin. Para estas comunidades, el bosque es proveedor de plantas bsicas de su rgimen de
alimentacin, as como recurso primordial para la elaboracin tradicional de sus medicinas, para la obtencin
de combustible o lea, para la confeccin de sus instrumentos musicales y herramientas de recoleccin, caza
o pesca, para la construccin de viviendas y curiaras, y para la produccin de artesana comercial y utilitaria. A
estas prcticas ancestrales se suma la de los cultivos en la modalidad de conucos (Rosales et al. 1997).
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Foto 6. Extraccin de madera de samn, orillas del ro Palmar, estado Zulia. Giuseppe Colonnello
Conservacin
Los bosques ribereos conforman corredores ecolgicos que posibilitan la dispersin de organismos
y su intercambio gentico, proporcionan energa y nutrientes para peces, aves y mamferos, y actan como
refugios de flora y fauna silvestre en paisajes caracterizados por una dinmica de cambios frecuentes (Rosales et
al. 1997, Rosales 2003, Rodrguez & Rosales 2008). En muchos casos son ms productivos en biomasa vegetal y
animal que los ecosistemas adyacentes, por lo que proporcionan recursos imprescindibles para las comunidades
cercanas (Acosta et al. 2008). Son ecosistemas cruciales en lo que respecta a la regulacin climtica y agentes
activos de la calidad del agua, adems de prevenir la erosin y estabilizar sedimentos (Rosales et al. 1997,
Rosales et al. 2003).
Aproximadamente 8% de los bosques ribereos se encuentra en los parques nacionales CinarucoCapanaparo y Aguaro-Guariquito, y en el monumento natural de los Tepuyes (por ejemplo, en cerro Morrocoy y
macizo Cuao-Sipapo) [Figura 1c]. Amparados por figuras de proteccin destinadas al manejo o en reserva para
uso futuro, se encuentra aproximadamente 9% de estas formaciones, primordialmente en reservas forestales,
de las que se sabe que son poco efectivas en la prevencin de actividades ilegales como la deforestacin por
169
Foto 7. Bosque ribereo clareado por actividades de pobladores locales, sur del Orinoco. Rebecca Miller
170
Estado
A3
Criterios1
A4
C2
Amazonas
(*)
LC
Anzotegui
(*)
EN
Apure
LC
EN
Aragua
(*)
EN
Barinas
CR
EN
Bolvar
LC
NT
Cojedes
CR
EN
VU
Delta Amacuro
(*)
VU
VU
Falcn
(*)
VU
EN
Gurico
NT
EN
Monagas
(*)
EN
NT
Portuguesa
CR
EN
NT
Trujillo
(*)
EN
EN
Zulia
(*)
EN
VU
EN
Estado
Amazonas
Bolvar
296
1.670
4.396
5.738
Total
1.966
10.134
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Descripcin
Los arbustales siempreverdes per se son un subtipo de la categora arbustales siempreverdes. Se trata
de una comunidad vegetal con predominio de plantas arbustivas que no exceden los 5 m de altura, asociadas
a ambientes hmedos (precipitacin anual > 1.400 mm), macrotrmicos (> 24C) y submesotrmicos (18-24C).
Sus elementos arbustivos se caracterizan porque la sustitucin de la masa foliar ocurre gradualmente a lo largo
del ao, de manera que los arbustos nunca estn desprovistos de hojas y slo una fraccin las pierde durante
los meses ms secos. Su existencia como comunidad natural fue reconocida recientemente en la cartografa
vegetal (Huber 1995c, Riina & Huber 2003).
En las tierras bajas y medias de Guayana son comunidades conformadas por plantas con hojas
predominantemente coriceas (gruesas y rgidas), por lo que reciben el nombre de arbustales esclerfilos
siempreverdes (Foto 1) [Huber & Alarcn 1988, Huber 1995c]. Entre sus especies ms comunes se encuentran:
Humiria balsamifera, Illex divaricata, Emmotum glabrum, Pradosia schomburgkiana, Ormosia macrophylla,
Calliandra tsugoides, Biophytum sp., Euphronia guianensis, Bonyunia minor, Ternstroemia pungens, T. crassifolia,
171
Thibaudia nutans y Gongylolepis benthamiana. La composicin florstica y los endemismos de esta unidad
vegetal varan entre las diferentes localidades, e incluyen un gnero endmico (Pentamerista) de una familia
(Tetrameristaceae) considerada originalmente como exclusiva del sureste asitico (Foto 2) [Maguire et al. 1972,
Huber & Alarcn 1988].
Distribucin
A la escala del anlisis de esta investigacin, los arbustales siempreverdes per se ocupan aproxi
madamente 10.134 km2 o ligeramente ms de 1% de la superficie terrestre continental de Venezuela. Su mayor
extensin la alcanza en Amazonas, pero tambin estn presentes en Bolvar (Figura 1, Tabla 1). Al sureste
de Bolvar, entre 800 y 1.500 m, se localizan en la altiplanicie de la Gran Sabana (Foto 3), donde crecen sobre
sustratos rocosos de arenisca y en algunas ocasiones sobre arena blanca profunda de origen fluvial. Tambin se
observan en la base del Guaiquinima (unidad de paisaje D74, Foto 4) y en la regin del ro Caron medio (Huber
1995a, Huber & Riina 1997). En Amazonas se ubican principalmente en zonas inundables de la penillanura de
los ros Ventuari y Casiquiare (unidad de paisaje B5, Foto 5), entremezclados con herbazales sobre arena blanca
(vid. supra, cap. I: Figura 9).
Situacin
172
Los estimados de superficie de los arbustales siempreverdes per se de 1988 y 2010 difieren de manera
sustancial (Figura 1, Tabla 1). Esto se debe principalmente a la disponibilidad de imgenes satelitales nuevas y
a mtodos de interpretacin mejorados. Sin embargo, an es necesario realizar otros estudios de verificacin en
campo para optimizar la delimitacin de las unidades y profundizar el conocimiento de su historia natural. Por lo
tanto, los anlisis sobre el nivel de amenaza se restringen a los datos de 2010.
Foto 2. Pentamerista neotropica, gnero y especie endmicos de los arbustales siempreverdes esclerfilos, estado Amazonas.
Otto Huber
a) Distribucin 19881
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin 20102
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
173
174
Foto 5. Arbustales esclerfilos sobre arena blanca (alineados en relacin con la disponibilidad hdrica de los suelos), ro Yagua,
estado Amazonas. Otto Huber
Tanto en el mbito nacional como estadal los arbustales siempreverdes per se califican en Preocupacin
Menor (LC), al no alcanzar los umbrales mnimos de prdida de funcionalidad ecolgica o tamao de fragmento
de los criterios A4 y C2, respectivamente (Figura 1c). Sin embargo, en 2010 se reconoce un nivel de intervencin
de bajo a medio en los dos estados (Figura 1c): en un rea de 30% de su superficie en Amazonas y 55% en
Bolvar. Aunque las modificaciones antrpicas de estos arbustales son relativamente recientes, es importante
monitorizarlas para prevenir que alcancen niveles de riesgo superiores (Huber 1995b).
Amenazas
Los arbustales presentes en la cuenca del Caron se encuentran entre las formaciones vegetales ms
susceptibles a la intervencin humana, debido al incremento de los incendios, la tala y la prdida de suelos por la
actividad minera (Huber 1995b, Huber & Foster 2003, Corrales 2004). La altiplanicie de la Gran Sabana es una zona
que presenta un alto riesgo de incendio, atribuido primordialmente a la accin premeditada de las comunidades
locales (Huber, 1995b, Corrales 2004). Sin embargo, es posible que el control del impacto negativo del fuego
requiera el fortalecimiento de las prcticas ancestrales que lo emplean como una herramienta controlada de
manejo ecosistmico (Rodrguez 2004, Rodrguez & Sletto 2009). La extraccin de la marantcea Ischnosiphon
obliquus (yarumo rojo) para obtener su fibra, y que es empleada en la elaboracin de artesana, constituye una
amenaza para los arbustales de la Gran Sabana (Huber & Foster 2003). Por otra parte, tanto en Bolvar como en
Amazonas la actividad minera no controlada ha generado impactos considerables sobre esta formacin vegetal.
Ejemplos representativos son los arbustales que rodean el cerro Guaiquinima y los ubicados al sur de la Gran
Sabana, donde la accin conjunta de la minera y el crecimiento de los asentamientos humanos asociados,
suscitan los ms importantes procesos transformadores del paisaje. En Amazonas la destruccin por quemas
recurrentes es una de las principales amenazas para su permanencia (Foto 6).
Conservacin
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Aproximadamente 50% de los arbustales siempreverdes per se est contenido en reas protegidas de
conservacin (Figura 1c), como el parque nacional Canaima, el monumento natural Tepuyes (Guaiquinima) y la
reserva de biosfera Alto Orinoco. Otro 13% de la unidad se encuentra en ABRAE de diferentes tipos, como zonas
protectoras de cuenca y la reserva forestal de Imataca. Sin embargo, en funcin de los patrones espaciales de
intervencin detectados en esta investigacin, la presencia de arbustales en reas protegidas no es suficiente
para evitar su degradacin. Es necesario generar propuestas innovadoras de seguimiento y control de la
deforestacin sustentadas en la participacin preponderante de las comunidades locales, con miras a prevenir
que los arbustales siempreverdes per se pasen a engrosar la lista de ambientes amenazados.
175
Foto 6. Arbustal esclerfilo quemado (al fondo, despus del herbazal). El color grisceo indica al menos dos aos
de su quema, cao Yagua, estado Amazonas. Otto Huber
Arbustales espinosos
176
Foto 3. Arbustal espinoso dominado por leguminosas, pennsula de Macanao, isla de Margarita. Franklin Rojas-Surez
Descripcin
Estado
Anzotegui
52
Aragua
275
Dependencias Federales 728
Falcn
10.071
Lara
6.636
275
Mrida
Miranda
494
625
Nueva Esparta
Sucre
2.030
Tchira
401
Trujillo
90
Vargas
144
Yaracuy
0
Zulia
3.351
Total
25.172
428
233
725
8.422
4.223
1.164
204
492
861
429
1.461
32
65
1.558
20.297
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
177
a) Distribucin 19881
Occidente
Distribucin
Los arbustales espinosos (incluyendo los litorales) estn distribuidos
en la zona costera desde La Goajira hasta el golfo de Cariaco, en varias de
las Dependencias Federales, en la cordillera de los Andes y en la altiplanicie
de Barquisimeto, que incluye a Lara y Falcn (Figura 1). De acuerdo con
Matteucci (1986), su distribucin responde a diferentes causas dependiendo
de su ubicacin geogrfica. En las costas orientadas en direccin este-oeste
se asocia a la interaccin entre la topografa y el aire fresco del mar Caribe,
mientras que en los Andes y la zona de Barquisimeto y Falcn, se asocia ms
con su ubicacin en la sombra de lluvia de las montaas. Se trata de una
distribucin fragmentada, en particular en la regin fisiogrfica de montaas.
La superficie ocupada por esta formacin es de aproximadamente
20.300 km2 (Tabla 1), lo que representa 2% del territorio nacional. Los dos
estados con mayor representacin de arbustales espinosos son Falcn y
Lara, en orden decreciente (Figura 1 y Tabla 1).
178
b) Distribucin 20102
Occidente
Centro-este
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Centro-este
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Centro-este
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
179
Criterios1
A4
C2
EN
EN
Aragua
LC
VU
EN
DF
LC
VU
VU
Falcn
VU
EN
LC
Lara
CR
VU
LC
Mrida
EN
VU
Miranda
CR
VU
EN
Nueva Esparta
EN
VU
EN
Sucre
CR
VU
VU
Tchira
EN
EN
Trujillo
EN
VU
Vargas
CR
VU
EN
Yaracuy
EN
EN
EN
VU
VU
Anzotegui
180
Situacin
A3
Estado
Zulia
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Amenazas
181
por la minera a cielo abierto (Foto 10) [Fajardo 2007]. Adicionalmente, es frecuente su uso como zonas de
disposicin de desechos (Fotos 11 y 12) y son evidentes los desarrollos urbansticos (Foto 13) poco planificados,
con fines recreativos y vacacionales (Soriano & Ruiz 2003). La edificacin de infraestructura de gran escala y sus
servicios conexos constituyen la principal amenaza en la regin de la cordillera de la Costa Central (Matteucci
1986). El alto nivel de intervencin para los arbustales espinosos es una condicin reportada por diferentes
autores (Matteucci 1986, Matteucci 1987, Soriano & Ruiz 2003, Fajardo et al. 2005, Fajardo 2007, Fernndez et
al. 2007).
En el caso de la isla de Margarita, los arbustales espinosos han sufrido un impacto asociado a la explota
cin de arena a cielo abierto (Foto 10), agravado por tratarse de ecosistemas insulares ya de por si restringidos.
El deterioro ambiental de esta actividad ha sido selectivo, afectando principalmente los cauces de los ros
182
Foto 10. Arbustales espinosos con extraccin de arena a cielo abierto, pennsula de Macanao, isla de Margarita.
Laurie Fajardo
y quebradas (que permanecen secos la mayor parte del ao), donde se desarrollan las especies arbreas ms
importantes como Bulnesia arborea (Fajardo 2007). La destruccin ambiental es evidente en la diversidad
de fauna, con varias poblaciones en situacin crtica, incluyendo el venado endmico (Odocoileus margaritae)
y la cotorra margaritea (Amazona barbadensis), Ave Regional del Estado Nueva Esparta (Rodrguez & RojasSurez 2008).
Conservacin
En la actualidad, el porcentaje de esta formacin que se encuentra en reas protegidas de
conservacin corresponde a 5% de su superficie (Figura 1c), con un 19% adicional en reas protegidas de
manejo. Especficamente en parques nacionales, las mayores proporciones resguardadas se encuentran en el
PN Mdanos de Coro (Falcn) y el PN Dinira en el estado Lara (Soriano & Ruiz 2003). Considerando que esta
formacin representa slo un poco ms de 2% del territorio nacional, es evidente de que se trata de una de las
formaciones con menor representacin en el sistema de reas protegidas de Venezuela. En atencin al grado
de amenaza que enfrentan los arbustales espinosos a nivel nacional y estadal es necesario concertar medidas
urgentes para su conservacin, en especial cuando se tiene en cuenta que estos ambientes sustentan grupos
muy especficos de especies por sus caractersticas fsicas (abiticas). De lo contrario estos ecosistemas estarn
condenados a la prdida de sus funciones ecolgicas en el corto y mediano plazo.
En 1998 el Estado venezolano firm y adopt como ley el Convenio de las Naciones Unidas de Lucha
contra la Desertificacin en los pases afectados por Sequa Grave o Desertificacin (1994), lo que obliga a
proteger estos ecosistemas (G.O.E. N 5.239 del 23/06/ 1998). En ese sentido han tenido lugar algunas iniciativas
que buscan identificar las reas prioritarias para conservacin y restauracin a nivel nacional (Riveros-Caballero
et al. 2007, Oliveira-Miranda et al. 2010).
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Foto 13. Arbustales espinosos litorales con desarrollos tursticos, cordillera de la Costa Central.
Giuseppe Colonnello
183
Arbustales ribereos
184
Foto 1. Arbustales ribereos asociados a ros de aguas negras naturales, estado Amazonas. Pedro Uviedo
Descripcin
Por su estrecha relacin ecolgica, en esta formacin se incluyen dos tipos de vegetacin: los arbustales
ribereos sensu lato y los bosques bajos inundables, conocidos en Brasil como igap. Estn integrados por
arbustos de medios a altos y rboles bajos siempreverdes, inundados de seis a ocho meses al ao. Se restringen
a las tierras bajas del estado Amazonas, a menos de 400 m y en asociacin con cursos de aguas negras naturales
(Foto 1). En la penillanura del Casiquiare se distingue un tipo particular de arbustal ribereo, dominado por
agrupaciones de palo de boya (Malouetia spp.) [Foto 2], conocido localmente como boyal (Huber 1995a, 1995c).
Los arbustales ribereos estn integrados por un elevado nmero de plantas adaptadas a los regmenes
de inundacin prolongada y registran una alta proporcin de endemismos. Destacan especies de las familias
Ochnaceae, Melastamotaceae, Myrtaceae y Apocynaceae (Huber 1995b) [Foto 3]. En algunas localidades los
arbustales ribereos estn prcticamente sumergidos bajo agua, sobresaliendo slo las ramas ms altas de las
copas (Foto 4). La variacin en altura del nivel de agua durante el ao puede ser de hasta 4 m (Huber 1995c).
Foto 2. Arbustal ribereo creciendo en aguas negras naturales, cuenca del Casiquiare, estado Amazonas. Pedro Uviedo
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Distribucin
Se encuentran en la seccin suroeste del estado Amazonas
(Figura 1), en las cuencas de los ros Atabapo-Guaina, Casiquiare
y Ro Negro. Representan 1% de la superficie de Venezuela, con
una extensin de 12.017 km2. Conforman pequeos parches que
crecen en suelos podzlicos arenosos estacionalmente inundables
(Huber 1995c, Huber & Riina 1997). En las imgenes de radar tienen
una respuesta caracterstica (Figura 2) que permiti identificarlos
en este estudio, aunque no fuesen visibles mediante imgenes de
satlite. El estimado de su superficie en 1988 fue solamente de
1.693 km2 (Figura 1). El aumento a ms de 12.000 km2 en 2010 se
debe a la utilizacin de imgenes de radar capaces de detectar el
tipo de suelo sobre el que crece esta formacin, que no estaban
disponibles para 1988.
Situacin
De acuerdo al criterio C2, tanto a escala nacional como
estadal califican en Preocupacin Menor (LC). Aunque los anlisis
realizados en 1988 no detectaron ninguna perturbacin (lo cual
podra deberse a limitaciones metodolgicas), en 2010 se estima
que aproximadamente 40% presenta intervenciones bajas, medias
o de intensidad mayor. Este nivel de perturbacin relativamente
bajo ofrece la oportunidad de iniciar observaciones de campo y
con sensores remotos, para identificar posibles modificaciones
antrpicas y tomar las medidas correctivas antes de que alcancen
los umbrales de ecosistemas amenazados.
185
a) Distribucin 19881
Centro-sur del estado Amazonas
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin 20102
Centro-sur del estado Amazonas
186
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los arbustales espinosos en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
Amenazas
Conservacin
Afortunadamente, 45% de los arbustales ribereos se encuentran en reas protegidas con fines primarios
de conservacin, como la reserva de biosfera Alto Orinoco y el monumento natural Tepuyes (Figura 1c). Por su
carcter ecolgico muy particular y su limitada extensin en el pas, se ha recomendado la creacin de un
rea protegida que resguarde una unidad funcional completa como la cuenca del ro Atacavi, afluente superior
del ro Atabapo (Huber & Foster 2003). Esto complementara el resguardo oportunista brindado por las reas
protegidas existentes, que si bien no fueron diseadas para la conservacin de los arbustales ribereos en
particular, son herramientas relativamente efectivas para la proteccin de la biodiversidad (Bruner et al. 2001). Es
fundamental observar y medir el impacto de las actividades humanas, as como avanzar en la implementacin de
planes de aprovechamiento sustentable de los arbustales ribereos antes de que se encuentren amenazados.
Las estrategias de conservacin preventivas tienden a ser ms efectivas y menos costosas que la rehabilitacin
o restauracin (Orians 1993, Scott et al. 1993, Noss 1996).
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
187
Foto 4. Arbustal ribereo del alto Temi, durante la poca de mxima inundacin, estado Amazonas. Otto Huber
188
Foto 1. Pramo a 3.500 msnm cerca de Piedras Blancas, ruta de Torondoy hacia La Lagunita, estado Mrida. Giuseppe Colonnello
Descripcin
Los arbustales y herbazales parameros son comunidades vegetales tpicas de las zonas altoandinas por
encima del lmite de los bosques y el lmite entre ambos depende de las condiciones locales de temperatura, la
longitud de la estacin seca y la masa relativa de las cadenas montaosas (Azcar & Farias 2003). Por ejemplo,
para la cordillera de Mrida, Monasterio y Reyes (1980) reportan vegetacin de pramo a 2.500 m. Por su parte,
Azcar y Faria (2003) definen el lmite inferior de la formacin en 3.000 m para las vertientes secas y 3.400 m
para las hmedas. Es posible observar algunos parches reconocidos como vegetacin paramoide a elevaciones
menores que las sealadas para la cordillera de los Andes, tanto en las zonas ms altas de la cordillera de la
Costa como en el macizo de Chimant, en Guayana (Huber & Alarcn 1988). Esta formacin se desarrolla en
ambientes microtrmicos (< 9C) que pueden ser secos o hmedos dependiendo de la vertiente de la montaa
donde se encuentren, es decir, si estn en sombra de lluvia o no.
Lo que usualmente se denomina vegetacin paramera es un complejo mosaico de arbustales y herba
zales (Foto 1) que vara ampliamente en su fisionoma y constitucin florstica. Suele estar conformado por una
mezcla de rosetas acaulescentes perennes, cojines, graminoides en macolla (Foto 2), arbustos esclerfilos,
rosetas acaulescentes gigantes y rboles bajos del gnero Polylepis (Huber & Alarcn 1988, Azcar & Farias
2003, Ataroff & Sarmiento 2004).
Distribucin
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
189
Foto 2. Pramo herbceo hmedo (en primer plano), estado Mrida. Mario Farias
a) Distribucin 19881
Cordillera de los Andes
Cordillera de la Costa
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin
20102
Cordillera de la Costa
190
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Cordillera de la Costa
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los arbustales y herbazales parameros en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
ofrece la ventaja de subsanar el efecto de las nubes que casi siempre estn presentes en la regin y obstaculizan
la lectura de imgenes satelitales. El mtodo compensa, tambin, las limitaciones que suelen enfrentarse en la
obtencin de imgenes por radar en zonas montaosas.
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Los arbustales y herbazales parameros se distribuyen en la cordillera de Mrida desde el estado Lara,
hasta el pramo El Tam, ubicado en la frontera entre el estado Tchira y Colombia. Tambin se encuentran en
la Sierra de Perij, donde el pramo comienza a los 2.800 m (Schubert 1976). No obstante, su distribucin es
fragmentada y su parche de mayor extensin est asociado al estado Mrida (Figura 1).
Como ya se mencion, en la cordillera de la Costa, Central y Oriental, se reconoce la presencia de una
comunidad vegetal que se ha llamado subpramo arbustivo costero por sus llamativas afinidades florsticas
con subpramos andinos (Huber & Alarcn 1988) [Figura 1]. Esta unidad aparece alrededor de los 2.000 m en la
cordillera de la Costa Central (El vila, silla de Caracas y pico Naiguat) y a menor altitud, en la Cordillera de la
Costa Oriental (cerro Turimiquire) [Steyermark 1966, Steyermark & Huber 1978].
Desde el punto de vista de paisaje, esta formacin se encuentra restringida a las subregiones montaosas
del norte de Venezuela (D1, D2, D42 y D43, D51) [vid. supra, cap. I: Figura 9].
191
Situacin
A nivel nacional los arbustales y herbazales parameros se encuentran bajo la categora Preocupacin
Menor (LC), segn el criterio C2. No obstante, el nivel de intervencin de la formacin permite inferir que sta
ha sido transformada muy severamente en ms de 30% de su distribucin, por lo que de acuerdo al criterio
A4 califica Vulnerable (VU) en el mbito nacional. A nivel estadal, la vegetacin paramera se encuentra bajo
condiciones de amenaza que van desde Vulnerable (VU) hasta En Peligro Crtico (CR), en todos los estados del
territorio (Figura 1c).
Amenazas
Los herbazales y arbustales parameros estn sometidos a colonizacin de sus vertientes, deforestacin,
monocultivos de papa (Fotos 4 y 5), ganadera de doble propsito (carne y leche), extraccin de plantas
silvestres, cacera, disposicin inadecuada de residuos, introduccin de especies exticas, turismo sin control e
incendios (MARN 2000, Durn y Castao 2002). El crecimiento poblacional y urbanstico representa una de las
mayores amenazas por su acelerado ritmo y debido a que generalmente no es proyectado tomando en cuenta
los ecosistemas de la zona (Vivas 1992). Esto cobra particular importancia cuando se reconoce que slo una
pequea fraccin puede ser utilizada de forma sostenible, debido a su fragilidad intrnseca (Ataroff & Sarmiento
2004).
192
En el caso particular del ganado y los rebaos, su impacto sobre el ambiente de pramo est relacionado
con el hecho de que los animales introducidos no consumen el forraje ofrecido por la vegetacin natural
dominante, y adicionalmente, la cobertura vegetal tiene poca capacidad de soportar altos niveles de herbivora.
Estas condiciones han motivado una baja eficiencia en el uso del espacio pastoral, en comparacin con el que
logran los rebaos de camlidos (Molinillo & Monasterio 2002).
Conservacin
Alrededor de 77% de la vegetacin de pramo se encuentra en reas protegidas de conservacin,
especficamente en parques nacionales (Figura 1c), y 10% adicional est incluido en reas protegidas de
usos permitidos limitados. Por ejemplo, la superficie del pramo El Tam est protegida a ambos lados de la
frontera colombo-venezolana en un parque binacional. No obstante, no ha sido suficiente para detener el
proceso de transformacin del ecosistema de pramo (Foto 6), dado que las actividades agrcolas y ganaderas
ocurren regularmente dentro de estas reas protegidas. Es necesario establecer medidas adicionales para el
mantenimiento de este ecosistema a mediano y largo plazo.
Arbustales tepuyanos
121
Amazonas
Bolvar
1.891
1680
4.336
Herbazales tepuyanos
Amazonas
Bolvar
342
800
2.047
8.422
8.863
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Estado
Descripcin
Sobre la cumbre de los tepuyes, o montaas en forma de mesa del Escudo Guayans, se desarrollan
dos formaciones vegetales tpicas: arbustales y herbazales tepuyanos. Los arbustales tepuyanos, al igual que
otros tipos de arbustales guayaneses, forman comunidades vegetales edficas, ya que las caractersticas
del suelo son las que parecen funcionar como factores ecolgicos limitantes, tanto desde el punto de vista
de su tipo como de las especies que le componen (Huber 1989). Estas comunidades (Foto 1) se desarrollan
principalmente sobre turbas y su fisionoma puede variar segn las cumbres donde se encuentran, pasando de
formaciones con especies de entre 0,5 a 1 m de alto, en los cerros Guanay y Auyn-tepui, a otras que pueden
alcanzar los 8 m, como en las cumbres de Jaua Sarisariama (Riina & Huber 2003). En general, los arbustos tienen
ramificaciones desde la base y hojas coriceas o esclerfilas, mayormente aglomeradas al final de las ramas, y
sus flores o inflorescencias suelen ser vistosas (Huber 1995b). Pueden constituir extensas formaciones, como
en los cerros Huachamacari y Duida (Foto 2), o presentarse en pequeas depresiones en las cumbres de los
193
194
Foto 2. Arbustales tepuyanos, cerro Duida, estado Amazonas. Otto Huber
a) Distribucin 19881
Macizo Guayans
LEYENDA
Arbustales y herbazales tepuyanos
Herbazal tepuyano
Arbustal y herbazal tepuyano
Arbustal tepuyano
b) Distribucin 20102
Macizo Guayans
LEYENDA
Arbustales y herbazales tepuyanos
Herbazal tepuyano
Arbustal tepuyano
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Macizo Guayans
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con fines
de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los arbustales y herbazales tepuyanos en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
195
196
Foto 5. Herbazal de hoja ancha dominado por Stegolepis guianensis, cumbre del Roraima, estado Bolvar. Christian Ceccarelli Navarro
& Huber 2003). Se distinguen cuatro tipos de herbazales: 1) los de hoja ancha (latifoliados), dominados por
especies de la familia Rapateaceae (presentes en casi todos los tepuyes venezolanos, desde Roraima al este,
hasta La Neblina, en el sur), [Fotos 4 y 5]; 2) los tubiformes, con especies de las familias Bromeliaceae, donde
resalta el gnero Brocchinia (Foto 6) y especies de la familia Sarraceniaceae; 3) los arrosetados, con rosetas
densas de Bromeliaceae, Xyridaceae y Eriocaulaceae (manchas en Roraima, Kukenn, Yuruan e Il-Tramentepui, Ptar-tepui y macizo Los Testigos) [Foto 7]; y 4) los fruticosos, con un estrato herbceo mezclado con
numerosos arbustos bajos de 0,5 m (e.g. macizo de Chimant, cerro Huachamacari). Pueden estar asociados
a tierras medias (800-1.500 m) y altas de la Guayana (1.500-3.000 m), con elevadas precipitaciones anuales
(> 2.000 mm) y climas mesotrmicos (12-24C) y submicrotrmicos (6-12C) [Riina & Huber 2003]. Dadas sus
similitudes con los herbazales de las cumbres de los tepuyes, los herbazales subtepuyanos, como los presentes
en la Gran Sabana, tambin son incluidos dentro de esta formacin (Huber 1986b).
El tipo de suelo donde se desarrolla esta formacin vegetal es variable. Por ejemplo, herbazales
arrosetados, con macollas densas de Cyperaceae, pueden crecer sobre rocas desnudas de las cumbres de
los tepuyes orientales. Por su parte, los herbazales latifoliados, donde predominan rapateceas del gnero
Stegolepis, adems de ciperceas, xiridceas y eriocaulceas, son comunes sobre suelos orgnicos o turbas del
macizo de Chimant, cerro Guaiquinima y cerros Jaua-Sarisariama en Bolvar, y Par y Marahuaka en Amazonas.
En algunos casos (macizo Cuao-Sipapo) se encuentran tambin sobre rocas con otras especies dominantes,
entre las que destacan las del gnero Kunhardtia.
Distribucin
Los arbustales y herbazales tepuyanos estn distribuidos solamente en los estados Bolvar y Amazonas
sobre las cumbres de los tepuyes y en algunas reas como la Gran Sabana, donde se consideran subtepuyanos
(Figura 1). Pueden encontrarse principalmente sobre los 1.500 m de elevacin, incluso en las cumbres ms
altas de la serrana de La Neblina, en la frontera con Brasil. No obstante, existen localidades donde se presentan
Situacin
Los arbustales tepuyanos y las formaciones arbustivas en
general, son reconocidos como una comunidad vegetal primaria
slo desde hace unos 30 aos, y es apenas en los aos ochenta
cuando aparecen por primera vez como una unidad discreta dentro
de un mapa de vegetacin (Riina & Huber 2003). Sin embargo, para
ese momento fueron combinados con los herbazales tepuyanos,
en virtud de la escasa informacin disponible (imgenes de satlite,
informacin de campo). Por esta razn, y considerando que se trata
de comunidades que comparten estrechamente la mayor parte de
las cumbres tepuyanas, los anlisis de su situacin, amenazas y
conservacin se llevaron a cabo en forma conjunta.
Un resultado llamativo es que si bien los valores para estas
formaciones son relativamente similares entre 1988 y 2010, hay un
ligero cambio en las proporciones y el estado Bolvar pasa a tener
un peso especfico ms alto para 2010 (Figura 1). Este cambio se
debe a una serie de exploraciones realizadas entre 1988 y 1995,
y a las mejoras en las herramientas tecnolgicas empleadas.
Sin embargo, se requieren verificaciones de campo adicionales
que permitan asociar claramente la respuesta espectral de las
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
197
198
imgenes de satlite con los tipos de vegetacin. Se debe definir mejor las firmas espectrales de los arbustales y
herbazales tepuyanos, ya que en las imgenes percibidas remotamente los arbustales pueden confundirse con
bosques siempreverdes tepuyanos y los herbazales con vegetacin saxcola. Este refinamiento en el proceso
de anlisis permitira obtener estimados ms confiables y precisos, as como establecer un punto de referencia
para programas de monitorizacin en reas de difcil acceso. Se considera que en estos tipos de vegetacin la
intervencin es baja, salvo por los efectos locales observados en los tepuyes ms visitados por turistas, o por los
daos causados por el arribo de grupos en helicpteros o avionetas. Entre los efectos negativos ms comunes
est la disposicin de basura, recipientes de combustible y otros enseres abandonados irresponsablemente por
los visitantes en los campamentos temporales.
A nivel nacional los arbustales tepuyanos califican en Preocupacin Menor (LC), ya que estn por encima
del nivel mnimo de rea de ocupacin requerido para calificar Vulnerable (VU) segn el criterio C2 (2.000 km2).
Sin embargo, los herbazales tepuyanos se encuentran en condicin de Casi Amenazado (NT) debido a que
estn ligeramente por debajo de ese valor. Si se considera la superficie por estado, los arbustales de Bolvar
tambin califican en Preocupacin Menor (LC), y los de Amazonas Vulnerable (VU). Con respecto a los herbazales
tepuyanos, en Bolvar califican Casi Amenazado (NT) y en Amazonas Vulnerable (VU), en todos los casos segn
el criterio C2(c) [Figura 1].
Amenazas
Los arbustales y herbazales asociados a la cima de los tepuyes tienen pocas amenazas conocidas de
degradacin o eliminacin, debido al relativo aislamiento geogrfico y a la baja presin antrpica. No obstante,
los cambios climticos globales podran representar una amenaza futura mayor, debido al pequeo intervalo de
tolerancia de las especies que los integran ante variaciones de humedad y temperatura (Huber 1995c, Rull et al.
2005, Rull et al. 2009).
Otra potencial amenaza est asociada al turismo. En los tepuyes con mayor afluencia, como Roraima,
Kukenn, Auyn-tepui y Autana, es evidente el deterioro de la vegetacin debido al pisoteo, aterrizaje de
helicpteros, actividades de escalada y rapel, vuelos en parapente y aerodeslizador, introduccin de especies
exticas y acumulacin de basura. Este dao, aunque limitado a localidades relativamente pequeas es casi
irreversible, pues se ha documentado que la vegetacin afectada se recupera muy lentamente, dada su fragilidad
y la pobreza de los suelos (MARN 2000, Riina & Huber 2003).
Se estima que 3.000 visitantes ascienden al Roraima por ao. Son considerables los impactos sobre la
vegetacin por maltratos, vandalismo, extraccin de cristales de cuarzo y disposicin inadecuada de desechos
slidos (en 2008 en una operacin de limpieza se extrajeron casi 1.200 kg de basura, mientras que en 2010 la
cifra fue de casi 700 kg). Aunque se ha registrado incendios en los tepuyes, no se ha documentado su frecuencia
ni su intensidad. Los senderos abiertos en la cima del Roraima cubren una superficie cercana a 1 ha, y en las
reas de refugios han desaparecido 240 m2 de vegetacin como consecuencia de la instalacin de carpas,
preparacin de alimentos y apertura de senderos. El mayor deterioro ambiental se evidencia en el rea llamada
los hoteles, donde es notoria la presencia de desechos slidos y excrementos humanos, grafitis en piedras
y laderas, pisoteo de las plantas, especies vegetales exticas y excavaciones para fogatas encendidas con
material vegetal tepuyano. Tambin ha sido reportada la extraccin de orqudeas, bromelias y plantas carnvoras
(Heliamphora y Drossera), as como de animales. Entre las especies exticas reportadas se incluyen varias
gramneas, mora, papa y otros vegetales y frutales domsticos (MARN 2000, Lentino et al. 2005, Proyecto Cima
2008).
Conservacin
Aunque los arbustales y herbazales tepuyanos se encuentran en parques nacionales (Duida-Marahuaca,
Serrana de La Neblina, Jaua-Sarisariama y Canaima) o monumentos naturales (Tepuyes y Cerro Autana)
[Figura 1c], es necesario implementar otras estrategias para protegerlos de los efectos anunciados del cambio
climtico. Al aumentar la temperatura, es de suponer que ocurra el ascenso gradual de las especies hacia zonas
de mayor altitud, lo que causara una reduccin paulatina de su rea de distribucin y su eventual extincin. Para
prevenir estos impactos, en primer lugar es necesario implementar redes de monitorizacin que verifiquen los
movimientos altitudinales de las plantas en el campo e identifiquen a las especies ms afectadas. El segundo
paso sera considerar opciones de conservacin ex situ, mediante la creacin de ambientes artificiales o con
el traslado de especies a otras localidades, donde las condiciones requeridas por las plantas se presenten de
manera natural (Rull et al. 2009).
La creacin de ambientes artificiales implicara la construccin de invernaderos con condiciones cli
mticas controladas, lo cual posiblemente tendra un elevado costo y sera poco prctico. La segunda opcin
implicara la colonizacin asistida de localidades en otras regiones geogrficas capaces de sustentar a las
especies con mayor riesgo. Sin embargo, esto podra acarrear impactos adicionales como la conversin de las
especies trasladadas en invasoras, o que sean transmisoras de patgenos nuevos a las plantas nativas (HoeghGuldberg et al. 2008, Mueller & Hellmann 2008). Mientras se evala y monitoriza el efecto de los cambios glo
bales, es clave enfocarse en mantener la condicin actual de estos ecosistemas. Para minimizar el impacto
del turismo sera fundamental estimar su capacidad de carga, establecer normas para su uso y generar un
proceso de vigilancia para el control de la extraccin de especies. Esto no puede lograrse sin el fortalecimiento
institucional local mediante la seleccin y la formacin del personal, como tampoco podra consolidarse sin
contar con los recursos necesarios para las actividades de guardera ambiental (Bevilacqua et al. 2006a).
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
En cuanto a los riesgos asociados al cambio global, se estima que un aumento de entre 2C y 4C de las
temperaturas medias en el norte de Suramrica podra causar la extincin de 10% a 30% de las plantas endmicas
a los tepuyes antes de finales del siglo XXI (Rull & Vegas-Vilarrbia 2006). El estudio se bas en una muestra de
83 especies de la flora tepuyana, correspondientes a los 23 gneros endmicos de esta zona, con nfasis en tres
gneros que dominan los principales tipos de vegetacin: bosques de galera (Bonnetia), arbustales paramoides
(Chimantaea) y herbazales tepuyanos (Stegolepis), indicadores de la biodiversidad general. Entre las especies
ms afectadas se incluiran la mitad del gnero Bonnetia (13 plantas). Para el gnero Chimantaea, restringido a
las mayores altitudes del macizo de Chimant y sus alrededores, dos de sus especies perderan el hbitat y otras
seis estaran muy cerca del lmite crtico. Si bien su hbitat no desaparecera totalmente, quedara reducido a
unas pocas y diminutas reas aisladas de las cumbres ms altas (Rull et al. 2005). Un estudio ms reciente que
analiz todas las plantas vasculares de la regin, revel que entre 75% y 80% del total de 1.700 a 1.900 especies,
y entre 30% y 50% de las 200 a 400 que son endmicas, estn amenazadas de extincin por el cambio climtico
(Nogu et al. 2009).
199
Herbazales
Sabanas abiertas
200
Descripcin
Las sabanas abiertas son ecosistemas herbceos dominados por gramneas tropicales, adaptadas
al alto rgimen de temperatura anual mediante la utilizacin del metabolismo fotosinttico C4. En su gran
mayora crecen en las tierras bajas entre 0 a 500 m (Foto 1), donde predomina un clima biestacional, con una
temperatura media anual mayor a los 24C y un rgimen pluviomtrico que oscila entre 800 y 1.800 mm anuales,
que determina la alternancia de dos perodos contrastantes: uno de sequa, de diciembre a mayo, y el otro de
lluvias, de mayo a finales de noviembre (Arismendi 2007, Huber 2007). Estos tipos de sabana abierta ocupan
terrenos con una topografa plana o muy plana (Foto 2) y con suelos aluviales cidos que se caracterizan por
tener niveles de nutrientes bajos o medianos (oligotrficos o distrficos). Los suelos estn sujetos a perodos de
inundaciones ms o menos prolongadas y de profundidad variable, causadas por el desborde de los ros y cursos
de agua o por abundancia de lluvia durante la estacin pluvial. El rgimen de inundacin de estas sabanas puede
ser considerado como el principal factor responsable de la ausencia de elementos leosos en estos ecosistemas.
En otros casos el sustrato no se extiende sobre terrenos planos, sino ms bien en superficies ligeramente
inclinadas (sabanas orientales) u onduladas (Gran Sabana), donde no se presenta inundacin. Sin embargo,all
tambin predomina el aspecto abierto, herbceo y los elementos leosos, de presentarse, estn completamente
sumergidos en la matriz graminosa.
Las sabanas abiertas venezolanas estn dominadas por un estrato herbceo generalmente denso
conformado principalmente por gramneas macollantes. En las zonas inundables del suroeste de los llanos
predominan sobre suelos oligotrficos las especies Leersia hexandra, Paspalum fasciculatum y Paratheria
prostrata, ocupando nichos especficos en estas sabanas como los bancos, bajos y esteros (Ramia 1967). Sobre
Distribucin
Para 2010 las sabanas abiertas abarcan aproximadamente
6% de la superficie de Venezuela (Figura 1, Tabla 1). Se encuentran
distribuidas en tres grandes ncleos: 1) en Apure (Fotos 5 y 6),
Barinas y sur de Gurico, 2) en Anzotegui y Monagas, y 3) en la
Gran Sabana, estado Bolvar (Fotos 3 y 4). De estos tres ncleos,
las sabanas de Apure y Barinas son inundables. Tambin existen
pequeas reas de sabana en la cuenca del lago de Maracaibo,
en las faldas de la serrana del Interior (cordillera de la Costa) y
en el piedemonte norte de la cordillera Oriental, las cuales, por su
proximidad a reas de mayor ocupacin humana, experimentan
una presin mayor y algunas de ellas son consideradas de origen
antrpico. Otras reas, todava ms reducidas, se encuentran en
Estado
Amazonas
Anzotegui
Apure
Barinas
Bolvar
Gurico
Monagas
Sucre
Zulia
996
9.384
47.975
499
9.538
10.484
3.213
0
0
1.565
1.530
43.704
120
7.095
1.082
1.455
6
307
Total
82.089
56.865
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
201
202
Foto 4. Sabana de Trachypogon y Axonopus en la Gran Sabana, Parque Nacional Canaima, estado Bolvar. Otto Huber
la regin montaosa del sur del estado Mrida (Silva 2003). Adicionalmente en el pas, existen otros pequeos
fragmentos de sabana de difcil deteccin a la escala de este trabajo (vid. supra, cap. I: Figura 8).
Situacin
Entre 1988 y 2010 se perdi alrededor de 31% de la superficie de las sabanas abiertas del pas (Tabla 1,
Figura 1). Esto quiere decir que de continuar la misma tendencia, en el ao 2040 las sabanas abiertas podran
disminuir en 77%. Por lo tanto, de acuerdo al criterio A3 a escala nacional se encuentran bajo la categora En Peligro
(EN). Por otra parte, alrededor de 95% del rea actual de esta formacin tiene algn nivel de intervencin y 25%
un grado de modificacin de alto a muy alto. Esto permite sealar que por el criterio A4 (c2), le correspondera
la categora Vulnerable (VU). No obstante, aplicando el principio de precaucin, se concluye que a nivel nacional
esta formacin vegetal se encuentra En Peligro (EN).
Estos valores siguen tendencias similares, aunque ms atenuadas que las reportadas para formaciones
de crecimiento herbceo en Amrica Latina, con una tasa de reduccin anual cercana a 20.000 km2/ao (tres
veces mayor a la reportada para bosques neotropicales) y la de sabanas abiertas en los llanos del Orinoco,
estimada en 4.830 km2/ao. Estudios comparativos de manejo de sabanas han demostrado que las sabanas
sometidas a quemas y prcticas agrcolas fijan entre un 36% y 88% menos carbono que las sabanas protegidas
(Houhgton & Hackler 1995, San Jos & Montes 2001, San Jos et al. 2003).
A escala regional, especficamente a nivel de estado (Tabla 1), se aprecian reducciones de superficie en
la mayor parte de las entidades, con cambios notorios para los estados orientales. En Monagas la eliminacin
completa de sectores extensos de ecosistemas de sabana est asociada a la siembra de pinos. En Amazonas,
el aumento de superficie es preocupante porque puede ser indicio de transformacin de bosque en sabana
antrpica, considerando que diferenciar las sabanas naturales de las antrpicas mediante imgenes de satlite
no es un proceso muy sencillo. En la Figura 1c puede observarse el grado de amenaza sntesis para las sabanas
a) Distribucin 19881
Centro suroeste
Noreste y suereste
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin
no disponible
b) Distribucin 20102
Centro suroeste
Noreste y suereste
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin
no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Noreste y suereste
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con
fines de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de las sabanas abiertas en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
203
Foto 3. Sabana abierta inundable con estero (en primer plano), bajo y banco (al fondo), estado Apure. Csar Molina
204
A3
Criterios1
A4
C2
Amazonas
LC
VU
Anzotegui
CR
VU
VU
Apure
NT
EN
LC
Barinas
CR
EN
EN
Bolvar
EN
VU
LC
Gurico
CR
EN
VU
Monagas
CR
VU
VU
Sucre
LC
CR
Zulia
LC
VU
Estado
Amenazas
Pese a la notable capacidad de recuperacin o re
siliencia que tienen las sabanas, su biodiversidad se ve ame
nazada por varios procesos. En Venezuela, las sabanas de la
regin llanera han sido objeto de presiones antrpicas que no
han cesado de incrementar desde tiempos de la Colonia. Las
principales amenazas en la actualidad son de orden demogrfico
y econmico, asociadas a la explotacin forestal, a la agricultura
intensiva, a la ganadera y a la minera (Silva 2003, San Jos &
Montes 2007).
Estas presiones varan dependiendo de la regin. En
aqullas donde las sabanas han experimentado un proceso
de modificacin (Foto 5), la diversidad de este ecosistema ha
sido notablemente afectada, bien sea por la destruccin de las
selvas aledaas o por la alteracin de patrones espaciales de
distribucin de especies, entre otras causas. Cuando los patrones
de diversidad y distribucin de especies nativas son alterados,
especies africanas altamente competitivas con frecuencia
desplazan a las especies nativas. De gran potencial econmico,
estas especies exticas logran aumentar significativamente la
capacidad de carga de los pastizales y el rendimiento en peso vivo por hectrea. Esto sucede con frecuencia en
zonas de sabanas abiertas principalmente de los estados Apure, Barinas, Cojedes y Gurico (Tergas 1987, Silva
2003, San Jos & Montes 2007).
Los llanos venezolanos son territorio de mltiples actividades vitales para el desarrollo, incluyendo
la forestal, la industria maderera, la ganadera de diferentes propsitos, la agricultura de riego y secano, los
desarrollos urbansticos y la construccin de redes viales de importancia nacional. En el caso particular de
las sabanas abiertas, su estrato graminoso (pobre en nutrientes pero extenso en lo territorial), es utilizado
mayormente para la cra extensiva de ganado vacuno desde pocas de la colonia, y para la cra bufalina en las
ltimas dcadas (Silva 2003, Vivas 2007)
En el llano han ocurrido otras alteraciones medioambientales significativas, resultado de prcticas
relacionadas con la optimizacin de la productividad econmica. Un ejemplo de dichas prcticas son los sistemas
de retencin de agua con uso de terraplenes y compuertas, implementados en varias zonas del pas (siendo el
caso ms famoso los llamados mdulos de Mantecal en el estado Apure), con los cuales se obtiene un impacto
positivo en la productividad del ganado vacuno, pero alterando el ambiente original al cambiar la composicin
natural de especies de las sabanas abiertas.
Conservacin
La porcin de sabanas abiertas que se encuentra dentro de reas protegidas de conservacin corres
ponde a 15% de su superficie total. Un 4% adicional se resguarda en figuras de proteccin con usos permitidos
limitados. Estos valores sugieren que un bioma tan extenso en Venezuela podra estar subrepresentado en la red
de areas protegidas. Adems, en algunos casos, las sabanas incluidas en areas protegidas siguen siendo objeto
de presiones de uso (Foto 2).
Considerando que estos ecosistemas enfrentan grandes presiones antrpicas desde hace ms de seis
dcadas, y tomando en cuenta su importancia en el balance hdrico de la zona y su amplia diversidad biolgica,
se evidencia la necesidad de tomar medidas adicionales de proteccin para asegurar el mantenimiento de sus
funciones ecolgicas en el corto y mediano plazo.
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Las mayores amenazas que enfrenta este tipo de ecosistema son la drstica reduccin de la biodiversidad
de especies vegetales, principalmente herbceas, como consecuencia de la invasin de gramneas exticas
(Hyparrhenia rufa), muy extendida en las sabanas estacionales, y la homogeneizacin del paisaje debida a la
destruccin de los mosaicos de sabanas y bosques donde se asientan las actividades agrcolas y pecuarias,
originando lo que se conoce como sabanizacin de los bosques. Estas nuevas sabanas no son tan diversas
como las naturales y equivalen ms bien a formaciones de matorrales y sabanas secundarias (Silva 2003).
205
206
Foto 1. Sabana arbolada sobre la formacin Mesa, muy prxima al ro Orinoco, estado Anzotegui. Giuseppe Colonnello
Descripcin
Las sabanas arbustivas y/o arboladas tambin se llaman sabanas de parque o sabanas de huerto (Foto
1), denominaciones basadas en la fisionoma y formas de crecimiento predominantes, no en la composicin
florstica. En Venezuela, estas formaciones vegetales forman parte de los paisajes llaneros, destacndose en
medio de las sabanas herbceas abiertas, las cuales pueden presentar arbustos y rboles aislados. Cuando las
especies leosas de porte y distribucin variable superan 75% de la cobertura, se trata de sabanas arbustivas
siempre y cuando el estrato superior est constituido por arbustos que no superen los 80 cm de altura. Son
sabanas arboladas aquellas cuyo estrato superior est constituido por rboles que llegan a 8 m. Eventualmente
se encuentran formaciones intermedias con presencia de varios estratos, por lo cual son llamadas sabanas
arbustivas y arboladas (Huber 2007).
Los elementos leosos arbustivos predominantes en estos ecosistemas son Curatella americana
(chaparro) [Foto 1], Bowdichia virgilioides (alcornoque) y Byrsonima crassifolia (manteco). Estas especies poseen
adaptaciones fisiolgicas y morfolgicas que le permiten ser subsiempreverdes y realizar el perodo de floracin
en poca de sequa. Otras especies arbustivas frecuentes y tpicamente sabaneras son Cochlospermum vitifolium
(botuto o carnaval), Roupala montana (carne asada) y Genipa americana (caruto), entre otras (Huber 2007).
Las sabanas arboladas son mucho ms reducidas en los llanos que las arbustivas. En el norte del estado
Gurico se observan las sabanas con matas, islas arbreas o bosquecillos muy caractersticos de entre 100
m y 200 m de dimetro rodeados de una matriz de sabana arbustiva con chaparro y manteco. En algunos
casos las matas son reducidas (probablemente por causas antrpicas) a uno o pocos rboles grandes, casi
siempre representados por Cassia moschata (caafstolo), Enterolobium cyclocarpum (caro caro) o Copaifera
officinalis (aceite) [Huber 2007, San Jos & Montes 2007]. Otras sabanas arboladas muy caractersticas son las de
Platycarpum orinocense (picatn) y Chaunochiton angustifolium (copito negro) en el estado Amazonas.
Distribucin
Las sabanas arbustivas y/o arboladas ocupan aproxima
damente 88.334 km2, lo que equivale a 10% de la superficie de
Venezuela (Figura 1).
Estos ecosistemas se encuentran principalmente asocia
dos a las sabanas de banco en el estado Gurico (Tabla 1).
Tambin estn presentes en Anzotegui (Foto 3), Monagas y Delta
Amacuro, con una extensin bastante continua en la vertiente sur
de la cordillera de la Costa en Miranda, Aragua, Carabobo y Yaracuy
(Tabla 1). Algunos remanentes aislados permanecen en Cojedes,
Portuguesa y Apure (Ramia 1993).
Al sur del pas las sabanas arbustivas y arboladas son
especialmente extensas a lo largo del ro Orinoco, donde se en
cuentran los chaparrales (sabanas con Curatella americana) ms
densos y mejor desarrollados de Venezuela (Figura 1). En la Gran
Sabana meridional crecen los morichales sabaneros ms extensos
del pas en las planicies aluviales del valle del ro Kukenn (Foto 4).
En Amazonas las sabanas arbustivas se encuentran en pequeas
manchas aisladas en la cuenca del ro Ventuari, siendo el chaparro
(Curatella americana) el elemento leoso predominante; en la
cuenca del ro Manapiare se han encontrado sabanas arboladas
de cerro dominadas por Mezia huberi, una Malpighiacea endmica
de esta zona. En los alrededores de Puerto Ayacucho hasta el ro
Ventuari inferior se encuentran las sabanas arboladas con picatn
Estado
Amazonas
Anzotegui
Apure
Aragua
Barinas
Bolvar
Carabobo
Cojedes
Delta Amacuro
Gurico
Miranda
Monagas
Portuguesa
Sucre
Tchira
Trujillo
Zulia
Total
3.057
5.794
879
1.227
56
41.579
329
3.700
4.994
20.539
86
4.295
392
840
0
0
0
112.244
87.767
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
207
A3
Criterios1
A4
C2
Amazonas
NT
LC
Anzotegui
EN
VU
LC
Apure
LC
VU
VU
Aragua
VU
VU
VU
Barinas
CR
VU
EN
Bolvar
VU
NT
LC
Carabobo
CR
VU
EN
Cojedes
CR
VU
LC
NT
LC
Gurico
LC
VU
LC
Miranda
VU
EN
Monagas
EN
VU
LC
Portuguesa
CR
VU
EN
VU
VU
Estado
Delta Amacuro
208
Sucre
Tchira
EL
Trujillo
EL
Zulia
EL
Situacin
Las sabanas arbustivas y/o arboladas experimentaron
una reduccin de aproximadamente 22% de su superficie
entre 1988 y 2010 (Tabla 1, Figura 1). Esto quiere decir que
de continuar la misma tendencia, en el ao 2040 las sabanas
arbustivas y/o arboladas podran haber disminuido en 42%, lo
que situara a esta formacin en la categora Vulnerable (VU),
segn el criterio A3. Aproximadamente 88% de estas sabanas
tiene algn nivel de intervencin y de ese total, 98% acusa una
modificacin de media a alta. De acuerdo al criterio A4(c2),
las sabanas arbustivas y/o arboladas a escala nacional se
encuentran en la categora Vulnerable (VU).
Los anlisis en los diferentes estados muestran varia
bilidad en la condicin de amenaza para las sabanas arbustivas
y/o arboladas (Tabla 2). En la Figura 1c se presenta la sntesis
de esta evaluacin. Resalta que para Tchira, Trujillo y Zulia
ya no se detectaron fragmentos de esta formacin, es decir,
califica como Eliminada (EL).
a) Distribucin 19881
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin 20102
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
209
Amenazas
210
En el norte del Orinoco, las sabanas arbustivas y/o arboladas y no han escapado a las presiones
antrpicas asociadas al sistema de produccin agrcola del pas. Una significativa porcin de estos ecosistemas
es sometida anualmente a quemas inducidas que afectan la dinmica de los nutrientes en el sistema y favorecen
el reemplazo de la vegetacin nativa por gramneas y leguminosas forrajeras (Foto 5), especialmente valoradas
por la industria ganadera ya que aumentan el rendimiento de la produccin en 25%, al solventar el dficit
nutricional vinculado a la vegetacin nativa en poca seca (Tejos et al. 1990, Thomas et al. 1990).
Principalmente se trata de una ganadera extensiva, caracterizada por la baja capacidad de carga del
sistema, con menos de una unidad animal por cada diez hectreas (Foto 6), y es la principal causa de que en
los ltimos aos las sabanas naturales hayan sido sustituidas por sabanas secundarias formadas por pastizales
de especies introducidas (Schargel 2007). Las quemas han sido prcticas comunes durante varias dcadas en
este tipo de ecosistemas, y han ocasionado no slo la prdida de nutrientes, sino tambin el establecimiento
de especies invasoras altamente agresivas como Hyparrhenia rufa (yaragu) en Cojedes y Gurico (Ramia 1993,
Schargel 2007).
La actividad petrolera ha requerido la instalacin de corredores de servicio para el transporte de insumos
y de productos de la explotacin, as como la construccin de estaciones industriales, constituyndose as en
otra de las causas del deterioro de este ecosistema (Foto 6).
Conservacin
Las reas protegidas de conservacin resguardan 21% del territorio ocupado por las sabanas arbustivas
y/o arboladas (Figura 1c) y un 3,2% adicional se asienta en reas protegidas de usos permitidos limitados. Los
parques nacionales donde estn mejor representadas son Aguaro-Guariquito, Canaima (morichales del valle del
ro Kukenn), Guatopo (sabanas arbustivas de cerro en la vertiente meridional de la serrana del Interior) y Henri
Pittier (sabanas arbustivas del valle de El Limn), y algunos monumentos naturales de Amazonas (sabanas de
Picatn) [Schargel 2007].
Al sur del Orinoco sera necesario reforzar las figuras legales de proteccin para los chaparrales,
especialmente al sur de Caicara y en la va hacia Puerto Ayacucho. Tambin debera protegerse sectores repre
sentativos de los diferentes tipos de sabana arbolada en Amazonas, que corren el peligro de ser eliminados por
ignorancia o por expansin de actividades que implican deforestaciones a escala mayor.
Herbazales de pantano
Foto 1. Herbazal de pantano con Polygonum acuminatum, Echinodorus sp. y Cyperus papirus (introducida), desembocadura del
ro Catatumbo, lago de Maracaibo, estado Zulia. Giuseppe Colonnello
Descripcin
Son comunidades vegetales herbceas, principalmente
no graminosas, asociadas a ambientes con inundacin temporal o
permanente. Entre los herbazales de pantano se reconocen dos
tipos: herbazales de turbera, que se encuentran sobre suelos org
nicos, y herbazales de pantano propiamente dichos (Figura 1), que
se arraigan en suelos de origen mineral (Huber & Alarcn 1998).
Se trata de comunidades macrotrmicas (> 24C) propias de las
zonas hmedas que estn sometidas a regmenes de inundacin
temporal o permanente. Los herbazales de pantano pueden estar
constituidos por vegetacin herbcea flotante (Foto 2) [Huber &
Alarcn 1988].
En los herbazales de turbera (Fotos 3 y 4) predominan
el helecho Blechnum serrulatum y la cipercea Lagenocarpus
guianensis, en conjunto con Rhynchospora gigantea, Rhyn
chanthera grandiflora, Chelonanthus alatus, Mauritia flexuosa,
Panicum parvifolium o Tabebuia insignis var. monophylla. Por
su parte, los herbazales de pantano propiamente dichos pueden
estar dominados por Eleocharis mutata, E. insterstincta, Typha
domingensis, Schoenoplectus robustus, Sesbania emerus y
Panicum grande (Gonzlez 2004, Colonnello et al. 2009).
Estado
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Delta Amacuro
Monagas
Sucre
Zulia
1.013
527
400
2.150
2.601
799
1.054
1.506
Total
4.090
5.960
211
212
Entre los herbazales mejor estudiados del pas se encuentran los de la reserva de bisfera del Delta
del Orinoco y los del Parque Nacional Turupano y sus alrededores (Gonzlez 2004, Colonnello et al. 2009).
Los herbazales de pantano del Delta se diferencian florsticamente, por la presencia o no de un componente
leoso que interrumpe la continuidad del estrato herbceo. Todas las especies, sin embargo, son de arquitectura
graminoide (Gonzlez 2004). La diversidad de los herbazales de pantano en la reserva de biosfera es baja, y las
macollas de Lagenocarpus guianensis constituyen entre 80% y 90% de la biomasa. En algunas localidades, en
las microdepresiones asociadas al plano de turba, pueden existir parches de Rhynchospora gigantea (Gonzlez
2004).
Distribucin
Este tipo de formacin se encuentra con mayor frecuencia y extensin en el oriente del pas, en el sur
de la pennsula de Paria y en todo el delta del Orinoco (Figura 1). Su distribucin es relativamente fragmentada,
formando un mosaico con los bosques de pantano y los bosques de palmar en Delta Amacuro, Sucre y Monagas
(Foto 4) [Huber & Alarcn 1988, Gonzlez 2004, Colonnello et al. 2009]. Adicionalmente, se encuentran en el
estado Zulia, asociados a la cinaga de Juan Manuel. La superficie total de los herbazales de pantano se estim en
5.960 km2, lo que representa 0,65% del territorio nacional (Figura 1, Tabla 1). El estado donde los herbazales de
pantano alcanzan una mayor extensin es Delta Amacuro, que acoge 44% de la superficie total de la formacin.
Situacin
Para 2010 la superficie estimada de herbazal de pantano es superior a la encontrada en 1988 (Figura
1). Esto responde a varios factores. El primero de ellos es la existencia de un mayor nmero de estudios sobre
el oriente del pas que consideran esta formacin (Colonnello 1995, Gonzalez 2004, Monente & Colonnello 2004,
Colonnello et al. 2009, Crdenas et al. 2010) y el segundo es el uso de las imgenes de radar que facilit la
deteccin de las depresiones inundadas. Si se considera la superficie de los herbazales de pantano a nivel
a) Distribucin 19881
Depresin de Maracaibo
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin
no disponible
b) Distribucin 20102
Depresin de Maracaibo
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin
no disponible
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con
fines de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los herbazales de pantano en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
213
nacional, ellos califican en Preocupacin Menor (LC). Desde el punto de vista de su integridad ecosistmica, aun
cuando el nivel de intervencin aument 10 veces con respecto a 1988, se mantiene bajo la misma categora.
Por el contrario, a nivel estadal existen diferentes niveles de riesgo. Zulia, de acuerdo al criterio A3, se
encuentra Vulnerable (VU), muy cerca de pasar a la siguiente categora de amenaza. Considerando el criterio A4,
Sucre califica Vulnerable (VU). Finalmente, y de acuerdo con el criterio C2, Sucre y Zulia se encuentran Vulnerable
(VU), mientras que Monagas y Delta Amacuro se ubican en Casi Amenazado (NT). La categora final luego de la
aplicacin de estos criterios se presenta en la Figura 1c. Un aspecto muy importante a considerar es que esta
formacin puede experimentar un aumento real en su superficie, ya que es la cobertura que aparece cuando el
bosque de pantano es quemado (Gonzlez 2004, Colonnello et al. 2009).
Amenazas
Una de las principales amenazas para esta formacin vegetal, comn a los bosques de pantano y a
los bosques de palmas en el oriente del pas, es la quema frecuente para la extraccin de fauna y, en algunos
casos para el clareo del rea con el fin de facilitar el acceso a especies vegetales de inters comercial (Fotos
4-6) [Gonzlez 2004, PDVSA & FUNINDES/USB 2004, Yerena et al. 2008, Colonnello et al. 2009]. An cuando el
herbazal de pantano se expande por la quema de los bosques de pantano, las quemas recurrentes impiden el
establecimiento de asociaciones florsticas tpicas de un herbazal de pantano natural, forzando el ecosistema
hacia una estructura simplificada tanto fisionmicamente como florsticamente, efecto reforzado por la lentitud
de su tasa de recuperacin (Gonzlez 2004, Yerena et al. 2008). Adicionalmente, la exploracin y la realizacin
de actividades conexas con la industria petrolera se mantienen como una amenaza para todas las comunidades
de esta regin del pas.
214
Foto 5. Herbazal de pantano o eneal durante la quema. Inmediaciones del Parque Nacional Turupano, estado Sucre.
Giuseppe Colonnello
Conservacin
De la superficie de los herbazales de pantano, 41%
se encuentra en reas protegidas de conservacin y un 28%
adicional en reas protegidas con fines de manejo (Figura 1c).
Los parques nacionales que albergan los herbazales de pantano
son Turupano, Delta del Orinoco y Cinagas de Juan Manuel.
III
Foto 6. Herbazal de pantano o eneal despus
de quema. Inmediaciones del Parque
Nacional Turupano, estado Sucre.
Giuseppe Colonnello
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
215
216
Distribucin
Los herbazales arbustivos sobre arena se encuentran al
sur de Venezuela y se ubican principalmente a lo largo del medio
y bajo Ventuari, el bajo Casiquiare y los ros Atabapo y Guaina, en
Amazonas (Figura 1 y Tabla 1). Ocupan una extensin aproximada
de 8.083 km2, que representan 0,9% de la superficie de Venezuela.
Desde el punto de vista de los paisajes vegetales, se encuentran
esencialmente en la penillanura de los ros Ventuari y Casiquiare.
Por ser una formacin definida por condiciones edficas, su
distribucin es fragmentada, as como otras del sur de Venezuela
(Figura 1).
Situacin
La superficie estimada para esta formacin en 2010 es prcticamente el doble de la inferida a partir
de Huber y Alarcn (1988), la cual fue de 4.732 km2. Esta discrepancia plantea la necesidad de evaluaciones
adicionales en el terreno, para validar los resultados obtenidos y afinar la calibracin entre la respuesta espectral
en las imgenes de satlite y este tipo de cobertura vegetal, especialmente si se considera la complejidad de
esta regin en trminos de patrones de inundacin, tipos de suelo y cobertura de nubes, entre otros aspectos.
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Dada su ubicacin limitada al Amazonas, los herbazales arbustivos sobre arena blanca tienen una
distribucin restringida. A pesar de ello, en trminos de grado de amenaza y siguiendo el criterio C2 se trata de
un ecosistema en la categora Preocupacin Menor (LC). Sin embargo, a diferencia de 1988 cuando toda el rea
fue calificada como Sin Informacin, para este anlisis se detectaron reas con intervencin. Por ello, y dado lo
peculiar de este sistema, es importante plantear su monitorizacin para poder evaluar los cambios en los niveles
de alteracin y aplicar los correctivos necesarios de forma oportuna, de ser requeridos.
Amenazas
La escasa accesibilidad a las zonas donde se encuentran ubicadas estas formaciones vegetales
impl[icitamente les confiere proteccin. Adicionalmente, la condicin de los suelos (altamente acidificados, bajos
en nutrientes y poco drenados) no los hacen particularmente llamativos para la siembra de conucos, por lo que
no representan una amenaza para estas formaciones vegetales. Por ejemplo, el grupo tnico Maco, del bajo
Ventuari, que construye sus churuatas en los herbazales de arena blanca, realiza sus actividades de bsqueda
de recursos en los bosques adyacentes y son esencialmente cazadores (Foto 7). Su principal amenaza vendra
dada por las actividades mineras que se puedan estar desarrollando en el rea (Huber 1995b).
217
a) Distribucin 19881
Estado Amazonas
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
b) Distribucin 20102
Estado Amazonas
218
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin no disponible
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con
fines de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los herbazales arbustivos sobre arena blanca en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid supra. cap. I, Figura 8)
Foto 6. Guacamaya superba, gnero endmico de las Rapateaceae en herbazales de arena blanca. Otto Huber
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Por otra parte, los cambios climticos que podran implicar a mediano y largo plazo alteraciones en
el peculiar rgimen de anegamiento, as como el implcito aumento de los meses secos de este ecosistema,
asociado tambin con los cambios globales, pueden afectar severamente el funcionamiento ecolgico de estos
ambientes (Dore 2005). Estas dos condiciones pueden, a su vez, aumentar el riesgo de quemas recurrentes.
Localmente, los parches de herbazales arbustivos sobre arena pueden ser eliminados por la explotacin de
minerales como el silicio (para la industria electrnica) y el oro, lo cual ya ocurre en el cao Yagua, base del cerro
Yapacana.
Conservacin
Aproximadamente 27% de esta formacin se encuentra en reas protegidas con fines de conservacin
(Figura 1c) y 8% adicional est asociado a reas de proteccin con usos permitidos limitados. Considerando los
efectos negativos de la explotacin ilegal del oro, como ocurre en los linderos del PN Yapacana, as como una
posible extraccin de silicio, es necesario tomar medidas que garanticen el adecuado funcionamiento de las
reas protegidas en su gestin de resguardo de la biodiversidad.
219
Herbazales litorales
Foto 2. Herbazal litoral interrumpido por salinas, extremo occidental de la pennsula de Araya, estado Sucre.
Jos Antonio Gonzlez-Carcaca
220
Foto 1. Herbazal litoral dominado por Sporobolus virginicus, playa de isla Larga, estado Carabobo. Otto Huber
Descripcin
Los herbazales litorales son comunidades vegetales
asociadas a las costas marinas, cuya cobertura vara desde abierta
hasta densa (Foto 1). En aquellos casos donde ocupan depresiones
salinas de la costa, son denominados herbazales litorales halfitos,
mientras que cuando cubren dunas arenosas de las playas,
normalmente no inundadas por el agua marina, reciben el nombre
de herbazales litorales psamfilos. Las especies ms frecuentes en
estas comunidades de baja diversidad son vidrio (Batis maritima),
hierba de vidrio (Salicornia fruticosa, Sesuvium portulacastrum),
saladillo (Sporobolus virginicus), bicho (Blutaparon vermiculare),
cadillo (Cenchrus echinatus), verdolaga (Portulaca oleracea),
campanilla de playa (Sesuvium portulacastrum), batatilla de playa
(Ipomoea pes-caprae), rabo de alacrn (Heliotropium curassavicum)
y margarita de playa (Egletes prostrata) [Huber & Alarcn 1988,
Steyermark 1994, Huber & Riina 1997].
Anzotegui -
Dependencias Federales
5
Falcn -
Nueva Esparta
128
Sucre -
Zulia
459
Total
593
26
5
721
53
109
510
1.425
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Estado
Distribucin
Se distribuye a lo largo de la costa venezolana, con una
mayor representacin en Zulia, Falcn, Anzotegui, Sucre, Nueva
Esparta y las Dependencias Federales (Figura 1, Tabla 1). En
los estados restantes el desarrollo de playa o lnea de costa es
muy escaso, debido a las fuertes pendientes de las montaas
que limitan con el mar y la franja litoral es muy estrecha, por lo
que es difcil de cartografiar, a menos que se trabaje a escalas
de mucho detalle (Matteucci 1986). Esta comunidad se presenta
con frecuencia asociada a los arbustales espinosos litorales,
221
a) Distribucin 19881
Regin costera
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin
no disponible
b) Distribucin 20102
Regin costera
222
LEYENDA
Grado de intervencin
Muy intervenido
Medio alto
Bajo o informacin
no disponible
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con
fines de conservacin
Figura 1. Distribucin y grado de amenaza de los herbazales litorales en Venezuela.
Fuente: 1Huber & Alarcn (1988), 2 Huber & Oliveira-Miranda (vid. supra, cap. I: Figura 8)
Foto 3. Herbazal litoral sobre franja de costa modificado por infraestructuras, isla de Margarita. Kenyer Domnguez
lo que genera complejidad al momento de la definicin de sus lmites. Su cobertura estimada a partir de la
interpretacin de imgenes de satlite fue de 1.425 km2, lo que representa menos de 0,2% de la superficie del
pas. Estos herbazales estn asociados a la regin paisajstica Costas e islas y a sus dos subregiones: insular y
costera (vid. supra, cap. I: Figura 9).
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Situacin
Por lo reducido de su superficie estimada, los herbazales litorales califican Vulnerable (VU) segn el
criterio C2. Con respecto a la deteccin de su grado de intervencin, el proceso es muy complejo mediante el
uso de imgenes de satlite, a menos que slo se considere la eliminacin directa del hbitat por el desarrollo de
proyectos de infraestructura, como complejos habitacionales, tursticos, industriales, actividades agropecuarias,
e instalacin de camaroneras, entre otros.
Por las caractersticas inherentes a esta formacin y por las limitaciones mencionadas, asociadas con la
escala de trabajo, en Huber y Alarcn (1988) los herbazales litorales fueron mayormente considerados en forma
conjunta con los arbustales xerfilos litorales y de manera esquemtica se asoci prcticamente a toda la costa
venezolana en una franja mayor a su superficie real (vid. supra, cap. I: Figura 6).
En este momento, dada la disponibilidad de imgenes de satlite de una resolucin espacial superior,
se pudo hacer una mejor distincin entre ellas, pero an se requieren esfuerzos adicionales. Tomando en cuenta
estos retos se procur distinguir, con la informacin cualitativa contenida en el mapa de Huber y Alarcn (1988),
la formacin de herbazales de ese momento para realizar comparaciones generales con los datos de 2010
(Figura 1 y Tabla 1). En algunas localidades como de Falcn y otros estados, los valores para el herbazal en 1988
223
fueron subestimados, porque se tom la decisin de asociar la superficie que se encontraba bajo el trmino
vegetacin litoral en Huber y Alarcn (1988) a los arbustales, cuando no era factible lograr la separacin entre la
formacin arbustal y el herbazal litoral. (Figura 1 y Tabla 1).
En el mbito de los estados, tanto en 1988 como en 2010, los herbazales litorales estn amenazados
segn el criterio C2 (Figura 1c). Las Dependencias Federales califican En Peligro Crtico (CR), Falcn se ubica en
Vulnerable (VU) y todos los dems estados califican En Peligro (EN).
Amenazas
Estas comunidades son afectadas principalmente por los desarrollos urbanos, tursticos, agropecuarios
(incluyendo la instalacin de camaroneras) e industriales (Fotos 2 y 3) que se dan en las costas de nuestro pas,
en especial cuando stas implican la modificacin de la franja litoral. Adicionalmente, su composicin especfica
en muchos casos se ve afectada por la presencia de contaminantes en el agua o cambios en la concentracin
de sales, debidos a diferentes actividades humanas. Otra de las amenazas ms comunes es la instalacin de
vertederos de desechos slidos (basureros) sin los respectivos controles, as como el paso de vehculos (motos
y automviles) por reas sin rutas predefinidas (Foto 4). Sin embargo, es importante acotar que la gran mayora
de estas plantas parecen ser muy resistentes y poseer una alta resiliencia, de manera que, al finalizar una
perturbacin, se recuperan con relativa facilidad.
Un nuevo problema que afecta a las costas venezolanas y por ello a los herbazales litorales es la
acumulacin de desechos transportados por la deriva y las corrientes de mar, generando en muchos casos
grandes perturbaciones sobre el sistema (Foto 5).
224
Conservacin
El porcentaje de esta formacin que se encuentra en reas protegidas con fines de conservacin
corresponde a 13 % de su superficie (Figura 1c) y un 0,8% adicional se encuentra bajo figuras de conservacin
con usos permitidos limitados. La Ley de zonas costeras protege la franja terrestre de la costa hasta 500 m
medidos perpendicularmente desde la proyeccin vertical de la lnea de ms alta marea, hacia la costa (Venezuela
2001). La misma regula y limita los desarrollos sobre esta franja, as como en el rea acutica adyacente, lo que
contribuye al resguardo de los herbazales costeros y la diversidad asociada a ellos.
Vegetacin saxcola
Foto 1. Vegetacin saxcola pionera en superficies rocosas, tepuy Roraima, estado Bolvar. Christian Ceccarelli Navarro
Descripcin
Esta formacin se encuentra constituida por comunidades
vegetales altamente especializadas que crecen sobre substratos
rocosos en el sur de Venezuela. Comprende dos ambientes rocosos
muy diferentes: 1) las comunidades vegetales que crecen sobre los
afloramientos rocosos granticos en las tierras bajas macrotrmicas
(>24C), y 2) las comunidades vegetales adheridas a las paredes
y superficies rocosas de las cimas de los tepuyes en regmenes
desde mesotrmico (12-24C) hasta submicrotrmico (9-12C)
[Riina & Huber 2003].
La primera descripcin cientfica de los afloramientos
granticos amaznicos (lajas) fue proporcionada por Humboldt en
el relato de su viaje al Alto Orinoco. La coloracin negra, intensa y
brillante de las lajas le indujo a proponer que se trataba de una costra
de manganeso depositada por el agua del ro Orinoco sobre estas
rocas (Humboldt 1956). Humboldt tambin not que las plantas
que crecan sobre ellas, en un ambiente sumamente caluroso y
con fuertes limitaciones hdricas, eran muy extraas y virtualmente
todas sus colecciones botnicas, realizadas principalmente en las
lajas de Atures y Maypures, resultaron ser nuevas para la ciencia.
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
225
226
La vegetacin saxcola de las zonas bajas presenta una notable diferenciacin florstica. Varias familias,
como Bromeliaceae, Melastomataceae, Apocynaceae y Bombacaceae tienen especies endmicas a este hbitat
(Huber 1995c). De hecho, la concentracin de estas comunidades especializadas, en los alrededores de Puerto
Ayacucho, anim a Steyermark (1979) a proponer la existencia de un centro de diversificacin llamado Atures.
La vegetacin arraigada en estas lajas presenta una secuencia sucesional caracterstica determinada por los
microhbitats: pionera sobre la roca abierta con cianobacterias, lquenes y musgos (Foto 1); colonias efmeras
de Utricularia, Genlisea y Mayaca en las depresiones someras; pionera casmfita en grietas y canales de drenaje
sobre la roca con colonias ms o menos extensas de bromelias (Foto 2); pionera fruticosa en depresiones con
hierbas poiquilohidras y pequeos arbustos; y bosquecillos ms o menos desarrollados en depresiones ms
grandes, dominados por bombacceas, bignoniceas, rubiceas y la palma Syagrus orinocensis (Grger 1994).
Los ambientes rocosos altotepuyanos son mayormente de cuarcitas y/o areniscas precmbricas del
grupo Roraima. Estas rocas, al disgregarse en el proceso de meteorizacin, virtualmente no liberan minerales
nutrientes y apenas producen granos de slice pura una vez disuelto el cemento que las una en las finas capas
de sedimentacin. Por lo tanto, las plantas que crecen sobre estas rocas deben obtener sus nutrientes de las
aguas de escorrenta, o de la materia orgnica que se acumula en las fisuras y pequeas grietas del substrato
rocoso (Grger 1994, Huber 1995c).
El color negruzco tpico de las areniscas expuestas en las cumbres de los tepuyes se debe a la vegetacin
saxcola pionera formada por las algas verdiazules o cianobacterias. A estos colonizadores les siguen algunos
lquenes fruticosos, y crustceos de los gneros Siphula, Caloplaca, Xanthoparmelia y Usnea. En depresiones algo
ms profundas o en grietas ms anchas pronto se instalan plantas vasculares que tambin forman parte de estas
comunidades saxcolas; las especies ms importantes pertenecen a las Bromeliaceae, en especial varias plantas
endmicas de los gneros Lindmania, Navia y Brocchinia. En la siguiente etapa de colonizacin intervienen,
mayormente, plantas fanergamas que ocupan los espacios abiertos entre las fisuras y las depresiones en las
cuales se han ido acumulando detritos producidos por las algas y los lquenes (Riina & Huber 2003).
Tambin destacan algunas montaas altas no tpicamente tepuyanas, como las sierras granticas de
Maigualida entre Bolvar y Amazonas, con extensas superficies rocosas abiertas (del granito de Sta. Rosala) y
con una flora y vegetacin saxcola similar a la encontrada en las cumbres tepuyanas, pero con algunas especies
endmicas peculiares.
a) Distribucin 20101
Sur del Orinoco
LEYENDA
Vegetacin saxcola
En tierras bajas
En tierras medias y altas
LEYENDA
Eliminado
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
III
Datos insuficientes
No evaluado
reas protegidas con
fines de conservacin
227
228
Foto 4. Laja San Borja con proceso avanzado de colonizacin arbrea, entre El Burro y Puerto Ayacucho,
estado Amazonas. Giuseppe Colonnello
Distribucin
Los afloramientos rocosos granticos o lajas son muy comunes en todo el borde noroccidental del
Escudo Guayans (Figura 1). Se ubican mayormente en el norte y centro de Amazonas y en zonas aledaas
a Bolvar y Apure. Estas rocas metamrficas antiqusimas (arqueanas) del basamento guayans pertenecen
mayormente al grupo Cuchivero y al batolito de Parguaza. Son rocas cidas con discretos tenores de feldespato
que liberan minerales nutrientes durante el proceso de meteorizacin. Usualmente se presentan en forma
de domos semiesfricos de hasta 200 y 300 m de elevacin, con superficies irregulares a veces fuertemente
inclinadas, otras veces ms bien aplanadas y con un microrelieve ondulado (Zinck, com. pers.) (Foto 3). Estn
mayormente rodeadas por la matriz boscosa de las tierras bajas amaznicas, pero tambin pueden resaltar
vistosamente en las sabanas (Foto 4). Las lajas forman un llamativo tipo de paisaje en todo el trecho del Orinoco
medio, que va desde los raudales de Maypures en el sur hasta ms all de la confluencia con el ro Apure en el
norte, especialmente a lo largo de la ribera meridional (Foto 5).
La vegetacin saxcola de las cumbres tepuyanas se encuentra sobre cuarcitas y areniscas desnudas y
predomina, especialmente, en las altas planicies de los tepuyes orientales (Roraima, Kukenn, Il y Tramen), la
serrana de Los Testigos, Ptari-tepui, el extremo oriental del Auyn-tepui, Aprada-tepui y algunas de las cumbres
altas del macizo del Chimant (Figura 1). Superficies rocosas abiertas tambin se encuentran, frecuentemente,
sobre las numerosas cumbres de la serrana grantica de Maigualida, pero son menos abundantes sobre las
cumbres de los tepuyes, tanto en el caso de los amaznicos como en los del sur y suroeste del estado Bolvar
(Riina & Huber 2003).
En su conjunto, la vegetacin saxcola del sur de Venezuela se distribuye en tres regiones (B, C y D) y
dentro de stas, en las subregiones B2 (Apure), B5 (Amazonas), C1 (Amazonas y Bolvar), C2 (Bolvar) y D7 (Bolvar
y Amazonas).
Situacin
En la vegetacin saxcola de las superficies rocosas de los tepuyes es casi imposible detectar cambios a
travs de las imgenes de satlite utilizadas y con los mtodos ensayados. Con base en la extensin estimada,
esta formacin vegetal ocupa una superficie menor a 2.000 km2, por lo que califica Vulnerable (VU) de acuerdo
al criterio C2. Si bien es cierto que muchos de los parches son inaccesibles y permanecen casi ntegros, algunas
reas como las cimas de los tepuyes Roraima y Kukenn presentan una situacin de riesgo mayor con amenazas
especficas.
La vegetacin saxcola de zonas bajas est distribuida sobre un gran nmero de puntos (lajas) bastante
aislados entre s. Por lo tanto, la gran mayora de estos ecosistemas no presenta riesgo evidente. Por el contrario,
las lajas cercanas a centros poblados estn comenzando a sufrir impactos de intensidad variable, como la
alteracin del sustrato para la instalacin de rancheras (especialmente en Puerto Ayacucho), la explotacin
masiva de roca en canteras (ro Parguaza), la tala y eliminacin de la vegetacin leosa, la cosecha de
orqudeas con fines comerciales y las actividades recreacionales vinculadas al automovilismo, como los rallys
y los recorridos en grupos de motociclismo (Piedra Elefante, estado Bolvar). Igualmente perjudicial resulta la
extraccin de lombrices en los suelos orgnicos acumulados en depresiones de las lajas y la consecuente
destruccin de la vegetacin original.
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
Foto 5. Arbustos saxcolas en parte deciduos sobre una laja de montaa del raudal Gaviln en el ro Gaviln, cuenca del ro
Cataniapo, rodeada por bosque, estado Amazonas. Gustavo Romero
Amenazas
La vegetacin saxcola de las cumbres tepuyanas est poco amenazada, sin embargo el turismo
representa una amenaza cierta y verificable. En tepuyes como Roraima, Auyantepui, Autana y Kukenn, se
aprecia el deterioro de la vegetacin saxcola, en especial en la zona de acampado, producto del pisoteo de los
turistas. Los desechos orgnicos all depositados por los ocasionales visitantes (heces, orina, basura) cambian
radicalmente el equilibrio qumico que sustenta a las comunidades saxcolas. Se estima que el dao generado es
casi irreversible, debido a la fragilidad intrnseca de este tipo de vegetacin y a la extrema pobreza de los suelos
229
donde se arraiga. Adicionalmente se ha reportado la extraccin ilegal de plantas carnvoras (Riina & Huber 2003).
La vegetacin saxcola de las zonas bajas est sujeta a otro tipo de perturbaciones, que se traducen en
serias amenazas para los ecosistemas cercanos a centros poblados. Se estima que la gran mayora de las lajas
de los alrededores de Puerto Ayacucho llegarn a estar cubiertas por rancheras, y quedarn reducidas a unas
pocas placas rocosas desnudas, sin cobertura vegetal o desmanteladas luego de su explotacin minera.
Conservacin
Todas las zonas cubiertas por vegetacin saxcola de las cumbres tepuyanas se encuentran protegidas
en parques nacionales, monumentos naturales y reservas de biosfera, lo cual debera asegurar la proteccin de
este bioma (Riina & Huber 2003) [Figura 1]. Sin embargo, las lajas ms biodiversas y altamente especializadas
se encuentran en el tringulo formado por San Fernando de Atabapo, la boca del ro Sinaruco en el ro Orinoco,
y Urbana y San Fernando de Atabapo, donde no existen reas protegidas (Steyermark 1979).
La vegetacin saxcola de zonas bajas est sub-representada en el sistema nacional de reas protegidas
de conservacin (Figura 1), a excepcin de los monumentos naturales Piedra de la Tortuga y Piedra del Cocuy,
y el RFS de la Tortuga Arrau, de una superficie total menor a 100 km2 (Grger 1994).
230
Bibliografa
III
Riesgo de eliminacin
de los ecosistemas terrestres de Venezuela
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235
236
238
Formacin vegetal
Categora
Criterio
Bosques siempreverdes
Bosques semideciduos
A3
Bosques deciduos
A3
Contexto
La cordillera de la Costa se eleva desde el nivel del mar hasta los 2.765 m del pico Naiguat, e incluye
una gran diversidad de ambientes en un rea relativamente pequea. Est ubicada frente al mar Caribe y
se extiende desde la depresin de Lara hasta la depresin de Unare (tramo correspondiente a la cordillera
de la Costa Central), volviendo a emerger en la serrana de Turimiquire y en el extremo este en la pennsula
de Paria (cordillera de la Costa Oriental). Por su separacin fsica de la cordillera andina y de los bosques de
Guayana, la cordillera de la Costa se encuentra relativamente aislada, por lo que representa un importante
centro de endemismos de importancia global de plantas superiores, aves y otros vertebrados (Steyermark 1979,
Stattersfield et al. 1998, Myers et al. 2000).
Los diversos bosques montanos y premontanos de la cordillera de la Costa, especialmente sus bosques
nublados, se caracterizan por ser muy variables en su fisionoma y composicin florstica (Llamozas et al. 2003).
En ellos es posible encontrar al rbol gigante Gyranthera caribensis (conocido como nio), endmico para la
regin y que puede llegar a medir hasta 60 m de altura. Son especialmente diversos y dominados por especies
vegetales endmicas, las epifitas (helechos, orqudeas y bromelias) y los helechos terrestres en los densos
239
IV
sotobosques (Bonaccorso 2001). Doce especies de aves estn restringidas a la cordillera de la Costa, incluyendo a
la diglosa negra (Diglosa venezuelensis), la candelita de Paria (Myioborus pariae) y el colibr tijereta (Hylonympha
macrocerca). Al menos 21 especies de anfibios y 11 especies de reptiles son considerados tambin endmicos
a la regin (Lentino & Esclasans 2005).
Por su parte, la regin centro-norte de Venezuela abarca los estados Aragua, Miranda, Carabobo, Vargas,
Distrito Capital, y las zonas norte de Cojedes y Gurico, y coincide con la regin fisiogrfica de la cordillera de
la Costa Central. Esta regin posee ecosistemas caracterizados por su alta diversidad de especies de plantas
superiores que se estima alcanza entre 3.000 a 3.500 (Huber et al. 1998).
Adicionalmente, la cordillera de la Costa Central alberga a la mayor parte de la poblacin humana del
pas en varias de las principales ciudades, tales como Caracas (capital de Venezuela), Valencia (capital del estado
Carabobo) y Maracay (capital del estado Aragua) [OCEI 1997]. Es la regin venezolana con mayor densidad de
habitantes y mayor impacto sobre la biodiversidad por las diferentes actividades productivas que se desarrollan.
En las zonas bajas y premontanas predomina una mezcla de cultivos agrcolas de subsistencia, comerciales e
industriales. La zona es una de las regiones del pas con mayor dinamismo en cuanto a las transformaciones del
paisaje.
En este estudio se realiz un anlisis de los cambios en la cobertura de los bosques de la cordillera de la
Costa Central utilizando imgenes satelitales. Se debe destacar que la regin tambin es rica en otros ecosistemas,
que van desde matorrales xricos en las zonas bajas hasta subpramos en las zonas ms altas, sin embargo,
estos ecosistemas no fueron incluidos y el anlisis se limit a la conversin de los bosques, especficamente en
un segmento representativo de la cordillera de la Costa Central, cuya situacin es extrapolable a toda la regin.
Mtodos
240
1986
2001
Figura 2. Imgenes satelitales del rea escogida para el caso de estudio. Muestran los lmites de las tres reas protegidas incluidas
en el rea (de izquierda a derecha, Parque Nacional Henri Pittier, Monumento Natural Pico Codazzi y Parque Nacional
Macarao).
aos, y as poder aplicar el criterio A3 del sistema de clasificacin de riesgos de ecosistemas entre 1986 y 2036
(Fajardo et al. 2005, Rodrguez et al. 2008, Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II).
Resultados
La figura 3 muestra los mapas de cobertura de cada tipo de bosque para cada ao. En 1986, los
bosques siempreverdes de la regin centro-norte se extendan en 397 km2 en las partes altas e intermedias
(> 1.000 m) de la cordillera de la Costa. Para 2001, este ecosistema slo se redujo 3% (1 km2/ao), por lo que no
reflej una tendencia de riesgo significativa.
1986
2001
Figura 3. Mapas de cobertura de bosques siempreverdes (verde oscuro), bosques semideciduos (verde claro) y bosques deciduos
para los aos 1986 y 2001 en la regin de la cordillera de la Costa en el Centro-Norte de Venezuela.
241
IV
Estos datos evidencian que los bosques siempreverdes no lograron satisfacer los umbrales de ninguna
categora de riesgo, y califican para la designacin Preocupacin Menor (LC). Esta situacin se debe en gran
parte a que los bosques siempreverdes se encuentran mayormente protegidos por los parques nacionales Henri
Pittier (Foto 1) y Macarao y el Monumento Natural Pico Codazzi, como se observa tanto en las figuras 1 y 2, as
como en la tabla 1; destacando que todas estas reas protegidas fueron declaradas mucho antes de la fecha
inicial del anlisis de cambios.
Tabla 1. Porcentaje de los bosques en reas protegidas
Tipo de Bosque
PN Henri Pittier
MN Pico Codazzi
PN Macarao
Total
Siempreverdes
53,4%
16,7%
4,8%
74,9%
Semideciduos
29,1%
4,2%
8,0%
41,3%
4,6%
0,1%
1,4%
6,1%
Deciduos
Por otra parte, los bosques semideciduos, que se encuentran en una franja altitudinal menor a 1.000 m,
mostraron una reduccin de 13% de su cobertura a una tasa de conversin de 10 km2/ao entre 1986 y 2001,
con una proyeccin de 30% de prdida de cobertura para el ao 2036 (Tabla 2). Esta proyeccin coloca a los
bosques semideciduos de la cordillera de la Costa en la categora Vulnerable (VU) bajo el criterio A3.
Tabla 2. Evaluacin del riesgo de eliminacin para los tres tipos de bosques en la zona
de estudio de la cordillera de la Costa Central
242
Tipo de Bosque
Siempreverdes
Extensin (km2)
Aos
1986
2001
Conversin (1986-2001)
Prdida
Tasa
%
km2/ao
397
385
Semideciduos
1.190
1.037
13
10
30
Deciduos
2.252
1.585
30
44
84
De igual forma, el anlisis muestra que los bosques deciduos o bosques secos (generalmente por debajo
de 600 m de altitud), asociados a las zonas bajas, valles y planicies de la regin, son los ecosistemas de la
regin que han sufrido cambios mas importantes en los ltimos aos. Se observ una reduccin de cobertura
de 30% entre 1986 y 2001, y una prdida de cobertura proyectada de 84% para el ao 2036, lo que significa que
les corresponde la categora En Peligro Crtico (CR) bajo el criterio A3. Es importante resaltar que se trata del
ecosistema con menor representacin en el sistema de reas protegidas de la regin.
Conclusiones
En este caso de estudio se reportan datos que evidencian el riesgo de desaparicin de un importante
centro de endemismo en Amrica, como lo es la cordillera de la Costa de Venezuela. La deforestacin, debida a
la tala y la quema para cultivos comerciales y de subsistencia, ha sido la causa de la destruccin de la mayora
de los bosques presentes en las zonas bajas e intermedias de la cordillera (Fajardo et al. 2005, Rodrguez et al.
2008). El deterioro tambin ha cobrado espacios a causa de la construccin de residencias e infraestructura para
el turismo, as como por quemas descontroladas, especialmente en la poca seca.
A pesar de su calificacin en la categora Preocupacin Menor (LC), los bosques siempreverdes que
predominan en las tierras altas de la cordillera de la Costa no han permanecido intactos y actualmente son
afectados por la introduccin de especies invasoras, por la extraccin selectiva de especies de valor comercial y
por las quemas descontroladas que han destruido su cobertura (Bonaccorso 2001). Aun as, la proteccin de una
gran parte de los bosques siempreverdes dentro de los lmites de los parques nacionales Henri Pittier y Macarao,
y el Monumento Natural Pico Codazzi, ha servido para resguardar la inmensa biodiversidad de la regin.
Se debe enfatizar la necesidad de mejorar las medidas de proteccin y manejo de los bosques de
la cordillera de la Costa, tanto para evitar la erosin y sedimentacin de embalses de agua asociados a las
comunidades humanas de la regin, como para mitigar el proceso de desertificacin y el deterioro de los suelos
en las zonas bajas y planicies donde se genera gran parte de la productividad agrcola del pas.
Foto 1. Cordillera de la Costa Central, Henri Pittier, estado Aragua. David Southall
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243
En los ltimos aos, en las zonas premontanas y bajas, los bosques deciduos y semideciduos han sufrido
una rpida conversin a tierras agrcolas y pastos, debido a que en su mayora se encuentran fuera del sistema
de reas protegidas estrictas. Existe la urgente necesidad de implementar planes de manejo sustentable en estas
regiones con el fin de disminuir la deforestacin. Esto servira no slo para proteger a los bosques deciduos, sino
para evitar el desplazamiento de poblaciones rurales a las zonas de bosques siempreverdes bajo reas protegidas.
IV
244
estado de amenaza
de los eCosistemas terrestres
de la isla de marGarita,
estado nueva esparta
Irene Zager, Fabin Carrasquel
Formacin vegetal
Categora
Criterio
Bosques siempreverdes
A2
Bosques semideciduos,
arbustales y cardonales
A2
Bosques de manglar
C1a
Contexto
La isla de Margarita est ubicada a 38 km al norte de la costa venezolana frente a la pennsula de Araya,
y conforma junto con las islas de Coche y Cubagua el estado Nueva Esparta (Figura 1). Con una extensin
aproximada de 934 km2, Margarita es la de mayor tamao entre las 314 islas, cayos e islotes que conforman
la biorregin Insular de Venezuela. La isla de Margarita est constituida por dos secciones conectadas por La
Restinga, un estrecho banco arenoso de baja elevacin: la seccin occidental, correspondiente a la pennsula
de Macanao, y la seccin oriental, donde se localiza la capital del estado y el resto de los principales centros
urbanos (Hoyos 1985).
En la isla se encuentra una gran variedad de ecosistemas, que incluye manglares, cardonales, espinares,
bosques deciduos, e incluso bosques nublados, estos ltimos ubicados en cerro El Copey, la montaa ms alta
(930 m de altitud) ubicada en la seccin oriental. El clima caracterstico es de tipo rido o semirido, y presenta un
rgimen estacional de lluvias que consta de cuatro ciclos: dos perodos lluviosos que alternan con dos perodos
secos, durante los cuales la pennsula de Macanao permanece marcadamente ms seca que la seccin oriental
(Hoyos 1985).
En un intento por proteger la riqueza biolgica y ecolgica de la isla de Margarita, durante las ltimas
dcadas el Estado venezolano decret la creacin de dos parques nacionales: Cerro Copey y Laguna de La
Restinga, as como tres monumentos naturales: Laguna de Las Marites, Cerros Matasiete y Guayamur, y Tetas de
Mara Guevara. Cabe destacar que las tres primeras reas protegidas mencionadas estn incluidas en la lista de
reas Importantes para la Conservacin de las Aves (IBAS), lo cual resalta su importancia para la conservacin
de la biodiversidad, no slo a nivel local sino tambin regional (Lentino & Esclasans 2005).
Entre las principales amenazas que estaran incidiendo en la disminucin de la biodiversidad de la isla
de Margarita, se seala el rpido proceso de urbanizacin y la deforestacin de los ecosistemas boscosos.
Estos procesos estn directamente asociados al cambio drstico en la actividad econmica que tuvo la isla
despus de las declaratorias de Zona Franca (1971) y de Puerto Libre (1974). Margarita pas de una economa
rural, agrcola y pesquera, a una economa basada en el comercio, el turismo y la industria, actividades que a su
vez intensificaron el crecimiento de la construccin y el transporte (Fajardo 2007). A esto se suma la explosin
demogrfica que ha tenido lugar en la isla en el transcurso de las ltimas dcadas, cuando registr un importante
incremento: de 191.442 habitantes en 1981, a aproximadamente 374.000 en el ao 2001 (Hoyos 1985, INE 2001).
En conjunto, los recientes cambios econmicos y poblacionales han dado lugar a una mayor presin antrpica
sobre las reas naturales, principalmente como consecuencia de los desarrollos urbanos y tursticos en el sector
oriental de la isla. Considerando esta situacin, se propuso el desarrollo de un estudio dirigido a evaluar el grado
de cambio en la cobertura de los ecosistemas terrestres presentes en la isla.
Mtodos
El anlisis de los cambios de cobertura ocurridos recientemente en la isla de Margarita, incluy el
procesamiento y la comparacin de dos imgenes satelitales, una imagen Landsat TM del 31 de marzo de 1986
y una imagen Landsat ETM+ del 1 de junio de 1999. Para el procesamiento digital y el anlisis de estas imgenes
satelitales se utilizaron los programas ArcView 3.2, Idrisi Kilimanjaro y Fragstats.
El primer paso para el procesamiento de las imgenes seleccionadas consisti en la correccin
radiomtrica y atmosfrica de sus bandas utilizando el programa Idrisi Kilimanjaro, con el fin de calibrar las
discrepancias derivadas del uso de sensores diferentes y de los efectos atmosfricos (Eastman 2003). Previo al
anlisis y mediante la creacin de una mscara, fueron eliminadas todas las zonas ocupadas por nubes, sombras
y cuerpos de agua.
245
IV
Una vez completados los dos mapas de cobertura, para extraer la cobertura original (1986) y la
cobertura reciente (1999) se aplicaron filtros de cada una de las unidades de vegetacin presentes: 1) bosques
siempreverdes, 2) bosques deciduos, arbustales y cardonales, y 3) manglares. Con el fin de aplicar los criterios
cuantitativos de riesgo de eliminacin de ecosistemas, propuestos por Rodrguez y colaboradores (2011) [vid.
supra, cap. II], se calcul la proporcin original y remanente de cada una de las unidades, y se proyect su
conversin hacia el futuro considerando una ventana de 50 aos. Los cambios de cobertura observados y
proyectados para cada unidad de vegetacin se contrastaron con los umbrales establecidos para los criterios A
y C, y se les asign como categora final la que correspondiera al mayor riesgo relativo, de conformidad con el
principio de precaucin (vid. supra, cap. II). Es preciso sealar que la asignacin de las categoras de riesgo de
eliminacin se bas nicamente en la informacin de los cambios de cobertura debido a que no se cont con
datos cuantitativos sobre la prdida de funcin ecolgica.
1986
1986
Resultados
La proyeccin futura a 50 aos de cambio de cobertura predice que el total (100%) de las reas de
bosques siempreverdes y bosques deciduos, arbustales y cardonales remanentes en 1999, sern reemplazados
por otro tipo de cobertura, de mantenerse la tasa de cambio actual. En cambio, durante un perodo similar se
predice una disminucin de slo 5% de los bosques de manglar, aunque en 1999 el rea total ocupada por este
ecosistema era de apenas 20 km2, dividida en fragmentos con menos de 10 km2, y distribuidos dentro de tres de
las reas protegidas de la isla, lo cual aumenta su vulnerabilidad.
Con base en esta informacin, la aplicacin de los criterios cuantitativos de riesgo de eliminacin
result en las siguientes estimaciones: para los bosques siempreverdes LC A1, CR A2, CR A3; para los bosques
deciduos, arbustales y cardonales LC A1, CR A2, EN A3; mientras que para los bosques de manglar las categoras
identificadas segn los diferentes criterios result LC A1, LC A3, y, EN C1a.
La tabla 1 resume la informacin de la extensin ocupada por cada una de las unidades de vegetacin
identificadas en 1986 y 1999, as como los cambios de cobertura ocurridos durante los 13 aos que cubre el
estudio (Figura 2).
Tabla 1. Cambios de las coberturas boscosas de la isla de Margarita entre 1986 y 1999.
Unidad de vegetacin
Bosques siempreverdes
Bosques deciduos, arbustales y cardonales
1986
(km2)
1999
(km2)
% de cambio
56,75
44,63
-21,36
524,83
426,49
-18,74
1999
LEYENDA
Bosques siempreverdes
Bosques deciduos, arbustales
y cardonales
Manglares
reas anegadizas
reas intervenidas,
suelos expuestos y dunas
reas urbanas
Nubes, sombras
y cuerpos de agua
247
La mayor prdida absoluta en cobertura se observ en los bosques deciduos, arbustales y cardonales,
reducidos en 98 km2 (18,74%) a una tasa promedio de conversin de 781 ha/ao. En segundo lugar estn
los bosques siempreverdes, que disminuyeron en 12 km2 (21,36%) a una tasa promedio de 90 ha/ao. Por su
parte, los bosques de manglar presentaron el menor cambio de cobertura, al perder 0,28 km2 (1,37%), lo que
corresponde a una tasa promedio de conversin de 2 ha/ao. Cabe destacar que durante el perodo de estudio
las reas intervenidas, dunas y suelos expuestos, aumentaron 68 km2 (54,01%), mientras que las reas urbanas
experimentaron un incremento de 28 km2 (64,12%), lo cual evidencia la fuerte presin antrpica sobre las reas
naturales de la isla.
IV
Conclusiones
El anlisis de cambio de cobertura y la aplicacin de las categoras y criterios cuantitativos de riesgo de
eliminacin, evidencian que los ecosistemas naturales de la isla de Margarita estn muy amenazados y sujetos a
una fuerte presin antrpica, lo cual causa preocupacin y alerta. Aunque esta presin existe a lo largo de toda
la isla, sin duda sta es mayor en la seccin oriental, donde se concentran los principales desarrollos tursticos
y centros poblados, incluyendo las ciudades de Porlamar y de Pampatar. Segn reportes de Hoyos (1985), a
principios de los aos 80 estas ciudades presentaban un desarrollo urbano arrollador y anrquico, y ocuparon
grandes zonas que fueron limpiadas de vegetacin con fines urbansticos. En los ltimos aos el proceso de
expansin urbanstico en esta seccin de la isla se ha acelerado para dar respuesta a la creciente demanda de
turistas y de inmigrantes que llegan desde tierra firme.
En la pennsula de Macanao el crecimiento urbanstico ha sido mucho ms lento y menos extenso,
dada su reducida densidad de habitantes en comparacin con la seccin oriental. Sin embargo, desde 1976 en
esta zona se han desarrollado actividades de explotacin de arena en minas a cielo abierto, que han afectado
severamente los ecosistemas de bosques asociados a las quebradas (Fajardo 2007). Estas actividades extractivas
guardan relacin directa con el incremento de la demanda de materia prima para la industria de la construccin,
sobre todo desde finales de la dcada de los ochenta y principios de 1990, y hasta el presente se han ejecutado
sin respetar los procedimientos establecidos en la normativa ambiental vigente (Fajardo 2007, Sanz 2007).
248
Como indican los resultados de este anlisis, las reas protegidas de la isla no son suficientes para
asegurar la persistencia de sus ecosistemas naturales (Sanz 2007). Durante el perodo de estudio, el anlisis
individual de estas reas muestra que todas experimentaron reduccin de cobertura en los ecosistemas
boscosos. En el caso de los bosques de manglar esta prdida fue menos acelerada, aunque son muy vulnerables
dada su reducida extensin geogrfica. Adicionalmente, recientes estudios de campo indican importantes
cambios en la composicin de especies de este ecosistema dentro del PN Laguna de La Restinga, donde se
detecta el reemplazo de parches de mangle rojo (Rhizophora mangle) por mangle negro (Avicennia germinans)
[Snchez-Arias 2005].
De igual preocupacin es la vulnerabilidad de los ecosistemas de las reas protegidas del sector oriental
de la isla, como resultado de las presiones de los grandes centros urbanos. Se ha reportado que los ecosistemas
del PN Cerro Copey estn amenazados por el crecimiento poblacional, la extensin de las reas agrcolas,
los incendios forestales y la introduccin de especies exticas. Las propuestas para su ampliacin hacia las
montaas del norte no ha tenido el respaldo gubernamental necesario (Sanz 2007, Parkswatch 2008).
La degradacin y prdida de los ecosistemas naturales de la isla de Margarita afectaron negativamente
a las especies asociadas. Ejemplo de esto es el caso del perico cara sucia (Aratinga pertinax margaritensis), cuya
distribucin originalmente inclua ambas secciones de la isla y era considerado como una especie abundante. En
la actualidad est restringido a la pennsula de Macanao y al PN Laguna de La Restinga, y sus poblaciones se han
reducido considerablemente (Phelps 1945, Ypez-Tamayo 1963, Harms & Eberhard 2003, V. Sanz com. pers.).
Es indudable que la conservacin de los ecosistemas y de la biodiversidad de la isla de Margarita requiere
mayor atencin por parte de las autoridades y entes reguladores del desarrollo urbanstico y turstico, as como
de los encargados de la vigilancia y control del ambiente. Es preciso que la expansin urbana y el desarrollo de
las actividades tursticas se efecten de forma racional y en consideracin del impacto que ocasionan sobre el
ambiente (Foto 1).
Finalmente, en virtud de que el presente estudio se bas en el anlisis de imgenes de 1986 y 1999,
sera recomendable complementar estos resultados con anlisis de datos satelitales ms recientes, con el fin de
comprobar las tasas de cambio de cobertura de los diferentes ecosistemas durante la ltima dcada.
Foto 1. Cerro El Copey, isla de Margarita, estado Nueva Esparta. Archivo Provita
Bibliografa
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Harms, K.E. & J.R. Eberhard (2003). Roosting behavior of the Brown-throated Parakeet (Aratinga pertinax) and roost
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Cienc. Nat. La Salle 23: 75-112.
249
IV
250
estado de amenaza
de los eCosistemas al norte
Y sur del laGo de maraCaibo,
estado zulia
Mara Idal Tachack-Garca, Fabin Carrasquel, Sergio Zambrano-Martnez
Categora
Criterio
Bosques siempreverdes
A1
Bosques semideciduos
A2
Bosques ribereos
Cinagas
Manglares
Contexto
La biorregin Depresin de Maracaibo est ubicada en el estado Zulia, en el sector noroccidental de
Venezuela (Figura 1). El estado Zulia abarca unos 63.100 km, incluyendo tierra firme, el lago de Maracaibo y
parte del golfo de Venezuela, lo que representa aproximadamente 6,90% de todo el territorio venezolano, siendo
la quinta entidad de mayor superficie en Venezuela, luego de los estados Bolvar, Amazonas, Apure y Gurico.
Por su parte el lago de Maracaibo, el mayor de Amrica del Sur, cubre 12.013 km de superficie, con un largo
mximo de 155 km y un ancho mximo de 120 km. En su porcin sur la profundidad mxima observada es 34
m. Desde el punto de vista climtico, el estado Zulia pertenece a la zona clida, aunque la sierra de Perij, rea
poco poblada que se extiende en la parte occidental, corresponde a la zona templada (Hernndez & Parra 1999).
Los vientos alisios del Noroeste penetran libremente en la depresin zuliana y aportan alta humedad, que
se condensa al contacto con las altas laderas de las serranas, y permite que los ros transporten considerables
caudales que mantienen dulces las aguas del sur del lago. Los materiales aluviales aportados por los ros Santa
Ana, Catatumbo y Escalante, entre otros, definen un delta lacustre al sur del lago, y crean suelos pantanosos con
lagunas y cinagas que imposibilitan el desarrollo de actividades humanas. Esta confluencia parece determinar
251
Mtodos
Se realiz una bsqueda exhaustiva de las imgenes satelitales Landsat disponibles para el rea de
estudio, a travs del servicio de productos satelitales con cobertura global Earth Science Data Interface (ESDI)
del Global Land Cover Facility (GLCF), de la Universidad de Maryland, de donde se tomaron todas las imgenes
utilizadas (Tabla 1) [GLCF 2010].
La seleccin de las imgenes estuvo basada en cuatro condiciones principales: a) la disponibilidad de al
menos dos imgenes de satlite Landsat de suficiente calidad (poca nubosidad) y separadas por un mnimo de
diez aos; b) la presencia de vegetacin contrastante; c) la presencia de reas urbanas y reas naturales; y d) la
presencia de al menos un rea protegida.
Tabla 1. Imgenes de satlite Landsat de la Depresin de Maracaibo (Norte y Sur)
Localizacin
Path
Fecha
Satlite
Formato
Norte
007/053
007/053
31 Dic 1986
03 Mar 2001
Landsat TM
Landsat ETM+
GeoTIFF
GeoTIFF
Sur
007/054
004/057
31 Dic 1986
09 Mar 2003
Landsat TM
Landsat ETM+
GeoTIFF
BSQ
IV
Figura 2. Cambio de cobertura de los ecosistemas terrestres al norte y sur del lago de Maracaibo en 1986 y 2001-2003.
1986
252
2001-2003
LEYENDA
Bosques siempreverdes
Suelos expuestos
Bosques semideciduos
Plantaciones forestales
Bosques galera
reas urbanas
Cinaga
Quema
Manglares
La identificacin y descripcin de las coberturas vegetales finales se hizo tomando como base cinco de las
unidades fisonmicas identificadas en el mapa de vegetacin por Huber y Alarcn (1988): bosques siempreverdes,
bosques semideciduos, bosques ribereos, manglares y herbazales pantanosos (cinagas). Adicionalmente, se
identificaron otras clases de coberturas no vegetales: plantaciones forestales, reas intervenidas (agropecuarias
y/o deforestadas), reas urbanas, reas quemadas, suelos expuestos, as como nubes, sombras de nubes y
cuerpos de agua. Esta informacin fue corroborada en campo en mayo de 2008.
Entre los resultados para la regin del norte y sur del lago se tiene la construccin de dos series de
mapas de cobertura: los mapas de cobertura terrestre de 1986, y los de 2001 y 2003 (Figura 2).
En cuanto a la aplicacin del sistema de categoras de riesgo, sta se realiz mediante la clasificacin
de las coberturas vegetales identificadas, a las cuales se les aplic el mtodo propuesto por Rodrguez y
colaboradores (2011) [vid. supra, cap. II].
Resultados
El estado Zulia ha enfrentado una intensa actividad antrpica, y el rea de estudio muestra una fuerte
disminucin de su cobertura vegetal debido al desarrollo de actividades ganaderas y agrcolas, de quemas y
talas para implantar cultivos, adems de la actividad petrolera, principal fuente de impactos en la regin. Al sur
En la parte oriental de la Depresin de Maracaibo, zona tradicional de la actividad petrolera del estado
Zulia, levantan los campos emblemticos de las empresas y contratistas: La Rosa (Cabimas), Punta Bentez
(Punta Gorda), Ta Juana Tierra, Lagunillas Tierra (Ciudad Ojeda y Lagunillas), Bachaquero Tierra (Bachaquero),
Mene Grande (Mene Grande), Bara (El Tigre), Motatn (Santa Isabel), Tomoporo (Tomoporo), son algunos de los
ubicados en el interior del lago. En la costa oriental del lago tambin destaca la Planta de Fraccionamiento de
Gas Licuado Ul (municipio Simn Bolvar) y el Complejo Petroqumico El Tablazo (municipio Miranda), adems
de numerosas empresas de servicios, y puertos para buques tanqueros.
En las imgenes evaluadas se identific una importante actividad ganadera, as como un rea altamente
intervenida, principalmente en los lugares donde se emplazan las actividades petroleras. Igualmente fueron
detectadas grandes zonas de pastizales, donde deberan existir bosques deciduos y semideciduos.
Al Occidente destacan zonas con mayor actividad agropecuaria, con grandes extensiones de pastizales
o potreros. La presencia de lotes de terrenos con altos niveles de clorofila sugiere la posibilidad de que se trate
de cultivos de palma aceitera africana (Elaeis guineensis), especie introducida desde 1992 que ha dado lugar
a una actividad econmica importante, desplazando la actividad ganadera. En la imagen de 1986, los lugares
donde se encuentran los extensos cultivos de esta palma eran interpretados como bosque natural, pero la
imagen de 2003 revela que la vegetacin original fue reemplazada por la palma en cuestin. An en la imagen de
2003 esta especie genera confusin, debido a que en su estado de madurez se asemeja a la vegetacin natural
(Fundacin Polar 1997).
Por otro lado, se identificaron bosques ribereos en los ros Santa Ana, Ro Negro y Catatumbo, los
cuales presentan en la actualidad una fuerte reduccin de los bosques ribereos, en comparacin con la imagen
de 1986. Este tipo de vegetacin que se encuentra dentro del Parque Nacional Cinagas de Juan Manuel se
mantiene relativamente estable, a diferencia de los bosques en los alrededores sometidos a fuertes presiones
de uso. Los bosques siempreverdes y las sabanas y herbazales en el parque nacional se muestran en buen
estado de conservacin.
Con base en la clasificacin de las coberturas identificadas, evaluadas mediante el sistema de categoras
de riesgo de eliminacin, se procedi a determinar el estatus de cada uno de los ecosistemas, tomando en
cuenta los cambios de cobertura y el patrn de fragmentacin (vid. supra, cap. II; Rodrguez et al. 2011). Se
encontr que al aplicar los criterios A, B y C, el criterio B usualmente determin un mayor riesgo de eliminacin,
aunque en casos especiales se aplic el criterio D (referente a ecosistemas de distribucin restringida). La
Tabla 2 muestra los cambios detectados para coberturas vegetales, y la Tabla 3 los cambios de coberturas no
vegetales, no contrastadas con el sistema de categoras de riesgo.
Tabla 2. Cambios en los tipos de coberturas vegetales del norte del lago de Maracaibo (1986-2001).
Tipo de
Cobertura
Bosques siempreverdes
Bosques semideciduos
Bosques ribereos
Cinagas
Manglares
1986 (km2)
Norte
Sur
2001 (km2)
Norte
Sur
Observado
Norte
Sur
Proyectado
Norte
Sur
622,94
494,46
-20,62
-69,96
1.056,47
290,46
-72,51
-710,02
398,01
138,75
446,21
116,85
12,11
-15,79
29,08
-50,47
1.198,94
3.040,68
1.194,42
2.643,45
-0,38
-13,06
-1,02
-40,46
29,67
28,31
-4,57
CR: En Peligro Crtico, EP: En Peligro, VU: Vulnerable, NT: Casi Amenazado, LC: Preocupacin Menor.
-12,90
Categora
253
del lago de Maracaibo, en el rea que comprende el Parque Nacional Cinagas de Juan Manuel y la Reserva de
Fauna Silvestre Cinagas de Juan Manuel de Aguas Blancas y Aguas Negras, son muy frecuentes las quemas
para expandir la actividad ganadera, por lo que algunos ecosistemas como manglares y bosques ribereos se
encuentran seriamente amenazados.
IV
Tabla 3. Cambios en los tipos de coberturas no vegetales al norte del lago de Maracaibo (1986-2001).
Tipo de cobertura
1986 (km2)
2001 (km2)
Norte
Sur
Plantaciones forestales
1.069,46
1.281,74
437,54
1.065,84
Suelos expuestos
1.695,94
476,32
2.341,31
420,40
10.103,70
4.346,13
10.359,55
4.550,91
reas intervenidas
reas urbanas
reas quemadas
Norte
Sur
830,92
7,84
918,81
23,23
55,03
481,58
519,47
De acuerdo con el perodo que abarcaban las imgenes, y segn el factor de conversin de las coberturas
de los ecosistemas, los bosques semideciduos se encuentran En Peligro (EN), ya que su reduccin alcanza
795,11 km2 (73,42%, cercano al umbral donde calificara En Peligro Crtico). Esta disminucin se evidencia en
todas las escalas analizadas, destacando los municipios Baralt, Jos Enrique Lossada y Mara. No obstante, al
aplicar el criterio A2 para la proyeccin de la cobertura en el futuro (50 aos), este tipo de ecosistema califica
como En Peligro Crtico (CR), un pronstico que causa preocupacin sobre todo por las amenazas que enfrenta
actualmente la vegetacin de la zona.
Por otro lado, los bosques siempreverdes y ribereos tuvieron una prdida cercana a 150 km2. Esta
disminucin al norte del lago de Maracaibo alcanz 128,88 km2 (20,68%), en cambio, al sur se observ una
reduccin de 253,36 km2, donde 8,38% corresponde al rea total de la cinaga. Para el perodo de estudio y en
la proyeccin a 50 aos, la situacin del municipio Miranda y Cabimas califica En Peligro Crtico (CR).
254
A pesar de que a nivel regional los bosques ribereos se ubican en la categora Preocupacin Menor
(LC), a escala municipal algunas zonas califican en la categora Eliminado (E) o En Peligro Crtico (CR), como es el
caso de los municipios Baralt, Cabimas, Catatumbo, Jos Enrique Lossada, Francisco de Miranda, Pez, Rosario
de Perij, Santa Rita y Jess Mara Semprum, junto con los ubicados en la Reserva de Fauna Silvestre Cinagas
de Juan Manuel de Aguas Blancas y Aguas Negras.
Los estudios realizados en la zona indican que entre los principales factores de degradacin de los
ecosistemas de bosques (siempreverdes, semideciduos y ribereos) se encuentra el crecimiento urbano, la
expansin de la actividad agrcola, y un crecimiento aproximado de 1.350 km2 distribuidos entre suelos expuestos,
reas de cultivos (palma aceitera, malanga y pltano), centros poblados y reas quemadas. Sin embargo, es
ms impactante dentro de la cinaga la identificacin de un incremento de 940 km2 en reas quemadas. Por
otra parte, en la zona costera, en los municipios Maracaibo, Francisco de Miranda, Mara y Rosario de Perij, el
desarrollo de la actividad turstica afecta principalmente los ecosistemas marino-costeros (manglares).
El mismo caso se observa en la cobertura de manglares de las cinagas, que a pesar de estar bajo una
figura de proteccin se encuentran afectados por varios factores que amenazan su futuro. Esta cobertura fue
la nica a la cual se aplic el criterio D, que se utiliza para ecosistemas de distribucin geogrfica restringida,
y resalta su especial susceptibilidad a catstrofes debido a la poca extensin que estos manglares ocupan
naturalmente (IUCN 2004). Con base en lo anterior, en la mayora de los municipios se observ que los manglares
se encuentran en baja cantidad y muy dispersos, por lo que califican tanto En Peligro Crtico (CR) como Vulnerable
(VU), sin embargo, debe tenerse en cuenta que la situacin de riesgo que finalmente se asigna es la categora
de mayor magnitud.
Estos resultados no constituyen un nuevo hallazgo. Segn informacin recopilada por el MARN (2000),
para 1991 en Venezuela se haban perdido 32% de los espacios naturales al norte del Orinoco como consecuencia
de los desarrollos hidrulicos, la minera, la actividad agrcola, la expansin urbana y la quema de la vegetacin.
Entre las principales consecuencias de estas actividades destaca la reduccin de la cobertura de los
ecosistemas naturales y la creacin de paisajes fragmentados, en los que algunos remanentes del ecosistema
original, de tamaos y formas variables, quedan inmersos en un mosaico de ambientes transformados (Kattan
Teniendo lo anterior como base y con el anlisis de las estadsticas de deforestacin en Venezuela
reportadas por la Organizacin de las Naciones Unidas, se confirma que en gran medida la prdida de bosques
est directamente asociada a la expansin de la frontera agropecuaria. Segn datos de la OCEI, las tierras
catalogadas como agrcolas pasaron de 24 millones de hectreas en 1980 a casi 32 millones de hectreas en
1998, lo que corresponde a un incremento de 8 millones de hectreas durante ese perodo. De esta expansin,
aproximadamente 60% se debe a la conversin a la actividad agropecuaria de tierras originalmente cubiertas
por bosques. Este valor corresponde a una tasa de deforestacin anual de 2,8% a nivel nacional (Centeno 2008).
Lo anterior est muy relacionado con el proceso de sabanizacin de los ecosistemas de bosques tropicales.
Es frecuente observar como grandes extensiones de estos ecosistemas generalmente son reemplazados por
monocultivos, bien sea para alimentacin humana o ganadera. Los llanos venezolanos son una clara muestra
de esta alteracin.
Dado que las evaluaciones de riesgo pueden ser llevadas a cabo a diferentes escalas espaciales, y
usualmente ocurrirn a lo largo de porciones de ecosistemas que constituyen una submuestra de su distribucin
global, es muy importante tener en cuenta que la probabilidad de que un ecosistema en particular sea considerado
bajo amenaza aumentar en la medida en que el tamao de la unidad evaluada disminuya (IUCN 2004).
Estos datos reflejan los efectos de las acciones antrpicas acumuladas en el tiempo, lo cual se traduce
en prdida de la biodiversidad local. Lo anterior, unido al crecimiento de las reas urbanas, pone de manifiesto
la alta presin local a la que est sometida la biodiversidad en esta zona petrolera.
255
2002). A su vez, la prdida de cobertura y la fragmentacin a gran escala de los ecosistemas, puede alterar
radicalmente el ambiente fsico y el clima, tanto a nivel local como a nivel regional, provocando la extincin
de muchas especies y modificando la composicin faunstica y vegetal original (Foto 1). De hecho, se ha
determinado que la prdida y degradacin de hbitats o ecosistemas afecta 89% de todas las aves amenazadas,
83% de los mamferos amenazados y 91% de las plantas amenazadas globalmente (IUCN 2000).
IV
Conclusiones
La aplicacin del sistema de categoras de riesgo en la Depresin de Maracaibo durante las ltimas dos
dcadas, demuestra el fuerte impacto de las actividades antrpicas (la expansin de la frontera agrcola, las
actividades ganaderas, la deforestacin y el crecimiento urbano) sobre los ecosistemas naturales de Venezuela.
Tomando esto en cuenta, los resultados indican que para la mayora de los casos, a pesar de que los
cambios de cobertura absolutos ocurridos durante la ltima dcada pueden no ser tan marcados, se predice una
reduccin acentuada de los ecosistemas en el futuro cercano (50 aos) en caso de persistir las tasas actuales
de conversin, lo que incrementara el riesgo de eliminacin.
El sistema de categoras constituye una herramienta til y relativamente fcil de aplicar, que por primera
vez permite evaluar de forma objetiva, repetible y transparente el riesgo de eliminacin de los ecosistemas
terrestres. Esto hace del sistema un valioso aporte para detectar rpidamente la prdida de ecosistemas
terrestres, y alertar a los entes gubernamentales y privados, sobre las implicaciones de la prdida de servicios
ambientales (agua, clima, suelos).
Una de las principales bondades de este sistema, es que al enfocarse slo en el riesgo de eliminacin
separado del establecimiento de prioridades de conservacin, permitir que los diseadores de polticas pblicas
sean explcitamente conscientes de la escala espacial en que stas deben ser implementadas, as como la forma
en que estas polticas podran afectar la situacin de los ecosistemas ms all de su rea de influencia.
Bibliografa
256
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Formacin vegetal
Categora
Criterio
A2
A2
Contexto
La sierra de Perij es una zona montaosa que pertenece a la biorregin Andes de Venezuela,
caracterizada por su alta riqueza de especies (ms de 4.500 a 5.000 especies de plantas), una importante
historia natural y la ocurrencia significativa de especies endmicas. Estas caractersticas son el resultado de sus
pronunciados gradientes altitudinales, variada fisiografa y su amplia gama de nichos ecolgicos (Ewel & Madriz
1976, Steyermark 1979).
El norte de la sierra de Perij presenta varios tipos de bosques a lo largo de su gradiente altitudinal, con
elevaciones de 0 a 3.600 msnm, y comprende desde bosques tropfilos y bosques ombrfilos basimontanos
estacionales y bosques ombrfilos submontanos, hasta bosques montanos siempreverdes sobre laderas,
y ecosistemas arbustivos y herbceos abiertos tipo pramo en los pisos superiores, adems de tierras
agropecuarias (Huber & Alarcn 1988).
En esta regin se encuentran algunas especies de plantas como Ormosia macrocalyx, Pterocarpus
acapulcesins, Trichilia elegans, clasificadas Vulnerable (VU) por su restringida distribucin, mientras que Albizia
buntingii, es catalogada En Peligro Crtico (CR) debido al efecto del proceso de fragmentacin en su hbitat
originado por actividades antrpicas (Llamozas et al. 2003). Adicionalmente, califican Vulnerable (VU) al menos
257
IV
cuatro especies de mamferos (Aotus trivirgatus, Cebus albifrons, Ateles belzebuth y Panthera onca), y En
Peligro (EN) el nico rsido de Surmerica, Tremarctos ornatus (Mondolfi 1989, Linares 1998, Velsquez & Portillo
2006, Rodrguez & Rojas-Surez 2008). As mismo, en la sierra de Perijhan sido avistadas varias especies de
aves comoCarduelis cucullata(CR),Clytoctantes alixii(EN),Pauxi pauxi (EN) yHarpia harpyja(VU), entre las ms
amenazadas (Ascanio & Len 2004); incluso, segn Calchi & Viloria (1991), la zona califica como hbitat potencial
paraVultur gryphus(CR).Tambin es el hbitat de numerosos anfibios y reptiles endmicos como Pristimantis
fasciatus,P. turik,P. yukpayAnolis tetari, descritos recientemente por Barrio-Amors y colaboradores (2010), y
cuyas historias naturales han sido poco estudiadas.
La vegetacin natural de la sierra de Perij ha sufrido fuertes intervenciones humanas especialmente
en sus zonas premontanas y montanas altas (Huber & Alarcn 1988). Los cambios son atribuidos principalmente
a la expansin de las actividades agrcolas en la zona, en especial por la explotacin comercial del ocumo o
malanga (Xanthosoma sagittifolium), y al desarrollo de actividades mineras en la cuenca baja del ro Guasare.
Mtodos
En este estudio se realiz un anlisis de cambio de cobertura boscosa, mediante el uso de series
temporales de imgenes satelitales del norte de la sierra de Perij, cuya extensin se encuentra mayormente
amenazada por el avance de la frontera agrcola.
258
Para realizar el estudio en la sierra de Perij, se trabaj en dos reas que cubren cinco municipios del
estado Zulia: Rosario de Perij, Villa del Rosario, Jess Enrique Lossada, Mara y Pez. Una de las reas abarca las
cuencas altas de los ros El Palmar, Lajas, Guasare y Apn; y la otra incluye las cuencas bajas de los ros Guasare,
Socuy y Cachir (Figura 1). Para el estudio fue localizada y delimitada la zona ms afectada por deforestacin,
empleando como criterio principal la conservacin de cuencas y ros de gran cauce, donde el recurso hdrico
est severamente afectado, demostrado en la reduccin del flujo de agua en detrimento de las comunidades
humanas y de la biodiversidad local (Portillo 2004, Alvarado 2008, Hernndez-Montilla 2010).
Figura 1. Localizacin geogrfica de las reas de estudio al norte de la sierra de Perij, estado Zulia.
Los cambios de cobertura en la cuenca alta fueron cuantificados mediante el procesamiento de tres
imgenes: dos imgenes del satlite Landsat TM 5 del 30 de diciembre de 1989 y del 11 de noviembre de 2002,
y una imagen del satlite Aster del 17 de julio de 2007. Para la cuenca baja se utilizaron dos imgenes de la serie
Landsat TM 5 de los aos 1986, y dos imgenes Landsat ETM 7 del 03 de marzo de 2001.
El procesamiento digital y anlisis de las imgenes satelitales se efectu mediante varios programas,
principalmente ArcView 3.2, Idrisi Kilimanjaro, Sextante y Grass. El primer paso consisti en la estandarizacin
digital de las tres imgenes satelitales, donde todas las zonas ocupadas por nubes, sombras y cuerpos de agua
fueron eliminadas mediante la creacin de una mscara. El rea restante fue objeto de la cuantificacin de
cambio de cobertura.
Para aplicar los criterios cuantitativos de riesgo de eliminacin de ecosistemas, se calcul la proporcin
de bosque original remanente en 2002 y 2007 para las cuencas altas, y en 2001 para las cuencas bajas, utilizando
los criterios propuestos por Rodrguez y colaboradores (2007, 2011; vid. supra, cap. II). Para abarcar la ventana
de 50 aos requerida por el criterio A, se proyect la futura conversin de los bosques.
Finalmente, los cambios de cobertura observados y proyectados en el rea de estudio fueron
contrastados con los umbrales establecidos para los criterios A, B y C, y se asign la categora respectiva. El
criterio D no aplic en este caso de estudio. Aunque los datos permitieron asignar las categoras empleando
ms de un criterio, la categora final seleccionada corresponde a la de mayor riesgo relativo, de acuerdo con el
principio de precaucin (vid. supra, cap. II). En virtud de la ausencia de informacin cuantitativa relacionada con
la prdida de funcin ecolgica, todas las asignaciones se hicieron con datos de cambio de cobertura (Foto1).
Foto 1. Bosques muy intervenidos de la Sierra de Perij, estado Zulia. Mariana Hernndez-Montilla
259
La identificacin de las diferentes coberturas boscosas de las cuencas altas se realiz mediante la
elaboracin de composiciones de imgenes en falso color, y una clasificacin no supervisada de los ecosistemas
terrestres. El clculo del ndice Diferencial de Vegetacin Normalizada (conocido como NDVI por sus siglas en
ingls), permiti detectar cambios en la cobertura de la tierra, la heterogeneidad del paisaje y la densidad de la
vegetacin presente (Kerr & Ostrovsky 2003). Para verificar las respuestas espectrales de la vegetacin con los
resultados generados, la imagen resultante fue sobrepuesta en las clasificaciones obtenidas previamente de
cada ao. Los mapas obtenidos fueron verificados mediante visitas al campo, donde se hizo el reconocimiento
de las unidades de vegetacin y de los diferentes usos de la tierra, para finalmente generar mapas de vegetacin
de los aos evaluados. La obtencin de los mapas de cobertura boscosa de las cuencas bajas se llev a cabo de
forma similar, pero se aplic una clasificacin supervisada con informacin previamente colectada en campo,
adems de la interpretacin de fotografas areas. Todas las imgenes fueron homologadas y procesadas a la
misma resolucin de pxel (30 m).
IV
Resultados
En el ao 1989, el rea de las cuencas altas presentaba 1.418 km2 de cobertura de bosques. Entre 1989
y 2002, los bosques disminuyeron 275 km2, lo que representa una prdida de 12,48% de la cobertura original.
En 2007, la deforestacin elimin 238 km2 ms, es decir, una prdida de 13,57%, para finalmente alcanzar 35%
de reduccin de la cobertura original, es decir, 513 km2 eliminados. Entre 1989 y 2002, la tasa promedio de
conversin de hbitat fue 21 km2/ao, mientras que entre 2002 y 2007 aument 47 km2/ao. Para todo el perodo
analizado, desde 1989 hasta 2007, la tasa promedio fue 28 km2/ao. De acuerdo con las cifras presentadas en la
tabla 1, los bosques de las cuencas altas de los ros El Palmar, Lajas, Guasare y Apn fueron clasificados CR A2,
y EN C1a. En ningn caso se cont con suficiente informacin histrica para satisfacer el criterio B, mientras que
el criterio D no aplica (Tabla 1, Figura 2).
Tabla 1. Evaluacin del riesgo de eliminacin de los bosques de las cuencas altas de los ros El Palmar, Lajas, Guasare y Apn.
Extensin (km2)
Cobertura
Conversin (1986-2001)
Aos
Bosques siempreverdes
Categora
Prdida
1989
2009
2007
km2/ao
1.418
1.143
905
35
28,5
Criterio
%
>100
D
NA
CR: En Peligro Crtico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, DD: Datos Insuficientes, NA: No aplica.
1989
2002
2007
260
Figura 2. Reduccin de la cobertura boscosa en las cuencas altas de los ros El Palmar, Lajas, Guasare y Apn entre 1989 y 2007.
En el rea de las cuencas bajas, para el ao 1986 se identificaron 328 km2 de cobertura de bosques. Para
el ao 2001, el anlisis mostr una reduccin de 39% del ecosistema a una tasa de deforestacin de 9 km2/ao
(Figura 3). La tabla 2 sintetiza los resultados relevantes para la asignacin de una categora. Para ambos casos,
la proyeccin a 50 aos de las tasas de deforestacin, predice que el total de la cobertura boscosa (100%) ser
reemplazada por vegetacin intervenida u otros usos de la tierra. Los bosques de las cuencas bajas de los ros
Guasare, Socuy y Cachir fueron clasificados CR A2 y EN C2(a). Igual que en las cuencas altas, no se cont con
suficiente informacin histrica para satisfacer el criterio B, mientras que el criterio D no aplica.
Tabla 2. Evaluacin del riesgo de eliminacin de los bosques de las cuencas bajas de los ros Guasare, Socuy y Cachir.
Extensin (km2)
Cobertura
Bosques siempreverdes
Conversin (1986-2001)
Aos
Categora
Prdida
Criterio
1986
2001
km2/ao
328
198
39
>100
261
D
NA
1986
2001
CR: En Peligro Crtico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, DD: Datos Insuficientes, NA: No aplica.
IV
Figura 3. Reduccin de la cobertura boscosa en las cuencas bajas de los ros Guasare, Socuy y Cachir entre 1986 y 2001.
recursos para la implementacin de una agricultura intensiva. Sin embargo, el uso industrial de la tierra, que
reemplaza los hbitats originales, es especialmente significativo en la zona debido al avance y expansin de los
proyectos para la extraccin carbonfera (IESA 1997, Rojas 2004). En las orillas del ro Cachir se observ tambin
la presencia de empresas dedicadas a la extraccin de piedra caliza, as como agricultura intensiva en ms de la
mitad de la zona oriental del rea de estudio.
Conclusiones
La aplicacin de las categoras y criterios cuantitativos permiti asignar la categora En Peligro Crtico
(CR) a las dos reas estudiadas, lo que resulta extrapolable a toda la regin norte de la sierra de Perij.
El estado crtico de estos bosques evidencia su prioridad de conservacin para los entes encargados de
la toma de decisiones, as como de los responsables de la vigilancia y control del ambiente. La expansin de la
frontera agrcola en el estado Zulia es inevitable y seguramente necesaria, pero debe efectuarse de una manera
ordenada, asegurando que la satisfaccin de las necesidades de las poblaciones humanas vaya de la mano con
la proteccin de los fragmentos de bosque remanentes y la conservacin de su biodiversidad.
Para la proteccin de los ncleos de bosques remanentes de la sierra de Perij, es conveniente mejorar
la regulacin de las actividades promovidas por las poblaciones humanas, particularmente la agricultura
intensiva practicada en la zona, que podra incrementar la frecuencia e intensidad de los incendios forestales y
la sedimentacin de los cuerpos de agua en las cuencas.
Bibliografa
262
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263
estado de ConservaCin
de los eCosistemas
del ramal oriental
de la Cordillera
de los andes venezolanos
Formacin vegetal*
Bosques nublados
Categora
Criterio
--
Bosques siempreverdes
A2
Bosques semideciduos
A2
Bosques ribereos
A2
Pramos
--
Contexto
Venezuela forma parte de los andes tropicales, considerados la regin de mayor diversidad biolgica
del planeta. Aunque slo abarcan alrededor de 1% de la superficie de los ambientes continentales de la Tierra,
incluyen ms de 100 tipos de ecosistemas, 45.000 plantas vasculares (44% endmicas), 3.400 especies de
vertebrados (46% endmicos), y algunas de las principales reas de importancia para la conservacin de las aves
(Boyla & Estrada 2005).Habitados por poblaciones humanas desde hace ms de 8.000 aos, los ecosistemas de
esta regin han sido seriamente transformados e impactados por actividades agrcolas, pecuarias, industriales
y urbanas. Ciertas estimaciones sugieren que aproximadamente 25% de su cobertura vegetal primaria an
permanece intacta (Myers et al. 2000, Josse et al. 2009a).
La cordillera oriental de Colombia se bifurca en los Andes venezolanos, lo cual da lugar a dos grandes
subregiones: la primera forma la sierra de Perij (estado Zulia), mientras que la segunda llega hasta el macizo de
Tam, desaparece en la depresin de Tchira y vuelve a emerger como la cordillera de Mrida (ramal oriental de los
IV
Andes venezolanos). All se encuentran las formaciones montaosas de mayor altitud en Venezuela, y diferentes
tipos de bosques a lo largo de los distintos pisos altitudinales, incluyendo bosques ombrfilos basimontanos
semicaducifolios, bosques ombrfilos submontanos y montanos siempreverdes, y bosques nublados entre 2.800
a 3.000 m de altitud. De la misma forma, se observa vegetacin arbustiva y herbcea paramera entre 3.000 a
4.500 m de altitud, y hasta 4.700 m (MARN 2000). Esta regin se caracteriza por temperaturas que oscilan desde
27C en las selvas tropicales hasta -5C en las cumbres ms altas. Se reconocen suelos crudos rocosos, suelos
flojos mineralizados, suelos sedimentarios y suelos selvticos (Vareschi 1970).
En esta regin se desarrollan importantes actividades econmicas, entre las que predomina la
agricultura principalmente asociada a cultivos de fresa, mora, papa, cebolla, ajo, coliflor, pltano, cambur y caf.
Adicionalmente, existe una industria local de ganadera de leche y de carne. La actividad pisccola ha tenido gran
auge en los ltimos aos, junto con las empresas madereras. La zona presenta tambin un gran atractivo como
destino turstico principalmente por su riqueza paisajstica (PDVSA 1992). Estas riquezas naturales, inmensas
pero de gran fragilidad, se encuentran amenazadas y bajo intensa presin humana, principalmente por la
deforestacin asociada a prcticas agrcolas y ganaderas, y por la cacera y extraccin ilegal de especies. De
hecho, algunas de sus especies ms emblemticas, como el cndor (Vultur gryphus) y el oso frontino (Tremarctos
ornatus) se encuentran amenazadas de extincin (Rodrguez & Rojas-Surez 2008).
Mtodos
264
El presente anlisis se realiz a dos escalas espaciales y temporales diferentes. En una primera
aproximacin, se examinaron los cambios histricos de vegetacin en el ramal oriental de la cordillera de los
Andes venezolanos. Utilizando el Mapa de Ecosistemas de los Andes del Norte y Centro elaborado por Josse
y colaboradores, se extrajo el subconjunto de datos referidos a Venezuela para cuantificar la prdida total de
vegetacin no intervenida (Josse et al. 2009b). El anlisis se restringi a los municipios donde al menos 50% de la
superficie estuviese incluida en el mapa citado. Los 57 municipios seleccionados ocuparon 28.604 km2 ubicados
en los estados Barinas (1), Lara (3), Mrida (19), Portuguesa (3), Tchira (22) y Trujillo (9). Esta primera aproximacin
histrica se fundamenta en que los cambios de cobertura de vegetacin observados corresponden a una escala
temporal de cientos de aos, lo que permitira la aplicacin del criterio B1 del sistema de clasificacin para
estimar el riesgo de eliminacin de ecosistemas (Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II).
En una segunda aproximacin se emplearon imgenes de satlite para examinar los cambios de cobertura
recientes de la vegetacin en una ventana restringida a la cordillera de Mrida, que representa 41% del estado
Trujillo, 24% de Mrida y 15% de Barinas (Figura 1). Si bien
el estado Barinas corresponde estrictamente a la regin
los Llanos, este segmento se incorpora al anlisis debido
a su localizacin en las imgenes de satlite empleadas
y en virtud del valor que representan los ecosistemas del
piedemonte barins. Este segundo anlisis evalu una
regin de aproximadamente 12.864 km2.
Las imgenes satelitales Landsat para la
cordillera de los Andes fueron obtenidas del servicio
Earth Science Data Interface (ESDI) perteneciente
al proyecto Global Land Cover Facility (GLCF) de la
Universidad de Maryland. Para la seleccin de imgenes
se emple tres criterios: 1) cobertura de nubes baja o
nula, 2) un mnimo de dos imgenes con al menos diez
aos de separacin entre s, y 3) imgenes tomadas
en fechas similares. Slo dos imgenes cumplieron
con estos requisitos: una Landsat TM del 20 de enero
de 1988 y otra Landsat ETM+ del 31 de enero de 2001
(GLCF 2010).
Con el fin de validar las coberturas vegetales identificadas, los resultados fueron comparados con otros
mapas de vegetacin disponibles para la regin (Ataroff & Sarmiento 2003, Josse et al. 2009b). Estos mapas son
compatibles a grandes rasgos y las diferencias se deben a detalles en las denominaciones, como por ejemplo,
la unidad clasificada como pramos, es dividida por Ataroff y Sarmiento (2003) en pramo andino o altiandino,
dependiendo de su altitud, mientras que Josse y colaboradores (2009b) proponen una clasificacin aun ms
detallada.
Una vez clasificadas las dos imgenes satelitales (Figuras 2), se utiliz la informacin de los cambios
detectados en 13 aos (1986-2001), para proyectar la cobertura que tendran los ecosistemas en 2036 y as
abarcar los 50 aos requeridos para aplicar el criterio A3 (Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II).
Figura 2. Cambios de la cobertura de los ecosistemas terrestres de la cordillera de Mrida (Barinas, Mrida, Trujillo) en 1986-2001.
1986
2001
265
Tomando como referencia las unidades fisionmicas identificadas por Huber y Alarcn (1988), se realiz una
clasificacin supervisada de las imgenes que permiti distinguir diez tipos de coberturas diferentes: 1) pramos,
2) bosques nublados (bosques ombrfilos montanos siempreverdes), 3) bosques ribereos (bosques ribereos
semideciduos), 4) bosques siempreverdes (bosques ombrfilos basimontanos/submontanos, subsiempreverdes,
ombrfilos submontanos/montanos, siempreverdes), 5) bosques semideciduos (bosques ombrfilos basimontanos
semideciduos estacionales), 6) reas anegadizas, 7) reas intervenidas (que incluyen las zonas de actividad agrcola,
plantaciones forestales y pastizales), 8) reas urbanas, 9) suelos expuestos, y 10) nieve.
IV
LEYENDA
Pramo
Bosques galera
Bosque nublado
reas urbanas
Bosques siempreverdes
Bosques semideciduos
Resultados
En el ramal oriental de la cordillera de los Andes venezolanos, la vegetacin no intervenida ha sido
eliminada en 5% de los municipios estudiados, en 7% califica como En Peligro Crtico (CR), en 32% est En Peligro
(EN), en 25% Vulnerable (VU), en10% Casi Amenazada (NT) y en 21% puede ser considerada como Preocupacin
Menor (LC) [Tabla 1]. Los mejor representados en la muestra son los estados Mrida, Tchira y Trujillo. En el
estado Mrida la vegetacin no intervenida se encuentra en buen estado relativamente, ya que de sus 19
municipios 11 califican como LC, 5 estn amenazados (CR, EN o VU), y en 1 la vegetacin ha sido eliminada (E).
En contraste, la vegetacin de Tchira ha sido altamente modificada: en 2 municipios ya fue eliminada (E), en
18 est amenazada y en 2 califica como NT. La situacin de los municipios de Trujillo es intermedia, con una
predominancia de vegetacin en situacin Vulnerable (VU). Es concluyente que la vegetacin de la porcin
central de la cordillera de Mrida est mejor conservada que los extremos de sta (Figura 3).
La tabla 2 resume la informacin de la extensin ocupada por cada uno de los tipos de cobertura en
1988 y 2001, as como los cambios ocurridos durante los 13 aos cubiertos por el estudio. Estos datos sirvieron
de base para obtener unidades mtricas, necesarias en la aplicacin del sistema de categoras de riesgo de
eliminacin de ecosistemas.
Tabla 1. Clasificacin del riesgo de eliminacin de las formaciones vegetales en 57 municipios de la cordillera de Mrida.
Categora
Estado
EL
CR
EN
VU
NT
LC
Total
--
1
19
Barinas
--
--
--
--
Lara
--
--
Mrida
--
11
Portuguesa
--
--
--
--
Tchira
13
--
22
Trujillo
--
Total
18
14
12
57
EL: Eliminada, CR: En Peligro Crtico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, NT: Casi Amenazada, LC: Preocupacin Menor.
Tabla 2. Cambio en las diferentes coberturas terrestres de la cordillera de Mrida (Barinas, Mrida, Trujillo) observado (1988-2001)
y proyectado (1988-2038).
Cambio de cobertura (%)
266
1988 (km2)
2001 (km2)
Pramos
1.975,47
1.866,29
Bosques nublados
1.201,02
Bosques ribereos
Proyectado
Categora
-5,53
-16,65
LC
1.182,16
-1,57
-4,54
LC
189,93
143,35
-24,51
-92,48
CR
Bosques siempreverdes
302,74
146,18
-51,71
-100
CR
Bosques semideciduos
439,81
290,06
-34,04
-100
CR
reas anegadizas
113,93
152,23
33,61
129
4.888,24
5.057,02
3,45
13
reas urbanas
56,25
62,82
11,67
45
Suelos expuestos
84,66
142,23
68,00
261
1,53
0,88
-42,48
-100
CR
Cobertura
reas intervenidas
Nieve
Observado
EL: Eliminada, CR: En Peligro Crtico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, NT: Casi Amenazada, LC: Preocupacin Menor.
267
LEYENDA
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazada
Figura 3. Grado de amenaza de las formaciones vegetales en los municipios del ramal oriental de la cordillera de los Andes
venezolanos. Las abreviaciones de las categoras son las mismas que en la Tabla 1. Las reas en blanco son los municipios
clasificados en las categoras Preocupacin Menor (LC), Datos Insuficientes (DD) y No Evaluado (NE).
Eliminado
IV
Conclusiones
En el ramal oriental de la cordillera de los Andes venezolanos la vegetacin primaria ha sido
prolongadamente transformada por siglos de ocupacin humana. Esto se refleja en la mayora de los municipios
estudiados, donde 68% de los ecosistemas calificaron como amenazados (Tabla 1). El riesgo se concentra en los
extremos noreste y suroeste de la regin, con una zona relativamente bien conservada en el centro que coincide
con varias reas protegidas.
Actualmente la principal amenaza que enfrentan los ecosistemas andinos se asocia a las quemas
recurrentes con fines agrcolas. A la conversin de reas naturales (bosques semicaducifolios montanos,
pramos, bosques secos montanos), que ya es grave por la gran fragilidad de los ecosistemas de altura, se suma
el impacto del cambio climtico global a largo plazo (Azcar & Farias 2003).
Bibliografa
268
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269
IV
Formacin vegetal
Categora
Criterio
Bosques deciduos
y bosques de galera
A2
Sabanas
A2
Contexto
La regin Llanos ofrece extensas superficies de tierra aptas para la agricultura y la ganadera extensiva,
aunque presenta limitaciones con respecto al drenaje pluvial, en la disponibilidad de recursos hdricos y la calidad
de los suelos. La regin est comprendida dentro de la unidad ecolgica del bosque deciduo tropical o bosque
seco tropical, el cual constituye uno de los ambientes ms extensos del pas y que principalmente se caracteriza
por estratos arbreos, formaciones arbustivas y herbceas o sabanas, adems de bosques secundarios producto
de la intervencin humana, y bosques de galera asociados a formaciones arbreas siempreverdes (MARNR 1983).
Los bosques secos neotropicales, y en particular los secundarios, son de gran inters por su potencial en
el almacenamiento de carbono y su posible contribucin a la mitigacin del calentamiento global, sin embargo,
son uno de los ecosistemas ms amenazados del mundo, incluyendo los de Venezuela (Janzen 1988, SanchezAzofeifa et al. 2003, Fajardo et al. 2005).
Durante siglos los Llanos han estado sujetos a modificaciones por actividades humanas. Sus bosques
originales han desaparecido rpidamente a causa de constantes y prolongados procesos de quema, y por
la conversin de las tierras a fines agropecuarios, situacin que mantiene bajo amenaza de extincin a sus
especies de flora y fauna (Duno de Stefano et al. 2007). Entre los mamferos ms amenazados estn la danta
(Tapirus terrestris) y el yaguar (Panthera onca), ambos en situacin Vulnerable y entre las aves, el cardenalito
(Carduelis cucullata), cuyas poblaciones en su mayora estn extintas y su distribucin actual no llega a 20% de
lo que fue originalmente (Rodrguez & Rojas-Surez 2008).
Mtodos
El rea de estudio se encuentra en los llanos centrales, al sur de los estados Cojedes y Gurico, con una
extensin aproximada de 231.615 ha, que incluye al Centro Tcnico Productivo Socialista Florentino, antiguo
hato Piero (74.691 ha), unidad de produccin ganadera que funcionaba como reserva privada de conservacin
no oficial (Figura 1). En esta rea predominan ecosistemas de bosques deciduos, bosques de galera y sabanas,
adems de bosques secundarios en diferentes etapas de sucesin producto de las perturbaciones naturales
o provocadas por el hombre (Duno de Stefano et al. 2007, Portillo-Quintero & Snchez-Asofeifa 2010). En este
estudio se utiliz como referencia el rea ocupada por el hato Piero en virtud de su buen estado de conservacin,
para compararla con zonas aledaas que han sufrido grandes impactos en los ltimos 40 aos.
270
Figura 1. Ubicacin relativa del rea de estudio en los llanos centrales, estados Cojedes y Gurico (rojo).
El lmite amarillo identifica al antiguo hato Piero.
Para cuantificar los cambios de cobertura se usaron dos imgenes de satlite, una imagen Landsat TM
del 26 de marzo de 1988 y otra Landsat ETM+ del 14 de marzo de 2001. Todas las bandas espectrales fueron
procesadas, a excepcin de las bandas 6 (banda termal) TM y ETM+ y la banda 8 (pancromtica), esta ltima
exclusiva del sensor ETM+. Una vez que se tuvo las bandas procesadas con sus nmeros digitales (DN), estas se
transformaron a valores de energa (radiancia). Posteriormente se les aplic una correccin atmosfrica con el
mdulo FLAASH del programa ENVI para reducir los efectos de la atmsfera, aerosoles y efectos tpicos en las
reas rurales, y convertir todos los valores a unidades de reflectancia (ENVI 2008).
Se realiz un anlisis de mezcla espectral (SMA) para identificar las coberturas presentes en el rea
piloto (Adams et al. 1993, Souza et al. 2005). Los datos de reflectancia de cada pxel fueron descompuestos en
fracciones de vegetacin fotosinttica (GV), vegetacin no fotosinttica (NPV), suelo (SOIL) y sombra (SHADE). El
modelo de SMA emplea los pxeles ms puros, seleccionados con base en la forma espectral y el contexto de
la imagen, por ejemplo, los espectros del suelo son asociados con los caminos sin pavimentar, y la vegetacin
no fotosinttica es relacionada con pastizales senescentes (Figura 2). Los modelos de mezcla espectral se
calcularon para cada fecha utilizando la imagen calibrada y los pxeles puros, excepto la imagen de referencia
usada para extraer los pxeles puros. Los bosques talados y quemados tienen una menor proporcin de GV y
mayor proporcin de NPV y SOIL, de la misma forma que el contenido SHADE de estos bosques degradados
tambin es mayor en relacin con los bosques intactos (Souza et al. 2005, Cochrane & Souza 1998).
271
IV
Con los resultados del modelo SMA se calcul el ndice de diferencia normalizado de fracciones (NDFI),
con valores en el intervalo de -1 a 1, de forma que el bosque intacto tuviera un valor alto, alrededor de 1 (Figura
3) [Souza et al. 2005]. Este ndice permiti identificar a los bosques deciduos y los bosques de galera como un
continuo, un mosaico de bosques secundarios y sabanas, as como sabanas, y reas intervenidas (suelo expuesto,
reas quemadas, cultivos, sombras de nubes, nubes y cuerpos de agua), y adicionalmente la elaboracin de un
rbol de decisin permiti ajustar mejor dichas clasificaciones (Friedl & Brodley 1997).
En los 13 aos que abarcan las imgenes analizadas, hato Piero funcion como reserva privada de
conservacin, enfocada en la proteccin tanto de las especies de flora y fauna como de los ecosistemas. La
efectividad para la conservacin ambiental lograda por el hato Piero fue evaluada mediante el anlisis de
cambio de coberturas, para el que se midieron los cambios observados dentro del hato, que luego seran
comparados con los cambios ocurridos fuera de sus linderos.
272
LEYENDA
No data
Intervenido
Sabanas
Bosque secundario y sabanas
Bosque deciduo y bosques de galera
Para aplicar los criterios cuantitativos de riesgo de eliminacin de ecosistemas en 1988 y 2001, se
calcul la proporcin de todas las coberturas dentro y fuera del hato, donde se manej tres unidades espaciales:
una conformada por bosques deciduos y bosques de galera, otra por bosques secundarios y sabanas, y la
tercera por sabanas (Figura 4) [Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II]. Esta informacin fue utilizada para
realizar una proyeccin de cambio hasta 2038, cubriendo as el intervalo de 50 aos propuesto en el criterio A de
las categoras de riesgo, empleando un algoritmo disponible en la herramienta IDRISI ANDES se calcul la matriz
de transicin para medir los cambios de 13 aos (1988-2001) (Janssen & Middelkoop 1992).
Resultados
En 1988, 94% de toda la zona de estudio estaba conformada por reas intervenidas (61%), sabanas
(17%), y un mosaico de bosques secundarios y sabanas (16%). El 6% restante (15.765 ha) corresponde al mosaico
de bosques deciduos y bosques de galera. Para 2001 los principales cambios detectados fueron: el aumento
de 13% en las reas intervenidas y la disminucin de 11% de ecosistemas de sabanas. El cambio observado
se atribuye principalmente a la expansin de la frontera agropecuaria en todas las coberturas evaluadas,
especialmente en las sabanas y los bosques (Figura 5).
Los cambios de cobertura proyectados hasta 2038, y la aplicacin de los criterios cuantitativos de riesgo
de eliminacin de ecosistemas, revelan la tendencia hacia un proceso de sabanizacin y la prdida de bosques.
Estas proyecciones indican que en 50 aos existira 71% de reas intervenidas, 4% de sabanas, 22% del mosaico
de bosques secundarios y sabanas, y apenas un remanente de 3% del mosaico de bosques deciduos y de galera
(Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II).
Al analizar los resultados dentro y fuera del antiguo hato Piero entre 1988 y 2001, se encuentran
variaciones en la cobertura de las unidades de anlisis. Aunque los bosques secundarios y sabanas, y los bosques
deciduos y de galera aumentaron su cobertura en el interior del antiguo hato Piero, tambin han estado
sujetos a perturbaciones, tales como quemas repetidas de los bosques y de las sabanas para el desarrollo de
actividades ganaderas y agrcolas.
Durante ese perodo la reduccin de las reas intervenidas (6%), favoreci la regeneracin de los
bosques secundarios y sabanas as como los bosques deciduos y de galera, demostrando una estabilidad y
recuperacin de esas zonas gracias a los niveles de proteccin que all existen. Esta tendencia se mantiene
cuando se proyectan los cambios de cobertura a 50 aos (2038) [Figura 6].
Figura 6. Superficie de las coberturas en el rea de estudio.
273
IV
Conclusiones
Los llanos centrales tienen una fuerte dinmica de conversin a predios agropecuarios e incluso
agroindustriales, por lo que se requiere evaluar el estado de los bosques y sabanas asociadas, y medir el
aumento de la frontera agrcola para proponer alternativas que permitan conservar los ambientes naturales.
La explotacin forestal desmedida tambin constituye una seria amenaza de eliminacin para los ecosistemas
locales, siendo el mejor ejemplo la drstica reduccin de las coberturas boscosas de la Reserva Forestal de
Turn, eliminada en apenas dos dcadas.
Los resultados demuestran que si los niveles de intervencin se mantienen constantes en tiempo, la
reduccin de los bosques deciduos y de galera (51%) y de las sabanas (77%) de los llanos centrales en los
prximos 50 aos sera considerable, lo que correspondera a su clasificacin como En Peligro (EN). Esta situacin
alarmante obliga a disear estrategias creativas que permitan garantizar la conservacin de las coberturas
vegetales naturales que an persisten en la regin.
Bibliografa
274
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IV
Estado: Amazonas
rea aprox.: 9.000 km2
Conversin de bosques
en la Reserva Forestal
Sipapo, estado Amazonas
Formacin vegetal
275
Categora
Bosques siempreverdes
Criterio
A1, A2, A3
Contexto
El estado Amazonas conforma junto con el estado Bolvar la biorregin Guayana, cuya extensin abarca
casi la mitad de la superficie de Venezuela (MARNR 2000). Esta biorregin se caracteriza por presentar la mayor
diversidad de formaciones y recursos vegetales, lo cual hace de ella el mayor potencial forestal del pas.
El estado Amazonas concentra aproximadamente 53% de los bosques venezolanos, lo que equivale
a una superficie de 16.404.187 ha, de las cuales 2.612.304 ha estn ocupadas por bosques de alto inters
comercial. Adicionalmente al valor natural y comercial de sus bosques, el estado Amazonas concentra recursos
hdricos indispensables, siendo el lugar donde nace la cuenca del Orinoco, que constituye la principal fuente de
agua para el consumo humano y de vital importancia en la produccin de energa hidroelctrica para Venezuela.
De igual manera, por su ubicacin, conformacin y abundancia florstica, la diversidad ecosistmica de la
entidad representa un recurso de gran significacin para el aprovechamiento de materias primas y de especies
promisorias para mercados potenciales (Esteves & Dumith 1998).
La mayor parte de esta vasta zona se caracteriza por una baja densidad de habitantes, pero concentra
la mayor proporcin de territorios indgenas del pas (Berry et al. 1995). Las comunidades asentadas en el
estado Amazonas desarrollan actividades artesanales, agrcolas, pesqueras, de caza y de recoleccin, con el
La Reserva Forestal Sipapo, rea de estudio seleccionada, se cre el 7 de enero de 1963 mediante la
Resolucin N 16 publicada en Gaceta Oficial N 27.044 (08/01/1963), con el fin de proteger y racionalizar el
manejo de la regin boscosa comprendida entre los ros Orinoco, Ventuari, Manapiare y la sierra de Guampi,
as como propiciar la conservacin de las aguas de los ros Autana, Sipapo, Guayabo y otros tributarios del
Orinoco. Ancestralmente, la Reserva Forestal Sipapo ha sido ocupada por comunidades indgenas asentadas en
las riberas de los ros Cuao, Autana, Sipapo y Guayabo, y en las mrgenes del Orinoco.
En cuanto a sus caractersticas climticas, el rea se caracteriza por presentar condiciones ambientales
extremas, con intensas precipitaciones y altas temperaturas. Los suelos en general son arenosos, de baja
fertilidad y con problemas de inundacin.
La Reserva Forestal Sipapo cuenta con una superficie de 1.350.890 ha, cuyo 82,33% est cubierto
por bosques, 4,39% representa sabanas, 4,98% son matorrales, 0,48% es vegetacin secundaria y 7,82% son
terrenos descubiertos de vegetacin, principalmente afloramientos rocosos predominantemente de granito,
con alto contenido de cuarzo y slice, entre los cuales destaca el tepuy Autana, de alto valor cientfico y cultural,
decretado Monumento Natural en 1991. De la superficie boscosa, que cubre 82,33%, un poco ms de 56% est
cubierta por bosque medio denso sobre una topografa abrupta de montaa, con serias limitaciones para el
manejo forestal por albergar las nacientes de los ros Cuao, Autana, Guayabo y Sipapo. Otra limitacin para su
aprovechamiento es la presencia de extensas reas inundables en las que se encuentra una gran cantidad de
especies forestales de las que se desconoce su capacidad productiva, alternativas de uso y manejo comercial
(Cataln 1980, Huber 1995a, Huber 1995b, Esteves & Dumith 1998, Lentino & Esclasans 2005).
Con respecto a sus potencialidades faunsticas, la Reserva Forestal Sipapo fue identificada como rea
Importante para la Conservacin de las Aves (IBA). All se ha registrado 173 especies de aves y es el nico lugar
de distribucin conocido para la especie endmica Thripophaga cherriei. Por otra parte, estn presentes al
menos 58 especies de fauna incluidas en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana, 14 de ellas amenazadas, entre
las que destacan mamferos como el cuspn (Priodontes maximus), el perro de agua (Pteronura brasiliensis) y el
mono araa del sur (Ateles belzebuth belzebuth), adems de la tortuga cabezn (Peltocephalus dumerilianus),
reptil sometido a una intensa presin de captura para el consumo humano (Rodrguez & Rojas-Surez 2008).
Mtodos
El rea de estudio correspondi a 5% del rea total del estado Amazonas, cubriendo aproximadamente
9.000 km2 de la zona noroccidental (Figura 1). Esta extensin abarca parcialmente tres entidades municipales
(Atures, Atabapo y Autana), y cubre casi en su totalidad a la Reserva Forestal Sipapo.
277
Para el procesamiento de las imgenes se utiliz el programa Idrisi Kilimanjaro, que facilit la correccin
radiomtrica y atmosfrica de sus bandas, y as calibrar las discrepancias derivadas del uso de sensores diferentes
y de los efectos atmosfricos (Eastman 2003). Previo al anlisis, las zonas ocupadas por nubes, sombras y
cuerpos de agua fueron eliminadas mediante la creacin de una mscara. Despus de esta correccin, se
procedi a identificar los principales tipos de cobertura presentes en el rea y sus respectivas firmas espectrales.
Para ello, se superpusieron puntos de referencia para cada una de las coberturas terrestres identificadas sobre
una composicin en falso color de las imgenes satelitales. Esto permiti definir las reas de entrenamiento
para realizar una clasificacin supervisada de las imgenes utilizando el algoritmo de clasificacin de Distancia
Mnima a la Media (MINDIST) y as mejorar la confiabilidad de los resultados (Jensen 1996, Eastman 2003). Los
Figura 2. Cobertura de bosques siempreverdes (verde oscuro) para los aos 1986 y 2001 en la zona noroccidental
del estado Amazonas.
1986
2001
Con el fin de analizar los cambios de cobertura ocurridos en la zona noroccidental del estado Amazonas,
se llev a cabo el procesamiento y anlisis de dos imgenes satelitales, una imagen Landsat TM del 26 de
diciembre de 1986 y una imagen Landsat ETM+ del 9 de enero de 2001.
IV
LEYENDA
Bosques siempreverdes
Herbazales
reas intervenidas, suelos descubiertos y areas anegadizas
Formaciones rocosas
Nubes, sombras y cuerpos de agua
puntos de referencia incluyeron cada una de las coberturas obtenidas durante una salida de campo, as como
las coberturas terrestres sealadas en los mapas de vegetacin elaborados para la zona por Huber (1995c), y en
los ortofotomapas (1:50.000) correspondientes al Proyecto CartoSur I.
Dadas las caractersticas de reflectancia de las imgenes sujetas a anlisis, al momento de realizar
las clasificaciones supervisadas slo se logr diferenciar cuatro clases de cobertura: i) bosques siempreverdes
(incluyendo bosques ribereos), ii) arbustales y herbazales, iii) reas anegadizas, reas intervenidas y suelos
expuestos, y iv) formaciones rocosas.
Una vez obtenidos los mapas de cobertura preliminares para 1986 y 2001, estos fueron superpuestos
con el fin de detectar polgonos o coberturas falsas, siguiendo el mtodo de procesamiento en pares utilizando el
mdulo CROSSTAB del programa Idrisi Kilimajaro (Snchez-Azofeifa et al. 2001, Eastman 2003). Es preciso aclarar
que los denominados polgonos falsos son los que representaban transiciones improbables (e.g. clasificados
como reas intervenidas en 1986 y luego como bosques siempreverdes en 2001). Estas inconsistencias
fueron identificadas utilizando el modulo CROSSTAB de Idrisi Kilimanjaro, revisadas junto con los ortofotomapas
y corregidas en los mapas de cobertura correspondientes.
Finalmente, se utilizaron filtros para extraer la cobertura de los bosques siempreverdes de la zona, y
estimar la proporcin original (1986) y la cobertura remanente ms reciente (2001), y que se muestran en la
figura 2. Este procedimiento tambin sirvi para proyectar la conversin futura de estos bosques considerando
una ventana de 50 aos, y la aplicacin de los criterios cuantitativos para calcular el riesgo de eliminacin de
ecosistemas, propuestos por Rodrguez y colaboradores (2011) [vid. supra, cap. II].
278
Los cambios de cobertura observados y proyectados para cada unidad de vegetacin fueron contrastados
con los umbrales establecidos para el criterio A, asignando como categora final aquella que correspondiera al
mayor riesgo relativo, de conformidad con el principio de precaucin (vid. supra, cap. II). Por otra parte, debido a
la baja densidad de habitantes en la zona, que influye en una menor afectacin por actividades antrpicas y que
contrasta con otras regiones de Venezuela, se decidi aplicar el anlisis en dos escalas de diferentes alcances,
la primera abarcando la Reserva Forestal Sipapo, y la segunda basada en una grilla con celdas de 100 km2. Cabe
destacar que la asignacin de categoras de riesgo de eliminacin se bas nicamente en la informacin de los
cambios de cobertura, dado que no se tena disponible informacin cuantitativa sobre la prdida de funcin
ecolgica.
Resultados
Para el perodo comprendido entre 1986 y 2001, la comparacin de las coberturas boscosas indica que
al considerar toda el rea de estudio, los bosques siempreverdes sufrieron una reduccin de 134 km2 (4,12%)
durante ese perodo de 15 aos, lo que corresponde a una tasa de conversin de aproximadamente 900 ha/ao.
De este total, 103 km2 de los bosques deforestados se encuentran dentro de la Reserva Forestal Sipapo, lo que
corresponde a una tasa de conversin de aproximadamente 700 ha/ao. En contraste, durante este perodo las
reas anegadizas, reas intervenidas y suelos expuestos experimentaron un incremento de 30 km2 (37,81%).
La proyeccin de estos cambios, considerando un perodo de 50 aos en el futuro, predice una prdida
de menos de 20% del total de la superficie de bosques siempreverdes, por lo que el riesgo de eliminacin de
estos ecosistemas se ubica en la categora Preocupacin Menor (LC), para toda la Reserva Forestal Sipapo,
extrapolable a la zona noroccidental del estado Amazonas (Tabla 1).
Tabla 1. Evaluacin del riesgo de eliminacin de los bosques siempreverdes en la Reserva Forestal Sipapo,
estado Amazonas. Escala espacial 1:500.000.
Extensin (km2)
Ao 1986
3.266,74
Conversin (1986-2001)
Criterio /Categora
Ao 2001
Prdida %
Tasa km2/ao
A1
A2
A3
3.132,02
4,12%
134 km2
LC
LC
LC
Sin embargo, si se modifica la escala espacial a una con mayor resolucin (celdas de 100 km2), se
observan reas donde la conversin de los ecosistemas durante 1986 y 2001 fue lo suficientemente marcada
como para que el sistema de categoras reconozca amenazadas a varias unidades de bosques siempreverdes
de la Reserva Forestal (Tabla 2).
279
Tabla 2. Evaluacin del riesgo de eliminacin de los bosques siempreverdes en la zona noroccidental
del estado Amazonas (Reserva Forestal Sipapo). Escala espacial 100 Km2.
Criterios
Categoras
Nmero celdas
A1
A2
A3
CR
EN
VU
LC
NA
CR
EN
VU
LC
NA
CR
EN
VU
LC
NA
57
47
47
CR: En Peligro Crtico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, LC: Preocupacin Menor, NA: No Aplica.
A) Bosques siempreverdes
b) Arbustales y herbazales
Al estudiar el mapa temtico del riesgo de eliminacin por grillas (Figura 3), se hace evidente que la
mayor parte de las celdas amenazadas coincide con la ubicacin de algunas de las principales comunidades
indgenas de la zona, lo que pone de manifiesto el impacto de su desarrollo sobre los ecosistemas naturales que
las circundan.
IV
LEYENDA
En Peligro Crtico
En Peligro
Vulnerable
Casi Amenazado
Preocupacin Menor
No Aplica
Figura 3. Mapa del riesgo de eliminacin de los bosques siempreverdes de la zona noroccidental
del estado Amazonas por grillas de 100 Km2.
Conclusiones
Se estima que aproximadamente 90% de los bosques venezolanos persisten en la regin de Guayana,
al sur del Orinoco, donde la tasa de deforestacin se mantiene muy por debajo de la observada al norte del pas
(Bevilacqua et al. 2002).
Los resultados de la aplicacin del sistema de categoras de riesgo de eliminacin en la zona
noroccidental del estado Amazonas son congruentes con estas estimaciones, y sugieren que slo a escalas muy
finas se detectan cambios lo suficientemente marcados en la cobertura forestal de la zona que hacen temer por
su persistencia en el futuro, de mantenerse estables las tasas de deforestacin.
Sin embargo, un anlisis ms detallado de los cambios que estn ocurriendo en los bosques de la
zona demuestra que a pesar de la baja densidad de habitantes, las actividades agrcolas, la quema, la cacera
ilegal, el trfico de madera y la minera, tienen un efecto marcado en las coberturas boscosas de las reas que
circundan los asentamientos humanos. De hecho, durante la fase de verificacin en campo, en los alrededores
de la comunidad de Pendare se pudo comprobar la presencia de parches de suelo completamente expuesto,
que cubren de 5 a 20 hectreas de extensin, y que se corresponden con conucos abandonados con ms de
20 aos de descanso, lo cual corrobora la lenta recuperacin que tienen estos ecosistemas ante intervenciones
antrpicas. Las actividades sealadas, junto con los desarrollos hidroelctricos, el turismo y el cambio climtico,
fueron identificadas por Huber (1995d) como las principales causas de la deforestacin de la regin Guayana.
Estas presiones se han incrementado en aos recientes, y el creciente inters gubernamental por
desarrollar macroproyectos extractivos en la regin para la utilizacin de recursos naturales estratgicos,
incluyendo agua, minerales, madera y fauna, evidentemente resultar en un incremento de las tasas de
deforestacin, por lo que ser importante monitorear los cambios futuros de la extensin de los bosques de la
regin (Bevilacqua & Ochoa 2001, Funk & Kelloff 2009).
280
Bibliografa
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Paisaje vegetal: Sistema de colinas y sierras bajas LaraFalcn (C1) / Sierra de San Luis y Cerro Santa Ana (D3)
Localidad: Zona centro-norte del estado Falcn
IV
Estado: Falcn
rea aprox.: 10.000 km2
Formacin vegetal
281
Categora
Criterio
Bosques siempreverdes
CR
A2,A3
Bosques semideciduos
EN
A2
Bosques deciduos
CR
A2,A3
Cardonales y espinares
CR
A2
Contexto
El estado Falcn se ubica en la parte noroccidental de Venezuela, colindando con el mar Caribe por
el norte y el este, y con las llanuras orientales de la depresin de Maracaibo por el oeste. Junto con el estado
Lara, la entidad conforma una biorregin conocida como el Sistema de Colinas Lara-Falcn, donde predominan
bosques y arbustales xerfilos, parcialmente espinosos (MARNR 2000).
A lo largo del estado Falcn las caractersticas climticas varan considerablemente de acuerdo con
la cercana a la costa y dependiendo de la altitud. As, mientras que las llanuras costeras y los valles centrales
presentan una precipitacin anual de entre 142 y 492 mm, concentrados en una temporada de lluvia corta, las zonas
montaosas suelen recibir entre 750 y 1.250 mm de lluvia al ao durante las dos estaciones lluviosas. Igualmente,
la vegetacin predominante vara notablemente en las distintas zonas, e incluye bosques siempreverdes, bosques
semideciduos, bosques deciduos, cardonales, arbustales, herbazales y pastos (Matteucci 1987).
La gran diversidad ecolgica del estado se encuentra parcialmente protegida por efecto de la declaratoria
de dos parques nacionales. El Parque Nacional Juan Crisstomo Falcn se ubica en el extremo sur del estado,
ocupando parte de la Sierra de San Luis, nombre por el que se conoce comnmente a este parque. En la zona
semidesrtica de Falcn est la cuenca de Curimagua, donde se observan cuevas de grandes salas y galeras, y
que forma parte del lago subterrneo Rito Acarite, el ms grande de Venezuela. Dentro del parque se encuentran
las nacientes de los ros ms importantes del estado, Ricoa y Coro, que alimentan las represas de Barrancos e
Isiro, y los ros Mitare, Acarigua y Hueque. El parque posee una vegetacin diversa, donde se distinguen reas
de espinares y bosques basimontanos y submontanos, adems de una porcin importante de la avifauna de la
regin, cuyos inventarios reportan aproximadamente 176 especies de aves (Lentino & Esclasans 2005).
Por su parte, el Parque Nacional Mdanos de Coro se localiza al norte del estado en la zona conformada
por el istmo de los mdanos, una franja de 40 km de largo por 7 km de ancho que une la pennsula de Paraguan
con la costa continental. El elemento ms representativo del paisaje son los mdanos, acumulaciones de arena
que se desplazan por accin del viento. La vegetacin del rea se compone principalmente de herbazales
litorales halfilos y psamfilos, arbustales xerfilos, litorales y manglares costeros. Las aves constituyen el grupo
predominante entre la fauna del parque, y llegan a un total de 31 especies (Lentino & Esclasans 2005). En el
rea tambin se hallan algunas de las especies sealadas en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana, como el
cunaguaro (Leopardus pardalis), el murcilago longirrostro mayor (Leptonycteris curasoae), la tortuga verde
(Chelonia mydas) y la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), entre otras especies amenazadas (Rodrguez &
Rojas-Surez 2008).
282
Mtodos
Para definir el estatus de riesgo de eliminacin de los ecosistemas del rea seleccionada, se cubri
aproximadamente 10.000 km2 de la zona centro-norte, lo que corresponde a 40% de la superficie total del
estado Falcn (Figura 1). La pennsula de Paraguan no fue incluida en el rea de estudio debido a la gran
nubosidad en las imgenes de satlite disponibles, lo que limitaba notablemente el rea efectiva de anlisis
dentro de la pennsula.
De acuerdo con la reflectancia encontrada en el rea y la poca en que fueron tomadas las imgenes,
en la clasificacin supervisada se reconocieron diez tipos de coberturas diferentes: 1) bosques siempreverdes, 2)
bosques semideciduos, 3) bosques deciduos, 4) cardonales y espinares, 5) arbustales y matorrales, 6) vegetacin
litoral, 7) reas anegadizas, 8) arenas y suelos expuestos, 9) reas intervenidas, y 10) reas urbanas. Sin embargo,
en algunas zonas fue muy difcil diferenciar entre los distintos tipos de vegetacin debido a las caractersticas
predominantemente ridas y semiridas del rea de estudio, lo que pudo afectar las estimaciones de cobertura.
Una vez obtenidos los mapas de cobertura preliminares para los aos 1991 y 2001, estos fueron
superpuestos con el fin de detectar polgonos o coberturas falsas, siguiendo el mtodo de procesamiento en
pares mediante el mdulo CROSSTAB del programa Idrisi Kilimanjaro (Snchez-Azofeifa et al. 2001, Eastman
2003). Estas inconsistencias fueron revisadas junto con los ortofotomapas y corregidas en los mapas de
cobertura correspondientes.
En los dos mapas de cobertura finales se aplicaron filtros con el fin de extraer la cobertura original
de 1991 y la cobertura reciente de 2001 (Figura 2) de las siguientes unidades de vegetacin: i) bosques
siempreverdes, ii) bosques semideciduos, iii) bosques deciduos y iv) cardonales y espinares. Posteriormente se
Figura 2. Cobertura de los ecosistemas terrestre de la zona centro-norte del estado Falcn en 1991-2001.
IV
1991
LEYENDA
2001
283
Bosques siempreverdes
Bosques semideciduos
Bosques deciduos
Cardonales y espinares
Arbustales y matorrales
Vegetacin litoral
reas anegadizas
Arenas y suelos expuestos
reas intervenidas
reas urbanas
Nubes, sombras y cuerpos de agua
calcul la proporcin original y remanente de cada una de estas unidades, y se proyect su conversin hacia
el futuro considerando una ventana de 50 aos, esto ltimo con el fin de aplicar los criterios cuantitativos de
riesgo de eliminacin de ecosistemas propuestos por Rodrguez y colaboradores (2011) [vid. supra, cap. II]. Los
cambios de cobertura observados y proyectados para cada unidad de vegetacin fueron contrastados con los
umbrales establecidos para el criterio A, asignando como categora final aquella que correspondiera al mayor
riesgo relativo, de conformidad con el principio de precaucin [vid. supra, cap. II]. La asignacin de categoras
de riesgo de eliminacin se bas nicamente en la informacin de los cambios de cobertura, dado que no se
dispona de datos cuantitativos sobre la prdida de funcin ecolgica.
Resultados
Como se muestra en la tabla 1, durante el perodo de diez aos que abarc el estudio, los principales
cambios absolutos en cuanto a la prdida de cobertura detectados para la zona centro-norte del estado Falcn se
presentaron en los bosques deciduos, los cuales se redujeron en 535 km2 (28,43%), mientras que los cardonales
y espinares disminuyeron en 276 km2 (16,58%). Contrastando con la prdida de estos ecosistemas naturales,
durante este mismo perodo las reas intervenidas y reas urbanas se duplicaron, pasando de 425 km2 a 850
km2 de extensin, lo cual pone de manifiesto la alta presin antrpica a la que est sometida la biodiversidad
del rea de estudio.
Tabla 1. Cambios de los diferentes tipos de cobertura terrestre de la zona centro-norte del estado Falcn (19912001).
1991 (km2)
2001 (km2)
Bosques siempreverdes
150,60
104,68
-30,49
Bosques semidecduos
197,15
179,30
-11,05
Tipo de cobertura
284
% Cambio
Bosques deciduos
1.950,77
1.415,61
-28,43
Cardonales y espinares
1.897,41
1.620,84
-16,58
795,78
1.273,94
57,09
Arbustales y matorrales
Vegetacin litoral
351,76
358,31
-2,14
reas anegadizas
221,51
218,61
-6,31
reas intervenidas
346,16
740,71
106,98
reas urbanas
Dunas y suelos expuestos
79,40
107,88
27,87
453,29
404,20
-16,83
Al proyectar hacia el futuro las tasas de cambio de cobertura estimadas para el perodo de 50 aos,
se predice que en 2001 habrn desaparecido ms de 80% de los bosques siempreverdes, bosques deciduos y
cardonales y espinares remanentes, mientras que al menos 50% de la extensin de los bosques semideciduos
tambin ser reemplazada por otro tipo de cobertura (Tabla 2). En los anlisis no fue considerado el municipio
Democracia debido a que la imagen de la zona de estudio mostraba menos de 30% de su extensin total.
Es de resaltar que en el nivel de municipio, al aplicar el sistema de categoras, mnimo uno de los
ecosistemas de bosques siempreverdes (Bsv), bosques semideciduos (Bsd), bosques deciduos (Bd) y cardonales
y espinares (Car-Esp), se encuentran En Peligro Crtico (CR) [Tabla 2]. Esto revela las fuertes presiones antrpicas
a la que estn sometidas los ecosistemas naturales en el estado Falcn. De igual manera, las reas Protegidas
del estado, el Parque Nacional Juan Crisstomo Falcn (Sierra de San Luis) y el Parque Nacional Mdanos de
Coro, enfrentan diferentes grados de afectacin: los bosques deciduos (Bd) estn en la categora En Peligro (EN),
y los bosques siempreverdes (Bsv) califican En Peligro Crtico (CR) respectivamente (Tabla 2).
Con base en estos resultados, la aplicacin de los criterios cuantitativos de riesgo de eliminacin result
en las siguientes estimaciones: bosques siempreverdes VU A1, CR A2, CR A3; bosques semideciduos LC A1, EN
A2, VU A3; bosques deciduos LC A1, CR A2, CR A3 y, cardonales y espinares LC A1, CR A2, EN A3 (Foto 1).
Tabla 2. Criterios de categoras de riesgo de eliminacin en los municipios de la zona centro-norte del estado Falcn.
Ecosistemas / Situacin
Bsv
Bsd
Bd
Car-Esp
Arb-Mat
VLit
REGIN
Estado Falcn
CR
VU
CR
VU
LC
LC
MUNICIPIOS
Bolvar
VU
EP
VU
LC
LC
NA
Colina
CR
VU
CA
CR
LC
LC
Miranda
CR
CR
VU
LC
LC
LC
Petit
VU
LC
CR
LC
LC
NA
Sucre
NA
CR
CR
CR
LC
NA
Urumaco
NA
NA
VU
VU
LC
LC
Zamora
NA
VU
CR
CR
LC
EL
PN Mdanos de Coro
NA
NA
EP
LC
LC
CR
CR
LC
LC
LC
LC
NA
REAS PROTEGIDAS
Coberturas: Bsv: bosques siempreverdes, Bsd: bosques Semideciduos, Bd: bosques deciduos, Car-Esp: cardonales y espinares; Arb-Mat:
arbustales y matorrales, VLit: vegetacin litoral;
Categoras: EL: Eliminado, CR: En Peligro Crtico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, NT: Casi Amenazado, LC: Preocupacin Menor, NA: No Aplica.
285
Escalas Espaciales
IV
Conclusiones
De acuerdo con la aplicacin de las categoras y criterios cuantitativos de riesgo de eliminacin de
ecosistemas, propuesta por Rodrguez y colaboradores (2011), y con base en los cambios de cobertura
observados y proyectados en la zona centro-norte del estado Falcn, es evidente que tanto los ecosistemas
boscosos como los cardonales y espinares se encuentran amenazados como resultado de una fuerte presin
antrpica en la zona.
La degradacin observada en los ecosistemas naturales de la zona centro-norte del estado Falcn es el
reflejo de lo que ocurre en otras zonas secas tropicales de Venezuela. Las causas se atribuyen principalmente
a factores humanos, entre los que se cuenta el crecimiento urbano, el incremento de la actividad agropecuaria,
las constantes quemas, la explotacin minera y la expansin de los desarrollos tursticos, estos ltimos
particularmente en la zona costera. Especficamente, el uso tradicional de la tierra, basado en la cra extensiva
de ganado (particularmente caprino) y de unos pocos cultivos de bajo rendimiento, junto con la tala para la
extraccin de madera, ha resultado en una marcada y constante prdida de la cobertura vegetal. A su vez, esta
devastacin de la vegetacin natural ha incrementado los problemas de erosin provocando la extensin del
proceso de desertificacin hacia las reas circundantes (Matteucci & Colma 1997).
Para ampliar el conocimiento acerca del riesgo de eliminacin de los ecosistemas de esta regin, es
importante e indispensable efectuar nuevos anlisis con datos actualizados y ms detallados, sin embargo, la
persistencia en el tiempo de los ecosistemas slo se garantizara mediante el desarrollo de mejores prcticas de
explotacin de los recursos naturales.
Bibliografa
286
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IV
transFormaCin de
los eCosistemas terrestres
aneGables del tramo
Central del baJo orinoCo
Giuseppe Colonnello, Mara Idal Tachack-Garca, Fabin Carrasquel
Formacin vegetal
Requena
Vegetacin leosa
anegable
287
Mapire
Soledad
EN A3
LC
LC
Herbazales anegables
LC
CR A3
CR A3
Bosques ribereos
CR A3
LC
CR A3
Arbustales
VU A3
CR A3
LC
Sabanas arboladas
VU A3
CR A3
LC
Sabanas abiertas
LC
LC
CR A3
Contexto
En Venezuela los ecosistemas anegables han sido utilizados desde tiempos ancestrales como medio de
transporte, produccin y asentamiento. Son el hbitat de comunidades vegetales y animales, lugar de procesos
procesos ecolgicos de desove, cra y alimentacin de especies de importancia pesquera. Por otra parte, algunas
especies en peligro de extincin como el manat (Trichechus manatus) utilizan estas reas para su alimentacin
y refugio (Castelblanco-Martnez et al. 2009). La presin humana sobre los ecosistemas anegables ha propiciado
la reduccin de las poblaciones de flora y fauna asociadas, de all la importancia de conocer su estatus actual y
su proyeccin hacia el futuro.
La ribera norte del ro Orinoco comprende una serie de comunidades vegetales establecidas sobre
la formacin Mesa, dominada por sabanas con una cobertura variable de rboles achaparrados, y surcada
en direccin norte-sur por cauces pequeos y medianos. Las comunidades vegetales estn representadas
principalmente por morichales o ros en los que se conserva una vegetacin tropfila riparina. Hay pocas en
que la Mesa est en contacto con la ribera, por lo que no se observa algn tipo de rebalse o rea de anegamiento
estacional, y el bosque veranero termina justo en la orilla. Sin embargo, cuando la Mesa se encuentra disectada
puede formar un paisaje ondulado y quebrado, con bosques ribereos que dan paso a una planicie de desborde.
Aqu se establece una vegetacin anegable leosa o herbcea, en un paisaje de espiras de meandro, en el que
se distinguen lagunas y barras e islas arenosas a lo largo del cauce (Colonnello et al. 1986, Colonnello 1990,
Daz & Rosales 2006). En estas islas se establece una vegetacin herbcea y leosa, muchas veces cubierta por
la creciente anual y frecuentemente cortada o quemada para la siembra de patilla (Citrullus lanatus), meln
(Cucumis melo) y algodn (Gossypium hirsutum).
En la ribera sur del ro no se encuentra la formacin Mesa, pero las colinas que conforman las
estribaciones del macizo Guayans (pertenecientes al sistema de colinas y sierras bajas piemontanas del Escudo
Guayans) actan de la misma forma que la formacin antes mencionada, sin embargo, por las caractersticas
de los suelos y la historia geolgica, el paisaje es ms accidentado y boscoso.
Mtodos
La regin de estudio se ubic en el tramo central del bajo Orinoco, entre las poblaciones de Caicara
del Orinoco y Ciudad Guayana, lo que incluye porciones de los estados Gurico, Bolvar y Anzotegui (Figura 1).
Se consider una franja de 10 km a cada lado del eje longitudinal del curso principal del ro, que se dividi en 5
sectores de acuerdo con la disponibilidad de las imgenes de satlite.
288
En la primera fase del anlisis, se recopil toda la informacin documental y cartogrfica del rea de
estudio. Se realizaron tanto entrevistas con investigadores como contactos con organismos pblicos y privados,
adems de la revisin exhaustiva de la bibliografa relacionada.
Para cuantificar los cambios de cobertura se procesaron imgenes satelitales que estuviesen separadas
en el tiempo por al menos 10 aos. Concretamente, para cada sector se emplearon dos imgenes Landsat, una
de la dcada de 1980 (Landsat TM) y una de la dcada de 2000 (Landsat ETM+) [Tabla 1]. Mediante el uso de
programas para el procesamiento digital y el anlisis de las imgenes satelitales, principalmente Idrisi y ArcView
3.3, se realiz una clasificacin no supervisada de las imgenes, lo que permiti una identificacin preliminar de
la cobertura de la tierra. Luego se llev a cabo una verificacin de campo con el fin de confrontar los tipos de
cobertura vegetal presentes en el sitio, con sus correspondientes firmas espectrales en las imgenes de satlite.
De manera general, los diferentes tipos de vegetacin se agruparon en vegetacin anegable leosa y herbcea,
y vegetacin no anegable, sabana, sabana arbolada y arbustales. Por su parte, los bosques ribereos conectan
ambos ambientes y tienen un componente anegable durante las crecientes estacionales. De manera adicional,
se identificaron otras coberturas no vegetales como reas intervenidas (agropecuarias y/o deforestadas), reas
urbanas, reas quemadas, y suelos expuestos, as como nubes, sombra de nubes y cuerpos de agua.
289
Fecha
Caicara
003/055
19/03/1988
07/03/2001
Requena
003/054
15/02/1985
07/03/2001
Mapire
002/054
19/04/1990
30/04/2000
26/03/1993
01/04/2001
Soledad
001/054
29/12/1992
19/12/2000
Resultados
La tabla 2 muestra los cambios en las coberturas vegetales identificadas en el rea inundable en los
tres sectores con mayores riesgos de eliminacin (Requena, Mapire y Soledad), observados entre 1985 y 2001
(15 aos) y proyectados desde 1985 a 50 aos en adelante; mientras que la tabla 3, expone los cambios en
las coberturas no vegetales. En el rea total no se identific algn ecosistema amenazado, sin embargo, fue
detectada una reduccin relativamente pequea en las comunidades anegables (vegetacin leosa y herbazales),
mientras que en las no anegables se observ una reduccin moderada de la vegetacin leosa, y una pequea
de las sabanas y bosques ribereos. De igual forma, hubo un leve incremento en la reduccin de los arbustales
y sabanas arboladas. Estos resultados se sustentan en los altos valores de reas quemadas que mostraron una
duplicacin entre ambas fechas, con un incremento de 96% (Tabla 2). Sin embargo, si se analizan los diferentes
sectores por separado, se observan cambios significativos localmente (Figura 2, Tabla 2 y 3).
En el sector de Requena clasificaran En Peligro (EN) las comunidades leosas anegables, Vulnerable (VU)
los arbustales y sabanas arboladas no anegables, mientras que resultaran En Peligro Crtico (CR) los bosques
ribereos (Foto 1). Al este del sector de Mapire, y debido fundamentalmente a los incendios, estaran En Peligro
Crtico (CR) los herbazales anegables y los arbustales y sabanas arboladas sobre el plano de anegacin. Por
ltimo, en el sector de Soledad tambin estaran En Peligro Crtico (CR) los herbazales del plano aluvial, los
bosques ribereos y las sabanas altas. Las comunidades no sometidas a la creciente anual del Orinoco, como
las sabanas, los arbustales y los bosque ribereos, incluyendo los morichales, se extienden ampliamente sobre
las planicies de la Mesa, por lo que su conversin sera menos impactante. Sin embargo, la cobertura vegetal
mantiene un importante equilibrio sedimentario y nutricional sobre los cauces que drenan al plano de anegacin,
y funcionan como corredor para el intercambio de especies vegetales y animales entre las partes altas y las
bajas (e.g. polen, semillas y propgulos).
Sector
IV
Tabla 2. Cambios de las coberturas vegetales observados (1985-2001) y proyectados (1985-2035) en los sectores
de Requena, Mapire y Soledad. Incluye categoras y criterios de riesgo de eliminacin.
Cambio de cobertura (%)
Coberturas vegetales
rea total
Requena
Obs
Pro
Cat
Obs
-5
-11
LC
-22
Herbazales anegables
-1
-3
LC
Bosques ribereos
-4
-10
Arbustales
10
Sabanas arboladas
Sabanas abiertas
Pro
Mapire
Cat
Obs
Pro
-61
EN A3
10
24
43
LC
-29
-100
LC
-56
-278
CR A3
24
21
LC
-14
-35
VU A3
-15
13
26
LC
-13
-34
VU A3
-3
LC
53
75
Soledad
Obs
Pro
31
CR A3
-20
-100
CR A3
LC
-18
-100
CR A3
-89
CR A3
49
165
LC
-36
-100
CR A3
-3
-14
LC
73
212
-23
-100
LC
Cat
LC
LC
Tabla 3. Cambios de las coberturas no vegetales observados (1985-2001) en los sectores de Requena, Mapire y Soledad.
Cambio de cobertura observado (%)
Coberturas no vegetales
290
rea total
Requena
Mapire
Soledad
reas quemadas
96
72
205
91
Suelos expuestos
10
11
18
-38
-63
-28
48
reas intervenidas
reas urbanas
Cat
LC
CR A3
RA
RD
MC
MD
291
IV
SA
SD
Figura 2. Mosaico de imgenes Landsat (combinacin en falso color 453). Sectores estudiados antes (A)
y despus (D): Requena (R), Mapire (M), y Soledad (S). Coberturas observables (colores): Vegetacin
anegable y bosques tropfilos y ribereos (rojo-naranja ladrillo), reas quemadas (verde oscuro
negro), agua (azul), sabanas (verde-azul), centros poblados (morado).
Una de las dificultades principales para determinar con ms precisin las reas que haban sufrido
cambios en el perodo considerado, fue la calidad de las imgenes disponibles. Por ejemplo, en el sector de
Mapire la clasificacin indic reducciones de la vegetacin herbcea mas no en la vegetacin leosa, sin
embargo, en un recorrido en bote se document quemas extensas de reas boscosas de la orilla del ro y
hacia el interior, en la laguna de Anache. Actualmente los troncos secos estn cubiertos por trepadoras que
enmascaran esta perturbacin. De manera similar, en la orilla derecha del Orinoco, al oeste de la desembocadura
del ro Caura, amplias reas del plano de anegacin fueron clareadas para introducir ganado durante el estiaje,
y aunque las imgenes satelitales no indicaron cambios, las fotos in situ muestran una cobertura muy rala de
matorral, con arbustos y palmas con los cogollos quemados y rebrotando. El incremento de las quemas en
este sector fue mayor a 200%. Cuando la quema ha ocurrido algunos aos antes de la captura de la imagen,
los procesos de recolonizacin vegetal borran parcialmente los efectos del factor perturbador. Igualmente, en
el sector Soledad, el ms poblado de las tres localidades, se observan reducciones de 20% en los herbazales
anegables, probablemente destinados a la agricultura o al pastoreo. As mismo, las comunidades leosas,
aunque no presentan una disminucin en la clasificacin de la imagen, han sido fuertemente afectadas por talas
selectivas (Daz & Rosales 2006).
Para los rebalses del Orinoco, son pocos los estudios acerca del uso de la fauna de estos hbitats, con la
nica excepcin de la ictiofauna. Sin embargo, la reduccin de la cobertura de herbazales y bosques anegables
tendra un marcado efecto negativo en la conservacin del manat (Trichechus manatus), una de las especies
que utiliza estos ambientes para su alimentacin y refugio (Rivas et al. en prensa).
Conclusiones
292
La mayor amenaza para la vegetacin de los rebalses y del bosque de galera de los cauces tributarios,
es la expansin de las actividades agrcolas para el cultivo del algodn y otros rubros, as como las actividades
pecuarias. Recientemente se han instalado varias desmotadoras y cooperativas en Cabruta, Mapire y Santa Cruz
del Pao. Si bien estas actividades son llevadas a cabo durante el perodo seco, los habitantes recurren a la quema
para clarear los terrenos, prctica que reduce la superficie de herbazales y bosques e impide la regeneracin de
los suelos (e.g. compactacin y ramoneo de los brotes y plntulas).
Igualmente, con el desarrollo agroindustrial de los estados Gurico y Anzotegui (siembra de maz y
extraccin de hidrocarburos) y los nuevos enlaces viales y ferrocarrileros, se estima un incremento sustancial de
la poblacin humana con una repercusin importante en las comunidades naturales. Los rebalses son utilizados
de forma intensa por pescadores y productores agrcolas, impulsados por incentivos como crditos para la
compra de lanchas, motores y semillas, as como por la construccin de infraestructura para el procesamiento
del algodn. Por otra parte, debe considerarse la extraccin de materiales vegetales para la construccin de
casas y para estantillos de potreros. Se trata de una intervencin imperceptible para los sensores remotos, pero
muy clara cuando se recorren las localidades.
Bibligrafa
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Cambios en la Cobertura
de manGlares en tres sitios
de la Costa Caribe
de venezuela
Formacin vegetal
Categora
Criterio
Bosques de manglar1
LC
--
Bosques de manglar 2
EN
A2
Bosques de manglar3
EN
A2
Contexto
Durante las dos ltimas dcadas se han perdido grandes extensiones de los bosques de manglar, una
disminucin tan pronunciada que se estima en 35% a escala mundial. Este valor excede las prdidas que han
enfrentado otros ecosistemas amenazados, como los bosques tropicales lluviosos (Odum & Campbell 1994,
Valiela et al. 2001).
En Venezuela los estudios marino-costeros se inician hace seis dcadas, dando lugar a un importante
nmero de publicaciones dedicadas a la biologa y conservacin de los manglares (Miloslavich et al. 2003). Los
estudios sobre la ubicacin y cobertura de los manglares a nivel nacional, describen su distribucin discontinua
con una amplia variacin en las superficies reportadas. En 1986, el Ministerio del Ambiente y de los Recursos
Naturales Renovables (MARNR) reportaba que 73% de los manglares estaban ubicados en la parte oeste de
Venezuela, entre el golfo de Paria y el delta del Orinoco, mientras que 21% se encontraba en las regiones del
centro-oeste y centro-este, y el 2% restante en la regin del golfo de Venezuela (MARNR 1986). Este mismo
estudio reportaba en 250.000 hectreas la superficie de manglares a nivel nacional, cifra que es la ms difundida
y aceptada en los estudios sobre manglares en el pas. Sin embargo, en la actualidad no existe informacin sobre
293
IV
el estado de estos ecosistemas, que d cuenta de los cambios que han experimentado en los ltimos aos o
anticipe cul sera la variacin de su cobertura en el futuro.
El uso de sistemas de informacin geogrfica y de sensores remotos para evaluar cambios de cobertura
tiene un amplio campo de aplicaciones, incluyendo investigaciones en ecosistemas costeros, manejo de costas y
estudio de los ocanos (Shashi & Hui 2008). Utilizando estas herramientas, en la presente evaluacin se analizan
los cambios de cobertura de los manglares en tres sitios de la costa Caribe de Venezuela, todos pertenecientes
a la biorregin costera continental: laguna de Tacarigua, cinaga de Los Olivitos y laguna de Cocinetas. El objetivo
es evidenciar los recientes cambios de cobertura observados mediante sensores remotos, y proporcionar los
valores de referencia para proyectar los cambios que actuaran sobre estos ecosistemas en el futuro.
La laguna de Tacarigua se sita en la parte oriental de la costa Caribe, en el estado Miranda. Su
declaracin como parque nacional data de 1974, y su designacin como Sitio Ramsar fue hecha en 1996. Ocupa
una extensin de 18.400 ha, de las cuales 7.800 ha corresponden solamente a la laguna (Figura 1a). El sector de
los manglares se ubica dentro de la llanura costera de Barlovento, bordeando los islotes de la laguna litoral de
Tacarigua, de los que forma parte (Venezuela 1974, MARNR 1986, MARNR 1991b).
Por su parte, la cinaga de Los Olivitos, ubicada en la costa noreste del lago de Maracaibo, en el estado
de Zulia (Figura 1b), adems de ser uno de los cinco sitios Ramsar de Venezuela, tambin se cuenta entre las
reas Bajo Rgimen de Administracin Especial (ABRAE). Desde 1986 se encuentra bajo la figura de proteccin
Refugio de Fauna Silvestre y Reserva de Pesca. Ocupa una extensin aproximada de 24.208 hectreas. La cinaga
representa el rea de transicin entre la zona de influencia mareal del lago de Maracaibo-golfo de Venezuela y
la planicie costera del estado Falcn (MARNR 1986).
294
Figura 1. Ubicacin relativa del Parque Nacional Laguna de Tacarigua, estado Miranda (a), Refugio de Fauna Silvestre Cinaga
de Los Olivitos y laguna de Cocinetas, estado Zulia (b).
Mtodos
Nombre,
nmero de carta (fecha)
Fecha
de la imagen satelital
Laguna de Tacarigua
23 de mayo de 1991
7 de marzo de 2001
12 de diciembre de 1986
3 de marzo de 2001
Laguna de Cocinetas
Castilletes, 5951 (1955)
12 de diciembre de 1986
3 de marzo de 2001
Con los resultados de la clasificacin de las imgenes previas y las del ao 2001 (Tabla 1), en cada
sector se procedi a calcular las variaciones cuantitativas de cobertura durante el perodo de estudio, mediante
la herramienta Land Change Modeler de Idrisi Andes (Eastman 2006). Esta herramienta, combinada con el
estimador de cadena de Markov, tambin se utiliz para calcular la probabilidad de cambio de cada cobertura
en 50 aos: de 1991 a 2041 para Tacarigua, y de 1986 a 2036 para Los Olivitos y Cocinetas. De esta forma, la
ventana de 50 aos hacia el futuro cubre el requisito del criterio A2 de la clasificacin de riesgo de eliminacin
de ecosistemas (Rodrguez et al. 2011; vid. supra, cap. II).
Teniendo en cuenta que el sector de laguna de Tacarigua y el de cinaga de Los Olivitos incluyen reas
protegidas, para evaluar las tasas de cambio de cobertura dentro de estas reas y fuera de ellas, al final del
anlisis ambos sectores son comparados con la cobertura de manglares propuesta en la cartografa de 1960
(Tabla 1). Esta comparacin est fundamentada en la proteccin que deberan brindar las ABRAE, porque en el
caso de prdidas netas, stas deberan ocurrir a mayor velocidad fuera del rea protegida.
295
Para cuantificar los cambios de cobertura se procesaron seis imgenes satelitales Landsat, asignndose
para cada sector dos imgenes de fechas diferentes (Tabla 1). La seleccin de imgenes tiles para la deteccin
de manglares y con bajo contenido de nubes, se llev a cabo mediante bsqueda en el catlogo digital del sitio
Web del Global Land Cover Facility: Landsat Imagery, usando la herramienta de exploracin y visualizacin ESDI
(University of Maryland 2010). El criterio de seleccin estuvo basado en la escogencia de imgenes tomadas
durante la poca seca y con una cobertura mnima de nubes.
IV
a) 1991
Resultados
Segn los anlisis para laguna de Tacarigua, en 1991 los manglares tenan una cobertura de 4.236 ha, mientras que en 2001 cubran
4.457 ha, lo que representa un aumento neto de
221 ha. Sin embargo, este incremento es slo
aparente, ya que durante los 10 aos de anlisis
el sector, perdi 540 ha y recuper 761 ha de
manglares (Figura 2) [Foto 1].
b) 2001
LEYENDA
Lmites ABRAE
Aguas profundas
Aguas intermedias
Arena
Suelo expuesto
Manglares
296
Otra vegetacin
Zonas intervenidas
Nubes
c) Cambios 1991-2001
LEYENDA
Lmites ABRAE
Prdidas
Persistencia
Ganancias
a) 1986
b) 2001
LEYENDA
Lmites ABRAE
Aguas profundas
Aguas intermedias
Arena
Suelo expuesto
Manglares
Otra vegetacin
IV
Zonas intervenidas
Nubes
c) Cambios 1986-2001
LEYENDA
297
Lmites ABRAE
Prdidas
Persistencia
Ganancias
LEYENDA
Aguas profundas
Aguas intermedias
Arena
Suelo expuesto
Manglares
Otra vegetacin
b) 2001
LEYENDA
298
Aguas profundas
Aguas intermedias
Arena
Suelo expuesto
Manglares
Otra vegetacin
c) Cambios 1986-2001
LEYENDA
Prdidas
Persistencia
Ganancias
En cuanto al efecto de la prdida de manglares en reas protegidas, en la cinaga de Los Olivitos para
2036 se proyecta una prdida neta de 2.438 ha (53%) dentro del refugio de fauna y de 125 ha (58%) fuera de
ste. Por lo tanto, los manglares del refugio y los que estn fuera del rea protegida se consideran En Peligro (EN)
segn el criterio A2. En cuanto a laguna de Tacarigua, para 2041 se proyecta prdidas menores a 10% dentro del
parque nacional y fuera de ste.
299
El anlisis de probabilidades de cadenas de Markov con una proyeccin de 50 aos, tomado en cuenta
que los factores que interactan se mantienen sin cambios en el tiempo, proyecta que de 1991 a 2041 laguna de
Tacarigua perdera 38 ha de manglares, lo que no califica para la asignacin de categora de riesgo. En cinaga
de Los Olivitos, se proyecta para 2036 una prdida de cobertura de 2.033 ha de manglares, que representa una
disminucin de 60% con respecto a la cobertura de 1986. En laguna de Cocinetas se predice que en 50 aos
permanecern 192 ha de manglares, para una prdida neta de 53% de la cobertura presente en 1986. Por lo tanto,
los manglares de Los Olivitos y los de Cocinetas califican en la categora En Peligro (EN) segn el criterio A2.
IV
Conclusiones
Uno de los aspectos ms resaltantes de este estudio es la naturaleza dinmica del ecosistema de
manglar. En todos los sitios examinados, algunas reas de manglar han desaparecido y otras nuevas aparecieron,
por lo que fue preciso enfocar los clculos en aumentos o prdidas netas en extensin. Incluso en escalas de
tiempo relativamente cortas, como las cubiertas por las imgenes de satlite (Tabla 1), fue posible cuantificar
el dinamismo de este ecosistema.
Al comparar los resultados de la clasificacin supervisada en imgenes con 10 o ms aos de diferencia,
la prdida de manglar fue aparentemente baja dentro de las reas Bajo Rgimen de Administracin Especial
(ABRAE). Se observ que las prdidas son casi iguales que la recuperacin sealada en el Refugio de Fauna
Silvestre Cinaga de Los Olivitos (RFSCLO), y que excede las prdidas en el Parque Nacional Laguna de Tacarigua
(PNLT). En laguna de Cocinetas es diferente. Durante el perodo de anlisis las hectreas perdidas superan
ampliamente las hectreas recuperadas, probablemente porque la laguna no se encuentra amparada bajo
alguna de las figuras de proteccin legal. Este resultado sugiere que los manglares fuera de reas protegidas
podran estar enfrentando mayor riesgo de eliminacin que los establecidos dentro de stas.
Aunque en el RFSCLO la tasa de prdida haya sido relativamente pequea entre 1986 y 2001, la
proyeccin a 50 aos indica que los manglares estn amenazados, y que de continuar las tendencias observadas
en los 15 aos evaluados, su riesgo de eliminacin es relativamente alto incluso en el rea protegida.
300
Para los tres sectores de manglares la principal amenaza es el cambio de superficie por aguas de
profundidad intermedia, arena o suelo expuesto. En las cinagas de Los Olivitos y laguna de Cocinetas tambin
predominan fuertes condiciones climticas que agravan las alteraciones en el funcionamiento de los ecosistemas
de manglar (Dvalos 2010). La diversidad de fauna y flora, junto con la influencia de los bosques de manglar
sobre las zonas costeras donde se ubican, convierte a los tres sectores en sistemas de incalculable valor, cuya
conservacin debe ser priorizada.
La laguna de Tacarigua, por su condicin de laguna costera, es un medio con altos niveles de productividad
y biomasa, y califica de excepcional importancia como reservorio de recursos alimenticios y de biodiversidad.
Estos atributos hacen que el manglar desempee una funcin relevante, que se relaciona con actividades
comerciales, como la produccin pesquera en el rea. Adems de ser refugio y sitio de anidacin de cuatro
especies de tortugas marinas, aqu destaca la presencia del caimn de la costa (Crocodylus acutus), especie en
peligro de extincin (MARNR 1991b). En los manglares de laguna de Tacarigua las amenazas ms resaltantes son
las restricciones en el intercambio de agua con el mar a travs de la boca en la laguna, la sedimentacin y las
presiones por actividades humanas.
La cinaga de los Olivitos representa un rea de vital importancia para la conservacin y de relevancia a
nivel internacional. Constituye el hbitat de una gran diversidad de aves acuticas, y es sealado como el nico
sitio de nidificacin del flamenco (Phoenicopterus ruber) en Venezuela (MARNR 1991c). En la cinaga de Los
Olivitos, el dragado de la barra de Maracaibo para fines industriales alter el patrn de aportes de sedimentos,
ocasionando cambios en el patrn hidrolgico y el cierre de caos. Adicionalmente, la actividad petrolera y
petroqumica constituye una fuente de contaminacin que incide sobre el ecosistema.
Por su parte, la laguna de Cocinetas es el nico paisaje boscoso en cientos de kilmetros donde
coexisten otros ecosistemas, como arrecifes de coral y praderas de Thalassia (MARNR 1991a). La importancia de
sus manglares radica en su funcin protectora, al contribuir con la reduccin de la accin erosiva del viento, lo
que le confiere un alto valor geopoltico, ya que el borde de la laguna define el lmite entre Colombia y Venezuela.
Si ocurriesen reducciones en el volumen de la laguna por deposicin de arena, esto representara prdidas
territoriales para el pas. En la laguna de Cocinetas se observa un avance de la erosin, probablemente por
efecto de las fuertes sequas y a causa de la desecacin producida por la accin del viento.
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IV
Portadilla V. Recorrido entre Puerto Ayacucho y Autana, estado Amazonas. Rebecca Miller
304
Las evaluaciones de riesgo objetivas, transparentes y basadas en informacin cientfica son un requisito
previo para la planificacin y definicin de polticas efectivas de conservacin (Mace et al. 2008, Rodrguez et
al. 2011). Sin embargo, aunque las evaluaciones son necesarias y muy valiosas en cualquier ecuacin para
establecer prioridades no son suficientes por s solas, y en la planificacin para la conservacin de ecosistemas
se requiere contar con herramientas adicionales que faciliten la toma de decisiones.
La planificacin estratgica orientada hacia la conservacin de la biodiversidad, entendida sta como
un proceso a largo plazo, exige obtener el mayor impacto en proporcin a los recursos invertidos. Sin embargo,
los fondos son siempre limitados, el personal disponible es menos que el ideal y la urgencia de los retos en
conservacin requiere de acciones rpidas y efectivas (IUCN/Species Survival Commission 2008). Por lo tanto, es
necesario definir claramente las prioridades para escoger de manera balanceada cmo se invierten y se optimizan
los recursos disponibles (Margules & Pressey 2000). Al considerar las acciones viables en contraposicin con los
recursos econmicos surgen diferentes dilemas: Cmo escoger el ecosistema o un conjunto de ecosistemas en
los que se concentrarn las acciones en el corto, mediano o largo plazo? Lo ideal sera dedicar todo el esfuerzo
posible a los ecosistemas ms amenazados, ya que en virtud de la condicin de emergencia, si no se acta
pronto desaparecern. Por otra parte, los ecosistemas ms amenazados frecuentemente son aquellos que estn
habitados por humanos y, por lo tanto, los costos para la implementacin de medidas de conservacin son ms
altos, e invertir los recursos disponibles en un rea muy pequea podra implicar el agotamiento del presupuesto
(Ando et al. 1998, Myers et al. 2000, Fajardo et al. 2005, Wilson et al. 2006). Si se concentran los recursos en los
ms amenazados, qu ocurrira con los ecosistemas que hoy en da no enfrentan riesgos? Habra que esperar
hasta que estn amenazados para intervenir? En el caso contrario, en el que las acciones se enfoquen slo en
los ecosistemas menos amenazados, qu sucedera con los ms amenazados? Se permitira su desaparicin?
305
Ms que de dilemas cientficos, se trata de retos que deben ser abordados tomando en cuenta la
mejor informacin cientfica disponible, y combinndola con otras variables. En una estrategia de conservacin
balanceada seguramente convergiran respuestas a los casos ms urgentes con medidas preventivas enfocadas
en reas que no estn enfrentando grandes riesgos. De hecho, la conservacin preventiva indudablemente es
ms eficiente en trminos de costos, que medidas reactivas como la rehabilitacin o la restauracin (Orians
1993, Scott et al. 1993, Noss 1996).
No existe una sola respuesta frente al dilema de elegir las especies o los ecosistemas prioritarios para
la conservacin, por lo que es ilgico asumir que cualquier propuesta sea una solucin nica y definitiva a tan
graves problemas. Sin embargo, es indudable que la mejor alternativa pasa por enfrentar el reto de manera
sistemtica, donde primero se defina un conjunto de variables a ser empleadas en la priorizacin, luego se
cuantifique la posicin de los ecosistemas dentro de ese conjunto de variables y, finalmente, se realice una
jerarquizacin en funcin de los parmetros establecidos.
La propuesta que se presenta aqu se inspira en un ejercicio anlogo al desarrollado para definir las
prioridades de conservacin de aves en Venezuela, donde adems del riesgo de extincin, se tomaron en cuenta
tres variables adicionales: unicidad taxonmica, grado de endemismo y preferencias del pblico (Rodrguez
et al. 2004). La idea de ese sistema fue balancear el riesgo de extincin, como una expresin de la urgencia
de la situacin de la especie, con variables que reflejaran su valor desde el punto de vista evolutivo (unicidad
taxonmica), la relevancia de Venezuela para su conservacin (endemismo) y el inters subjetivo que podra
tener la sociedad a la hora de apoyar la conservacin de una especie sobre otra (preferencia del pblico)
[Rodrguez & Rojas-Surez 2008].
De manera anloga, la propuesta para ecosistemas consta de cuatro variables: el grado de amenaza que
enfrentan los ecosistemas, las medidas de conservacin previas a las que han estado sujetos estos ecosistemas,
las caractersticas distintivas de su diversidad biolgica, y sus aportes a la sociedad en funcin de los servicios
ecosistmicos que proveen. Con el fin de generar un puntaje de prioridad combinado, calculado mediante la
multiplicacin del valor de cada atributo, para las cuatro variables se asignan valores de entre 1 y 3 a cada
ecosistema, siendo 3 el de mayor relevancia. Por lo tanto, el ndice de prioridad abarca un intervalo que va entre
1 y 81, siendo el valor ms alto el que presenta mayor prioridad de conservacin, como sera el caso de un
ecosistema altamente amenazado, que no est protegido, cuya biota no existe en ninguna otra parte del mundo
y que ofrece servicios ecosistmicos muy importantes para la sociedad.
Riesgo de eliminacin
306
Para aplicar esta variable es importante responder la pregunta clave, cul es el nivel de proteccin
adecuado de un ecosistema? Se propone la utilizacin de los criterios establecidos para evaluar la representacin
adecuada de especies en reas protegidas, pero adaptados a ecosistemas (Rodrigues et al. 2004a, Rodrigues
et al. 2004b). La idea central es que mientras un ecosistema est mejor representado en el sistema de reas
protegidas, menor ser su prioridad. Pero el grado de proteccin est relacionado tanto con la superficie
protegida como con el tamao absoluto del ecosistema. Si un ecosistema es muy pequeo, la nica forma de
garantizar que est adecuadamente resguardado es protegerlo en su totalidad. Si en contraste, un ecosistema es
muy extenso es posible que pueda ser adecuadamente protegido mediante la conservacin de una proporcin
significativa de su superficie. Entonces, el primer paso es calcular la superficie ocupada por los ecosistemas de
inters en el rea de estudio, aplicando los siguientes criterios (Figura 1, lnea azul):
307
a) Si su superficie es menor a 1.000 km2, para contar con un nivel adecuado de proteccin debe estar
100% protegido.
b) Si su superficie es mayor a 250.000 km2, un nivel adecuado de proteccin se logra si al menos 10% de
su distribucin se encuentra dentro de una figura de proteccin, lo cual corresponde al menos a 25.000
km2 protegidos.
La aplicacin de estos criterios, expresada por la lnea azul en la figura 1, permite definir si un ecosistema
est bien representado en las reas protegidas, sin embargo, cmo definir su nivel de prioridad relativa? La
propuesta es trazar una segunda lnea (representada en color rojo en la figura 1) que define 50% del valor de
referencia determinado por la lnea azul. Los ecosistemas de menor prioridad son aquellos cuya combinacin
del rea que ocupan con su proporcin protegida los coloca por encima de la lnea azul, y recibiran un valor de
un (1) punto. Estos seran ecosistemas relativamente grandes y adecuadamente protegidos. Los ecosistemas de
mayor prioridad seran aquellos ubicados por debajo de la lnea roja, y les correspondera un valor de tres (3)
puntos. Es decir, estos son ecosistemas significativamente por debajo de la meta de representacin definida por
la lnea azul. Finalmente, los ecosistemas en condicin intermedia entre los dos extremos, recibiran un valor de
dos (2) puntos.
c) La meta de proteccin para ecosistemas con distribuciones mayores a 1.000 km2 y menores a 250.000
km2 se calcular por la interpolacin entre estos dos extremos.
Figura 1. Relacin entre la prioridad relativa de los ecosistemas, segn el rea que ocupan, su proporcin protegida y las metas
de representatividad propuestas. Figura tomada y modificada de Rodrigues et al. (2004a).
Ie=
i=l
Gi(e)
Gi(t)
En esta frmula, Ie es el ndice de riqueza de cada regin ecolgica (e); n es el nmero total de especies
en la regin ecolgica (e); Gi(e) es el nmero de especies en el grupo i por ecorregin; y Gi(t) es el nmero total
de especies del grupo i (Lamoreux et al. 2006). Esta frmula puede ser aplicada a la informacin obtenida sobre
uno o ms grupos taxonmicos, cuyo grado de endemismo sea conocido en los ecosistemas presentes en el
rea de estudio.
La presente utilizacin del criterio de endemismo sigue la doctrina de la responsabilidad final postulada
por McNeeley y otros autores (1990) y adoptada por la UICN (Unin Internacional para la Conservacin de la
Naturaleza), segn la cual cualquier nacin que posea especies o ecosistemas nicos tiene la responsabilidad
final de garantizar su supervivencia (Mittermeier et al. 1998). Empleando valores de referencia obtenidos de
la literatura cientfica, a los ecosistemas con ndice de endemismo mayor a 2% se asigna el valor de tres (3)
puntos, de acuerdo con la propuesta de Mittermeier y colaboradores (1997) para pases megadiversos; mientras
que a aquellos que presenten valores entre 1% y 2% les corresponde el valor de dos (2) puntos, en funcin de
los valores usados para determinar un hotspot de biodiversidad (Mittermeier et al. 1998, Myers et al. 2000).
Finalmente, para los ecosistemas cuyo ndice sea menor que 1%, el valor empleado es un (1) punto.
308
otro. Se asigna dos (2) a los servicios que aporta, pero en menor grado que los anteriores. Finalmente se asigna
uno (1) a los servicios cuya contribucin se considere poco significativa. En un segundo paso, se contabiliza
cuntos servicios ecosistmicos reciben la mxima puntuacin. Si presenta 3 veces el nmero 3 (es decir que
los 3 tipos de servicios son de gran importancia) se le otorgar el valor de tres (3) puntos. Si slo tiene 2 veces
el nmero 3, entonces se le asignar dos (2) puntos, y si finalmente se considera que nicamente uno de los
servicios es excepcionalmente importante para la sociedad, se le dar un (1) punto. Es importante destacar
que la asignacin de estos valores es subjetiva y depender de quienes realicen la ponderacin. El propsito es
reflejar la visin de los beneficiarios de los ecosistemas sobre su conservacin, por lo que necesariamente debe
ser una variable capaz de adaptarse y responder a las diferentes expectativas de sociedades o grupos sociales.
309
Tabla 1. Clculo de la ponderacin de los servicios que brindan ecosistemas de diferentes tipos (ejemplo).
Servicios de
Provisionamiento
Servicios de
Regulacin
Servicios
Culturales
Valor relativo
Bosques Siempreverdes
Bosques Semideciduos
Bosques Deciduos
Cardonales y Espinares
Arbustales y Matorrales
Vegetacin Litoral
Ecosistema
Una vez finalizada la evaluacin, al multiplicar los valores de los cuatro criterios, se calcula el ndice de
prioridad de cada ecosistema. Este clculo puede llevarse a cabo en cualquier escala espacial, como nacional,
estadal o municipal. La informacin recopilada durante el clculo del ndice, ms los valores del ndice calculado
seran un insumo clave para informar y apoyar propuestas concretas de conservacin de los ecosistemas de la
regin de inters.
Con el propsito de ilustrar la aplicacin de este modelo, se aprovech la evaluacin realizada en los
bosques de la cordillera de la Costa Central, uno de los casos de estudio presentados en este libro (vid. supra
cap. IV). Los resultados de ese anlisis indican que los bosques siempreverdes de la regin no estn amenazados,
mientras que los semideciduos calificaran Vulnerable (VU) y los deciduos En Peligro Crtico (CR). Por lo tanto,
segn la variable de riesgo de eliminacin, los bosques semideciduos tienen un valor de un (1) punto y a los
deciduos les corresponde tres (3) puntos.
En 2001, la fecha ms reciente que se tiene de datos cuantitativos, el rea ocupada por los bosques
semideciduos y deciduos era aproximadamente entre 1.040 y 1.560 km2 respectivamente. Slo estaban prote
gidos 41% de los bosques semideciduos y 6% de los bosques deciduos. Aplicando la Figura 1, de acuerdo con la
proporcin de ecosistema protegido, ambos tienen un valor de tres (3) puntos. Los bosques semideciduos estn
muy cerca de la lnea roja, pero por debajo de ella, por lo que un aumento relativamente pequeo en su grado
de proteccin podra resultar en la disminucin del valor de esta variable. Los bosques deciduos s estn muy
por debajo de la lnea roja.
En cuanto a la evaluacin de la singularidad de los bosques de la cordillera de la Costa Central, se
examinaron los patrones de diversidad de plantas en las diferentes regiones de Venezuela (Llamozas et al.
2003). Aunque en el momento de la evaluacin no se cont con informacin especfica sobre el endemismo
en los diferentes tipos de bosque, los mayores niveles de endemismo de plantas se encuentran en Guayana
(14% de la flora de Venezuela), seguidos por los Andes (3%), la cordillera de la Costa (2%) y los Llanos (<1%). En
consecuencia, tanto a los bosques semideciduos como a los deciduos se les asign un valor de dos (2) puntos,
tomando como referencia el contexto nacional.
En cuanto a los servicios ecosistmicos, tanto los bosques semideciduos como los deciduos son de alta
importancia y por lo tanto les corresponde un valor de tres (3) puntos (Tabla 1).
Al combinar los valores de las cuatro variables descritas en el ndice de prioridad (Tabla 2), se tiene que
la prioridad de los bosques deciduos es mayor que la de los bosques semideciduos por efecto de las diferencias
de riesgo de eliminacin entre los dos ecosistemas. En virtud de que los dos tipos de bosque son equivalentes en
cuanto a la proporcin protegida, singularidad y atractivo pblico, estas variables tienen el mismo valor en ambos
casos. Sin embargo esto no siempre es as y podra ocurrir que mayores niveles de riesgo no correspondan con
la mxima prioridad (Rodrguez et al. 2004).
310
Tabla 2. Clculo del ndice de prioridad de conservacin de los bosques semideciduos y deciduos
de la cordillera de la Costa Central.
Ecosistema
Riesgo de
eliminacin
Proporcin
Singularidad
protegida
Atractivo
pblico
ndice
Bosques semideciduos
18
Bosques deciduos
54
Por ltimo, es importante insistir una vez ms en que el modelo presentado no pretende ser la nica
respuesta posible para el establecimiento de prioridades de conservacin de ecosistemas. Se trata de una gua
sencilla para la toma de decisiones en conservacin, y los criterios ofrecidos son recomendaciones, quedando
de parte de los tomadores de decisin la libertad de evaluar si son apropiados o si es necesario incluir otros. En
cualquier caso, lo importante ser establecer prioridades con base en un mtodo sistemtico lo ms objetivo y
replicable posible, y las decisiones finales debern ser tomadas dependiendo del contexto y de las opiniones de
los expertos.
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